viernes, 19 de abril de 2019

Maldeojos. Notre Yemen


Notre Yemen
(Artículo publicado el jueves, 18 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Lo digo rápido, y lo primero, y con mucho sentimiento. Cuando vi en Twitter una foto con una nube de humo coronando la ajuga de la catedral de Notre Dame pensé que era una broma, una puta noticia falsa, un meme de los que se hacen manipulando imágenes para darles un contenido distorsionado. Pero no, era verdad. Notre Dame ardía. Y sentí el pinchazo del dolor porque ese fuego abrió la puerta de la destrucción de un edificio que es algo más que eso porque toca la religión, la arquitectura o la literatura. A las pocas horas, antes y después de haberse controlado el fuego, llegaban equipos de televisión de todo el mundo, se hacían conexiones en directo, se hablaba con expertos, con historiadores, ingenieros, arquitectos, y se desató la locura de las donaciones. Las grandes fortunas francesas, del textil al petróleo, ponían sobre la mesa, como algunos sus cojones, millones de euros.

     A ver si lo explico con tino. Claro que hay que reconstruir la catedral. Sin duda. Y bien, aunque no sea rápido, como pide el presidente Emmanuel Macron. Llámenme un poquito o un muchito demagogo, populista, ese tipo de calificativos comodín. Pero se me cae el alma a trozos viendo que Notre Yemen se desangra y muere de hambre, Notre Mozambique, Notre Zimbabue, o Notre Malaui siguen a la deriva un mes después de la catástrofe humanitaria provocada por el ciclón Idai. Se necesitaban apenas 400 millones de los que sólo han llegado unos 90. La recaudación para Nuestra Señora de París roza ya mismo los 1.000 millones. Las prioridades están claras. Por cierto, el Vaticano ha dicho que esa iglesia no es mía y que no da ni un céntimo. Ahí también lo tienen claro.

Maldeojos.


Espejo bochornoso
(Artículo publicado el martes, 16 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
     Asisto con creciente angustia, mal rollo y asco, a media mañana de ayer en Espejo público, a cuenta del crimen de Marta del Catillo en Sevilla en 2011 a un espectáculo que me resulta agresivo, bochornoso, triste e insoportable, y además notando que dicho espectáculo se admite con una normalidad enfermiza en el sumario de este y parecidos programas. En el rótulo con el que presentan lo que sucede en el set, además de otros recuadros con imágenes en un bucle sin fin, llenando la pantalla con fárrago agobiante, se lee que asistimos al careo entre el “nuevo abogado de El Cuco y El infiltrado”. A ver, El Cuco es un niñato implicado en aquel crimen que ha cambiado la versión de lo que pasó según el aire –no me hagan mucho caso, tampoco viene al caso que nos ocupa-. Y El infiltrado es eso, un tipo que se metió en la familia del nene para pillar cacho. O así.

     El abogado del menda es Agustín Martínez, que también defiende al famoso grupo de ¿violadores? conocido como La Manada –estos casos y estas defensas demuestran que sí, que todo el mundo tiene derecho a eso, a defensa, y que hay abogados que hacen su trabajo y luego llegan a casa y comen, aman a su familia, y hasta pueden dormir a pata suelta-. Hay aún un personaje más. Es Nacho Abad, experto del programa en la cosa sucia, en la cosa del semen, la sangre, y la parte oscura de la condición humana. Y ahí quiero llegar. El careo termina siendo no entre el abogado y el infiltrado, al que, para dar mayor tensión dramática presentan de espaldas y con capucha, sino entre el abogado y el experto en sucesos. Tira y afloja, rifirrafe, verbo vehemente, tensión. Detrito en la pantalla. Pobre Marta del Castillo. Su caso, como otros, es sólo un relleno televisivo.

Maldeojos. Juego de niños


Juego de niños
(Artículo publicado el domingo, 14 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ya sabemos que el candidato a la presidencia del Gobierno por el PP dice a sus nenes que no aparece mucho por casa porque anda en un concurso de la tele. Pobres hijos de Pablo Casado, escribía aquí mismo hace unos días, al saber que el padre les miente también a ellos y que, aún peor y cruel, quizá ni gane el concurso. La semana pasada, en una entrega especial de la casa taberna cocina de Norberto Juan Ortiz Osborne en la que recibe a gente que se somete a preguntas chorras del cantante rancio de rancheras se celebró una cumbre al más alto nivel de representantes de residuos de grasas saturadas españolas, cumbre que contó además del papá mentiroso con otros concursantes, aunque la estrella fue, una vez más, el reconquistador barbado. La cumbre cuatrifachita, entre invitados y anfitrión, fue estrambótica, blanqueadora, maravilla catódica comparable al delirante chapoteo de la misma cadena, emisión matinal, en torno a la posibilidad de que la señora Isabel Pantoja apoyara con su presencia en Guadalix a Paquirrín –como así fue- por lo de GH dúo, que perdió. Veo asombrado por el ímpetu de la diatriba a unas señoras contertulias que sólo tienen su paralelismo en el encono que veo en La Sexta noche hablando de política. Descubro a una despatarrada Cristina Tárrega enfatizando sus opiniones con meneo de manos, requiebros de cabeza y, sobre todo, de unos labios triangulares que acentúan su natural ordinariez, y asisto compungido al declive, también comentado aquí, de Bibiana Fernández, que aún tiene chispazos de brillante verbo e ideas llamativas, como cuando dice, al ver que el realizador pincha un plano con todas las tertulianas, ocupando el centro de la pantalla el copresentador del programa, que son las hijas de Bernarda Alba al vestir todas de negro, siendo Bernarda Joaquín Prat. Hay quien se toma esta forma de pasar la mañana como un juego de niños. Yo lo intento, y de vez en cuando trato de ver estas pamplinas con mirada infantil, virginal, como si no supiera nada, pero me superan, no aguanto, me aburro a los dos segundos.

