Natalia Escudero
(Artículo publicado el sábado, 28 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
La presento. Natalia Escudero es la periodista que
entraba en directo desde un bar de San Vicente del Raspeig en Alicante donde la
suerte de la lotería del 22 de diciembre quiso que cayera el bombazo. Lo contó
en directo en La mañana de la 1, y
enloquecida por la emoción acabó diciéndolo, “que me ha tocado el Gordo”. Más o
menos. María Casado, catatónica en
el plató, se contagió de su risa, de sus gritos, de los saltos de la compañera,
a la que daba la enhorabuena por ser una de las afortunadas. La imagen de la
periodista, que lleva 25 años en el tajo, fue hasta ese momento la que debía de
ser, es decir, una mujer que cuenta lo que pasa, lo cuenta con rigor, y ocupa
el lugar que ocupa una periodista cuando informa, es decir, el lateral, la
esquina, o sea, un segundo plano, lo justo para ser el vehículo que lleva la
noticia, no la noticia, claro.
Pero si te toca
la lotería, estás en directo, y compruebas que tú eres el afortunado lo más
lógico en un día así es reaccionar como ella reaccionó, celebrándolo. O quizá
no, pero si lo haces nadie dirá que tu trabajo tiene menos valor. ¿Pero qué
ocurre si ese numerito es falso, no te ha tocado el Gordo, te has dejado llevar
por no se sabe qué, y tú misma creas una ficción y te conviertes en
protagonista sin serlo con la sola excusa del espectáculo, de echar unas risas?
Pues que muy mal, Natalia, muy mal. Claro que ese subidón no invalida tu
trayectoria, como muy cuca has corrido a justificarte, pero tampoco que sólo
matizaste tu performance cuando viste el revuelo que se armó, la alegría de la
gente al saberlo, incluido este cara de pan que escribió como un gilipollas
alegrándose por ti y felicitándote por el buen momento que diste a la tele. En
fin, siento que no fuese verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario