martes, 29 de septiembre de 2015

Maldeojos. Viva el periodismo, cajones



Viva el periodismo, cajones
(Artículo publicado el domingo, 27 de setiembre, en periódicos de EPI PRESS)

      Estoy feliz con Colgate y mi disco. No es coña. Veamos. Plató estupendo de Amigas y conocidas. Puro nervio periodístico, tensión, la actualidad se cuela por cada rendija del estudio, el aire cargado de noticias de la calle invade cada centímetro de la mesa donde unas amigas comparten ese amor por el pulso al día a día. Alguien que jamás se haya fijado en el programa podría pensar, como ocurre en Cuatro o La Sexta a la misma hora, una enfrascada en Las mañanas de Cuatro, con Javier Ruiz, y otra con Al rojo vivo, con el vitaminado Antonio García Ferreras, el hombre que ejerce el periodismo a golpe de mano abierta, con la que explica, reflexiona, detiene, o da paso a una conexión, alguien que no haya visto Amigas y conocidas podría pensar, digo, que La 1 toma el pulso a esa hora a la actualidad. Ha terminado La mañana de La 1, Mariló Montero da paso a Inés Ballester después de haber soltado una decena de inconveniencias, cinco o seis sandeces, un hatillo de reflexiones que nadie le ha pedido, y la ya acostumbrada exhibición de un ego maltrecho y fuera de control. Inés Ballester, la presentadora del programa, hace un resumen de los contenidos a tratar. Abrirán la tertulia con la crisis. ¿Cómo? ¿Van a hablar con gente parada, con familias que cuentan que no pueden pagar los libros de sus hijos, con pensionistas a los que Cristóbal Montoro reclama ahora que devuelvan un pastizal aplicándoles con efecto retroactivo una normativa por la que, si antes no tenían que declarar, ahora sí han de hacerlo y ese cambio les burla un dinero que, tengan o no, han de pagar sí o sí? No. Hablan de la crisis pero para decir que se ha salido de ella, tanto, y tan bien, que hasta están repuntando las separaciones. Y hablarán de Isabel Preysler y Vargas Llosa, asunto capital del que ya habló Mariló y hablará Anne Igartiburu, la muñeca diabólica, y tal vez se cuele en el Telediario.

Así es, alto periodismo en la tele pública. Conexión en directo para que una cantante sonría y diga que está feliz con su nuevo disco y con Colgate. En la competencia, las tertulias le toman el pulso a la actualidad política, económica y social. Y qué, piensa la dirección de TVE. Lo importante no es lo que se habla sino lo que se calla.


Televisión vibrante

      Estamos en la televisión pública, cajones, que decía el inolvidable Marty Feldman como Igor en El pequeño Frankenstein. Y la televisión pública ama la excelencia por encima de cualquier veleidad periodística. Por eso, en rabioso directo, en conexión con la calle, Inés Ballester da paso a Edurne como sólo las grandes saben hacerlo, con preguntas sin escapatoria, olfateando la noticia allá donde esté, y Edurne sin duda la esconde en su sonrisa, patrocinada por la pasta de dientes cuyo nombre resalta en el plano. Hola, Edurne, dice la valenciana, que nos dicen que estás feliz y radiante, sí, sí, mira qué sonrisa, contesta la cantante. Pero la periodista no suelta a su presa así como así. ¿Y por qué estás tan contenta, Edurne? Estoy contenta, dice doña Ieie, ieie, ieieee,  porque estamos en la presentación de una nueva pasta dentífrica que… Ay, ay, salta la periodista repreguntando como un periodista de la BBC, como un Carlos Alsina a un Rajoy turulato y bobo, o sea, que sólo ríes cuando hay por medio un taloncito. Nooo, contestó ella enseñando los dientes patrocinados por la pasta que ha puesto la pasta. El tercer grado a Edurne siguió arrinconándola para que hablara de su novio futbolista, un tal Gea, pero ella, como una bicha escurridiza, responde que “estoy feliz con Colgate y mi disco”. Televisión pública vibrante, ejemplar, siempre husmeando debajo de las alfombras para sacar lo que el poder esconde. Ni de coña. ¿Saben cómo se ha hecho eco TVE del monumental ridículo de un presidente de Gobierno desinformado que no sabe cómo se pierde la nacionalidad española? Ocultando el origen, protegiendo la ineptitud del líder, acorralado con suaves formas por un periodista de radio, y sacando a ministros en tromba con la trompetería del apocalipsis que anuncia que los catalanes pueden dejar de ser españoles si equivocan su voto.

