lunes, 30 de diciembre de 2019

Maldeojos. Promesas de arena


Promesas de arena
(Artículo publicado el domingo, 29 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Seguro que les suena de algo el titular. Puede ser el nombre de una novela, Promesas de arena, de Laura Garzón, o el nombre de una serie, Promesas de arena, que finalizó hace dos lunes en La 1 con mucha pena y poca gloria. He dejado a propósito pasar capítulo tras capítulo de la serie porque estaba en un sin vivir, en un tris, eso de no saber si echar mano del abrigo o del bañador. Miren, las caras de Andrea Duro, la protagonista del folletín, no han ayudado mucho, o sí, para echarse al monte. “Order, order”, como diría John Bercow, el ex presidente del parlamento británico, pero sin la mala hostia y guasa que se gasta el menda. Vayamos por partes, por orden. Promesas de arena se desarrolla en el libro en Israel, según leo en Wikipedia, pero aquí nos interesa la serie, y en la serie la cosa se vive en Libia, en un hospital dirigido por la cooperación española en manos de la ONG Acción Global. Es un lugar atractivo y peligroso, sobre todo para quien llega de un país cómodo como el nuestro y tiene el corazón fácil. O sea, conflicto amoroso y terrorismo de islamistas endemoniados, tráfico de armas y nativos que son tan guapos como sucia y oscura su alma, y tensiones personales que genera el deseo y el amor. Más o menos. Además, qué más da. No habrá segunda temporada de Promesas de arena, así que si te vi, no me acuerdo. El guapo oficial es el malo, un malote de esos que saben a donjuán de playa, un tal Francesco Arca, italiano que concursó en la versión de allí de Mujeres y hombres y viceversa, en La granja, o en Pekin exprés, es decir, un experto en programas basura, en televisión de poca monta, vulgares y necios. Hace de Hayzam en  Promesas de arena, y en las redes se decía “es un borde, pero está buenísimo”. Ya está. Lo demás, un disparate. Los trucos y giros de guión, ruinosos. Los efectos especiales, de risa. Andrea y Francesco, tal para cual. Y así todo. No importa. El trago ya pasó. Y aquí hablo de Promesas de arena porque el titular me mola. Se acabó.

España nos roba
     Pero además de esas promesas en este final y comienzo de año hay otras que  son de arena y se las lleva el viento, como adelgazar, gastar menos, consumir menos agua, no pecar para que dios no mate otro gatito indefenso, no ver otra larguísima edición de Gran Hermano –en realidad, las marcas han obrado el milagro de su muerte retirando en bloque la publicidad, el único lenguaje, el del dinero, que entiende Paolo Vasile-, no creerme los lloros de Adara, la ganadora, madre mía, madre mía, dice la mujer todo el rato con las manos en la frente como una actriz antigua, no cabrearme ni tomarme en serio cuando vea a Inda, no hacer cuentas de lo que diga nadie al que presenten como “periodista de Ok Diario”, tomarme a broma, pero con miedo, los disparates de la gente de Vox, no sé, prometer con la solemnidad debida que no me afecta nada enterarme de que Milagros Jiménez, conocida como Mila en el submundo, en realidad es la que ha ganado lo de Gran Hermano, ha ganado más dinero que la ganadora del concurso, la mentada Adara. Frente a las migajas de esta chica, la suculencia bancaria de Milagros. Nada menos, calculan, que cerca de 350.000 euros en unos meses. Es decir, más que la gente que se dedica a la investigación del cáncer en un puto año, más que la profesora de tu hijo, más que tu médico de cabecera, más que los hombres y mujeres que cuidan a las personas mayores, coño, más que el presidente del Gobierno, en funciones, a pleno rendimiento, o mediopensionista. Y sin duda, más que usted, salvo que sea un Jordi Pujol, Jordi Pujol i Solei, ex presidente catalán, uno de los tantos que ponía la vena de María Patiño hasta el culo de gorda gritando que “España nos roba” y ahora se entera uno de que era él quien robaba porque no tributó a Hacienda un puñado de billetes que ronda el millón, ay, pero la cosa ha prescrito. Bien, prometo sobre la arena de esta rabia tonta que no me tiraré al tren y seguiré como si tal cosa con la vida.

Cachitos
     En el Masterchef de los chiquillos, que empezó el lunes –aún no hay Masterchef de rubios, Masterchef de doctoras, Masterchef de quinquis, Masterchef de peluqueras, pero nunca es tarde- me entero de que hay una nena que tiene un truco infalible para que todo salga bien, rezar antes de empezar. Pero esta redicha no tiene las habilidades del resto, que son pura exhibición de mocosos que tocan el piano, que han escrito un par de libros y están con su primera novela, que tienen un canal en Youtube , que hacen los muy jodidos esferificaciones –palabreja más abultada que su escaso metro y pico-, o un gazpacho andaluz siendo catalán –hala, Quim Torra i Pla, tómate esa- que no se lo salta una liebre y además tienen como artista de cabecera a Paco Martínez Soria y recitan de carrerilla sus obras completas. Suficiente. Ahora entiendo por qué me desconecté de Masterchef como se desconecta uno de un amor tóxico, sea el que sea. Los monos, ni en la feria. Raro que es uno. Así que prometo sobre la arena de esta pieza no volver a ver un programa de este formato. Dicho queda. Y no creo que la promesa se la lleve el viento, que para estas cosas soy muy estricto. Nada que ver con los veletas que manejan Atresmedia, que vuelven una y una vez a las andadas. Como por ejemplo, La isla –un Supervivientes a lo bestia-, que amenaza con instalarse en La Sexta, nada menos que en La Sexta. Lo bueno, que lo tiene, es que no lo presentará como la otra vez Pedro García Aguado -Hermano mayor, Cazadores de troll- porque, ay, pillín, diste el salto a la política como director general de Juventud de la Comunidad de Madrid en los mullidos colchones del PP, Ciudadanos, y Vox, droga dura, colega. Otra cosa que sí prometo, y a ciegas, sin saber el menú, es que dentro de un par de días, cuando las teles ofrezcan sus menús caducos, sus mascaradas musicales, cuando despidan un año y abracen el nuevo con sus pamplinas, servidor y un grupito de serenos escépticos, de ver algo será lo único potable, Cachitos de hierro y cromo en La 2. Va por ustedes. Buena entrada de año.

La chispa
Álvaro Morte
Es lógico que La casa de papel, protagonizada por el estupendo Álvaro Morte como El profesor, vaya subiendo puestos cada vez más altos en la escalada del éxito. Lo último, que no es poco, ocupar, según el The New York Times, el puesto veinte en un listado de las mejores series internacionales de la década. El salto de Antena 3 a Netflix hizo de la creación de Álex Pina un bombazo mundial que ya mismo estrena su cuarta temporada.

