Viva el periodismo, cajones
(Artículo publicado el domingo, 27 de setiembre, en periódicos de EPI PRESS)
Estoy feliz con
Colgate y mi disco. No es coña. Veamos. Plató estupendo de Amigas y conocidas. Puro nervio periodístico, tensión, la
actualidad se cuela por cada rendija del estudio, el aire cargado de noticias
de la calle invade cada centímetro de la mesa donde unas amigas comparten ese
amor por el pulso al día a día. Alguien que jamás se haya fijado en el programa
podría pensar, como ocurre en Cuatro o La Sexta a la misma hora, una enfrascada
en Las mañanas de Cuatro, con Javier Ruiz, y otra con Al rojo vivo, con el vitaminado Antonio García Ferreras, el hombre que
ejerce el periodismo a golpe de mano abierta, con la que explica, reflexiona,
detiene, o da paso a una conexión, alguien que no haya visto Amigas y conocidas podría pensar, digo,
que La 1 toma el pulso a esa hora a la actualidad. Ha terminado La mañana de La 1, Mariló Montero da paso a Inés
Ballester después de haber soltado una decena de inconveniencias, cinco o
seis sandeces, un hatillo de reflexiones que nadie le ha pedido, y la ya
acostumbrada exhibición de un ego maltrecho y fuera de control. Inés Ballester,
la presentadora del programa, hace un resumen de los contenidos a tratar.
Abrirán la tertulia con la crisis. ¿Cómo? ¿Van a hablar con gente parada, con
familias que cuentan que no pueden pagar los libros de sus hijos, con
pensionistas a los que Cristóbal Montoro
reclama ahora que devuelvan un pastizal aplicándoles con efecto retroactivo una
normativa por la que, si antes no tenían que declarar, ahora sí han de hacerlo
y ese cambio les burla un dinero que, tengan o no, han de pagar sí o sí? No.
Hablan de la crisis pero para decir que se ha salido de ella, tanto, y tan
bien, que hasta están repuntando las separaciones. Y hablarán de Isabel Preysler y Vargas Llosa, asunto capital del que ya habló Mariló y hablará Anne Igartiburu, la muñeca diabólica, y
tal vez se cuele en el Telediario.
Así es, alto periodismo en la tele pública. Conexión en directo para que una cantante sonría y diga que está feliz con su nuevo disco y con Colgate. En la competencia, las tertulias le toman el pulso a la actualidad política, económica y social. Y qué, piensa la dirección de TVE. Lo importante no es lo que se habla sino lo que se calla. |
Televisión vibrante
Estamos en la
televisión pública, cajones, que decía el inolvidable Marty Feldman como Igor en El pequeño Frankenstein. Y la televisión
pública ama la excelencia por encima de cualquier veleidad periodística. Por
eso, en rabioso directo, en conexión con la calle, Inés Ballester da paso a Edurne como sólo las grandes saben
hacerlo, con preguntas sin escapatoria, olfateando la noticia allá donde esté,
y Edurne sin duda la esconde en su sonrisa, patrocinada por la pasta de dientes
cuyo nombre resalta en el plano. Hola, Edurne, dice la valenciana, que nos
dicen que estás feliz y radiante, sí, sí, mira qué sonrisa, contesta la
cantante. Pero la periodista no suelta a su presa así como así. ¿Y por qué
estás tan contenta, Edurne? Estoy contenta, dice doña Ieie, ieie, ieieee, porque estamos en la presentación de una
nueva pasta dentífrica que… Ay, ay, salta la periodista repreguntando como un
periodista de la BBC, como un Carlos
Alsina a un Rajoy turulato y
bobo, o sea, que sólo ríes cuando hay por medio un taloncito. Nooo, contestó
ella enseñando los dientes patrocinados por la pasta que ha puesto la pasta. El
tercer grado a Edurne siguió arrinconándola para que hablara de su novio
futbolista, un tal Gea, pero ella,
como una bicha escurridiza, responde que “estoy feliz con Colgate y mi disco”.
Televisión pública vibrante, ejemplar, siempre husmeando debajo de las
alfombras para sacar lo que el poder esconde. Ni de coña. ¿Saben cómo se ha
hecho eco TVE del monumental ridículo de un presidente de Gobierno desinformado
que no sabe cómo se pierde la nacionalidad española? Ocultando el origen,
protegiendo la ineptitud del líder, acorralado con suaves formas por un
periodista de radio, y sacando a ministros en tromba con la trompetería del
apocalipsis que anuncia que los catalanes pueden dejar de ser españoles si
equivocan su voto.
Ehhh, bueenoo, ¿y la europea? |
Las dos taleguillas
Que TVE apuesta
por el periodismo de calidad lo encontramos de nuevo en uno de sus últimos
estrenos, En la tuya o en la mía.
Mientras en las televisiones serias, en cadenas de prestigio internacional, se
dan codazos para invitar a personajes de incuestionable altura intelectual y
ética con que exhibir en horario de máxima audiencia, aquí, en La 1, dos machos
con sus taleguillas bien puestas se juntan para hablar de sus cosas –“tío, que
yo he visto en el tendío pelearse por mí, mujeres”, dice Jesulín de Ubrique, que quiere saber los años de una parra de la
casa de campo del anfitrión, Bertín
Osborne, mira, macho, dice el cantante melódico, “había otra pero un tío
más bruto que un arao se la cargó porque había que meté una tubería, y digo,
cojone, no se podía haber metío por otro lao, era tan bruto que me metió estos
dos olivos por el tejao”. “Anda cojone”, dice a modo de respuesta el ex de Belén Esteban-. Estos ejemplares
avanzan sin remisión hacia un precipicio donde brilla lo chabacano, la simpleza
mental, el discurso cerril, ensimismado y rancio, el chiste facilón, de
machitos encelados, de colegas que se reconocen en sus cacerías, que no huelen
el hedor de la sangre seca ni las cajonadas que pisan. Poner un género
periodístico como la entrevista en manos de un señor como Bertín Osborne sólo
se entiende por el desprecio que la actual dirección de la televisión pública
tiene por el análisis serio de la realidad y su apego al fomento de la
ignorancia de una sociedad dócil y bruta. Echando un vistazo al resto de invitados
–esta semana se eligió a Lolita- se
nos pone la bilis a mil. Carmen Martínez
Bordiú y Mariló Montero son otras dos guindas para coronar este
desfile de lustrosos representantes de la fatuidad social. En la tuya o en la mía la elección del presentador, y por supuesto
la elección de invitados, no es baladí. Igual que no lo es el grosero intento
de ocultar en el Telediario el
estreno de B, la película de David
Ilundain sobre Luis Bárcenas
–Luis, sé fuerte-. Una redacción harta y ofendida se puso en pie de nuevo para
evitarlo. El director, un pasota, seguro que se entretiene viendo lo de Bertín
anotando en su diario ¡esto es periodismo, cajones¡
Ole, ole y ole. Dos machos hablando de toros, caballos, mujeres, y vino, como tiene que ser. Qué arte, coño. Y qué salero. La España de siempre, joé, qué cojonehhh. |
La guinda
Ana Blanco
25 años
presentando el Telediario. Un cuarto
de siglo entrando en casa. Ana Blanco
es de la familia. Nos ha contado de todo, como el cataclismo del 11S
neoyorquino que cambió la historia. La periodista vasca ha visto pasar a
presidentes de Gobierno de todas las banderías, a directores generales, a
directores de informativos, y a todos sobrevivió. En pantalla parece fría y
distante, neutral. Quizá ahí radique su enorme credibilidad.