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Ehhh, bueenoo, ¿y la europea?


Las dos taleguillas

      Que TVE apuesta por el periodismo de calidad lo encontramos de nuevo en uno de sus últimos estrenos, En la tuya o en la mía. Mientras en las televisiones serias, en cadenas de prestigio internacional, se dan codazos para invitar a personajes de incuestionable altura intelectual y ética con que exhibir en horario de máxima audiencia, aquí, en La 1, dos machos con sus taleguillas bien puestas se juntan para hablar de sus cosas –“tío, que yo he visto en el tendío pelearse por mí, mujeres”, dice Jesulín de Ubrique, que quiere saber los años de una parra de la casa de campo del anfitrión, Bertín Osborne, mira, macho, dice el cantante melódico, “había otra pero un tío más bruto que un arao se la cargó porque había que meté una tubería, y digo, cojone, no se podía haber metío por otro lao, era tan bruto que me metió estos dos olivos por el tejao”. “Anda cojone”, dice a modo de respuesta el ex de Belén Esteban-. Estos ejemplares avanzan sin remisión hacia un precipicio donde brilla lo chabacano, la simpleza mental, el discurso cerril, ensimismado y rancio, el chiste facilón, de machitos encelados, de colegas que se reconocen en sus cacerías, que no huelen el hedor de la sangre seca ni las cajonadas que pisan. Poner un género periodístico como la entrevista en manos de un señor como Bertín Osborne sólo se entiende por el desprecio que la actual dirección de la televisión pública tiene por el análisis serio de la realidad y su apego al fomento de la ignorancia de una sociedad dócil y bruta. Echando un vistazo al resto de invitados –esta semana se eligió a Lolita- se nos pone la bilis a mil. Carmen Martínez Bordiú y Mariló Montero son otras dos guindas para coronar este desfile de lustrosos representantes de la fatuidad social. En la tuya o en la mía la elección del presentador, y por supuesto la elección de invitados, no es baladí. Igual que no lo es el grosero intento de ocultar en el Telediario el estreno de B, la película de David Ilundain sobre Luis Bárcenas –Luis, sé fuerte-. Una redacción harta y ofendida se puso en pie de nuevo para evitarlo. El director, un pasota, seguro que se entretiene viendo lo de Bertín anotando en su diario ¡esto es periodismo, cajones¡

Ole, ole y ole. Dos machos hablando de toros, caballos, mujeres, y vino, como tiene que ser. Qué arte, coño. Y qué salero. La España de siempre, joé, qué cojonehhh.

La guinda
Ana Blanco
25 años presentando el Telediario. Un cuarto de siglo entrando en casa. Ana Blanco es de la familia. Nos ha contado de todo, como el cataclismo del 11S neoyorquino que cambió la historia. La periodista vasca ha visto pasar a presidentes de Gobierno de todas las banderías, a directores generales, a directores de informativos, y a todos sobrevivió. En pantalla parece fría y distante, neutral. Quizá ahí radique su enorme credibilidad.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Maldeojos. Carolina



Carolina
(Artículo publicado el sábado, 26 de setiembre, en periódicos de EPI PRESS)

      La concursante acaba de cantar en Ecuador tiene talento. Se llama Carolina, tiene 16 años, al parecer tiene una bonita voz, y frente al jurado, espera el veredicto sonriendo. Una mujer le pregunta, ¿tú crees en dios? , le suelta a bocajarro. No, responde escueta la chica, sin dejar de sonreír. Revuelo. Pues deberías de creer, mamita, salta otra del jurado, a ver si te hace el milagrito. De nuevo ataca la primera, una barbie tocada con sombrero negro, pelo teñido de un caoba trasnochado, y unos labios perfilados en una cara que apenas puede soportar semejante declaración, sin dios no llegamos a ningún lado, le suelta con una sonrisa cínica y venenosa, es por eso que tú crees que siendo “autodidáctica” –quiso decir autodidacta, pero su dios la abandonó- vas a llegar a la cima, y no lo vas a hacer, ¿sabes por qué?, porque ahí entra el amor de dios.