Maldeojos. Natalia Escudero


Natalia Escudero
(Artículo publicado el sábado, 28 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     La presento. Natalia Escudero es la periodista que entraba en directo desde un bar de San Vicente del Raspeig en Alicante donde la suerte de la lotería del 22 de diciembre quiso que cayera el bombazo. Lo contó en directo en La mañana de la 1, y enloquecida por la emoción acabó diciéndolo, “que me ha tocado el Gordo”. Más o menos. María Casado, catatónica en el plató, se contagió de su risa, de sus gritos, de los saltos de la compañera, a la que daba la enhorabuena por ser una de las afortunadas. La imagen de la periodista, que lleva 25 años en el tajo, fue hasta ese momento la que debía de ser, es decir, una mujer que cuenta lo que pasa, lo cuenta con rigor, y ocupa el lugar que ocupa una periodista cuando informa, es decir, el lateral, la esquina, o sea, un segundo plano, lo justo para ser el vehículo que lleva la noticia, no la noticia, claro.

     Pero si te toca la lotería, estás en directo, y compruebas que tú eres el afortunado lo más lógico en un día así es reaccionar como ella reaccionó, celebrándolo. O quizá no, pero si lo haces nadie dirá que tu trabajo tiene menos valor. ¿Pero qué ocurre si ese numerito es falso, no te ha tocado el Gordo, te has dejado llevar por no se sabe qué, y tú misma creas una ficción y te conviertes en protagonista sin serlo con la sola excusa del espectáculo, de echar unas risas? Pues que muy mal, Natalia, muy mal. Claro que ese subidón no invalida tu trayectoria, como muy cuca has corrido a justificarte, pero tampoco que sólo matizaste tu performance cuando viste el revuelo que se armó, la alegría de la gente al saberlo, incluido este cara de pan que escribió como un gilipollas alegrándose por ti y felicitándote por el buen momento que diste a la tele. En fin, siento que no fuese verdad.

Maldeojos. El discurso


El discurso
(Artículo publicado el jueves, 26 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No te hinches de paté que luego no te comes el lomo, firmes, coño, que se oye el himno, dice alguien al fondo de la mesa, ya estamos, suelta otro, buenas noches, hace 5 años tuve el honor como rey, pásame el pan, ¿ya estás con el vino?, a ver, venga, le doy yo la sopa a la abuela, compromiso de vocación de servir a Espa…, cuidado, que el cuchillo corta mucho, ¿han llamado ya los que faltan?, esta mayonesa está buenísima, aunque sabe mucho a ajo, ¿quién la hizo?, me permitáis compartir con vosotros unos minutos en esta noche tan especial, esta cerveza es cabezona, pues claro, ¿no ves que el botellín es verde?, alárgame servilletas, la reina, la princesa Leonor y la infanta So…, a ver, los langostinos, las inundaciones y las riadas de los últimos días como lo fueron, mmmm, el queso de oveja me gusta así, ni muy curado ni muy blando.

     Mira qué árbol tiene el rey, cuidado, que te vas a manchar, come despacio, y no bebas tanto de eso, la Unión Europea, los movimientos migratorios, los niños que terminen ya y así comemos más tranquilos, no, los regalos no han llegado todavía, trae un poco de carne para la abuela, al candidato propuesto para la presidencia del Gobierno, ¿no queda vino blanco?, deterioro de la confianza en las instituciones, mira, mira cómo mueve las manos el hombre, condecorar a 41 ciudadanos de toda España, ¿ahora la carrillada?, yo estoy lleno, convivencia en libertad, más vino, país moderno, no, no, no me pongas más salsa, no debemos caer en los extremos, sí, es de tres chocolates, me enseñó la receta la vecina, respeto a nuestra Constitución, yo prefiero fruta, ¿dónde están las pastillas de mamá?, solidaridad y liber… ¿El discurso del rey? Pero si ese es Roberto Leal.


Maldeojos. Soy rica


Soy rica
(Artículo publicado el martes, 24 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Vaya día. Digo el domingo. Desde las siete y media de la mañana, que se dice pronto, se enchufaron las luces de La Sexta para terminar sobre las dos de la tarde, y sin Ferreras ni nada. A esta gente le gusta un directo más que al sinvergüenza Marcial Maciel tocar el culo de los adolescentes, todos legionarios de Cristo, secta nociva que ahora reconoce que este hijo de satanás, amparado por el Vaticano, violó a más de sesenta chiquillos a lo largo de décadas, que alcanzan los 175 si se suman los abusos cometidos por 33 curas de la congregación. Un asco. Habrá tiempo de volver a esta chusma que hace de la fe del inocente un muladar de espanto. La Sexta y La 1 y Antena 3, por más que trataran de vendernos la moto de que harían un programa novedoso el 22, el día del gran sorteo del año, hicieron el programa de siempre. Como tiene que ser.

    Las tradiciones apenas necesitan cambios. Así que vimos lo que siempre vemos. Nos levantamos con el eco de los niños y niñas de San Ildefonso cantando números y premios y al poco rato conexiones en directo en los lugares a los que voló la suerte, y por tanto las caras de la gente brindando con sus tristes vasos de plástico, sus cavas baratos, sus lágrimas, lo de tapar agujeros, los besos, lo oportuno del premio porque “el lunes me iba al paro”. Lo de siempre. Hasta que el premio toca a alguien de la tele. Antonio Miró, de La Sexta, sobrio y comedido, dio las gracias a su tío de Alcoy por repartir el 26.590. Pero la estrella fue otra alicantina, la reportera de La 1 Natalia Escudero, que desde el bar de San Vicente del Raspeig donde hacía el directo, celebró con gritos su propia suerte. María Casado, en el estudio, se partía de la risa. Hala, a disfrutarlo.



Maldeojos. La noche no es buena


La noche no es buena
(Artículo publicado el domingo, 22 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Que no me vengan con polladas. Una Nochebuena donde se junten Bertín Osborne y la sardesca y maleducada Paz Padilla no puede ser buena. Su verborrea macarra y vulgar provocarían en Isabel Preysler, la esfinge atirantada, la geisha de porcelana, pústulas y grietas como un secarral africano. Quita, quita. Para mí, esa mezcla es peor que un cataclismo sin aviso, peor que castigarme con una cinta interminable donde se ve una y otra vez el cachete brutal y las uñas ordinarias de Rosalía tra, tra. Pues justo esa es la sentencia que ha dictado el sádico Paolo Vasile para la programación de la cena del 24, cuando este país entra en trance y se reúne en familia. O no. Si a la mesa, como digo, además de los mentados, se sienta Omar Montes la cosa no tiene remedio –juro ante un capítulo, cualquiera de ellos, de la nueva Merlí, sapere aude, que he pinchado uno de sus videos, que he respirado con calma como cuando estás a punto de soponcio y tienes que tranquilizarte, y he escuchado lo que hace este chico, pero por mucho que lo he intentado no he pasado de los primeros segundos porque un escalofrío de náusea densa me ha sacudido, dios, ¿quién es capaz de soportar esas letras chungas, su voz atascada, gangosa, macarra, ese chándal y esas zapatillas carísimas de ir al súper el sábado y esa gorrita de gañán de barrio?-. Decía que la noche no es buena si la oferta en la tele es esa. Esa y el discurso real. Es todo un clásico que, como sabemos, nadie ve ni escucha, y hay que esperar al día siguiente para que los informativos se vuelvan locos y lo desmenucen –paro, gobernabilidad, unidad de España- como se aprovecha y se trocea un cochino, del que todo vale. Lo que me gusta de este formato anual no es lo que se ve sino lo que rodea al actor, las luces, el trasiego de técnicos, los ensayos con la maestra periodista que comparte piso y cama con el señor, el maquillaje, el momento de la grabación, las repeticiones, los sutiles pero enfáticos trávelin sin llegar al primer plano, tan irreverente. Urge un cómo se hizo el discurso real para los no monárquicos.

