viernes, 31 de mayo de 2019

Maldeojos. Kit y Maritere


Kit y Maritere
(Artículo publicado el jueves, 30 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Todo iba bien hasta que fui a grabar mis últimas tomas. Empecé a hiperventilar. Al acabar de rodar de repente sufrí un colapso nervioso. Sentí  como una embestida de alivio y duelo al darme cuenta de que no lo volvería a hacer nunca más. Lo más raro fue cuando empezaron a quitarme la ropa. Sentí que me estaban despellejando. Era como si estuviesen desgarrando al personaje por última vez. Quien habla así es Kit Harington, el actor que ha conseguido una fama planetaria gracias a su personaje nuclear en Juego de tronos, Jon Snow. Seré una tumba sobre el final del ya clásico y monumental trabajo. Pero entiendo al guapo Kit. De esa última toma, y casi en volandas, unido además a su gustillo por el alcohol desmedido, se lo llevaron con su consentimiento a una clínica de postín en Connecticut, EEUU, para enderezar su maltrecha estructura mental.

     En un plano más doméstico, y seguro que más modesto, María Teresa Campos no para de hiperventilar, pero no por haberse ido sino porque no vuelve, no la llaman ni  necesitan, y eso que está segura de que no se lo merece, de que le falta no ese programa del que usted me habla sino “el programa”. La malagueña pasó hace unas horas por el formato que la multiempleada Toñi Moreno tiene en Canal Sur, Un año de tu vida. Después de besuquearse y tirar pelillos al mar para olvidar sus resquemores pasados  –la Campos hirvió de rabia, hiperventiló de coraje al saber que la eléctrica Moreno se hacía con el mojón de Viva la vida en Telecinco-, las dos renovaron su amor. Kit Harington notó la presión estratosférica de Juan Nieve en su final. A la señora Campos se la llevan los demonios. Sabe que las mamandurrias que ha de hacer la hunden un poco más.


miércoles, 29 de mayo de 2019

Espárragos. De la vega de Villanueva Mesía a tu mesa

 El espárrago de la vega granadina.
Agromesía

       Agromesía es una cooperativa de Villanueva Mesía -Granada- que ahora está terminando la temporada del espárrago. La cooperativa, que en la exportación y venta de espárragos cuenta con unos 150 socios, alcanza los 500 miembros para gestionar la explotación de la aceituna de la zona que da como resultado un excelente aceite de oliva virgen extra de calidad superior. Su presidente es Francisco Rico Atero. Los meses fuertes del espárrago van de marzo a finales de mayo y principio de junio. La cooperativa agrícola de Villanueva Mesía forma parte de una gran cooperativa granadina, Espárragos de Granada, que la componen Agromesía, Espafrón, Afroláchar, Vega Chauchina y Espalorquina, de Fuentevaqueros. Agromesía da trabajo a más de 104 personas, la mayoría mujeres en las labores de manipulación, desde el escandallo a la selección por tamaños o la preparación del manojo con el fajín del etiquetado. El espárrago de Villanueva Mesía es muy preciado no sólo en el mercado nacional -Mercadona comercializa el producto en toda España- sino internacional, con importaciones a Alemania, Suiza, Francia, Dinamarca, o Canadá. La actividad en un día normal de mucho sol, con llegadas masivas de agricultores a las dependencias de la cooperativa, es frenética. El espárrago se trata con un mimo especial para que permanezca terso, fresco y apetitoso desde que se corta en el campo hasta que llega a la mesa del consumidor. Un proceso milimétrico de refrigeración, lavado, corte del tronco inservible para la venta, confección de manojos según el grosor, o sea, calibrado, peso, y el broche final de las cajas terminadas, listas para un viaje a miles de kilómetros del pueblo, forman parte de una representación que apenas conoce el descanso en esta factoría durante los meses de alta cosecha. Miles y miles de kilos de espárragos de esta zona de la vega granadina recorren el país, traspasan fronteras, y llevan el nombre de Villanueva Mesía a los confines del mundo.