      Lo que sigue –he visto el vídeo de la televisión ecuatoriana- son unos minutos de una tensión terrible porque de los cuatro miembros del jurado, las tres mujeres se tiran al cuello de la concursante perorando sobre la existencia de dios y sus bondades. Cuando le toca a otra, con los ojos muy abiertos, como si no creer fuese algo inconcebible, quiere saber “¿por qué no crees en dios?” Los minutos de vídeo que han saltado a la red producen bochorno, incredulidad, rabia, una mezcla de furia y tristeza. Para redondear el esperpento, entre bambalinas habla con el padre de la chica el presentador, que con cara de verdad acongojada pregunta, “¿será que su hija tiene el demonio metido?” Vale.  Si en la tele ecuatorian andan con estas milongas todavía, el humorista Antonio Cañizares –la unidad de Essspaña es cosa del Espíritu Santo- sería el puto amo.

Aquí os dejo el enlace... Ah, si os da rabia os recuerdo que vuestro ordenador no tiene la culpa.




sábado, 26 de septiembre de 2015

Maldeojos. Mar de plástico



Mar de plástico
(Artículo publicado el jueves, 24 de setiembre, en periódicos de EPI PRESS)

      Desde el primer plano te agarra del cuello y no te suelta. Es Mar de plástico, que se mueve en la misma línea, en la línea de una calidad de nuestras series que ya va siendo habitual. Ni caso a los que siguen mirando sobre el hombro y poniendo caras estreñidas al hablar de Vis a vis, Bajo sospecha, El ministerio del tiempo o Mar de plástico. Es la última en irrumpir en la noche del martes de la mano de Antena 3, que se está cubriendo de un oro indiscutible apostando por la producción nacional. Mar de plástico cuenta la historia de un crimen, el de la hija de la alcaldesa de un pueblo sureño cuyo campo es un mar de plásticos de invernadero. El pueblo es -¿suena tópico, cursi?-. un crisol donde conviven marroquíes, negros, gitanos, rusos, y la gente del pueblo. El crimen puede haberlo cometido cualquiera.

      La fotografía en tonos solares, de un dorado asfixiante, el montaje, las duras y realistas localizaciones, la sintaxis puntillosa, la planificación, la música, los actores –soberbio, como siempre, Pedro Casablanc, el Luis Bárcenas llevado al cine por David Ilundain en B o Andrea del Río, que da vida a un personaje nazi, vomitivo, intolerante, y lo hace con tanto magisterio que acaba uno odiándolo desde el principio,-, todo ese engranaje que es una serie está al servicio de un thriller que no te da tregua como espectador. En el primer capítulo se presentaron los personajes –tremendos el de las rusas-, se hilvanó la situación social del pueblo, se apuntaron los posibles asesinos –todo está abierto-, y quedó constancia de la excelencia de este producto, con sus sombras, que sedujo a más de 4 millones de espectadores. La noche del martes es de Mar de plástico

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Imagen de un plano de la primera entrega de Mar de plástico

viernes, 25 de septiembre de 2015

Maldeojos. Histórico



Histórico
(Artículo publicado el martes, 22 de setiembre, en periódicos de EPI PRESS)

      Me uno al aplauso, al destacado, a la celebración casi unánime, al calificativo histórico, a la parranda mundial. La cuarta temporada de Tu cara me suena se enfrentó a Sálvame de Luxe el viernes pasado. Una proeza. Y ganó. Pero ganó como ganan los grandes, con coraje y determinación, ganó como ganó Pau Gasol y la selección española, derribando los muros del equipo francés, alzándose con un triunfo sin paliativos. Si el encuentro de las selecciones era un encuentro tenso, de orgullo y honor, el enfrentamiento entre Tu cara me suena y Sálvame de Luxe era también cosa de titanes. La estulta basura de los viernes que reparte Telecinco a su audiencia siempre se alzó con cifras que, de verdad, sigo sin entender porque los contenidos de ese programa me resultan de un aburrimiento soporífero, al margen de consideraciones que tienen que ver con la dignidad y eso.

      Ningún programa de la competencia ha doblado el brazo a esa montaña de cagarrutas. Pero de repente, aunque sólo sea la ensoñación de un viernes, llega la cuarta temporada de Tu cara me suena y arrasa y se lleva por delante las tonterías mil veces repetidas del De Luxe y se impone con un imponente 21’9% frente al 16% de la majadería de Jorge Javier. Tu cara me suena es una excelente oferta televisiva, un programa que se ve con gusto, que no ofende la inteligencia del espectador. Es verdad que Manel Fuentes grita demasiado, que va como una moto, que Ángel Llácer está más visto que las lágrimas de Terelu, pero también que la selección de concursantes es excelente –han tenido el buen gusto de no contar con Santiago Segura-, y que el equipo de caracterización es de diez. Tu cara me suena ganó a Sálvame. Eso es lo importante. Hay esperanza. 