La corona
     Ahora, cada vez que escuche a Felipe VI en su discurso de navidad no podré olvidarme de la monarquía que abrió la veda, y no por gusto sino por supervivencia, pensando que era lo mejor para la corona. Fue Isabel II, estirada, encapsulada en su orla secular, ajena al mundo, la primera que lo hizo. Un artículo de los que provocan incendios, de los que escuecen, escrito contra ella meses antes por el editor de National and English Review, lord Altrinchman, fue el detonante. Escribió que Isabel era fría, alejada de la calle, sin sentimientos. La reina, conmocionada, perpleja, lo recibió en audiencia privada, que no se reconoció en aquel momento, e hizo suya la sugerencia del crítico, que le aconsejó que el discurso navideño fuera televisado para dar imagen de cercanía. Era 1957, y de ser un ogro, lord Altrinchman fue considerado con el tiempo uno de los salvadores de la corona británica. Claro que el núcleo duro de los monárquicos tradicionalistas vio en ese gesto todo lo contrario, es decir, una claudicación, una derrota, que la monarquía, con la reina a la cabeza, dejaba el halo sagrado y la familia real se convertía en una familia normal, es decir, vulgar. La monarquía no me fascina, pero The Crown, en Netflix, de la que cojo estos datos, me tiene pillado, y Claire Foy, la reina, más. Qué gran serie, qué gran trabajo, qué monumental producción. ¿Es Felipe VI vulgar por salir en la tele? No, pero los tiempos monárquicos están tan medidos como hace la reina de corazones, de nuevo ¿Isabel Preysler o su heredera, Tamara Falcó?, que los maneja con maestría y eligiendo no sólo cuánto sino dónde y cómo. Si viéramos cada día al monarca en la tele acabaría siendo como un anodino tertuliano, como un chabacano concursante de Gran hermano. Eso ya lo sabían en la corte isabelina hace más de 60 años.

El del tambor
     Tampoco sería moco de pavo, o pava, una cena como las de Ven a cenar conmigo, con su chorrada final de Gourmet edition, que hay que tener valor para decir que una cena es de alto nivel si en ella está, bueno, cualquier comensal elegido por Telecinco. La última edición de esta fábrica de horrores contó, que yo lo vi, con una tal Cósima Ramirez. Ni se altere. Si no se habla de papá y mamá, la nena no es nada. Así que al Cósima este hay que añadir la coletilla, es decir, que es la hija de Agatha Ruiz de la Pava y de Pedro José Ramírez, que por cierto, encontró hueco como tertuliano en Los desayunos de La 1, donde, como aquel que fue a hablar de su libro, él mete todo el rato el nombre del digital que dirige. Bien. Escuchando a la Cósima uno entiende que sí, que la palabra pija puede hablar de miembro viril –vaya pija tiene el tío- y también, según la Rae, de quien por “su vestuario, modales, y lenguaje, manifiesta muy afectada gustos propios de una clase social adinerada”. Y ya puestos, sin salir de la órbita de Mediaset, ni de coña cenaba yo con el chiquillo del tambor nazareno que ha ganado la quinta edición de los talentos de Telecinco, por allí te la hinco, por dios, sólo faltaba eso, que entre langostino y gamba compañera tuviera en la oreja al nene dando porrazos. Que lo disfrute el papa de Roma, que lo recibirá en audiencia. Se ve que Francisco es un santo. No así el ultra diputado murciano, Francisco Carrera, que ve conejos -¿comestibles?- en vez de hijos si la madre es soltera. En serio, ¿qué toma esta gente? Y otra cosa, ¿de verdad tomando gulas, tal como vemos en el anuncio de Roberto Leal, se alcanza la felicidad, la familia ideal, y dejas de sentirte solo? TVE propone Telepasión, también con Roberto, pero sin gulas. Y por fin, Carlos Arguiñano, sobre lo mismo. Al final de su programa de cocina recordaba el jueves a la gente que está sola no por gusto y a los ayuntamientos que la noche del 24 celebran cenas para paliar su soledad, y un cierto aire a cena triste, de buenas intenciones pero devastadores efectos, traspasó la pantalla. A ver si es que seguimos sobrevalorando la Nochebuena.


La chispa
Jesús Mosquera
Viene del mundo del fútbol, y ahí tendría que haberse quedado. Desde luego el de la cámara, por ahora, le queda lejos a Jesús Mosquera, que ha protagonizado por su cuerpo y sólo por su cuerpo un bodrio sin sentido como Toy boy, que esta semana, al fin, para no hacer más pupa, llegó a su final en Antena 3. A la altura de su ineptitud, y con nula vocalización, estaba María Pedraza. ¿A nadie se le cae la cara en Atresmedia?

Maldeojos. La voz rota


La voz rota
(Artículo publicado el sábado, 21 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ni entiendo ni entenderé esa moda absurda, además de faltona con nuestras reglas de gramática, de poner mayúsculas donde en español no se ponen. Es de nuevo la moda del cateto que trata de adaptar al español lo que en inglés puede ser regla. Veamos.  En inglés es común poner un chorro de mayúsculas a casi todas las letras de una frase, eso sí, se pasan, porque no siempre son correctas esas mayúsculas. Pero de lo que sí estoy seguro es de que en español es una falta. No podemos escribir, por ejemplo, La Silla que Mece la Cuna, como no pueden escribir La Voz Kids. ¿Qué es eso? Una de paletos. Ni La Voz ni La Voz Kids ni puñetas. En todo caso La voz y La voz kids. Vale, hasta aquí mi estúpido desahogo que no va a parte alguna. Digo en el titular que la voz está rota porque el formato de talentos infantiles que presenta Eva González ha sufrido, como es lógico en la guerra entre cadenas, las embestidas de la competencia desde el primer día.  

     Era una cabeza a cortar desde que dicho formato abandonó Telecinco y recaló en la otra. Telecinco lo enfrentó a su Got talent, y venció por goleada. Y ahora, cuando llega con agónico fracaso a su final, creo yo que por el agotamiento de las majaderías del jurado, la hartura de la audiencia, y la acumulación de nenes talentosos por encima de nuestras posibilidades de asimilación, anoche va Telecinco y contraprograma con una película de las de audiencia millonaria, una del clásico Jumanji, con Dwayne Johnson. Ahora las finales no son finales sino que se estiran en antes de la semifinal, la semifinal, la final, y lo que viene después de la final. Da igual. Telecinco tratará de nuevo de poner piedras en el camino y romper la voz de Antena 3, a ver si aprende y se deja de tonterías.