El obispo Drag
     También los de Polònia, que es de lo que trato de hablar desde el principio, programa satírico de la televisión autonómica catalana que el papá que concursa en un programa nacional dijo que podría cerrar si TV3 sigue al servicio del independentismo, fue de nuevo suplantado por su alter ego, el tío de la mula, que llegó parodiado por el actor Noe Blancafort –en lugar de Toni Albà, apartado de Polònia por un comentario insultante en Twitter a Inés Arrimadas- subido a su Babieca en un sketch simple pero delicioso. Con Dios, dijo el clon del conquistador subido al caballo, vengo para aparecer en un gag humorístico, pero no hace falta que me maquillen, no soy maricón. Oiga, que aquí no pueden entrar animales, respondió un trabajador viendo al henchido jinete en el pasillo, y el caballo tampoco, terció el clon de Joan Tardá. Hubo cierre de despachos, amenaza de despidos, envíos a la hoguera, y hasta exhibición de la pistola del líder de chiste de la extrema desgracia, dejando claro que TV3 echaría el cerrojo. ¿Un juego de niños? Mejor no mentar a la bicha, que la preña el primero que pasa por ahí. ¿Están encinta los concursantes, la presentadora, los llamados “coaches”, palabra tan ridícula como las terapias ilegales y clandestinas para “curar” la homosexualidad que forman parte del canon obsesivo del hooligan católico Juan Antonio Reig, alto mando de su iglesia en Alcalá de Henares? ¿Está preñado por alguien más que el Espíritu Santo este tipo que se viste con ropajes de la mejor “drag queen”? A lo que voy, que me acerco un poco, sólo un poco, al mundo de La voz ahora que llegó el miércoles a su final, y sigo viendo lo mismo. Un juego de adultos que no lleva a ningún sitio. Y a Paulina Rubio, una de las coches, sí, coches, no sólo sobreactuada sino desafinando. ¿Sólo a mí me rechina la oreja en los directos? A Paulina no me la creo, y eso que dice estar dejándose llevar por su corazón, y Antonio Orozco, otro foro coches tan hueco como una rueda sin inflar, ni me llega ni nada de nada. En fin, que La voz y sus hermanos de formato me parecen prescindibles, no han nacido para mí. Ganó esta edición el chico que cantaba en el metro, Andrés Martín, el elegido por el malagueño Pablo López. Levantó al público, hizo que la presentadora, Eva González, dijera mil veces que era una noche de emociones fuertes, y que en esta edición la protagonista de La voz ha sido la música –sólo faltaba que hubiera sido la horticultura-. Pues ni por esas. Este chico ya ha pasado al olvido. No me mola ese juego.

Gallifante al hijo
     De juegos, me quedo con el original de los niños. No soy nada mitómano, y nada es lo que digo, nada. Sin embargo, Juego de niños me trae ecos del comienzo, de mis principios como comentarista de este medio mágico, también presentado por Javier Sardá, ahora alternando ese puesto festivo –supongo que será la próxima semana cuando TVE, al fin, estrene esta nueva edición, con José Corbacho y el brillante Juan Carlos Ortega- en labores de comentarista político frente a verracos falsarios como Inda, entre otros. Claro que habrá gallifantes, y famosos que peleen por ellos adivinando lo que hay detrás de las descripciones, siempre desternillantes e ingeniosas, de un puñado de críos. Qué pena que este Juego de niños eche mano, entre los famosos, del pesadísimo y torpe y repetido Mario Vaquerizo, que ahora pasea su estulticia por algunos platós como escritor, sí, de libros, válgame el cielo, convirtiendo la literatura no en un juego de niños sino en burdo negocio. Se ve que el peaje que han de pagar los espectadores es muy elevado, aunque, y perdonen la comparación, no tanto como el de la anciana de la residencia madrileña al que unas cuantas hijas del diablo maltrataban, imágenes grabadas con firme frialdad de abogado por Francisco Polonio, el hijo de una de ellas, para denunciar el suplicio de su madre. Este juego de hijo ha recibido el gallifante esperado, que se descubra una verdad que hiela y paraliza el corazón más insensible.

