lunes, 16 de septiembre de 2019

Maldeojos. Silvio (y los otros)


Silvio (y los otros)
(Atículo publicado el domingo, 15 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No vas a joder el futuro de mis hijos, no vas a destruir las libertades que mi abuelo defendió  en dos guerras mundiales, le escribe el actor británico Hugh Grant a Boris Johnson, el primer ministro británico, el tipo que prefiere estar en una zanja tieso como un ajo que salir de Europa con acuerdos. La feria de este loco forma parte del festival al que nos tiene acostumbrados la pantalla con parecidos fulanos que también son dueños de melenas anaranjadas. O no. ¿Qué le habrá hecho el mundo a los pelo mazorca para que estos lo den todo y sean capaces de organizar una desorganización mundial tan medida y perfecta? Hugh Grant se dirigió al político británico cuando éste suspendió en un arrebato de cojones el Parlamento. Cojones. Locos. Hooligan. Populistas. Canguelo. Poder. E implantados capilares. Y entonces llegamos a Silvio Berlusconi. Y llegamos a Paolo Sorrentino. Y llegamos a Silvio (y los otros), serie que se puede ver, íntegra, de un tirón, en Movistar. Serie que narra la situación de un tipo que atraviesa uno de los peores momentos de su carrera, recién salido del Gobierno y acusado de todo tipo y tamaño de corrupciones –es Silvio Berlusconi, al que da vida un histriónico, y a veces terrible por sus gestos de máscara, Toni Servillo- al que un empresario buscavidas, Sergio Morra, el actor Riccardo Scamarcio, adora como referente de negociante y triunfador, en lo económico y social, y por tanto su meta es conocerlo y hacer negocio con él, con el hombre más poderoso de Italia. Para conseguirlo usa los métodos que tanto adora su adorado, o sea, chanchullos, fiestas con señoritas muy, muy jóvenes, y sutiles reuniones donde fluye el dinero para conseguir el fin. Pero también, como la obra de Sorretino –La gran belleza, El joven papa-, es una reflexión sobre el poder, la decadencia, el ridículo, la belleza, y la futilidad de la vida convertida en motor y razón de ser. Silvio (y los otros) es barroca, feroz, patética, surrealista, trepidante, despiadada, clásica, moderna, depravada. Silvio es como los otros, entre payaso y peligroso, entre imbécil y una bomba, Silvio es como Trump y Salvini, como Jhonson y Bolsonaro.

Un par de tontos
     Pero rebajemos el nivel. Acerquemos el foco a la patria. Silvio el retocado no está solo. ¿Solo yo encuentro parecido de cara, pelo, cejas depiladas, y tirantez del pellejo entre el tintado Ortega Cano y Kim Jong-un? Vean fotos y comparen. La otra noche, en su casa, donde recibió a un forajido del tinto como Bertín, apenas me enteré de lo que decían porque no podía apartar mi mirada de las sienes de Ortega, tan norcoreanas. Algunos, además de retocados y simplones son tontos. ¿Saben que dos reporteros de Cazamariposas, otra estupidez de Mediaset –en Silvio (y los otros) se hace mención a la influencia tan nociva de ver las cadenas del emporio-, un tal Sergio Silva fue enviado a Cercedilla cuando las teles contenían la respiración antes de hallar el cuerpo de Blanca Fernández Ordóñez. ¿Qué pinta en un hecho que luego acabó como acabó un formato dedicado a la basura que genera esa empresa salida de programas como Supervivientes o Gran Hermano? Pues lo que pasó. Que el tarugo grabó un vídeo para su Instagram en el que decía, “el ambiente es tenso, los periodistas están serios, nosotros gritamos y nos partimos el culo, todo el mundo está muy triste con el tema, pero nosotros estamos muy bien, o sea, que nos da un poco igual, ¿somos malas personas o no?”. No, querido, le respondió Ángel MartínSe lo que hicisteis, y ahora Dar cera, pulir #0 en Movistar-, podéis ser malas personas, pero sobre todo “sois tontos”. Son niñatos sin preparación, imbéciles soltados en un lugar sin saber qué hacer, cómo comportarse, qué es lo que se espera de ellos. La culpa no es de ellos. El hecho es otro caso Silvio (y los otros). Hay más. ¿Qué se puede esperar de Gloria Camila, la hija del torero y de Rocío Jurado, presente también en lo de Osborne, como reportera en Volverte a ver, lo de Carlos Sobera? Que cada semana insulte a periodistas preparados mientras especímenes de su calibre ocupan sus puestos no por lo que valen sino por lo que son. Así es el mercado.