Maldeojos. Michiko


Michiko
(Artículo publicado el jueves, 19 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No se lo tomen a broma, no es el típico chiste de chinos, bueno, de japoneses, que para los chistes viene siendo igual. ¿Quién los distingue? Quizá alguien vea en este estúpido comentario un rasgo de racismo, de burla por el diferente. No va por ahí la cosa de hoy. La cosa de hoy va de Michiko, que no mi chico. Otro chiste malo. Michiko Shoda tiene 85 años y es la emperatriz emérita de Japón, la primera plebeya en alcanzar la gloria del trono de un reino milenario al casarse con el emperador Akihito. La presentadora del programa de chismes de TVE, Corazón, cuenta que la mujer está tan malita que la casa real ha emitido un comunicado oficial. Recuerdan que la abdicación hace dos meses de su marido el emperador y la subida al trono de su hijo Naruhito le provocó un estrés tan intenso que aún perdura.

    Se ve que Michiko es una mujer sensible o de salud quebrada porque cuando se casó, su suegra, la emperatriz Köjun, se opuso como sólo una suegra sabe hacerlo. Y perdió la voz, la pobre, sí, como suena, y durante muchos meses. Escucho con interés creciente el reportaje, y casi, como otra emperatriz delicada y discreta, como corresponde al Trono del Crisantemo, también desfallezco cuando escucho que la casa real japonesa tiene un protocolo tan estricto que obliga a la emperatriz a llevar el fajín del kimono tan apretado que suele provocar úlceras. Esto es el colmo. La señora, de pergamino y cera, en la última aparición pública, apenas se mueve, apenas respira, apenas nada. Menos el trono del Campechano Borbón, los Windsor de The Crown –o sea, la corona de Isabel II- son iguales. La ficción, mola. La realidad, rechazable por muchos motivos, espanta.


martes, 17 de diciembre de 2019

Maldeojos. El apocalipsis


El apocalipsis
(artículo publicado el martes, 17 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Es martes. Europa se desintegra. Y a mí plin. Yo tengo problemas más graves que el apocalipsis, ¿sabes? No está mal para empezar. He tuneado lo anterior, que veo en el instagram del director de cine Félix Sabroso, con la idea de usar la idea aplicada no sólo a uno mismo sino sobre todo a grandes cínicos, a grandes pasotas. Verán, hay un debate que debería de ser estruendoso en torno  a esa marea negra que contamina el debate político con la presencia de cualquier señor o señora que lo haga en calidad de “periodista de OK diario”, la antítesis de ese oficio ya que su presencia es estrategia, es decir, si hay algo que enturbie la faz de la derecha más radical ahí está el equipo de espartanos respondiendo al líder, el gran cínico Eduardo Inda, que berrea, espartanos, ¿cuál es vuestro oficio? Provocar y mentir, provocar y mentir, responde la tropa.

     En paralelo, a las tertulias salta la noticia de que Marcos de Quinto, el del vino Meao a 300 pavos, ingresó en 2018 casi 6 milloncitos de euros, pero sólo contribuyó a la bolsa pública con 12.125 euros, todo legal, ¿todo inmoral? El de Ciudadanos lleva banderitas de España en la muñeca, y no sé si en las nalgas o en los testículos a modo de silicio. También el viernes pasado, en lo de Ferreras, habló de Rajoy un periodista mesurado como Zarzalejos, y habló de su vuelta triunfal con el aplomo del pasota, del gran cínico, como si no hubiera sido él el que dejó así Cataluña, el de la corrupción del PP, el que se metió en un restaurante el día que le hacían una moción de censura –no recuerdo nada de ese día, le dijo el menda a Pablo Motos, hay que tenerlos grandes, nene-. Es decir, Rajoy es otro que tiene problemas más grandes que el apocalipsis. Y por eso ríe.


Maldeojos. A partir de hoy


A partir de hoy
(Artículo publicado el domingo, 15 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No hacen mucho ruido en las mañanas ruidosas de la tele donde el fárrago político, que se ha convertido en un Sálvame blanqueado, ocupa buena parte de los magacines, ruido que alterna, como los clientes de un puticlub, con los contenidos sanguinolentos -¿qué es eso de sanguinolento, por qué es lenta la sangre?- del suceso, a ser posible suceso de los que se convierta en culebrón, en serie, en entrega por capítulos, en hacer del caso del asesinato de Diana Quer un caso macabro, un negocio, un espectáculo nauseabundo, en hacer de la muerte de la valenciana Marta Calvo un auténtico serial donde hay de todo, ligue por internet de colombiano de 38 con chica valenciana de 25, descuartizamiento en casita de pueblo pequeño y reparto de los restos de la muchacha por contenedores de la zona, en fin, búsqueda metódica del cadáver a piezas por los vertederos, un derroche de reporteros diseminados para entrar en directo y dar “la última hora”, expresión que a estas alturas tiene el mismo valor que la declaración del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, apoyando el aire limpio, el que alardeaba de cargarse en cuanto llegara a la alcaldía el Madrid Central de la ogra Manuela Carmena –por cierto, que decía el juez Baltasar Garzón en La sexta noche que hay que decir Martínez-Almeida y no sólo Almeida, que “queda más bonito”, y que a Iván Espinosa de los Monteros, el que llamó a Maritxel Battet como “la presidente” del Congreso, lo va a llamar a partir de ahora diputada, como hacía servidor en columna reciente en este mismo periódico-. En definitiva, que las mañanas de las televisiones son un trasiego de carne fresca para que Nacho Abad o Manu Marlasca y otros colegas de otros emporios se ganen las habichuelas, ya digo, negocio sangriento, negocio que huele a podrido, negocio oscuro y deleznable, sin duda ignominioso porque hace del dolor ajeno un entretenimiento que se escuda en el derecho a la información. Y no es así.

Sangre y corazón
     Igual que puñados de empresas retiran su publicidad de Gran hermano por no atajar como hubiera debido la violación a la que un concursante parece que sometió a una chica en la casa de Guadalix, decenas de empresas deberían de hacer lo mismo con ese abuso espurio del suceso en la mayoría de magacines. ¿Y la pública, que no ha de estar pendiente de si entran o no gallinitas al corral del dinero? Una vergüenza. Terminan Los desayunos de Xabier Fortes –el martes, la diputada Espinosa de los Monteros fue el invitado, y volvió a emperrarse con los menores inmigrantes en un sinsentido dialéctico tratando de enmascarar la realidad con su realidad-, y empieza La mañana de La 1, y en cuanto María Casado abre la boca, zas, un vaho a putrefacción invade la pantalla, un hedor a suceso revenido, a sexo y droga, como apuntan hablando del cuerpo despiezado de Marta Calvo –pobre familia, qué infierno, cuánto dolor escuchar cada día lo mismo-. Me da mucha rabia y mucha pena que TVE también crea que este tipo de sucesos forme parte del entretenimiento, reducidos a mero consumo. Otra rama del idéntico aquelarre mañanero es la crónica rosa, rosa sucia, lo que es el chisme de toda la vida por muy algodonoso que se presente, y Susanna Griso, reciente neófita del tema, lo trata como si no fuera con ella, algo así como “la puntita nada más”. Ahora les ha dado por “la amiga de Cayetano Rivera Ordoñez”, lo que en lenguaje de mesa camilla quiere decir posible infidelidad del “maestro” –maestro por aquí, maestro por allí, así lo trata el reportero de Espejo público persiguiéndolo por los aeropuertos, quizá con la esperanza de que tratamiento tan pomposo y de tan perverso uso ablande el corazón del que mata a herbívoros en plazas de arena y gradas exaltadas-. Unas imágenes sinfín, que completan el mensaje, muestran a su esposa, la presentadora Eva González, saliendo de su coche, negándose a hablar diciendo no con la cabeza, volviendo al coche, y saliendo de nuevo del coche mientras en el plató dan su opinión los unos y las otras como si de verdad fuese algo que nos importa al resto. “El maestro” le pidió al reportero, por favor, que ya está bien, que pararan. El reportero respondió, “no puedo, ¿quién puede parar esto? Y Cayetano, con su mirada verde, deteniéndose, mirando por primera vez a cámara, dijo lo obvio, “vosotros, podéis pararlo vosotros”.