 La guinda
Teo el sordo
Escucho y veo con asombro una entrevista en directo, teniendo de fondo la fachada de la catedral de Murcia, que le hace Xabier Fortes al candidato del PP Teodoro García Egea, y digo asombro, y rabia, y perplejidad de ciudadano atónito, porque esta gente, y no sólo él, quede claro, responde no lo que le preguntan sino lo que le da la gana. Por cierto, mal, muy mal, vergonzoso que Pedro Sánchez no debata en la tele pública.

Maldeojos. Chavela


Chavela
(Artículo publicado el sábado, 13 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Era una herida, Chavela Vargas tenía voz de herida profunda, de manantial oscuro, era una niña-niño rebelde, hombruna. La compositora Liliana Felipe decía que estaba llena de coraje y rabia en el documental Chavela, de Catherine Gund y Daresha Kyi en una coproducción norteamericana, española y mejicana y que emitió La 2 el jueves, pantalla a la que llegué por casualidad en un descanso publicitario de El hormiguero, que tenía de invitado, supongo que para divertirse y para promocionar su último disco, Alejandro Sanz. Nunca más volví al programa de Pablo Motos. El pozo de luz y tristeza, de dura y buscada soledad de Chavela me arrebató una vez más, y eso que la película no es una cumbre de la cinematografía más allá de una sucesión de entradas de la cantante, de algunas amantes, de amigos y amigas y de compositores y otros artistas. Pero el poder que tiene la voz de esta señora sobre mí es portentoso. Y sigue intacto.

     Se me olvidó todo y no pude cambiar de canal. Para ser Chavela hay que ser más macho que los machitos que la rodeaban, y en Méjico ser macho es condición nacional. En una sociedad hipócrita como la suya sólo puedes ser lesbiana en el escenario, pero abajo, en la vida real, Chavela no podía serlo. Aun así hizo con su vida lo que le dio la gana –las cejas juntas de Frida Kahlo eran golondrinas en pleno vuelo, dijo la cantante, que se quedó fascinada con la pintora-. Hasta tal punto de casi arruinarla con la bebida. La creyeron muerta. Hasta que en 1991, y luego en España, resucitó de su olvido sin copas que llevarse al corazón. Almodóvar tuvo mucho que ver en esa nueva vida. Cuando terminó Chavela en La 2 comenzó un especial en La 1 sobre elecciones. Uff.  



Maldeojos. Eutanasia, ya


Eutanasia, ya
(Artículo publicado el jueves, 11 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Cuando Ángel Hernández, el marido de María José Carrasco que le prestó sus manos acercándole el vaso con una solución de pentobarbital sódico para que ella, impendida por 30 años de esclerosis múltiple que la dejaron no sólo inmóvil sino dolorida y sin dignidad, pudiera poner fin al sufrimiento bebiendo a sorbos la ponzoña, un equipo de El intermedio, elegido por el matrimonio a conciencia, fue testigo de los momentos que siguieron a esa solución final. La imagen de Ángel, enamorado hasta el último minuto de su mujer, quebrado por la emoción, consiguió que miles de espectadores notaran que allí no había nada de lo que algunos políticos sin alma, que anteponen su moral y su fe a la razón y al amor, proclaman con arrogante vehemencia asegurando que la eutanasia no puede ser la solución para poner fin a ese drama personal.

     Algún día se le echará encima al dicharachero Pablo Casado, que dispara ocurrencias e insultos a un ritmo endiablado, la frase que soltó el otro día. No voy a impulsar una ley de eutanasia, dijo el frescales para no ser menos que su hermano de sangre, el del mulo. Ojalá la muerte de María José sirva para impulsar de una vez una ley necesaria por humana que impida la crueldad de dejar en manos de familiares lo que debería de estar en manos de facultativos, que es lo que quiere la sociedad, casi siempre por delante de la legislación. En este festival de despropósitos y esperanzas sale a escena otra mujer, Ramona Maneiro, que ayudó a morir hace 21 años a Ramón Sampedro, cuya historia dio lugar a la película Mar adentro, de Amenábar. Ramona lo tiene claro, y lo explica con verbo duro. A la gente que se cree católica, les dice, vete a tomar por culo, sufre tú.




miércoles, 10 de abril de 2019

Maldeojos. Casado y RTVE


Casado y RTVE
(Artículo publicado el martes, 9 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No han llegado y de nuevo empiezan a mangonear. Va en su hilo mental, en su ADN, en su forma de entender los medios públicos. Con el PP vivimos los peores tiempos de manipulación en la tele pública, le pese a quien le pese, y por eso ahora, cuando poco a poco parece que el aire fresco entra en esa casa la inercia que arrastra el desprestigio no consigue remontar porque la audiencia, derrotada y cautiva, perdió su apego al medio. Y ya sabemos que recuperar la confianza es difícil, muy difícil. Aún no han llegado, y no sólo se reparten vicepresidencias y ministerios sino que el señorito Pablo Casado está dispuesto a dirigir TVE. Más, a ser director de contenidos. No me lo invento yo, no es fruto de mi obsesión, como algunos lectores pensarán, lo ha dicho el propio aspirante. Ya saben que el kilo e torero se vende en el mercado político de la extrema derecha a precio de oro, y que esos partidos se han tirado al barro como lo hacen los presidentes de los clubes de fútbol, olfateando el aire para meter en la cesta algunos figuritas.