Imagen de Agromesía en una zona de olivares en Villanueva Mesía
Llegada de espárragos a la cooperativa recién cortados en el campo.

Un operario maneja el torito que traslada la corta del campo a la zona de pesado.

En la báscula digital.

El peso reflejado en la pantalla se anota de forma automática en el expediente del cooperativista.


Esta información variable nunca viene mal.

Manojos de espárragos en bruto. Sólo llevan el código de barras del cooperativista, 
pero aún queda un largo proceso de acabado.


La nave vista desde los huecos entre cajas que han pasado la noche en refrigeración.

Aquí empieza el viaje del espárrago a través de las cintas. Los manojos remojados en agua pasan 
a la mesa donde se abrirán para liberar al espárrago y poder ser manipulado.


Detalle del primer manipulado de los manojos de espárragos.


La operaria corta la goma, libera los espárragos, y los introduce en la cinta transportadora.



El espárrago se coloca con la cabeza hacia abajo para llegar a la guillotina
y adquirir el tamaño adecuado y uniforme en todo el manojo.

La misma operación se hace en la segunda cinta.

Entrada a la cortadora y salida de troncos desechados.

Vista general de las operarias en las cintas de preparación del espárrago antes de salir de Agromesía.



En los primeros puestos de las cintas transportadoras se hace una rápida selección del espárrago 
para formar manojos según el grosor del producto requerido por el cliente.

Vista cenital de la cinta transportadora en la selección del espárrago.


Las trabajadoras, concentradas en su labor.





Estas operarias controlan el peso adecuado de los manojos.


Ajuste del peso requerido.

La actividad es incesante durante la jornada laboral.


Aunque parezca lo mismo, cada trabajadora es responsable de un cometido particular.

Los códigos de barra son un detalle de primera importancia.

Las trabajadoras empiezan a colocar los diferentes fajines para identificar el producto.


Vista general.

La higiene es una de las pautas que rigen el proceso de manipulación del espárrago.
La temporada del espárrago es recibida con alivio en el pueblo porque es sinónimo de trabajo.

De las más de 100 personas que trabajan, la mayoría son mujeres.
Primer plano de una operaria.

A punto de terminar el proceso.
Tal vez el espárrago que está seleccionando esta chica llegue a una mesa de Canadá.
La encargada da instrucciones a las trabajadoras.
Columnas de cajas listas para iniciar su distribución nacional e internacional.
Vista general de la nave en una mañana de finales de mayo.
A la izquierda Francisco Rico Atero, presidente de Agromesía, con...



...el responsable del control para la salida final de la nave.


Manojos de espárragos de la vega del Genil granadina listos 
para su comercialización con el fajín identificativo de Agromesía.


Y mañana, o el año que viene...
Vuelta a empezar.



Maldeojos. Ganó Telecinco


Ganó Telecinco
(Artículo publicado el martes, 28 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     El zorro Paolo Vasile, desde los ventanales donde otea, huele, decide, y analiza lo que su iglesia le pide sabía que iba a perder, así que decidió ganar. ¿Qué le importa a nadie que siga las guerras que en Mediaset son lo que pase en el país, ya sea en municipios, autonomías, o en las elecciones europeas? Vasile sabía que iba a perder frente a todos, así que decidió ganar frente a los mismos el domingo. Ni puto caso a las elecciones. Por la noche, que es cuando La 1, Antena 3 y La Sexta hervían en su mar de especiales, las cadenas del emporio italiano echaban a su parrilla la carnaza de cada día, sin inmutarse. Vasile sabía que iba a perder, así que decidió ganar. Cuanto más exageraba sus silencios García Ferreras, más vídeos de los que cagan detrás de los cocos en Honduras emitía Telecinco enfatizando la cruentita batalla entre Colate y la Panto, que dejaron lo del amor y el deseo colgado de una palmera iniciando la nueva trama del despecho.

