Evo
(Artículo publicado el martes, 3 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Como saben, ¿lo
saben? Evo es el nombre de un banco raro, de esos que no son el que está en la
esquina, el que te pone delante un papel para que lo firmes diciéndote que te
darán el oro del moro y cuando pones un pie fuera te das cuenta de que te han
robado los calcetines. Es el banco raro donde un tipo dice “hazlo fácil, hazlo
easy, pasa de filas, pásate a Evo, banca móvil”. Tienen otro anuncio aún más
burdo. Si el anterior te vendía ganar tiempo, el de ahora usa el cebo de no
llevar dinero encima, y de hecho Paquita, la mujer tiene cara de Paquita, dice
el mismo narrador en la esquina de la pantalla, intenta meter el monedero en el
bolso, pero no le cabe, “Paquita es cabezota, lo intenta, aprieta, empuja, no
te rayes, Paquita, más fácil, más easy, más Evo, deja el monedero en casa y
paga con el móvil”.
La clientela que
buscan creo que es clientela tierna, joven, que sepa qué es “easy” o pagar con el móvil. Da igual. Aquí no vengo a
hablar del banco, aunque lo parezca. Así que si no es el banco Evo, otro Evo no
se conoce que no sea Evo Morales. Es
mentarlo y se maceran los insultos a fuego lento. Y fatuo. En Bolivia y en
España. Es el nuevo demonio de la derecha mundial. Digo todo esto porque Fernando González, Gonzo, lo comprobó en
el país andino en una entrega memorable de Salvados
para hablar con la gente, con Carlos
Mesa, ex presidente, con el periodista Fernando
Molina, que actúo de guía y analista equilibrado, y con Evo Morales, exiliado en Méjico –gran
exclusiva mundial-. Hay una Bolivia blanca de La Paz y otra Bolivia indígena de
El Alto. Por eso la entrega de Salvados
se llamó Las dos Bolivias. Venga, yo,
ni una ni otra. ¿Y usted?
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