     El PP ya tiene a su torero, Miguel Abellán –ganador en 2014 de una edición de Mira quién baila, ahí lo dejo-, y este fin de semana, como candidato por Madrid, y junto a Casado, el aprendiz de Aznar pero sin su rictus de vinagre, participó en un mitin y dijo que los toros deberían de volver a TVE. Buen mandoble. Rápido, audaz, sin pensarlo mucho, nombrándose a sí mismo director de contenidos y de televisión española, el de la sonrisa inmarcesible y dialéctica bélica respondió lo que uno jamás pensaría que dijera tan a las claras. Ahí va. Cuando sea presidente, dijo el candidato del PP, TVE volverá a emitir la fiesta nacional. ¿Qué no pensará de meter la mano en informativos?

Maldeojos. El silencio de otros


El silencio de otros
(Artículo publicado el domingo, 7 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Dijo un pájaro que sienta su pestoso culo en un sillón del parlamento andaluz, ganando una pasta gansa por ejercer, sin propósito de enmienda, de chulo y provocador, que las personas que defienden la memoria de sus muertos masacrados por esbirros de Franco y tirados en cunetas son “buscadores de huesos” y “estrategas del revanchismo”. En su defensa, otro cuervo del mismo partido, el jefe en Andalucía, ex juez condenado por prevaricación, dijo que se tiene una piel muy sensible por un lado y una piel muy gruesa por otro, recomendando que esos sensibles se compren un chubasquero de la marca que él se pone en el Parlamento “porque me resbala todo”. Semejantes barbaridades, de una sensibilidad similar a la del guano urente de paloma, dieron tumbos por los informativos y ocuparon titulares, es decir, se dio propaganda gratis al detrito de los miserables. Por si faltara algo, hace apenas unas horas, aún retumba la definición entre provocadora, ignorante, y faltona del tío de la jaca cagona diciendo que el golpe de Estado de 1936 fue “un movimiento cívico militar”, diarrea verbal que enseguida ocupa espacios en los programas de toda índole, y aunque en El intermedio, con Dani Mateo al frente de una sección que suele ridiculizar al de los bíceps de acero y pecho, pecho de hierro, mirada en lontananza y barbilla retadora, aunque en El intermedio echen unas risas con estos mensajes, el mensaje está ahí, quemando como un ascua viva, dañando a cientos, miles de familias, que padecieron la bárbara etapa que se inició el 1 de abril de hace ahora 80 años. ¿Recuerdan al hoy candidato a presidir el gobierno de España, un angelical pero ya bombero torero Pablo Casado ante un micrófono diciendo que los de izquierdas son unos carcas que andan todo el día con la guerra del abuelo, con la fosa de no sé quién, y con la memoria histórica para acá y para allá? ¿Quieren bromitas? Hagámoslas. Mira, le decía Cristal, personaje de Kiti Mánver en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, la de Almodóvar, a la Juani, Verónica Forqué, a veces pienso que sólo tienes sensibilidad en el chocho. Pues los mismo.

Cachorros franquistas
     Esta semana, en un ejercicio de televisión pública ejemplar, La 2 se volcó en la efeméride del 80 aniversario del final de la guerra civil con una programación de lujo que contiene películas, La conspiración –de Pedro Olea, 1912, esta noche, que cuenta las actividades del general Mola y que dieron lugar a la guerra-, miniseries como el estreno de Volveremos, de Felip Solé, o documentales como La maleta mejicana, 2011, de Trisha Ziff, y que narra la historia de tres fotógrafos que retrataron aquel horror, fotógrafos como Robert Capa, David Seymour y Gerda Taro, como Noticias de una guerra, de Eterio Ortega, producida en 2007 por Elías Querejeta sobre las elecciones generales a comienzos de 1936 y el ambiente social en los meses previos al golpe de Estado. Y por supuesto El silencio de otros, qué bonito, poético, y acertado nombre –se emitió el viernes por la noche-, trabajo firmado por Almudena Carracedo y Robert Bahar, ganador de los premios Goya y Forqué de este año, además del premio del público al mejor documental en el festival de Berlín. Esta película cuenta la lucha aún abierta por los familiares de las víctimas para que no triunfe el “pacto del olvido” –decía el papa Francisco en la entrevista de Évole en La Sexta que es un derecho particular y social encontrar y enterrar a los muertos-, lucha silenciada por el régimen franquista,  y ahora caricaturizada y despreciada por sus cachorros ideológicos.