Cuatro concursantes de Tu cara me suena, programa de entretenimiento en Antena 3 que, al menos el viernes pasado, superó al hasta ahora imbatible Sálvame. Lo nunca visto. Si esta noche vuelve a pasar algo parecido con la audiencia, zas, la tendencia sería clara. A ver qué pasa.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Maldeojos. La boda gay



La boda gay
(Artículo publicado el domingo, 20 de setiembre, en diarios de EPI PRESS)

      La boda gay. Así se refería la Bien Peinada a la boda que hace unas horas tenía lugar en Vitoria –si los novios no se han echado para atrás- entre Javier Maroto y su ya marido Josema Rodríguez. Javier Maroto fue alcalde de Vitoria, un alcalde muy votado, hasta las últimas municipales, y ahora, dentro del PP, es vicesecretario sectorial, como suena, un cargo enorme creado a la medida del vitoriano, cargo que lo ha catapultado al núcleo duro del partido aunque nadie sepa bien qué es ser vicesecretario sectorial. Un premio, es un premio. Hablaba Ana Rosa Quintana de boda gay ante la ultra liberal Esperanza Aguirre, y se dilucidaba si era conveniente o no, si iría o no, si tendría que ir o no a la boda del amigo Mariano Rajoy, que recurrió ante el Constitucional las bodas gais por “desnaturalizar el matrimonio” ya que el demonio Zapatero quería destrozar desde la palabra el matrimonio de toda la vida, el único, el que se da entre un hombre y una mujer, un matrimonio como dios manda. Haya ido o no haya ido Rajoy, que ha ido, el ridículo está hecho. Tal como aquí dijimos, igual que lo dijeron millones de personas, la realidad acabaría desbaratando la ceguera política, el empecinamiento y la hipocresía por amarrar unos cuantos votos del lado más conservador y católico de la derecha más rancia. Y con la boda de Javier Maroto se ha hecho visible ese cinismo, se han colocado en el lugar que les corresponde aquellas soflamas, aquel rasgarse las entrañas, aquellas declaraciones teatrales, aquel temblor de monja asustada que teme que el matrimonio entre un hombre y una mujer se hunda porque el matrimonio entre personas del mismo sexo lo que pretende es obligar, a cañonazos, a que todo el que tenga pito se case con el que tenga pito, y la que tenga rajita se case con la que tenga rajita, obligar a que se case el secretario con el ministro Jorge Fernández, y la telefonista con Fátima Báñez

En la misma imagen dos personas que hicieron mucho en este país por normalizar, con la ley en la mano, lo que en la calle ya era normal. Pedro Zerolo fue un activista que no dejó de pelear por la igualdad entre ciudadanos al margen de sus gustos sexuales, y José Luis Rodríguez Zapatero el presidente de un Gobierno que, pese a quien pese, abrió de manera imparable una ventana en este país que de repente se hizo más respirable y justo aprobando la ley de matrimonios entre personas del mismo sexo con los mismos derechos que los matrimonios heterosexuales.


Hombre y perro

      La realidad, de nuevo, revolcando en la arena del desprestigio la mera estrategia política hecha no de sinceras convicciones sino de cálculos electorales. Ahora Rajoy y algunos más de su cuadrilla han viajado a Vitoria a la boda de su amigo maricón. Y este país sigue en pie aunque las manzanas se unan con manzanas y el caldibache de las peras maduras manche la comisura de las fauces hediondas de Ana Botella. Mira que esta gente dijo barbaridades. Como las dijo y dice la empresa católica. Llegará el día, y lo vuelvo a escribir aquí, que los gerifaltes religiosos, esos que encienden los púlpitos con provocaciones de una simpleza intelectual parecida a la de Mariló Montero, unirán en santo matrimonio a hombre con hombre y mujer con mujer. Será en cuanto la clientela les dé, más, la espalda y vean que el negocio, oh, no es el que era. Al tiempo. A mí me da igual que Mariano Rajoy haya ido a la boda de Maroto con su novio, pero me alegra que el presidente de mi Gobierno lo haga. Se la ha tenido que envainar. Que se joda. Sí, suena fuerte, pero se lo merece. Es lógico que los medios de comunicación, y la tele sobre todo, destaquen lo que apenas destaca nadie en la vida ordinaria, en el día a día. La gente va a bodas. Punto. Que sean bodas entre hombres o entre mujeres –y no, no son entre hombre y perro o mujer y rana, como decían algunos alcaldes del PP, que se negaban a casar a “esta gente” o que había que “tomar  bicarbonato para digerir todo esto”, o como aquel que decía en Pontones que él no casaría a personas del mismo sexo porque tienen los mismos derechos pero son “personas taradas que nacen con una deformación física o síquica”-, que sean bodas entre hombres o entre mujeres hoy no es relevante en este país que acuchilló la tarima enmohecida de un PP meapilas. 