Vuelve Roci-Hito
     Entre el mercado, y los otros, ella sola se mató. Viene muy bien esta frase si ahora llega como la gota fría más bestia que la que aún colea, el juicio contra Ana Julia Quezada por el asesinato del niño Gabriel Cruz el año pasado. Pues ya tenemos otro tonto. Este juicio se ha llevado por delante el interés por la muerte de Blanca. Ahora es Ana Julia aquí, Ana Julia allí. Y sin parar. Las cadenas hierven fabricando una basura muy poco elaborada. Un tal José Araque, reportero de Ya es mediodía, soltó en directo la otra mañana, al bajarse del coche policial la acusada, “hemos visto a la negra de blanco”. Hasta los padres del niño, sensatos, comedidos y prudentes, han pedido mesura a los medios, que no hagan espectáculo, que dejen trabajar a la justicia, que no hagan juicios paralelos en los platós.  El mundo al revés. El Silvio Berlusconi de la serie mentada le explicaba a su nieto que los jueces le tenían manía y que iban todos a por él, pero que algún día regresaría para poner orden. Es lo que hizo Antonio David Flores la otra noche entrando a la casa de Guadalix. Es mi regreso a la tele, y por la puerta grande de Gran Hermano, decía bañado en lágrimas, así que aprovecharé el regalo después de estos duros años de calumnias y denuncias falsas para que la gente sepa cómo soy de verdad. Entre patético y conmovedor esta gente cree en serio que la gente necesita saber cómo son. A quien no le ha dado tiempo de mostrarse, ni como es ni como quiere ser, es a Ana García Obregón, que entró por una puerta a Masterchef y salió por la otra con el delantal entre las patas. Como un Silvio con tetas, Anita vive una decadencia amarga, plastificada, desorientada. Pero atención, un animal herido es siempre una amenaza. Así que ojo, Roci-Hito Carrasco, cuidado. Te espera la del pulpo con tu ex en Guadalix, y con el apoyo de tu hija (y los otros) en el plató. Sorrentino, vente a España.

La chispa
Cristina Pedroche

    Se estrenó la noche del jueves en El hormiguero Cristina Pedroche como colaboradora semanal, como lo hace ya Nuria Roca, Pilar Rubio, Dani Rovira, o Antonio Resines, que también se estrena sección. Cristina es una chica simpática, desinhibida, y su cometido es representar escenas de películas muy conocidas. No es lo suyo. Su Misión imposible no tuvo gracia. Los chillidos y aspavientos cansan si no hay nada más.

Maldeojos. Lluvia y morbo


Lluvia y morbo
(Artículo publicado el sábado, 14 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
     Mi programa no tiene morbo, tiene información, dice la reina de la basura matinal doña Ana Rosa Quintana en una revista digital. Es la misma señora que se repantinga, se remanga, se atusa un poco la parte del cardado que le queda suelto, y pone el foco en los detalles más escabrosos del suceso del día, el que toque. No es morbo, es información, dice la señora tan pancha. Seguro que hoy, es de esperar, ni Baleares, ni Comunidad Valenciana, ni Murcia, o parte de la Andalucía oriental que han sido batidas por la lluvia, el viento, el desbordamiento de ríos, ramblas y arroyos, las aguas van volviendo a su cauce, nunca mejor dicho. Pero también es cierto, y al archivo de imágenes remito, que los magacines de las cadenas, una vez más de todas, han hecho de la gota fría que ha destrozado vidas, cosechas, e infraestructuras, un género, es decir, un espectáculo.
     O sea, cuanto más morbo, mejor, o como diría AR, cuanto más morbo, más información. Escuché ayer en Espejo Público, hablando por teléfono con Susanna Grisso, a Fernando López Miras, el presidente murciano, desde el Mar Menor, que pedía a la gente que no saliera de casa. En la siguiente conexión, también por teléfono, mientras en pantalla  se emitía un bucle con coches apilados anegados por el agua, entró Ximo Puig, que desde Orihuela, como presidente valenciano, seguía la evolución del terrible temporal. En el mismo programa, y desde Molina de Segura, un camionero en conexión telefónica explicó el rescate de una mujer abrazada a un árbol arrastrada por la corriente. El señor fue presentado como un héroe. No es morbo, es información, teoría de la que se nutre también Espejo público. Supongo que será difícil deslindar una cosa de otra, pero…