El territorio vacío
     Frente al silencio de los otros, el cacareo machacón, de incesante vomitona, floral y ególatra, de incontenible diarrea verbal, de Fernando Sánchez Dragó, ese EGO al que da carrete Susana Griso en Espejo público para que venda su túmulo literario al dios de barro, al tío del mulo. Dicen quienes han leído la hagiografía del barbado mesías de la derecha extrema que el tipo es neblina, material gaseoso, que detrás de la apariencia de cemento armado y del discurso inflamado de vacuo españolismo apenas hay ideas sobre nada, desde luego no sobre educación, sanidad, servicios sociales, o política exterior, y que tratando de realzarlo lo deja en calzoncillos evidenciando que debajo de la carne machacada en el gimnasio, debajo de su pecho henchido sólo existe, como escribía el escritor británico Wilfred Thesiger en Arenas de Arabia al cruzar la inhóspita desolación de su desierto, un “territorio vacío”. Y de esa nada inodora, a la tufarada de la cloaca del Estado que va penetrando en los platós como una epidemia lenta que, sin embargo, por decencia democrática hay que fomentar ya que la única forma de combatirla es airearla. Lo de las pruebas falsas contra Pablo Iglesias y Podemos, falseadas por la policía bajo el mandato de san Jorge Fernández como ministro, de Soraya Sáenz como vice, y de Rajoy como capitán del Gobierno del PP, en colaboración con gentuza del periodismo que abochorna, es grave, muy grave. Frente al silencio de los otros, de muchos, incluso de los partidos más postineros, hay algunos  medios y algunos periodistas que dan la batalla. ¿Eres un tonto útil, o no sabías nada?, pregunta Antonio Maestre –La marea, mensual- en el programa de Ana Rosa Cardada al gran cínico, al dientes de cal, a la hiena que también se cobija en lo de Ferreras y nos amarga en La Sexta noche. Tonta útil será tu madre, respondió el menda. Chabelita también habla de su mami, doña Isabel Pantoja, que de tonta no tiene nada, y dice, preparando la cama para que Kiko Rivera, su hermano, gane Gran Hermano dúo, “si mi madre va a la final de GH se reconciliará con la gente” –en realidad preparan la participación de la ex presidiaria para participar en Supervivientes, con 80.000 euros a la semana-. Unos callan, otros hablan. Como el ex director de El Mundo, David Jiménez, que dice en Todo es mentira que “lo siguiente es ver a periodistas en la cárcel”. Eduardo Inda, Alfonso Rojo, feliz semana. Tendrán el de otros, pero no mi silencio.

La guinda
Mouliaá en TVemos
Ni me gustan ni me disgustan los formatos tipo Vídeos de primera –década de los 90, en TVE, con Alfonso Arús, ahora en las mañanas de La Sexta con Arusitys-. Lo cierto es que La 1, de la mano de la actriz Elisa Mouliaá, ha vuelto a recuperar TVemos, que ya emitió en 2015. Y va de eso, de vídeos domésticos, de animales, niños, de rarezas. Y resulta que supera la audiencia del inane Lo siguiente, de Raquel Sánchez Silva.

Maldeojos. 2.000 intermedios


2.000 intermedios
(Artículo publicado el sábado, 6 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Gracias, gracias, y gracias. Podría decir muchas cosas, y todas buenas de El intermedio, pero resumo mis sentimientos con un gracias de espectador, además de comentarista de muchos años, más que agradecido. El intermedio cumplió, y celebró el jueves, su 2.000 emisión, todo un fenómeno, y lo hizo, como es lógico, con una entrega especial que tuvo como invitados a un montón de amigos, caras conocidas que han pasado o podrán pasar en estos 13 años de vida. 13 años. Qué bárbaro. Hay programas que van más allá de eso, de ser un programa de televisión. Casi desde que nació empecé a relacionarme con El intermedio como se relaciona uno con un informativo, pero sabiendo que este informativo, además de informarte –ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad, dice Wyoming al principio- te entretiene y divierte.

