lunes, 30 de diciembre de 2019

Maldeojos. Natalia Escudero


Natalia Escudero
(Artículo publicado el sábado, 28 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     La presento. Natalia Escudero es la periodista que entraba en directo desde un bar de San Vicente del Raspeig en Alicante donde la suerte de la lotería del 22 de diciembre quiso que cayera el bombazo. Lo contó en directo en La mañana de la 1, y enloquecida por la emoción acabó diciéndolo, “que me ha tocado el Gordo”. Más o menos. María Casado, catatónica en el plató, se contagió de su risa, de sus gritos, de los saltos de la compañera, a la que daba la enhorabuena por ser una de las afortunadas. La imagen de la periodista, que lleva 25 años en el tajo, fue hasta ese momento la que debía de ser, es decir, una mujer que cuenta lo que pasa, lo cuenta con rigor, y ocupa el lugar que ocupa una periodista cuando informa, es decir, el lateral, la esquina, o sea, un segundo plano, lo justo para ser el vehículo que lleva la noticia, no la noticia, claro.

     Pero si te toca la lotería, estás en directo, y compruebas que tú eres el afortunado lo más lógico en un día así es reaccionar como ella reaccionó, celebrándolo. O quizá no, pero si lo haces nadie dirá que tu trabajo tiene menos valor. ¿Pero qué ocurre si ese numerito es falso, no te ha tocado el Gordo, te has dejado llevar por no se sabe qué, y tú misma creas una ficción y te conviertes en protagonista sin serlo con la sola excusa del espectáculo, de echar unas risas? Pues que muy mal, Natalia, muy mal. Claro que ese subidón no invalida tu trayectoria, como muy cuca has corrido a justificarte, pero tampoco que sólo matizaste tu performance cuando viste el revuelo que se armó, la alegría de la gente al saberlo, incluido este cara de pan que escribió como un gilipollas alegrándose por ti y felicitándote por el buen momento que diste a la tele. En fin, siento que no fuese verdad.

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