Maldeojos. Málaga


Málaga
(Artículo publicado el jueves, 12 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     La Málaga que vemos en Malaka es sólo una parte de la ciudad. Si la Málaga real fuera como la Malaka de ficción sería, como dice un personaje de la serie, el puto Bronx. Y no es así. Hablemos por tanto de la ficción. Malaka es una ficción poderosa, atractiva, un trabajo de primera, literal, un orgullo para Málaga. Malaka, con doble entrega en su estreno el lunes, es un orgullo para la ciudad, para La 1 y para los espectadores. No creo que, como he leído por ahí, la serie empiece lenta –ya está bien de sobrevalorar lo veloz por el mero hecho de ir rápido-. Disfruté mucho, al contrario, con esa exposición tipo puzle, de narración sincopada, con sus poliédricos personajes, con la trama intuyéndose desde el primer segundo, y sabiendo, como se fue confirmando, que esas aguas serenas no hacían más que anunciar la tormenta.

     La historia no es nueva. Su atractivo, por tanto, está en otros aspectos. Va de dos polis –ella, una adictiva Maggie Civantos, y un enorme, pero enorme hasta la cúspide, Salva Reina- investigan la muerte de una chica. ¿Nada nuevo, verdad? Pues no. Lo nuevo está en la nula concesión por hacer agradables a los personajes, por el feroz retrato de barrios dominados por bandas de traficantes de poca monta pero despiadada reacción –cada vez que aparece Laura Baena, jefa de un clan, la pantalla se ilumina, quieres más-, lo nuevo está en los diálogos, vivos, de verdad, y dichos como hay que decirlos, con su acento sin folclore, con la ironía y doble sentido de un español pasado por el tamiz andaluz, lo nuevo está en que siendo Málaga el foco, como la poesía de Lorca, Malaka va de lo local a lo universal, y el casting de Luis San Narciso tiene mucho que ver.



miércoles, 11 de septiembre de 2019

Maldeojos. Camilo el Grande


Camilo el Grande
(Artículo publicado el martes, 10 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     A la velocidad del rayo, como un lince, La 2 de TVE reaccionó el domingo emitiendo un Imprescindibles dedicado a Camilo Sesto el mismo día de su muerte. Para eso está el archivo de la casa, para tirar de él, sobre todo si viene tan bien, si encaja tan bien, si gusta tanto en un día que dejó a la mayoría tan noqueada. Viendo el programa, viéndolo con la atención debida ya que sabías que ese Imprescindibles ya sería otra joyita que no podría retocarse con nuevas intervenciones del protagonista, te das cuenta de que detrás del personaje en que Camilo convirtió a Camilo Sexto, un personaje patético y deforme, obsesionado con una torpe lucha por el paso del tiempo, un hombre de expresión nula, de rostro plastificado, viendo el programa, digo, que no entró en ese aspecto, descubres una trayectoria impecable apuntalada por una seguridad que no necesitó abuela.

     Sus triunfos le dan la razón. Casi desde el principio de los tiempos Camilo Sesto, que cantaba, producía, y escribía sus canciones, llevó al número uno la mayoría de esa obra que, incluso hoy, pasadas las décadas, se ha convertido en auténticos himnos populares reconocidos y cantados por todo tipo de gente, desde gente con más edad a gente joven, tal como vimos en un reportaje que emitió Antena 3 Noticias. En el Imprescindibles de La 2, que se estrenó en mayo de este año como Camilo sinfónico. Vivir así, dirigido por Óscar García Blesa, participaron cantantes –Mónica Naranjo, Pasión Vega, Ruth Lorenzo o Sergio Dalma- que reconocieron la valía del artista de Alcoy. En la España del 1975, como Jesucristo Superstar, Camilo el Grande le tocó al agónico franquismo las pelotas. Esa gesta añadió, engrandeciéndola, matices heroicos a su carrera.