     El programa 2.000, si me apuran, no fue representativo de El intermedio. Es más, me resultó flojito. Da igual. Yo digo como decía Fernando Trueba, El intermedio forma parte de mi vida, o mi religión, como apuntaba José Coronado, o que detrás de las caras más conocidas –Thais Villas, Gonzo, Dani Mateo, la gran, impecable, la siempre admirable Sandra Sabatés- hay un equipo -98 personas- fresco, preparado, con talento y capacidad para contarnos la actualidad destripándola hasta dejarla clarita, explicada y contextualizada hasta conseguir la rareza de ser un informativo riguroso y un programa del mejor humor, como decía la maestra Rosa María Calaf y Jesús Maraña. Termino con la imitación que Joaquín Reyes hizo en el especial. Tengo la mente de Iñaki Gabilondo y el culo de Beyoncé, -sobre Wyoming-. Pues eso, 2.000 intermedios más.


viernes, 5 de abril de 2019

Maldeojos. Pobres


Pobres
(Artículo publicado el jueves, 4 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     El domingo vi dos caras de una misma moneda. En Comando actualidad se abordó lo que jamás uno podía imaginar, ser pobre a pesar de tener trabajo por mucho que lo hayamos escuchado en los últimos años –Pobres con trabajo se llamó la entrega, que vi en la repetición dominical-. El programa de reportajes es ya un clásico de la televisión pública -lleva en La 1 desde 2008-, y sus reporteros firman trabajos muy serios. Verán, en España hay 12 millones de personas en riesgo de pobreza –pero el tío del mulo y la recua que lo sigue habla de pamemas, de banderas que se rompen y de humo-. Lo malo, lo peor, es que el 30% de las personas sin recursos tiene un empleo, tómate esa, hijo de Suárez, prueba viviente de que los neandertales nunca dejaron de existir, y sin duda de que tener un padre sensato no garantiza hijos similares. Habla ahora del aborto, jeta.

    Ser mujer, mayor de 45 años, autónomo, o vivir en un pueblo aumenta las posibilidades negativas. Los nuevos pobres no pasan hambre y pueden tener casa, estudios y trabajo, pero no llegan a fin de mes. Recojo estos datos de la web del programa, que habló con mujeres que se dedican al calzado en la provincia de Alicante, llevan trabajando más de 30 en el sector, y sólo han cotizado apenas siete, y con hombres y mujeres de otros sectores que decían cosas que dan vergüenza porque su situación tendría que sacar los colores a cualquier sociedad, a cualquier sindicato, a cualquier gobierno. ¿Desde cuándo no vas al cine?, preguntaba la reportera Mila Payo a una señora, y ella, sin pensarlo, respondía, “no he ido nunca en mi vida”. ¿Y la otra cara de la moneda? La de los informativos, donde los pobres siguen siendo niños, negros, y africanos. El mundo en paz.


Maldeojos. El papa


El papa
(Artículo publicado el martes, 2 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     La entrevista de Jordi Évole al papa Francisco es la hostia –qué bien traída la palabra, perdonen la vanidad-, es la hostia más gorda que se le ha dado en este país a la derecha social, religiosa, política y económica en años, en muchos años. En mis años, muchos, muchos años ya de descreído religioso, de ateo, jamás había escuchado al clérigo con la más alta dignidad católica hablar y decir lo que dijo Jorge Mario Bergoglio –que será el ciudadano Bergoglio cuando de noche, en su cuarto, se quite el solideo y se convierta en pecador raso-. Por lo pronto, casi rozó el pecado al reconocer que se equivocó, da igual cuándo y cómo, eliminando de un plumazo la infalibilidad papal. Supongo que al tiempo que yo me emocionaba–realización austera, fotografía monacal, sintaxis clásica- los fieles de 13TV echarían espuma por su fe.

    Un rosario –otra palabra bien traída- de titulares se podrían engarzar para que algunos no se despistaran. Aquí van algunos. Quien levanta un muro termina siendo prisionero del mismo, es mejor construir puentes. El mundo se olvidó de llorar –sobre las concertinas-, demostrando nuestra inhumanidad. Que lean el Evangelio aquellos que rechazan a los inmigrantes estando Europa hecha de gente migrante. África se independizó del suelo para arriba, pero sigue estando colonizada abajo, donde está su riqueza. Algunos medios tienen un amor ciego a la coprofilia, a lo sucio. Claro que hay que denunciar los abusos sexuales en la iglesia. Claro que es un derecho encontrar y dar sepultura a los muertos. Aborto, feminismo, emigración, homosexualidad, capitalismo, y Messi. Maldita La Sexta, maldito Salvados. ¿Maldito Francisco?