Distinta tertulia
     No es así en A partir de hoy, del que hablo aquí, aunque sea en el tramo final de este espacio. Destaco de entrada su presentador, Máximo Huerta. La mañana del martes acabó de conquistarme, aunque sólo sea por nuestra común frialdad, digámoslo de forma elegante, del “fenómeno Rosalía”. Fue así como lo dijo. Acababa La mañana, y María Casado conectó como cada día con el plató de A partir de hoy recordándole a Máximo que ese día actuaba Rosalía en Madrid, que si tenía entradas, porque ya no quedaban. Ah, no, contestó él, Rosalía no es mi té preferido, me da igual, claro que a las 3 de la mañana bailo lo que me pongan. Qué grande. Por cierto, ¿has hecho el reto de la silla, ese que sólo las mujeres consiguen?, preguntó de nuevo María antes de despedirse. Claro, y lo he conseguido, respondió Huertas, te recuerdo que yo no tengo género. Y echaron unas risas, las mismas que traspasaron la pantalla y compartí. Cuento todo esto porque quizá ese es el espíritu de A partir de hoy –el nombre es lo que menos me gusta-. Ah, he hecho el reto, y sí, lo conseguí, o sea, soy una mujer en toda  regla –forme un ángulo recto apoyando la cabeza en la pared, coja una silla por el asiento, llévesela al pecho… bueno, mejor siga las instrucciones por internet, es fácil-. Lo que trato de explicar es que A partir de hoy, con unos colaboradores muy ahormados, es una alternativa a lo machacado y repetido en el resto de ofertas, sea la política o el suceso. Y no es el plomizo Amigas y conocidas que presentaba Inés Ballester. ¿Y ya está? Y ya está. Vean el programa a las doce y media de la mañana en La 1 a partir de hoy.

La chispa
Almudena Ariza
Se ha tirado dando tumbos como corresponsal de TVE por todas las esquinas del mundo durante más de una década, desde la zona Asia-Pacífico o Nueva York, a París- Y ahora de nuevo a Madrid, pero nada menos que como directora de Informativos. Es Almudena Ariza , que acaba de recibir el Premio de Periodismo Pedro Antonio de Alarcón que da Guadix y la Diputación de Granada-. Se merece ambas cosas. Enhorabuena.

Maldeojos. Sanna Marin


Sanna Marin
(Artículo publicado el sábado, 14 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Finlandia está allí, arriba del mundo, un mundo que se intuye frío, gélido, y del que por aquí apenas conocemos nada, o muy poco. No está en la agenda, no es un quita sueños como el cañón verbenero de Reino Unido liderado por el pelirrojo Boris Johnson –dios, qué tendrá ese pelo-. ¿Quién sabe cómo va la cosa política en Finlandia? Siendo de la UE es como si fuera Namibia. Las teles no hablan de Finlandia en el sumario de nada, ni de informativos ni de magacines ni de documentales. Eso sí, nos suena algo de que en Finlandia, cuando se dan estadísticas, ocupa uno de los lugares de privilegio si se habla de su estado de bienestar o de la corrupción, considerada como algo residual, es decir, que la corrupción institucional, política, es de las más bajas del mundo. No está mal que de tu país se sepa esto, aunque sólo se sepa esto. Hasta que una cara joven, un rostro sin duda de por ahí arriba, de ojos azules y modales suaves, ha entrado en casa.

     Es Sanna Marin, la primera ministra más joven del mundo, y desde luego de su país. Con ese titular ha irrumpido de golpe en los contenidos de nuestros medios, eso sí, un chispazo que apenas duró un día, barrido por la cafetera hirviente de la política patria, con ese ir y venir de políticos en romería a la Zarzuela en la ronda real por ver si ahora es la buena. Pues bien, Sanna Marin es algo más que una gobernanta joven, de 34 años, socialdemócrata y jefa de un Gobierno donde las mujeres son mayoría. Sanna, familia humilde y con pocos recursos, de firmes convicciones ecologistas, da las gracias al sistema público educativo finlandés y a su “sólido estado de bienestar”. Sanna es algo más que una dirigente política, es un faro al que debería mirar esta Europa a la deriva.  

Maldeojos. Rajoy es Rajoy


Rajoy es Rajoy
(Artículo publicado el jueves, 12 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Que sí, que ha vuelto. Por interés, pero Mariano Rajoy ha vuelto. Ha vuelto  como vendedor de memorias, de sus memorias. Claro que tampoco hay que volverse loquitos, que las memorias en este país están sobrevaloradas. ¿Quién no tiene un libro de memorias? Sí, hasta Belén Esteban, para qué obviarlo. Fue Thais Villas, que estuvo sembrada, quien gastó un broma con perfiles de crueldad lacerante, como las que a veces gasta El intermedio, a Rafael Hernando y a Javier Maroto, a los que leyó para su juicio un párrafo de Rajoy con pega. Alabaron la reflexión del ex jefe, pero en realidad era un párrafo de la ex cajera, diva de Telecinco. Ferrán Monegal, que actúa en La Sexta noche, sentenció sin flaqueza. No sé si en el fondo son iguales, quizá no haya tanta diferencia, soltó el comentarista televisivo.

     Tampoco entiende el crítico que a don Rajoy se le trate “con un buenismo en los medios que no entiendo”. Recordemos, dijo Monegal, que cuando llegó al Gobierno en 2011 había sólo un 22% de independentistas en Cataluña, y cuando se fue, un 44%, ahí lo dejo. El martes, en ese forzado recorrido “buenista”, es decir, blanqueador, sentó su culo en el sillón de El hormiguero, y San Pablo Motos lo acogió en su seno. Y echaron unas trisas, como es de rigor. En este tipo de formato el invitado va a explayarse, sabe que no va a ser sometido a un tercer grado como ex gobernante porque prevalecerá “el lado humano”. Sin embargo, Rajoy dotó de “cero euros” a la Memoria Histórica, logró que te despidan por baja laboral aunque esté justificada, y vació la hucha de las pensiones que Zapatero llevó a los 64.000 millones. Eso sí, simpatiquísimo el señor. Rajoy es Rajoy.



