domingo, 31 de marzo de 2013

Fotos. Reunión de malenos. 27 de marzo de 2013



(Para los que no pudieron estar el 27 de marzo de 2013, y para quien sin ser del pueblo
también se siente agusto en él)


Reunión de malenos en Villanueva
       
     Malenia no existe. Pero nunca algo que no existe fue más real que Malenia. Malenia es la infancia, el mito, el reino perdido. Melenia es el mundo en común, los olores a pan de la tahona, el frío de las calles con los charcos helados, el barro en el invierno, aquellos sabañones, las latas con ascuas para ir a la escuela, las latas con ascuas para ir al cine del Chato, el pica pica de las paredes de aquella sala como relleno para mejorar el sonido, la mala leche de los jovenzuelos tirando aquella fibra de vidrio a las parejas del final.
     Malenia es algo muy profundo que habita en el recuerdo de quienes nacimos allí en un tiempo en que aún no sabíamos que el futuro haría de Malenia un lugar donde la memoria se refugia y se hace niña y melancólica. Incluso viviendo hoy en Malenia, aquella Malenia tiene un poder fascinante que la hace única, compartida sólo por quienes, como tú, se bañaron en sus ríos, jugaron en la plaza, corretearon por las calles, y se mojaron las manos en las acequias o en el pilar para quitarse los churretes.
      Malenia son muchas cosas, pero sobre todo sus choperas, hoy en retirada. Malenia es el cerro Colorao, la Cruz del Visillo, la Rueda como principio o final del pueblo, el paseo por el puente y la vega en noches de luna llena, los bailes en el Teleclub, las verbenas que cortaban la calle con paredes de taramas, los intentos de colarse sin pagar una peseta, los primeros cubalibres creyéndote ya todo un hombre, los telefunkes, el bar de Carlicos, todo un corte inglés maleno incluso antes de conocer El Corte Inglés, la televisión en el bar de Aguayo, los chiquillos apelmazados en las escaleras y sin rechistar para que no te echaran mientras veíamos Viaje al fondo del mar, las calles a punto de arder pero tú, huyendo de la siesta, camino del gavión mientras oías la musiquilla de Bonanza, o eso quieres recordar, o eso se lía a tu memoria confundiendo tiempos, épocas, edades.
      Malenia es donde naciste, te criaste, comenzaste a sentir que la amistad era entera o no era. Pero llegó un momento en que parecía pincharnos. Malenia se te quedaba pequeña, tenías que salir, o para respirar otros aires o para buscarte la vida. Muchos salimos. Y el pueblo, su gente, lo que viviste se fue diluyendo en tu nueva vida, en tu nuevo lugar, en tu trabajo, y conociste a otra gente, y al pueblo apenas volvías para decir hola y adiós, y te marchabas porque tu vida ya nada tenía que ver con Malenia, que dejó de serlo para ser Villanueva.
     Pero la vida es cíclica. Y de golpe, cuando te descubres que de aquel jovencito que eras apenas quedan las fotos, la energía que aún crees conservar, los recuerdos van teniendo formas, y recuperas caras, y momentos, y añoras los juegos, los hoyos con pan de aceite y un poco de chocolate en polvo, y te reconoces como hijo, de nuevo de Malenia, como si no pudieras ser de otro sitio, como si no quisieras ser de otro sitio. Eres maleno, eres de Villanueva. Y te reconoces en los otros, en los demás malenos. Y te sientes a gusto. Y seguro. Y sabes que te vas haciendo mayor y el ciclo se va cerrando. Y todo está en orden porque pisar la tierra que te vio nacer te hace fuerte.
    Hoy, al cabo de los años, quizá demasiados, nos reunimos un puñado de villanoveros para contarnos batallitas, quizá para completar detalles que quedaron sin explicar, y nos veremos distintos pero como si no hubiera pasado el tiempo, con canas, y arrugas, y tal vez fondones, pero sabiendo que un hilo común nos une y nos hace cómplices.
      Malenia no existe. Pero nunca algo que no existe fue más real que Malenia. A disfrutar la reunión, paisanos. 

Foto de familia en las escalerillas de la iglesia

La misma, pero ampliando el foco

De paseo por el pueblo. Ahí estaba antes la plaza de Alfonsillo, al principio de la calle Harina

Mirador en el Barrio, que está remozado.