     Por cierto, tengo la creciente sensación, certeza, convicción y seguridad de que Ferreras se me atraganta un poco más conforme consumo citas electorales y “noches históricas”, certificadas con su cambio de camisa, que de negro solemne pasa a blanco nuclear. Si antes apenas me llamaba la atención o incluso me resultaba molón y novedoso, ahora me toca la flor. ¿Por qué tiene que dar esas voces, por qué tiene que tensionar lo que no necesita drama sino información, por qué llama a gritos  a quien está a su lado -once y cuarenta, y detiene la mano abierta frente a la pantalla, Angélica Rubio, ahora la señala como expulsándola, titular-? El PSOE de Pedro Sánchez se consolida como primera fuerza política. Mediaset, trasegando basura, como primera opción catódica.


Maldeojos. Que me llevo la escalera


Que me llevo la escalera
(Artículo publicado el domingo, 26 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     En Villanueva Mesía, Granada, mi pueblo, como en otros miles de pueblos y ciudades, se decide hoy entre unos y otros, o sea, entre la izquierda y la derecha, para reducir la cosa a los bloques que son algo más que eso. En mi pueblo, sobre todo los que éramos críos hace tantos años que las calles aún eran de tierra, que tuvimos la suerte de criarnos en las placetas, en los balates, y en los callejones donde todos nos conocían, circulaban no sólo rumores y chismes sino historias que aunque no fuesen verdad tampoco eran tan disparatadas porque podían ser verosímiles. Como saben, el apodo en los pueblos es una forma entrañable de llamar al vecino, pero también una forma cruel que puede destacar el defecto. A uno de los vecinos se le conocía por el arquitecto. Era apenas un chapuzas, un albañil patoso que trabajaba en lo que fuera para sacar a su familia adelante. Se dice que estando un día pintando la fachada de una casa llegó el chistoso de turno y, a voces, le dijo mirando para arriba, “arquitecto, cógete a la brocha, que me llevo la escalera”, y se la llevó. ¿Se la llevó? Esa es la leyenda. Pasados los años, viendo por casualidad en Antena 3 Maestros de la reforma –ah, no, perdón, qué puñeta, los lumbreras del añejo formato lo llaman como los catetos, Masters de la reforma, habrase visto semejante imbecilidad. Tiene perejiles que desprecien en nuestra lengua maestros y adopten la inglesa “masters”-, pues eso, que viendo una noche Masters de la reforma, con los dos equipos en su sitio, con los retos gritados por el maestro de feria Manel Fuentes para el equipo azul y para el equipo verde, con los lloriqueos de unos y la satisfacción de otros, con las jardineras hechas un cristo, con los tabiques a medio enlucir, zas, toma, por si lo habías visto todo, aparece de golpe la absurda Carmen Lomana poniendo caritas, si pudiera luchar contra su enyesada mueca, sentada en una cama con mesita para el desayuno en la habitación creada por los amigos de Elche Javi y Jonathan y oh, que me troncho, la afamada pija dice estar encantada porque desayunar en la cama le pone un ovario mirando al otro, igual que a mí me pone un testículo a garrotazos con el otro cuando la pava suelta que ella no tiene armarios para la ropa sino habitaciones, digo que con esta sarta de gilipolleces me acordé del arquitecto de mi pueblo, un maestro de todo, un chapuzas, un albañil que lo mismo tiraba un tabique que pintaba con cal la fachada de la vecina, y desde luego no tenía ni puta idea de que se pudiera desayunar en mesita baja en la cama ni que los cuartos de dormir pudieran servir para otra cosa.