Maldeojos. Merlí, arrebatadora


Merlí, arrebatadora
(Artículo publicado el martes, 10 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Yo de hombres no te puedo ayudar mucho, le dice el padre de Pol Rubio, el personaje central de Merlí, sapere aude, que interpreta con dulce aplomo Carlos Cuevas, en una emotiva conversación en la ventana después de que el hijo acepte hablar de “esas cosas” con el papa, así, sin tilde. No seguí la primera Merlí, una producción de Tv3 que causó furor en la audiencia. Merlí es un profesor de instituto de filosofía, que muere cerrando la historia. Ahora, como Merlí, sapere aude, ya sin el profesor, saltó a Movistar, Pol Rubio va a la universidad, y se engancha como un drogadicto a las clases de filosofía que da la catedrática María Bolaño, excéntrica, alcohólica, luminosa, patética y maestra, un personaje que la suerte ha regalado a una magistral María Pujalte. Merlí, sapere aude, algo así como atrévete a saber, se estrenó en la plataforma el jueves 5. En un par de sentadas me bebí los 8 capítulos.

     Desde la cabecera, con música de Händel como sintonía, te quedas pillado, música que convive con Mozart en un alarde estético y emocional para potenciar con su Réquiem la escena de una felación o una bellísima aria de La boheme de Puccini en otra escena en Vespa de dos chicos que tanto recuerda a los clásicos, de Fellini a Almodóvar. El creador de esta maravilla es Héctor Lozano, un tipo que se atreve a montar una historia con materiales de difícil ensamblaje. La defensa de la enseñanza pública, la diatriba, la identidad sexual, las clases sociales, el miedo, el deseo, la derrota, la pérdida, el amor y el fracaso, un friso contado con el arma de una puesta en escena soberbia, una dirección matemática, bella, y unos actores en estado de gracia. Volveré a verla de nuevo.

Maldeojos. Ellas y el Nobel


Ellas y el Nobel
(Artículo publicado el domingo, 8 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Vale, hace una semana, quizá más, pero paso de la tiranía de echar a la hoguera del olvido cualquier cosa que haya pasado hace media hora. Ya sabemos que la política va a velocidad de crucero, que el regüeldo de los tarugos apenas se mantiene un telediario porque siempre hay otro cretino más atrevido que entierra al primero, ya sabemos que un suceso deja de ser importante cuando otro ocupa su lugar, salvo que la cosa cuente el calvario de la muerte de Diana Quer en el año 2016 en Puebla do Caramiñal, y digo calvario no sólo por lo que aquella joven tuvo que sufrir sino por el sometimiento que roza la agonía y el sadismo al que las televisiones, de TVE a Telecinco, de Cuatro a La Sexta y Antena 3, de los informativos a los magacines, sea Más vale tarde, sea Cuatro al día –ahora con Joaquín Prat- están sometiendo al padre, a la madre, a la hermana de la chica con un sinfín agotador, estremecedor, puntilloso, exhaustivo, tóxico, y ajeno al dolor ajeno que puede provocar volver una y otra vez a la reconstrucción de los hechos y la risa del acusado, José Enrique Abuín, y su vocecita de pito y corderillo degollado, y su petición de perdón inducido y poco sincero, y los detalles escabrosos, y la imagen de la chica, y la policía recreando cómo fue metido el cuerpo en el pozo, y el veredicto mal hecho del jurado popular y la devolución del juez para enmendar “los errores”, y vuelta a empezar, vuelta a empezar en la pantalla, una, otra, y otra vez, es la tele, y la tele necesita carnaza, mucha, carne inagotable, da igual que sea fresca que podrida, es más, mejor que sea podrida, pestilente, nauseabunda, la carne tumefacta tiene mucho tirón en los programas, sea carne de gente muerta o carne de gente viva –casi toda la carne que usa Telecinco en su parrilla, por ejemplo, es carne a punto de gusanera, y eso que el patético Joao se maquilla como un actor de kabuki y Adara no gana para reponer su pintalabios rojo sangre con tanto puchero, moqueo y lamento-. Pues bien, salvo que sea un suceso gordo que arrincone al anterior, lo demás dura en televisión lo que dura un suspiro. Da igual que un día algún joven se alce como ganador de la barraca de feria conocida como Got talent, triunfo que a la semana nadie recuerda. Da igual que seas la vencedora de La voz kid –¿alguien sigue viendo las máscaras grotescas de David Bisbal y Rosarillo y escuchando sus ridículos comentarios?-. Y da igual que seas la ganadora de Masterchef celebrity 4. Todo pasa rápido en televisión. ¿Pero da igual que seas la ganadora y te llames Tamara Falcó? En teoría sí, pero…

Llosa y el convento
     La verdad es que el triunfo de Tamara me deja impasible, el ademán y lo demás, incluso me da igual que se sepa –se sabe lo que se quiere que se sepa-, que los 75.000 euros del premio los donará a la labor solidaria, siempre emocionante, del padre Ángel. Esta niña aprendió latín y supervivencia desde la cuna. Estupendo que el premio se lo dé a los pobres. José Mota lo diría de otra manera. O sea, las gallinas que salen por las que van a entrar. Además, menos lobos, que en las bases del concurso se dice clarito, se dice que los famosos, como famosos que son y tienen su vida resuelta, pueden espurrear el dinero como el que mea –que se lo pregunten a los centenares de artistas que, como Carlos Olalla, saben cambiar las alfombras rojas por el barro de la calle y casi la mendicidad, y sin duda la necesidad-, digo que el concurso lo dice claro, que el premio ha de ir a una ONG, es decir, solidaridad inducida, eso sí, alegría por haber pensado en Mensajeros de la paz. Vale. Ha ganado Tamara Falcó. La productora sabrá por qué. El espectáculo es el espectáculo, y no, no soy un loqueras que le quita mérito a la hija de por ser hija de. Pero… Ustedes me entienden. Lo que me llamó la atención, nivel catatónico, fue la presencia de mamá y del Nobel. ¿Puedo imaginar a Gabriel García Márquez en el plató de una televisión dejándose mojar por una lluvia de confetis, asistiendo a la final de un concurso no de gastronomía, que Masterchef es a la gastronomía lo que La voz kid a la música, sino de variedades? Me cuesta, me cuesta imaginarlo. ¿Y si es por amor? Ay, chico, yo qué sé. Sea lo que sea allí estaba nada menos que Mario Vargas Llosa, sin duda ya abducido, vulgarizado, populachero, mortal y rosa, pero el rosa umbraliano, el rosa del corazón más cuché. ¿Tiene necesidad de eso? Seguro que sí. Llosa lo dirá más refinado, que menudo es él con el verbo, pero es una modalidad del bonito “para lo que me queda en el convento, me cago dentro.