Maldeojos. ...y no echar gota. Sábado, 30 de marzo de 2013



… y no echar gota

      Una hermosa mujer sube con garbo y sensualidad unas escaleras. Luego, sobre tacones, unos pies caminan con firme decisión. Al fin aparece la cara de la mujer. Y sí, es guapa, muy guapa. Y si te fijas bien hasta la reconoces de salir en la tele, en algunas series. Mirando al frente, como a un vacío a punto de ser mostrado, la mujer habla. He vuelto, dice, y pienso volver todos los días de mi vida. ¿Quién es el afortunado al que la actriz promete algo tan estimulante, y quién es la actriz? Es Natalia Verbeke. Y le habla a un retrete, hostia puta. A un retrete. Con su tapa y todo en un rincón de un cuarto de aseo. Sin más, del retrete, el plano pasa a una mesita baja con dos vasos, pan, y una mano que vierte en uno de ellos un poco de leche. La voz de la misma mujer dice que si tomas esa leche, la fibra te ayudará a ir al baño –al cagadero al que ella le hablaba- cada día. 

Natalia Verbeque emocionada ante....

...la letrina de sus sueños

       Después, en otro anuncio, se ve a un tipo con un megáfono en la mano, y corriendo, y sentado como si tuviera mucho que pensar. Y parece que sí, que en su cabeza hay lío porque la pregunta que se hace es de las profundas. ¿Cómo lo hago, se dice soplando un caracolillo juguetón que le llega al labio, para seguir siendo yo mismo? Repitamos. ¿Cómo lo hago para seguir siendo yo mismo? Luego, el tipo que se pregunta semejante cuestión trascendental, sale cortando como una exhalación con las manos como el que echa a volar. Casi lo consigue. Hasta que se frena, cae en seco, y se responde. Tocando con los pies casi siempre en el suelo. ¿Casi siempre? ¿Qué hace el resto del tiempo? ¿Flota, gravita, sobrevuela? Pues sí. Flipa. Es David Bisbal. Que asegura que lo que le define, y por eso los cuida, son sus rizos. Menos mal que no estoy lejos del retrete. 

Este tipo consigue rizarme los pelos sin espuma ni ná.
 

viernes, 29 de marzo de 2013

Maldeojos. Sabe lo que hace. Jueves, 28 de marzo de 2013


Sabe lo que hace

     Perdió la vergüenza, y la dignidad. Conceptos que ella se pasará por el bolo. Veo a la mujer fantoche en las redes siendo la comidilla, diciéndole que ha perdido la cabeza por irse desnudando hasta enseñar la raja de las tetas y el ombligo, y como ponen fotos del momento exacto de su programa de los lunes, veo que la señora hace gestos que podría hacer cualquiera de las ordinarias con las que se relaciona. Pero yo no creo que la que fuera una de las periodistas más audaces, impertinentes, de temida mordacidad, una mujer respetada por su credibilidad y rigor, esa misma mujer yo no creo que no sepa lo que hace porque haya perdido la cabeza. Lo triste, lo descorazonador, lo llamativo, lo doloroso, es que sí, que esta mujer sabe lo que hace, y lo sabe tan bien que diseña su estrategia para hacerlo mejor. No perdió la cabeza. Lleva tiempo perdiendo la dignidad.

      Lo de su chabacana, vulgar, y grotesca exhibición de tetas, la coloca a la altura del cascajo social que maneja, pura basura. Hay quien dice que la señora no hace más que su trabajo, que sabe manejar el espectáculo y el entretenimiento. No entro ahí. A mí ni me interesa ese espectáculo ni me entretiene. Desde el momento en que esta señora se enfurruña porque no soporta que Falete le gane la audiencia, y desde el momento en que medio poseída, elevando la cochambre de su zahúrda con escenas de celo y catre, se alegra de que de nuevo le ha ganado la audiencia a Falete, y ahora, en su penúltima payasada, se abre el vestido porque apenas le queda nada que enseñar para competir con el mismo Cristo de la Biblia de Antena 3, qué nos queda que ver. ¿Echará un polvo en directo la semana que viene con animal, o con humano?-. Ay, la Milá. Pobre Mercedes