Esfuerzos baldíos
     Por si no lo saben, la cosa va de lo siguiente. Diez parejas de peones luchan entre sí por convertirse en los mejores reformistas e interioristas. Para ello deberán enfrentarse a una serie de competiciones que pondrán a prueba su habilidad, conocimiento y trabajo en equipo. Este lunes los equipos debían reformar un restaurante en Rascafría, pueblo de la sierra madrileña, reforma que abarcaba lo interior y lo exterior. Además hay pruebas de eliminación entre las parejas perdedoras de la prueba por equipos, pruebas que se hacen en el plató y en donde entra el famoso de turno. Si la semana pasada fue la olvidable y pesadísima Lomana, estirada como una goma de mascar, esta semana ha sido la hueca Eva GonzálezLa voz, La voz kids, y La voz senior, a falta de La voz fetal, La voz de ultratumba o La voz quinqui, La voz guasona, La voz choni o La voz cerda- que pidió que le diseñaran una habitación infantil. Creo que se quedó contenta, pero servidor no resistió la prueba y abandonó antes de que el cerrojo del programa, largo como el enfado perpetuo del naranjito Rivera, echara el cierre hasta el próximo programa. Es que no me hallo. No me conmueve nada de lo que pasa ahí, como me pasaba con Maestros de la costura, y eso que el cascarrabias del dedal fetén, don Lorenzo Caprile, ponía de su parte. Hay programas que pasan a tu lado como si pasara un ejército de helados guerreros mudos, de leves libélulas que ni cosquillas te hacen. Antena 3 se lo ha currado con Maestros de la costura, pero para este espectador es un esfuerzo baldío.  No me toca. Ni la parte reformista ni la de las tensiones entre los equipos y el jurado de expertos. Casi al mismo tiempo que estoy con esto asoma su casco naranja, ofuscado y beligerante, el tipejo Trump, que coge el mazo de la guerra económica y la emprende a golpes contra el tabique del chino Huawei dando inicio a una contienda que ha abierto informativos en todo el mundo. Pero hete aquí que el capullo se la ha envainado porque las empresas norteamericanas que tenían tratos con el gigante asiático le han llamado al orden y la prohibición de comerciar con la empresa de telecomunicaciones se retrasa otros 90 días. O sea, imbécil, cógete a la brocha que me llevo la escalera.

Manuela y Manel
     Y como a Manuela Carmena, en plena campaña electoral, le ha vuelto a poner ruedas en el camino el PP de la comunidad de Madrid para aprobar el proyecto de casas para jóvenes, empresas y zonas de ocio y deporte bajo el llamado Madrid Nuevo Norte, le aconsejo que se presente a Antena 3 con el proyecto bajo el brazo para que los equipos de Masters de la reforma le den un empujón a la idea, que con cámaras delante hasta los gallitos del partido ultra del mulo y las pistolas contestan con serena educación. Y como los de Zapeando, la purita competencia de Risto en La Sexta, están en todo, han creado estos días una sección que se llama El mejor alcalde. Ante un móvil, la gente graba lo que haría si fuese elegido. Un chico joven dice que los lunes dará cerveza gratis. Una chica, que vetaría el reguetón, que ni Maluma ni puñetas. Una mujer mayor, que si llegara a ser alcaldesa daría desayunos gratis a los pensionistas. Y otro jubilado que llamaría a Manel Fuentes para que arreglara las baldosas de las aceras, y que si está escondido por ahí que vaya rápido cuando lo llame. O sea que sí, que Masters de la reforma no está en mi lista de favoritos, pero está claro que el chapuzas, el que sabe de esto y lo otro, el albañil manitas, como el de mi pueblo, es seguido y cortejado. Yo, por si acaso, no me subiré a la escalera.

La guinda
Grande Punset
Se nos ha ido esta semana Eduard Punset. ¿Político, presentador de televisión, un hombre de ciencia y divulgación, un filósofo? Da igual. Es un grande de España, un hombre que engrandecía la pantalla en cuanto su jovial sentido de la vida aparecía en ese marco que, por citar uno, nos brindó Redes, referente obligado de buena, excelente televisión pública. Su obra catódica está ahí, intacta, moderna, eterna.