Ciudadana Malú
     En el fondo creo que el espanto que supuso para mucha gente ver al escritor en estos líos es otra cosa. ¿Y si fuera un acto de rebeldía, la de un señor, Nobel por los cuatro costados por una obra potente, urdida con talento, que se pasa por el forro lo que pueda esperar de él el resto del mundo? Si hay que formar parte de la porcelana de su novia, de los tabiques de su amor, se forma, y si para eso es menester hacer de comparsa la noche que Tamara Falcó besó otra vez a Jordi Cruz para celebrar el triunfo, se hace. A ver si el Nobel e Isabel Preysler, que cada vez que sale en la tele es por exigencias del guión, por trabajo, están de vuelta de todo y eso de la dignidad y otras mamandurrias creen que es cosa de antiguos. A ver si son más modernos que el Cali y saben que este tiempo no es de verbo y reflexión y mesura y convento doméstico sino de imagen y banalidad y vientos fatuos y mi obra es una cosa y mi vida es otra y con ella hago y voy donde me dé la gana. Decía al principio que me negaba a la tiranía de considerar amortizado algo que pasó en televisión la semana pasada porque los vientos de la pantalla son un ciclón que limpia y repone al instante, pero qué va, el triunfo de Tamara sigue tan activo como el primer día. Albert Rivera y Malú también. Tanto, que van a traer ciudadanitos al mundo. Malú, cursi como su nombre y sus juicios en La voz, lo dice a su modo, “ha ganado el amor”. Oh. A ver si Tamara se pone al lío, que el negocio no decaiga.

La chispa
Plácido Domingo
El tenor Plácido Domingo actuó en Valencia el lunes después de unos meses no buenos para él, acusado de acoso sexual y abuso de poder. Pero la exclusiva en televisión, en una de las entrevistas más solicitadas, se la llevó Espejo público, Antena 3, gracias a la labor del periodista Rubén Amón. El tenor, tranquilo, agradece la oportunidad de algo obvio, poder defenderse, y por supuesto negar las acusaciones, ninguna en los juzgados.

Maldeojos. Diputada Iván Espinosa


Diputada Iván Espinosa
(Artículo publicado el sábado, 7 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     De nuevo el humor explicando como un libro abierto lo inexplicable, el sin sentido, lo injusto y la cerrazón por razones espurias. Y de nuevo en el clásico de la parodia y la sátira política, en Polònia, el indesmayable formato de TV3, que este comentarista sólo ve si algún hecho, noticia, gag, trasciende el territorio catalán. Y desde luego negar la violencia de género, los crímenes machistas y esa lacra que el sentir popular, con una oscuridad de cueva maloliente, resume en el famoso “la maté porque era mía”, no sólo trasciende ese territorio sino que es necesario airearlo para luchar contra ella. A lo que voy. Que el equipo de Polònia monta el número en un bar al que llega el arrogante y sudoroso Ortega Smith y pide un cruasán. La barra está llena de ellos, pero le dicen que no hay. Cómo que no hay, salta el parodiado Smith, y le pregunta a una mujer que toma su desayuno en una mesa. Sí, claro que hay, responde ella.

     Bah, no le haga caso, a veces las mujeres se inventan las cosas, dice el camarero. Es una evidencia, esta mujer no puede inventarse algo así porque lo está viendo, responde muy enfadado el líder de Vox. Al final el camarero le trae un donut, “es lo mismo, ¿no? No entiendo cómo es usted tan miserable negando que hay cientos de cruasanes, brama el político. Yo tampoco entiendo, dice al final el camarero, cómo se puede ser tan miserable negando la violencia machista, ¿verdad que jode? Y ahora, sin parodia ni nada, la tipa real, la diputada Iván Espinosa de los Monteros, la de barba rizada y senatorial, ha querido llamar la atención como una adolescente consentida llamando a Maritxell Batet “la presidente del Congreso”, y lo hizo el miércoles en cuatro ocasiones, la muy tonta. Hay que ser muy miserable y ridícula. El diputada Iván lo es con soltura.



Maldeojos. Sacra urna


Sacra urna
(Artículo publicado el jueves, 5 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ha vuelto a tener momentos memorables el presidente circunstancial del Congreso en el arranque de la XIV legislatura. Hablo del diputado de más edad que organizó “el flujo de votantes” para formar la presidencia de las Cortes. Es Agustín Zamarrón, socialista, el de barbas blancas, abiertas, de algodón, barbas de profeta bíblico, con un puntito tan arcaico que está al otro lado de la modernidad, casi irreverente, estrafalario y sabio, el Valle-Inclán de la política. Así, con ese evidente y razonable calificativo saltó a la fama efímera de la anterior legislatura, tan corta, tan tonta, porque también entonces actuó en el mismo papel como presidente de la Mesa de edad de la Cámara Baja. Y es por esa y no otra razón por la que el diputado burgalés abrió el martes la sesión con un ataque de dignidad desconocido al pedir “perdón al pueblo español por el incumplimiento en la decimotercera legislatura de otorgar gobierno a la nación”. Impecable. Ejemplar.

     El martes seguí la solemne constitución de las Cortes –lo digo tratando de no parecer demasiado cínico- por La 1, aunque empecé con Antena 3 y Telecinco –no puedo, me supera Ana Rosa Quintana-, que abandoné al momento porque ambas conectaban con el Congreso sólo para contar las anécdotas de la mañana, alternadas con la carnaza de los sucesos, de la amenaza de tormentas. Xabier Fortes, TVE, desde las ocho y media de la mañana, con un frío helador, mantuvo el pulso informativo como ha de hacerlo la televisión pública. Entre las anécdotas, el esguince de la socialista Adriana Lastra, que pudo votar porque “la sacra urna” fue llevada hasta ella por el autor del florido término. Ojalá el refinado Zamarrón no tuviera que pedir perdón de nuevo. Sería el colmo.

Maldeojos. Evo


Evo
(Artículo publicado el martes, 3 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

    Como saben, ¿lo saben? Evo es el nombre de un banco raro, de esos que no son el que está en la esquina, el que te pone delante un papel para que lo firmes diciéndote que te darán el oro del moro y cuando pones un pie fuera te das cuenta de que te han robado los calcetines. Es el banco raro donde un tipo dice “hazlo fácil, hazlo easy, pasa de filas, pásate a Evo, banca móvil”. Tienen otro anuncio aún más burdo. Si el anterior te vendía ganar tiempo, el de ahora usa el cebo de no llevar dinero encima, y de hecho Paquita, la mujer tiene cara de Paquita, dice el mismo narrador en la esquina de la pantalla, intenta meter el monedero en el bolso, pero no le cabe, “Paquita es cabezota, lo intenta, aprieta, empuja, no te rayes, Paquita, más fácil, más easy, más Evo, deja el monedero en casa y paga con el móvil”.

    La clientela que buscan creo que es clientela tierna, joven, que sepa qué es  “easy” o  pagar con el móvil. Da igual. Aquí no vengo a hablar del banco, aunque lo parezca. Así que si no es el banco Evo, otro Evo no se conoce que no sea Evo Morales. Es mentarlo y se maceran los insultos a fuego lento. Y fatuo. En Bolivia y en España. Es el nuevo demonio de la derecha mundial. Digo todo esto porque Fernando González, Gonzo, lo comprobó en el país andino en una entrega memorable de Salvados para hablar con la gente, con Carlos Mesa, ex presidente, con el periodista Fernando Molina, que actúo de guía y analista equilibrado, y con Evo Morales, exiliado en Méjico –gran exclusiva mundial-. Hay una Bolivia blanca de La Paz y otra Bolivia indígena de El Alto. Por eso la entrega de Salvados se llamó Las dos Bolivias. Venga, yo, ni una ni otra. ¿Y usted?