Maldeojos. El Cejas, en GH VIP


El Cejas, en GH VIP
(Artículo publicado el domingo, 8 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Hola, soy El Cejas –dice El Cejas con una insoportable voz de pito en un vídeo que podría ser el que vemos de algunos políticos pidiendo el voto de los ciudadanos- . Chavales, os voy a decir una cosita –dice El Cejas moviéndose con esa chulería del saco de hormigas, enseñando los piños- este año por fin en Gran Hermano ha entrado un concursante que vale. Chavales, este, el menda lerenda, el cejitas, ¿vale?, así que os quiero ver a todos apoyando a muerte aquí al menda por las redes sociales, por los teléfonos, por los SMS, que os gastáis más en el chino de abajo en cuatro chuches, ¿vale? –dice El Cejas retador, señalando con el dedo, apuntando con el dedo, sin dejar ese bailecito, ese cabeceo de perdonavidas de barrio- , así que más os vale estar ahí votándome porque, bueno, es que, es que, no sé qué más deciros, es que voy a entrar yo. Quitando a los cuatro “pangorines”  que hay dentro, no tenéis más votos que dar, así que, cuidadito, chavales, como no me apoyéis os lleváis dos placas, ¿eh?, ojito. –termina este repulsivo ejemplar su arenga pidiendo el voto cuando se vote en GH VIP-. Este tipo, conocido como El Cejas, tiene nombre de carné, Diego, un chico de familia humilde que hizo el ridículo en un programa de barraca de feria como Got  talent. Pero dio en la diana y como buen buscavidas, listo, con hambre de fama y dinero, sin el más mínimo pudor ni vergüenza –términos que no forman parte del vocabulario de estas manadas-, aprovechó su resuelta y provocadora ignorancia para medrar en el mundo de la fama del mediocre, de consumo tan rápido que sólo los muy fuertes son capaces de sobrevivir porque la selección natural en este zoo es dramática, dura, a muerte. Y ellos los saben. El Cejas lo sabe. Cuando la casa de Guadalix abra sus puertas y este chico se vea en ella sabrá que ha merecido la pena, que sus vídeos de mierda, con chicas que mueven culo y tetas mientras él canta al lado con la gorrita ladeada como está prescrito en la imagen de estos memos, y se agarra el paquete, y dice bárbaras ideas como que le roba la novia a quien sea metiéndole “un marmitaco en to los piños, que le tumbo”, cuando ocurra todo eso, este payaso también sabrá que la necedad, la estupidez, el mal gusto y la arrogante ignorancia tienen su premio en esta sociedad en descomposición. Da asco él, su música repulsiva, sus letras insoportables, lo que representa y por qué se premia a alguien como él en vez de mandarlo a la escuela y reiniciarlo.

Gallinas violadas
     Lo siento, no puedo, estoy incapacitado para tomarme a broma a este tipo de productos. Ni siquiera, como hace mucha gente y es legítimo, me justifico diciendo que después de un día complicado con los problemas de la vida lo que me pide el cuerpo es relajarme en casa ante la tele sin darle muchas vueltas a la cabeza viendo estas mamandurrias. Por lo pronto El Cejas ha dicho que le gustan mayores, “pero no tanto como Mila”. Esa Mila es Mila Jiménez, y lo dice porque la sardesca, que también pasó por el quirófano para quitarse mil arrugas con la idea estúpida de quitarse años, va a estar en la misma casa que el angelito –es la reina, la que más va a cobrar-. Lo malo de pavos como El Cejas es que crea opinión, fomenta valores sin alma, despista, resta dignidad, promueve el mal gusto, se burla de los artistas y universaliza lo chabacano como se esparce la grasa sobre el agua. Es todo tan parodiable, ese estilo de música con base infernal, que da igual que se llame reguetón, rap, o trap. Y que lo firme Lola Índigo, Rosalía, o C. Tangana. Hasta Arturo Valls y Silvia Abril, sustituta del primero durante el verano en Ahora caigo echaron mano de la ironía musical para pasar el testigo del programa a su dueño habitual y en un abrir y cerrar de chinda chinda armaron una copla que podría haber firmado cualquiera de los mentados, incluyendo al Cejas ese. Qué pena que el vídeo de las chicas que denuncian que las gallinas son violadas por gallos se haya conocido hace apenas unas horas, suficientes, en una tele de chichinabo, para alcanzar el podio. Seguro que en Gran Hermano VIP encajarían como el pepinillo que viola a la aceituna. Esto se nos va de las manos, en serio.