Maldeojos. Muñoz Molina


Muñoz Molina
(Artículo publicado el sábado, 25 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ya sé que con Imprescindibles nunca se sabe. Nunca se sabe si lo que estás viendo el domingo a primera hora de la noche es una entrega nueva o una que ya han repetido no una sino cinco veces. En el fondo pasa como con Reportero de la historia, que ahora ha vuelto a La 2 por las mañanas, un trabajo de divulgación histórica que firma Jacinto Antón. Es tan bueno, tan entretenido, tan diverso, que va y viene de la parrilla como lo hacía antes Verano azul, y no pasa nada. Pues Imprescindibles, igual. Seguro que el dedicado a Antonio Muñoz Molina se ha emitido más de dos veces. ¿Más de tres? Yo no lo había visto, y compruebo que está firmado en 2015, pero como no lo conocía, para mí es como si fuera la primera emisión. El Imprescindibles de Antonio Muñoz Molina, y sin duda lo es, cuenta con Elvira Lindo, su mujer, y Antonio Muñoz Vico, su hijo, es decir, personas muy cercanas que hablan con él y transmiten lo que se pretende, o sea, cercanía sin empalago, complicidad sin cursiladas, nada que ver con parejas que por lo mismo suenan a mera pose, incluso ridículas en su pretendida distancia cuando se relacionan como profesionales y montan el show del “adelante, Pastor, hola, Ferreras”.

     Me cuesta destacar algo del escritor de Jaén recocido en Granada –fue ahí, en Diario de Granada, cuando coincidí con él firmando cada semana en el periódico-, y me cuesta ya que Antonio Muñoz Molina es de esos tipos que cuando hablan, e insisto, jamás suena a hueco, a pedante, a resabiado, a tonto, dan ganas de tomar apuntes. Su conocida timidez lo hace aún más entrañable. Busquen este Imprescindibles. El propio escritor se define cuando dice que “la pompa me da mucho por culo”.



viernes, 24 de mayo de 2019

Maldeojos. Señorías, al cole


Señorías, al cole
(Artículo publicado el jueves, 23 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     El martes, los de la tele echaron la casa por la ventana, sacaron la mantelería de cuadros del arca, hicieron unos bocadillos, y salieron del viciado aire del plató. Y se instalaron a las puertas del Congreso. Allí desplegaron las telas, sacaron de los coches las silletas y se dispusieron a echar una mañana de las sonadas. En apenas unos metros, en la placita frente al Congreso, por donde los leones, las cadenas instalaron sus toldos, cámaras, y el lío de cables. Estaban tan juntas que el realizador se despistaba un poco y pinchaba el plano no de su colega de La 1 sino el de Antena 3, por ejemplo. Había momentos en que Xabier Fortes hablaba para la televisión pública con Irene Montero, de Podemos, y el equipo de Susana Grisso, casi al lado, esperaba el final para llevársela a su foco y seguir la rueda. La ronda de entrevistas a pie de calle –Aitor Esteban, Casado, Calvo, Iglesias, Alberto Carlos Rivera- tenía la velocidad del carro de los churros.

     La más señorona fue Ana Rosa, que no se movió del plató. Anda ya, diría la Bien Cardada, que se apañen sus señorías en su vuelta al cole. ¿Y eso? Pues eso. El 21 se constituía la XIII Legislatura, y había ansia de foco reclamando notoriedad. Por una parte los 24 muleros ultras sentándose, tan pueriles, en la bancada justo detrás del Gobierno tratando de ocupar espacios que las urnas les negaron –a Santi se le heló la barba cuando lo saludó amable Pedro Sánchez-. El Riverita tuvo su brote diario, pero la presidenta Batet lo dejó ridículo perdido. Y además, los políticos presos como auténticas estrellas de la sala, como chiquillos con móvil nuevo que les va a durar poco porque ya, pero ya, la maquinaria legal los devolverá de nuevo al trullo. Me quedo con el Valle-Inclán socialista, Agustín Zamarrón, culto, irónico, sensato. Esto promete.