lunes, 1 de abril de 2019

Maldeojos. Yo orbito, tú orbitas

Yo orbito, tú orbitas
(Artículo publicado el domingo, 31 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Orbitemos. Yo orbito, tú orbitas, él, ella, orbitan. Y así. Ha vuelto Órbita Laika, que se calle de una puta vez Íker Jiménez. Ya sé que no tiene nada que ver la excelencia con la excrecencia de un entretenimiento televisivo que fomenta la superchería, lo falsario y lunático de este negocio, pero me gusta de vez en cuando meter bulla y pulla, aunque ni siquiera roce el pelazo de Jiménez a lo Puma o los dientes magníficos de la comandanta de la nave del misterio, doña Carmen Porter, que lleva en la órbita del tocomocho de la ciencia chunga, contándonos milongas de voces raras, sombras alargadas en la noche, muñecos vivientes, o dibujos fantasmagóricos más tiempo que algún partido buscando el centro, y sin hallarlo. Ha vuelto Órbita Laika, y en verdad en verdad les digo que es un placer, que La 2 se ha hecho más luminosa, que los lunes por la noche, después de la entrega de Ese programa del que usted me habla, cobran sentido si te dejas recostar en el sofá, apartas lo demás, y te meces en el mundo maravilloso que propone el equipo del programa. Esta semana han tratado en profundidad la música, y de hecho, agitando no la bandera para tapar miserias, carencias, o repartir carnés de español y muy español sino la bandera del humor, se ha llamado De Mozart al perreo. Fue magnífico. Se habló de la música como emoción, como terapia, como conquista humana, se habló de matemáticas, de armónicos y de ondas, de ruidos y de nuestro cuerpo como máquina sonora, se habló de conexiones eléctricas dentro de nuestro cerebro, y se habló de cómo esos fantásticos chispazos activan algo que sólo tenemos usted y yo, la emoción. Y por si faltara algo en esta temporada han puesto al frente a un larguirucho llamado Eduardo Sáenz que es la alegría de la huerta de la divulgación. Alguien capaz de decir que “un medio público no puede dar cabida a negacionistas porque iguala argumentos que no son iguales” merece todos mis respetos ya que enfrenta ciencia y opinión, y más loco aún, ciencia y fe.

Venganza latina
     En la órbita del toro, como esto siga así, no hay dios que pueda comprar carne de torero, carísima y accesible solo a bolsillos privilegiados porque el mercado es lo que es y los partidos de la derecha se rifan a estos maestros de la faca sangrienta que da gusto, unos camino de las filas del PP, otros engrosando el mosquerío arenoso del club del tío del mulo. Creo que los líderes se han apostado a la puerta de las plazas con un fajo de ideas añejas para atraer a estos rutilantes saltimbanquis embutidos en trajes de colorines, y que Albert Rivera se ha quedado sin torero porque el que tenía se le ha ido. Esto de los fichajes de toreros es vertiginoso, más rápido que el papa Francisco haciendo la cobra del anillo, eso de retirar la mano a velocidad diabólica para que nadie le bese la joya, el anillo del pescador. Pero a mí me da que no hay humildad en el gesto sino estrategia. ¿El Vaticano dando lugar a vídeos virales cuando su estricto protocolo podía evitar la escena dando instrucciones precisas de que el anillo del papa no se besa? Ahí hay gato encerrado. Risto Mejide, raudo como Francisco, habla con el torerito Miguel Abellán tratando de averiguar en Todo es mentira qué aportará para mejorar este país desde las filas del PP, y el torero, demudado, contesta vaguedades sobre la órbita torera a la que “hay que proteger para que no desaparezca”. Ole y ole. Viendo y escuchando esta sarta de necedades concluyo. Una hora de Órbita Laika es más llevadera y gloriosa que dos minutos de matraca vende patrias. Algún día, aunque repitan tema, los de Órbita Laika han de arremangarse las lorzas de la sensibilidad y volver a la música, o lo que quiera que sea eso. Me explico. Como saben, el señor presidente de Méjico ha enviado carta no sólo al mentado papa del anillo veloz –que lo retira de los labios besantes por higiene, han dicho los altos curas del gobierno clerical- sino a Felipe VI reclamando perdón por los males cometidos en la conquista de América. Sobre la estrambótica carta de Andrés Manuel López Obrador, aupado a una repentina fama española de telediario y tertulia, capacitado ya sin duda para formar parte de Gran Hermano VIP o Supervivientes, hasta Vargas Llosa le afeó que tenga tantos millones de indios pobres, pero lo que me tocó el alma es la siguiente reflexión que circula por Internet, “España sería lo que fuese en su día, pero la venganza de Latinoamérica con el reguetón ha sido desproporcionada”. Ya digo, que Órbita Laika ponga luz.

Derechita cobarde
     Que ponga luz el larguirucho Eduardo Sáenz en el plató de su programa para explicar si el reguetón es una música o lo que muchos tememos, una maldición, un castigo, igual que hace Josemari Aznar como macho alfa que es, retar al de la mula para que, si tiene cojones le diga mirándole a los ojos eso de la derechita cobarde, poniendo luz y calor paternal en el retoño, un Pablo Casado entre dos hombretones ardientes que, como es sabido, del odio al amor sólo hay un sí, quiero, y el del caballo ya le ha dicho a Aznar que sí, que cuando quiera se lo dice mirándole a los ojos. Enternecedor. Si el encuentro es sin pistolas, ya digo yo que ahí hay romance. Las órbitas machitas son muy raras. Al menor descuido se la están midiendo. Por cierto, ¿sabían que Pablo Casado, perdonen la insistencia sin ser Matías Prats, miente hasta a sus hijos? El tragaldabas les ha dicho que no va mucho por casa porque participa en un concurso. Podría ser tierno, pero sólo es cruel. Qué pena de niños cuando sepan dentro de un mes que terminó el concurso y el padre no ganó. Y me voy corriendo, que llego tarde a mi curso acelerado por correo de astronomía para saber cuál es el lugar más lejano del universo, conocido o ignoto, al que poder acercarme cada vez que hable la señora Inés Arrimadas, no por lo que dice sino por cómo lo dice, con esa vocecita de alfileres repipis. El lunes, en Los desayunos de TVE, la vi un ratito y por poco tiro la tele por la ventana. Y yo, detrás, orbitando como una perra loca.