Mediocracia
     Como El Cejas, una tal Anabel Pantoja vive del cuento –literal- de contar cosillas de su tía la cantante, pero tiene que darse prisa para convertirse en una atracción en sí misma porque la chacha, en la órbita de Mediaset, agarrada por la coleta por el zorro Vasile, no necesita ya portavoces ni  exégetas que la interpreten. Isabel Pantoja, desde que descendió como mortal que defeca en la isla escondiendo los excrementos debajo de la arena dejó de ser diosa para convertirse en una mercancía más del zoco de Telecinco. Pues bien, la pantojilla Anabel también entra en Gran Hermano, como Dinio, el ex de Marujita Díaz, el hombre cuyo mérito es, según dicen, tener un badajo a la altura de su burricie. Dice el filósofo y profesor canadiense de la universidad de Montreal Alain Deneault en su libro Mediocracia -Ed. Turner- que la mediocracia es la antesala de una revolución. La guerra ya no es sangrienta –que también- sino anestésica, diseñada al milímetro para aupar a los mediocres a la cresta de la política –véanse algunos líderes fantoche, insulsos, gente joven y preparada, pero preparada para no ir más allá de lo que se espera de ella, véase a Pablo Casado, véase al veleta y sin sustancia Albert Rivera, véase a Isabel Díaz Ayuso y su sonrisa encajada como parte de un rostro con mirada de vaca, incluso véase a Pedro Sánchez, hoy aquí, y mañana en la cara opuesta de la luna-, para aupar y premiar a los más mediocres llevándolos al centro del foco de manera que su luz, que lo ocupa todo, deje en penumbra, o en la oscuridad total, a quienes sí tienen algo que decir. Todo el tiempo que el puto Cejas –traído aquí como símbolo, como parábola- salga en la tele es un tiempo robado a la dignidad. Y al futuro. Es un peldaño más que vamos subiendo antes de despeñarnos por el precipicio.


La chispa
Terelu se va
Se rumorea que Terelu Campos deja la órbita Mediaset y se abraza a la otra religión. Está a punto de firmar con Atresmedia un contratito para ir tirando como colaboradora en Espejo público, que Susanna Grisso también tiene su corazoncito, y en la temporada que comienza lo va a demostrar dando más cabida a temas del chichi. Seguro que “la hija de” lo agradece. En Mediaset los contratos se firman para ser pasto de hienas. 

Maldeojos. Lo de Blanca


Lo de Blanca
(Artículo publicado el sábado, 7 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Perdonen que despache la desaparición y luego encuentro, aunque ya sin vida en la alta montaña, de Blanca Fernández Ordóñez con un simple “lo de Blanca”. Pero creo que después de tantos días, con sus mañanas, tardes, y noches, entrando en casa desde la tele con una presencia machacona, lo de Blanca es eso, un tema, un género, una serie, y sin duda un atropello, un puñetazo, un exceso, un espectáculo. Podría, sin miedo a equivocarme, ir a mi archivo y hurgar, cortar, y pegar algunos textos escritos referidos a “temas” como el de hoy para decir más o menos lo mismo. En los coletazos del mes de agosto, como un milagro, la tele se iluminó con un asunto que la haría revivir de un letargo que daba vueltas al calor, a la inseguridad en Barcelona, a la barba de Casado, a los navajazos entre Sánchez e Iglesias, o a la listeriosis en la carne mechada.

     Nada de estos asuntos, por importantes que sean, se ponen al nivel de “lo de Blanca”, primero porque es quien es, la primera mujer española con medalla olímpica, y luego porque esa desaparición estaba destinada a lo que ha sido, a rellenar horas y horas de televisión de saldo. En el campamento base, desde donde se organizaban las batidas para dar con Blanca, había más reporteros y cadenas de televisión que policías. Hay que preguntarse de nuevo si tanta conexión en directo, tanto despliegue, tanto experto en el sitio o en el plató, está justificado. No. Sin duda, no. Las conexiones, la información ha sido durante estos días paja, humo, entretenimiento, marear la perdiz. ¿Estamos buscando a Blanca o buscando audiencia? La oportuna reflexión la hizo el humorista Alfonso Arús en Aruser@s –matinal de La Sexta-. Vale para cualquier cadena.