jueves, 23 de mayo de 2019

Maldeojos. Palestina


Palestina
(Artículo pubilcado el martes, 21 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Sí, es verdad, Miki Núñez, el de Eurovisión, cantó mejor que la estrella de estrellas, la señora Madonna, que cantó con el culo, o como le salió del chichi, o sea, la orquestilla por un sitio y sus gorgoritos por donde mejor iban saliendo. Qué espectáculo dentro del espectáculo que fue el insoportable publirreportaje a Israel y al matón Gobierno del gran malhechor Benjamin Netanyahu. Iba y venía a la pantalla de La 1 por ver si de una vez pasaba algo interesante, pero volvía a irme agotado de una sucesión de músicas fatuas y de una deslumbrante puesta en escena diseñada para eso, como gran muro que oculta la realidad que hay detrás, la de miles de hombres y mujeres, de niños y niñas sometidas al antojo exterminador israelí en los territorios palestinos ocupados. Cada cita en este circo festivalero ahonda un poco más la decadencia de nuestras sociedades.

     Sólo hay que ver la estética que eleva el mundo choni –tipo Rosalía e imitadoras- y el mamarracho a la categoría de moderno cuando sólo es la entronización del mal gusto y la payasada sin fuste. Se trata de epatar, pero detrás sólo late una industria sin alma, sin sustento intelectual. La actuación de los morlacos de seguridad, acudiendo raudos para retirar las banderitas palestinas del grupo islandés Hatari fue conmovedor y vibrante, lo único que conectaba con la realidad de la tierra donde se celebró el aquelarre, pero sólo lo vimos después, grabado con el móvil de alguien del propio grupo. Ya puestos a este gran despropósito, mejor, mucho mejor, hubiera sido que Miki, que baila flexionando las rodillas y rozándose el paquete –moderno total, estilo chimpancé- alcanzara la gloria del cero “point”. Hay veces en que ser el último es un honor. Pues ni eso.

Maldeojos. La venda eurivisiva


La venda eurovisiva
(Artículo publicado el domingo, 19 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Como es lógico, por más velas que le ponga al santo, me baje el calzoncillo y le enseñe el culo al descacharrante maestro Joao para lo de las adivinanzas, confiara en las, ahora sí, infalibles encuestas del alto chef del CIS, José Félix Tezanos, que bordó en oro de ley los resultados del 28 de abril, o ni siquiera machacando mi dignidad abrazándome a la ordinaria religión de la chabacana Aramís Fuster, podría saber en qué quedó lo de anoche en Tel Aviv, Israel, donde tuvo lugar -para, que este mundo está loco-, la cita de Eurovisión ya que el pasado año ganó el concurso la gallinácea musiquilla, horripilante, de Netta Barzilai. Así que nada, ni sé ni me importa quién ganó anoche la cita en la que no tengo duda, España, TVE, no debería de haber acudido a esa bacanal de apoyo. Que las cañerías ensangrentadas del gobierno de Benjamin Netanyahu se las limpien otros, las blanqueen otros, las aprueben otros. Este despreciable gobernante maquina sin cesar para huir de algo que suene a paz y entendimiento. Dicen que es rencoroso, y obligado por el puto festival ha tenido que alcanzar una tregua con el escombro espiritual de los líderes de Hamas de forma que ni bombas israelíes lleguen a Gaza ni cohetes palestinos lluevan sobre Tel Aviv por unos días. Qué asco. No son los cohetes por ahora los que apuntan sobre Israel sino las cámaras del mundo las que no deben de recoger la masacre ni la ocupación del territorio palestino ni la muerte indiscriminada. Claro que al otro lado hay asesinos que no pagarían sus fechorías ni cortándoles los testículos para que los perros se los coman a boca llena. Pero la desproporción y la impunidad chulesca del gobierno de Israel, protegido por el loco de la Casa Blanca, clama al cielo de la gente de bien en Israel y en Palestina. Llegados a este punto de la abominación nunca antes el título de una canción simbolizó tanto como la del representante de TVE la postura de mirar a otro lado. Miki Núñez podía haber cantado Las nubes, El mar, El otoño, Mi rabo o Tu conejo, pero no, el tío anoche cantó La venda. Y en Israel. Es un sarcasmo. Una venda tapa, pero no elimina la realidad. Nos ponemos la venda, damos cuatro cabriolas, echamos unas risas, coreamos el estribillo, enarbolamos las banderas como auténticos patriotas, organizamos una charanga para despedir al crío como se merece por las calles de Madrid, nos ponemos la venda, aterrizamos en el aeropuerto Ben Gurión como si nada, cantamos, y a mirar a otro lado, o decir, como dice TVE, que “vamos a preservar el carácter no político de Eurovisión”. Netanyahu, cogiéndose el paquete con las dos manos, se revuelca en uno de los muchos asentamientos de judíos en territorio palestino. Ni venda ni puñetas. Escuchad cómo resuena su risa.