Maldeojos. Arús con leche cortada


Arús con leche cortada
(Artículo publicado el domingo, 1 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Se dijo a lo grande que Alfonso Arús, el calvo, el señor tostado, el del rayo uva, el que habla con la máscara de la sonrisa encajada -a veces lo miro sin volumen en la tele y por la gloria de la niña Mélani, otra que habla y sonríe al mismo tiempo- me da yuyu, patatús, canguelo, se dijo que volvía el señor Arús al horario de máximo consumo televisivo después de 25 años, y que lo hacía donde lo dejó, a Antena 3. Si por las mañanas en La sexta hace Aruser@s, con buenos datos de audiencia, la noche de los viernes hace Arusytis prime, o sea, que haga lo que haga este hombre pone su nombre en la fachada de su chiringuito. Dicho lo anterior, queda claro que Alfonso Arús y su tropa volvió a la cadena grande de Atresmedia. ¿Y cuál fue el resultado? Según la audiencia del primer envite, flojo. Arús con leche cortada. Digo envite porque Telecinco tomó el estreno del único programa que tiene Antena 3 en directo como guerra cuya primera batalla tenía que ganar, y así fue. Telecinco cambió esa ñoñez de Volverte a ver y programó Perfectos desconocidos, la película de Álex de la Iglesia, con Belén Rueda y Ernesto Alterio entre otros, que en 2017 triunfó en los cines, y que volvió a hacerlo en la pantalla de casa. Hay que limar los contenidos, ha dicho sin dejar de sonreír el morenazo que parece maquillado con pegotes de pasta marrón. Yo también lo creo. Vi gran parte de Arusytis prime, y me  resultó irregular, en algunas ocasiones aburrido, sin interés, un guirigay sin norte. Lo de colar contenidos de corazón me resulta de una pobreza descorazonadora, permítanme el juego de palabras, el chiste malo. Y eso que el señor marqués, o duque, o hijodalgo, o lo que sea Cayetano Martínez de Irujo, o tal vez simple jinete de la casa de Alba, supo estar a la altura y dio espectáculo porque a él le dieron la posibilidad de no tener que decir “aquí he venido a hablar de mi libro”.

Jeanine y la Biblia
     Pero lo gordo, la carne, la parrilla echando fuego, el castillo que reventó en el aire de la noche, el pastelito, la zanahoria del loro -¿come el loro zanahorias con avaro placer?- fue el Dúo Pimpinela, fue la presencia con las mangas remangadas de la madre y la hija, de Maritere Campos y de Terelu, parte del trío La la la, las Campos. De verdad, Arús, ¿es necesario saber que Teresa no moja, y que su hija se lo preguntara? O al revés. Fue en la sección Entrevista2. ¿Original, verdad? Más rancio que José Bono hablando de su libro, que anda como vaca sin cencerro por los platós, aunque no llega al nivel magistral de las Campos, que se preguntan si lo hacen, con quién lo hacen, las veces que lo hacen y si están secas o húmedas, en fin, innecesario, pornográfico. Por cierto, Bono todavía no forma parte de The waking dead socialist, donde brillan con luz cegadora señoronas que eran de izquierdas y ahora viven una segunda juventud tonteando como críos con la derecha. Sólo hay que escuchar a González, Corcuera, Rodríguez Ibarra, y al último de la fila, Alfonso Guerra, aterrados con la posibilidad de que el inconsciente por joven y atrevido Pedro Sánchez forme gobierno con los rojos. Total, que Wyoming, como médico que es, lo tiene claro. Les aconseja algo infalible. Que canten la Internacional cada 8 horas y, sobre todo, que dejen de ver las tertulias de 13tv, donde los gatos al agua maúllan letanías apocalípticas. Este cuarteto podría formar parte de los vídeos a los que suele echar mano Arús en sus programas. Un consejo. Que vea lo que va produciendo Jeanine Áñez, la tipa que se ha nombrado presidenta de Bolivia tras el golpe de estado –de nuevo, José Luis Rodríguez Zapatero llamando a las cosas por su nombre-. La imagen de la ex presentadora alzando su Biblia me queda coja. A una Biblia hay que añadirle una buena metralleta. Pero un momento. ¿Qué pensarían los que defienden el golpe mirando a otro lado –se ve que Bolivia no es la ogra Venezuela en los medios- si la dama en vez de Biblia abrazara un Corán, y en vez de peliteñida de fotonovela se cubriera el pelo con un hiyab? Muy fácil, terrorista, sería una terrorista. Insisto, señor Arús, échele un ojo a Jeanine, que sus contertulios podrán disfrutar a lo grande, y sobre todo Máximo Pradera no tendrá la sensación que advertí la noche del estreno, como el que piensa, ay, dios, qué hago yo aquí, es mejor robar que opinar sobre tontás.

Agua ardiente
     ¿Será una tontería hablar del triunfo de la pícara y monjil Tamara Falcó, que arrastró al festín de confetis a mamá y al Nobel? Si Tamara gana, gana la banca. Y si la banca flojea, salta como una liebre herida Mediaset. Hasta ahora Telecinco no había dicho ni pío sobre la posible violación hace dos años en Gran Hermano a Carlota Prado por un tal José María López. A ese abuso se tiró como una leona Antena 3, La sexta, y Atresmedia entera, y dio la noticia, y la siguió, y la bola creció, y se hizo viral. Es lógico. Ante un abuso, ni tantito así, que las manadas acechan. ¿Y qué ha pasado? Pues que la bola de la indignación y la furia se ha hecho insoportable y las empresas de publicidad, como las moscas ahítas de carroña, se van retirando del programa. Y eso duele. Y por eso Paolo, aterrorizado, ha dicho basta, esa historia no es mía y la culpable del escándalo la tiene la competencia. Ay, Vasile, Vasile, si manejas mierda te puedes manchar. Otros manejan agua ardiente, sí, agua que arde, y se pueden quemar, como le pasó esta semana a un compi de Pablo Motos en la sección de Marron  ante el asombro de los darines, Ricardo y Chino. Otros, sin embargo, como el zumbado de Vox Ortega Smith sí parece apretarse todas las mañanas unos litros no de agua ardiente sino de anís el mono, de aguardiente puro. ¿Qué le pasa a este hombre? Es tan arrogante que no miró a Nadine Otmani no por vergüenza ante lo que decía la mujer, inmigrante, musulmana, y víctima de violencia de género –un cóctel catatónico para esta furia- sino por desprecio. Si el arroz del programa de Arús flojeó por la leche cortada, la que fabrico escuchando a esta tropa es capaz de matar a las víboras más letales.

La chispa
Sí, Zapatero
Llámenme Bambi, o tonto, pero si José Luis Rodríguez Zapatero fue un presidente que, para mí, tuvo más luces que sombras, como ex está demostrando que es el mejor de nuestra historia reciente. Elegante, sensato, educado, discreto y dialogante nada tiene que ver con el afán entorpecedor y ególatra de sus colegas, del PSIOE o del PP. Habló el viernes con Susanna Griso en Espejo público. Y fue toda una lección demócrata.