Maldeojos. Han vuelto


Han vuelto
(Artículo publicado el jueves, 5 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ya están casi todos en sus puestos. Empieza la temporada otoño invierno. El PP, sin embargo, vive en su eterno infierno de corrupción cuyas brasas jamás se apagan. Ha sido empezar la nueva temporada de Todo es mentira en Cuatro –ya con Risto Mejide al frente de la nave-, empezar El intermedio, empezar Los desayunos en TVE después del parón veraniego, y con un Xavier Fortes impecable, empezar Zapeando en la Sexta con su nuevo timonel -¿tendrá Dani Mateo tiempo de ir a casa, de tomarse algo en un sitio que no sea la barra de Atresmedia, de amar, de tumbarse a la bartola, de ir al cine, de no hacer nada, tendrá tiempo de salir corriendo de Zapeando y llegar a tiempo a El intermedio, le merece la pena este nuevo trabajo teniendo que codearse con alguien tan repipi como Josie?-, y el PP, con sentido del espectáculo, no falla, ahí está.

     Siempre tiene un giro de guión que, aunque intuido, no deja de sorprender en su serie estrella, esa en la que todos los presidentes de la comunidad de Madrid, además de un puñado de segundones, están pillados, cazados, imputados, sospechados, o en vías de serlo. Desde Ignacio González a la gran rana Esperanza Aguirre, y por supuesto a la roba cremas de mercadillo Cristina Cifuentes, y por supuesto, para seguir con la manía de los guionistas del clan de Pablo Casado, la nueva, Isabel Díaz Ayuso, que apenas ha tocado sillón y ya hay sobre su mirada de vaca una sombra de sospecha sospechosa. Los programas y magacines, y los informativos y programas de investigación, que han puesto en marcha la nueva temporada, se frotan las manos. Habrá mucho juego, mucho que ver, mucha tralla. Espe ha vuelto. Y lo ha hecho como merece, con olor a  chorizo.  


Maldeojos. Erkenci kus


Erkenci kus
(Artículo publicado el martes, 3 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Si hablo de El pájaro soñador seguro que no le suena de nada. Si escribo Erkenci kus, tal vez tampoco. Pues bien, son la misma cosa. El pájaro soñador es la traducción del nombre turco Erkenci kus, una telenovela que está poniendo patas arriba las audiencias, yo creo que por mor de su protagonista, un maromo de aspecto fornido pero no en plan mole sino con mirada dulce de chico mimoso en una cara de una belleza equilibrada y varonil, una auténtica pasión turca, diría con su acentito arrastrado y pícaro Antonio Gala. El guapo actor se llama Can Yaman, protagonista, junto a Demet Özdemir, de la historia de amor, seguro que arrebatada. Con estas mimbres los de Viajeros Cuatro hicieron la maleta el domingo y se plantaron en el set de rodaje de la telenovela en Estambul, y además de hablar con los protagonistas, nos contaron cosas interesantes.

     La serie la emite Divinity –órbita Mediaset-. Nos contaron que Turquía es hoy algo así como el Hollywood o el Bollywood de las telenovelas no sólo para el ámbito árabe sino para el resto del planeta, y a la vista está. En cifras se destaca que se producen más de 100 historias al año y se distribuyen a 156 países. La reportera de Viajeros Cuatro habla con la profesora de español Ezgi Seçik, que traduce la charla con Can Yaman, rudo pero suave robinson que habla “un poquito de español” , y con Demet Özdemir, una muñequita “diseñada” para ese amor de suaves impulsos y contenidos deseos acaramelados. Dicen vaguedades en dos minutos –el resto del programa se centra en Estambul-. Por cierto, veo un poco de Erkenci kus. Alucino. Es un disparate. Las actuaciones, histriónicas, de telenovela, como tiene que ser. En fin, un buen Callejeros.