El sonajero
      Lo peor de las vendas es que son objetos que te ponen o que uno se pone. ¿Recuerdan al Pablo Casado que hablaba con el morro torcido y la sonrisa inmaculada de “las fosas de no sé quién” y de “la guerra del abuelo”? Pues bien. ¿Vieron la semana pasada los huesos pelados en una fosa, que resultó ser de una mujer que en el momento de ser fusilada en 1936 llevaba en su mandil el sonajero de su hijo de 9 meses? Los colorines de ese sonajero destacaban en el agujero de tierra que aún tenía restos de la cal viva con la que cubrieron su cuerpo. Aquel niño de 9 meses es hoy Martín de la Torre Muñoz, de 83 años, que sigue en el pueblo palentino Cevico de la Torre donde también nació su madre. La historia es una de las más terribles por hermosa y dramática de las conocidas hasta ahora por su poético y desgarrador fondo. El señor, que ni recordaba su sonajero ni la cara de su madre, ha podido ver el colorido juguete y el esqueleto de quien le dio la vida. Y ahora, señorito Casado, susúrrele al oído de este hombre “las fosas de no sé quién”, y vea a dónde le manda la venda que se colocó con el gracejo de los chulapos. También los gobiernos son expertos tapando los ojos de sus ciudadanos y de sus vecinos, si pudieran. Hace unos días emitió Cuatro una nueva entrega de En el punto de mira, reportaje de Boro Barber. El equipo llegó a Tánger para localizar al llamado Pablo Escobar de Marruecos, un tipo que al parecer, según el reportaje, le hace a todo, pero la manteca gorda la saca de las medicinas robadas en España y revendidas en Marruecos. ¿Y qué ha dicho el Gobierno marroquí? Pues se ha puesto la venda y asegura que han comprado al aparcacoches que habló con el equipo de Cuatro.  

Madre de dragones
     Si no teníamos bastante con La voz, Antena 3 parió La voz senior, y si no teníamos bastante con los miembros del jurado, los llamados coches, ahora van y pare la abuela de nuevo y nos endilga a David Bisbal. Es el que faltaba. No tengo vendas para tapar mis orificios auditivos y visuales. La semana pasada se vivió en el programa uno de esos momentos televisivos en los que te faltan manos, mantas, bolsas, carretera y manta, o vendas, para taparte la vergüenza de ver la actuación de José María Guzmán, el del grupo setentero Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán, cantando Señora azul, tan bella, tan elegante, siendo juzgada por cuatro analfabetos musicales que, mientras escuchaban la música hacían muecas de cretino y movimientos ridículos como dando a entender que estaban a un tris de golpear el puto botón y hacer girar su silla pero no, no lo hacían a pesar de la voz y la música que les llegaba. Las necias caras de Bisbal y las muecas de la palurda Paulina Rubio eran de ay, dios, llévame pronto. Termino. ¿Siguen Juego de tronos? ¿Han visto el último emitido? Es un ejemplo de ponerse la venda y arrear. Una irreconocible Daenerys Targarien, Emilia Clarke… Me callo por si aún no lo han visto. Creo que les ha pasado como a Díaz Ayuso, la del PP por Madrid, que cuando habla es como comer y rascar, que no puede parar. Con Cayetana, la marquesita de Casa Fuerte, forma tándem disputado en las tertulias. El que las eligió no llevaba venda sino burka integral. Y ahora, Miki, corazón, supera esto.