Es la imagen del cinismo, y de la claudicación. Muchos de los presentes en la foto, y otros cientos que no aparecen, todos del PP, se llenaron la boca de anatemas, se rasgaron sus vísceras anunciando el apocalipsis, vislumbraron un mundo catastrófico, el fin de la civilización, la madre que los parió. Y ahí están, como si nada. Modernos y sonrientes. Felices. Haciendo uso de una ley -bienvenidos a la realidad- contra la que lucharon hasta hace dos minutos. Mintieron a sabiendas, como en tantas ocasiones. Ahora, después del daño y sufrimiento causados, se limpian las manos como el que se quita el polvillo de encima.



El pobrecito Han

       Si no hubiera sido por todo lo dicho, por la cizaña con la que cargaron contra la ley de Zapatero de la que ahora, como es lógico, se aprovechan, la boda gay mentada de la que la tele ha hecho un tema específico, nadie hablaría de ella, salvo como un eco de sociedad por la relevancia del casado. A tragar quina, señora Mariloli Cospedal, bruja. Bertín Osborne, el eminente vocalista de rancheras, dice que si te bajas los pantalones una vez –si hubiera bajado su caché para hacer de entrevistador en En su casa o en la mía, esa vergüenza por la que pasó Jesulín de Ubrique o la nieta de Franco- ya no te los puedes subir nunca. Lleva razón el “machoman”. El PP se los ha bajado tantas veces que a estas alturas sería capaz de decir que la ley del matrimonio homosexual es cosa de ellos. Y que Mariano es la loca más loca del reino. Hubiera sido un puntazo ver al presidente a lo Priscilla por las calles de Vitoria, con taconazos, rímel, y peluca. Y ya puestos, y sin salirnos mucho del corral popular, hablemos de Mariló, una vez más. Dice la sandia que “los periodistas no tomamos parte ni de un lado ni de otro” al tiempo que defendía la celebración del salvaje alanceamiento –ya está en la RAE- del llamado Toro de la Vega haciendo comparaciones de necia entre la muerte del toro y la de, por ejemplo, el pollo o el pescado como alimentos. O sea, resumiendo con las palabras del magín de la criatura, que al toro se le han dado buenos piensos, “ha vivido bien, y todos comemos carne”. ¿Cuándo la echan, oiga? Totalmente, diría David Bisbal con muchos aspavientos  poniendo los ojos en blanco, como en trance, cuando ni su lengua ni su cerebro tienen nada que decir, de ahí que todo el rato esté como ido en La voz kids. Y como otro ego criado con sebo no puede estarse quieto, salta Mercedes Milá desde su pista para retomar el tema gay. Ay, soltó la sardesca refiriéndose a un tal Han de HG16 “si además de chino es gay… pobrecito”. Válgame, don Javier Maroto y don Josema Rodríguez, menos mal que ustedes son sólo gais. No son ni chinos ni, mucho peor, catalanes, y que la boda es en Vitoria y no en Barna. La imagen de Rajoy con barretina ya sería demasiado. 

Estos pájaros no pueden faltar en este resumen de imágenes que recuerda dónde estaba cada uno. Insisto, esta peña acabará casando en sus templos a personas del mismo sexo. Al tiempo. Es un negocio del que no pueden estar ajenos.


La guinda
¿Bingo?
Estoy convencido de que la dirección de TVE tiene callos en las manos de frotárselas. La otra noche En tu casa o en la mía fue el programa más visto. Hizo un 15%, casi 3 millones de personas. Fantástico, ¿no? Pues no. Ese programa es indigno de una tele pública. Ni el presentador, Bertín Osborne y su zafia naturalidad, ni el perfil de los invitados –el último, Jesulín de Ubrique- tendrían que ocupar ese tiempo en La 1.