La guinda
Matrimonios infantiles
El reportero Antonio Pampliega firmó el jueves un estremecedor y doloroso trabajo dedicado a los matrimonios infantiles. Viajó a Afganistán –Informe Pampliega, Cuatro- , resultando un documento bello en su forma y duro en su fondo, además de retratar un país inseguro, sin libertad, difícil. Se agradece que Pampliega no eche mano del morbo y el sensacionalismo en un asunto que, por sí solo, ya te deja pegado al sillón.

Maldeojos. Alberto Garzón


Alberto Garzón
(Artículo publicado el sábado, 30 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Me estoy aficionando a Los desayunos de La 1, y no sólo porque sin aquel insoportable Sergio Martín, indigesto con una pronunciación parecida a la de otro cantamañanas como Javier Cárdenas, el formato que ahora presenta Xavier Fortes, que pone rigor y frescura a sus entrevistas, ha levantado el vuelo de la credibilidad sino por algo ajeno al programa, a sus contenidos, a sus invitados, a sus tertulianos. Resulta que la tele de tres al cuarto que tengo en la cocina sólo me permite ver dos canales, La 1 y La 2, sin más, y eso que hasta el antenista estuvo en casa, pero me costaba más el collar que el perro. Y como esa tele es de uso exclusivo a la hora del desayuno ni lo pensé. Que se quede así. Es decir, no tengo más remedio que ver Los desayunos a la hora del desayuno. Pasó el viernes Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida y cabeza de lista por Málaga.

     De siempre me pareció uno de los políticos más sensatos, con un mensaje firme pero sin levantar la voz, sin sobreactuaciones, pedagógico pero sin resultar arrogante. Total, que uno de los tertulianos, escorado a la derecha mediática –no recuerdo el nombre- le hizo una pregunta de las consideradas incómodas, de esas que o no se responden, se esquivan o dan lugar a disertaciones sobre la oportunidad o no de dicha cuestión. Pablo Iglesias, de Podemos, socio de Izquierda Unida, es maestro en eso de repartir carnés de buen o mal periodista, con rapapolvo o caramelo, según. Ante la pregunta del tertuliano de Los desayunos, y con humor, alguien comentó que podría hacer un Josep Borrel –qué bien estuvo el periodista alemán diciéndole al ministro que él no estaba allí “para hacerle las preguntas que usted quiera”-, pero no, Garzón respondió, como tiene que ser. Buen tipo.


Maldeojos. Pablo y Pablo


Pablo y Pablo
(Artículo publicado el jueves, 28 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Al aventurero Jesús Calleja, que hace programas que resultan de lo mejor de Cuatro, le da un mal pie y cae redondo de su bicicleta por la provincia de León. El terreno, para no desdecir a este jovial tipo, sólo podía ser escarpado, difícil, sí, peligroso para caerse de ese burro metálico y salir por patas. Tuvo que salir en helicóptero derechito al hospital. Que nadie se alarme. Ya está en casa, y bien, recuperándose. Una petarda y sardesca Paz Padilla lo llamó en directo para interesarse por su salud. Calleja, por supuesto, no cobró nada. Otra que ha pasado por el quirófano pero porque le salió de la papada es la señora Carmen Borrego, hija de la Campos, que le ha tomado gustillo a eso de rebanar grasa y luego vender lo que llaman “la nueva imagen de”. Al mismo tiempo don Jorge Javier Vázquez también ha conocido el hospital, y a vida o muerte. Como suena.

     Ahora el dueño del cortijo de Sálvame y otras sandeces se recupera de su ictus a paso tranquilo paseando a sus perros cerca de su casa, y lo hace recibiendo a gente amiga como Raquel Sánchez Silva, con quien echó la otra tarde unas risas. Y ahora Pablo, Pablo Iglesias, que de la nada ha pasado al todo, hasta en la sopa. El coletas no ha pasado por ningún hospital, pero ha limpiado culos y cambiado pañales, y por tanto, con esas piruetas y diarrea verbal que le caracteriza, dice que ya está preparado para ser presidente. A lo que voy. Que Pablo Motos, y en contra de todo pronóstico, y sin salir de El hormiguero, le hizo el martes la entrevista más incisiva, caústica, y fresca de todas las que le han hecho desde su mesiánica reaparición. Con mucho ji ji ja ja lo puso entre las cuerdas, descolocó al que jamás duda, y resultó brillante. Motos se tragó a Iglesias.