La guinda
Las madalenas
Las madalenas que hace Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, se han puesto por las nubes de la fama. Una parte del mundo se las disputa y la otra las desprecia porque, “a ver si las compra en el supermercado”. En un reportaje de Espejo público se vio cómo la “senil” y el “nieto” Errejón se codeaban con la comunidad LGTBI. Y se habló de las madalenas. Juan Manuel de Prada celebró el nombre español y no el inglés. Bravo.

Maldeojos. Infiltrados


Infiltrados
(Artículo publicado el sábado, 18 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Lo peor de una película de tensión es intuir su final. Lo peor de un concurso es conocer de antemano quién es el ganador. Lo malo de un programa es que veas uno y no tener gana de ver más porque sabes no sólo cómo se desarrollará sino que te puedes imaginar el final, por supuesto carente de intriga. Hablo de El jefe infiltrado, que volvió hace unas entregas a La Sexta el jueves por la noche. Si me apuran, te mantiene más alerta ¿Te lo vas a comer?, también en La Sexta, los miércoles, por ver a qué colegio, residencia, u hospital público va Alberto Chicote, se hace con los menús, y les saca los colores al equipo directivo por la calidad de la comida, por su elaboración, o por vaya usted a saber, que el cocinero parece un torillo embistiendo y no se rinde con facilidad. La otra noche le decía a Pablo Motos que se ha tirado los dos meses de grabación de estas nuevas entregas llorando porque ha visto lo que jamás podía imaginar.

     Lo malo de El jefe infiltrado es su matemático formato. Se presenta la empresa, el jefe o la jefa ve que hay secciones que no acaban de funcionar bien, y para conocerlas sin que nadie se lo cuente, el señor o la señora, los dueños del negocio, se transforman en otra persona para infiltrarse en su propia compañía y codearse con los trabajadores. Siempre es igual, lógico. Luego dan con un trabajador, que tampoco depara sorpresas. Tiene sus vicios, sus malos modos, su intransigencia, incluso se ha desviado tanto del sello de la marca que su jefe se siente tentado a echarlo, pero en el fondo es un tipo de primera. Luego viene la charla personal, las lágrimas, y luego, ya en el despacho, la revelación, “soy tu jefe”, la regañina, y el premio por ser tan buen trabajador. Siempre igual.

Maldeojos. La fragata


La fragata
(Artículo publicado el jueves, 16 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     El naranjito norteamericano, zumbado como un sonajero, lleva sus barquitos de paseo por el Golfo Pérsico, barquitos no de sardinitas para espetos bajo el sol malagueño sino naves de combate, de esas que disparan más fuego que Drogon, hijo de la Madre de Dragones, los puñeteros.  Paseando por los mares océanos, entre camaradas, la fragata española Méndez Núñez se echó al mar con los marines del zumbado para conmemorar los quinientos años de la vuelta al mundo de Magallanes y El Cano. Pero hete aquí que Donald Trump, en manos de sí mismo y de mentes de una perturbación más peligrosa que la del que sienta su nauseabundo culo en la Casa Blanca y envía mensajes a Twitter a un ritmo endiablado, decide meter su melena y ese morro suyo de asco en el avispero del Pérsico por si le da por guerrear con Irán.

     Recuérdese que este imprevisible cantamañanas lleva semanas tensando la soga al retirarse del acuerdo internacional de 2015 para frenar las actividades de Irán con los juguetitos nucleares. Perdonen la burda y simplista explicación de algo tan monumental y de consecuencias que de nuevo pueden poner al mundo en jaque, algo que a este peligroso mandatario le excita sobremanera –véase el pulso de machito que se trae con China en otra guerra, esta comercial, que tiene al mundo con la boca abierta-. ¿Y? Pues que Pedro Sánchez, por muy en funciones que esté, y la ministra del ramo, Margarita Robles, han dicho hasta aquí hemos llegado, que se vuelvan nuestros nenes, a casa los barcos, y que cada cual se pague sus juergas. Ayer, en Espejo público, dos mendas del partido ultra del mulo, llamó cobardica al Gobierno.  Pues vale. Vivan los cobardes.