La Merche. Ella misma se explica en este numerito mercantil.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Maldeojos. Agua y algo más. Martes, 26 de marzo de 2013



Agua y algo más

      El último Documentos TV que ha emitido La 2 -el domingo por la noche- se dedicó al agua –Agua, la hora de las soluciones-. Supimos viendo el excelente reportaje lo que ya intuye uno, que el acceso al agua, o su carencia, marca la diferencia de unos países y de otros. Contaba el reportaje cómo en Ulán Bator, capital de Mongolia, niños de 12 años tienen que andar cada día trasegando bidones de 70 litros para llevar agua a casa, y que más de tres millones de criaturas morían en el mundo por enfermedades relacionadas con el agua en mal estado. El agua es vida, se decía, pero también puede ser la muerte. Las organizaciones humanitarias han acercado el agua a zonas donde escasea, y han contribuido a mitigar los efectos devastadores de su carencia con programas concretos de educación e higiene. El programa se suma a las celebraciones del Día Mundial del Agua, que tuvo lugar el pasado 22 de este mes. 

      TVE se ha sumado a esta celebración. Uno no sabe qué puede hacer como individuo, pero no está mal empezar por tener conciencia del problema. En las distintas ediciones del Telediario se han ido intercalando crónicas sobre el acceso al agua en el Sahel, donde ACNUR reparte ocho litros por persona en los campamentos de Mali. Las crónicas no sólo destacaron la falta de agua sino lo que se puede hacer cuando se gestionan bien los recursos, por escasos que sean, en esos países. Paula Figueiras desde Perú, contó la historia de una mujer que ha puesto en marcha un negocio próspero –de huerta y criadero de animales-. Con trabajos así la televisión pública nos honra. 

Bajo temperaturas infernales, niños acarrean agua en Ulan Bator, capital de Mongolia

martes, 26 de marzo de 2013

Villanoveros en acción. Martes, 26 de marzo de 2013



Mañana, la reunión


Un aperitivo visual antes de mañana, 27 de marzo de 2013, cuando después de miles de años nos volvamos a encontrar quienes nacimos en Villanueva Mesía, nos criamos juntos, jugueteamos por sus calles, crecimos, nos fuimos, y perdimos el contacto, aunque no el vínculo. La de las fotos es una Villanueva en blanco y negro, con la fascinación de parecerse mucho más a los recuerdos que nos acompañan. 

Nota: perdonad la calidad de reproducción. Es la fotografía de una fotografía, y prometo ante un telefunquen en el bar de Carlicos que no son "los papeles" de quien estáis pensando. 

El arco. Si hay alguna imagen mil veces vista es esta, pero su fuerza sigue intacta.

Todos recordamos lo que pasó. Quizá esta imagen, después del fatídico accidente, sea menos conocida. Yo creo que es la única foto que existe.

Otra vista del arco caído. Por entonces ya había desaparecido la plaza del bar de Alfonsillo, donde veíamos a los muñecos de la Familia Telerín en la tele, sobre la repisa de la pared, recordándonos que había que irse a la cama, que había que descansar. A aquellas horas la terraza del bar estaba a rebosar. Desde el lugar que ocupaba esa plaza está tomada la foto.

Otra imagen definitoria. La rueda era como el principio o el final del mundo. Todo un alarde estético de la época. Observad cómo el fotógrafo ya apuntaba maneras. Qué arte.
Mi gran amiga, Ara. Inseparables. La foto está tomada en la terracilla de la casa de mi abuela.
Si no me falla la memoria, que seguro que sí, la foto está hecha, más o menos, desde la Cruz del Visillo. Lo digo porque se ve la torre de la iglesia al fondo... Pero por otro lado se ve demasiado cerca. No sé, seguro que es desde la calle Gran Capitán, lo que no acierto es a concretar a qué altura.

Los dos pimpollos. Hasta con alardes de fotografía creativa. Ah, obsérvese la seriedad en el gesto. Eran fotos con mensaje. Lo que no sé es qué mensaje.
Que sí, que llegó el color. Y el macarrerío como valor. Pero esta imagen ya es símbolo de la desbandada de malenos por los confines del país. Ara, ¿Madrid, Graná..?
  
(Por supuesto que se admiten comentarios, matizaciones, ampliación de datos...)