Maldeojos. Amar en tiempos de KOZ


Amar en tiempos de KOZ
(Artículo publicado el domingo, 1 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Que Amar es para siempre es un barco que flota en mitad de las tormentas más gordas e iracundas parece que no tiene discusión. El barco sigue ahí, en las tardes de Antena 3, y cada nueva temporada tiene su afán. Se renueva el barrio, el Asturiano, el interior de las casas, el hotel, las tramas. Y ahí me detengo. Desde principio de año los guionistas han metido una historia de amor entre mujeres, entre Luisita y Amelia, o sea, Paula Usero y Carol Rovira. Eso que se llama la comunidad LGTBI está encantada, y lo deja claro en las redes sociales, sobre todo por el empuje en dirección contraria a esa normalización y visibilidad sin tapujos que desde el partido ultraconservador del tío de la mula y fieles se lleva a cabo, como si amar a quien te salga del corazón y de la ingle necesitara el visto bueno de esta gente. Lo que pasa es que la realidad es un camión que pasa por encima y se lleva por delante a estos obsesos del amor si no encaja con sus valores. Pero no todo es idílico, romántico, y reivindicativo. Me pregunto si el amor en estos tiempos locos, de KOZ o de payasos en acción, es ir por el mundo enseñando algo para celebrar algo. Es hacerse un “paco león”, o sea, ponerte en bolas para celebrar que tienes un millón de seguidores en Instagram o en el viejo Twitter. Lo cierto es que Paco León ya se ha hecho su foto del verano con la manguera en la mano como antes se inauguraban las vacaciones con el posado de Ana Obregón al borde del mar. El otro día fue el guapo Adrián Lastra –el Pedro de Velvet- el que, escribía, se hacía #UnPacoLeonPorDetrás, es decir, enseñaba el culo. ¿Esto es amor? Sus seguidores creen que sí, y quieren más, quieren que lo enseñe todo, sobre todo la manguera. Rosa López, la de Eurovisión, sin enseñar, lo enseña todo. Forma parte de las nuevas entregas de Gourmet edition, lo más parecido a Supervivientes o a Gran Hermano que ahora tiene Telecinco como pasto de su audiencia. Conmueve ver a Rosa de España hablar de amor, de su falta, diciendo que hay chicos que lo confunden con su paquete. Que no será el de esa cosa repelente llamada Aless Gibaja, lo más opuesto a la sensualidad y el deseo que alguien pueda imaginar. Para completar el cuadro, Rosa tiene las paredes de su casa infestadas de corazones rojos atravesados con flechas. Eso sí, que nadie se confunda. Pese a mi apariencia, dice Rosa, soy una fiera en la cama. Oído.

Bertín zurró
     Resultaría raro, extraño, sesgado, increíble, insensato, inmoral y pecaminoso, además de inquietante, surrealista, troglodita, neandertal y cromañón, renacentista y pitiminí, cara de haba y dama de las camelias, revolucionario y fascista, resultaría todo eso y un carro de tonterías como las mentadas no mentar aquí hablando del amor en los tiempos de KOZ a un cabestro como Bertín Osborne, el donjuán ajamonado de la tele que cuando trata de salir del huerto con fango en el que se ha metido, de nuevo a vueltas con la cosa esa del feminismo, se hunde aún más en su propio esputo el jerezano que se echa mano de los huevos para hablar de mujeres. La gente, sobre todo de izquierdas, sobre todo si son Julia Otero o Gabriel Rufián, no sólo son iluminados sino mamarrachos, dice el chulo y arrogante presentador de una casa, que nunca sé si es la suya o la de otros. Los de Todo es mentira, en Cuatro, con Marta Flich –qué bien lo hace- hasta el regreso de Mejide, lo levantan a pulso, aunque el resto de Mediaset calla, y sólo otorga indecencia y bochorno. Además,  mucha gente anónima se ha enfadado con el machito. Y ha hurgado en los archivos. Y ha recuperado una joya en TVE. Se llama De la mano de, programa de 1985, con un encorsetado y fumador –alucina hoy ver eso- Jorge López Pedrol, que pregunta si nuestro patético caballero es machista, a lo que Bertín responde que “las machistas son ellas porque no quieren perder el estatus que les hemos dado los hombres”, En realidad, remata con una sonrisita condescendiente, “es el hombre el que está sometido”. Tanto, concluye, que “lo que debería de haber es un movimiento de liberación del hombre”. La cara de Pedrol es la de un gato escaldado con agua helada, pero se repone y sigue. ¿Te consideras muy moro en tus relaciones? No, qué va, dice con sonrisita tonta, pero es que a las mujeres les gusta que seamos machistas. Total, y ahí va la joya de la corona que retrata a este tipo de personajes, y así doy por finalizada la cosa, que la mano del machito que acarició la piel de tanta hembra también sirvió para zurrarles. Sí, contesta el sobrado personaje, alguna vez pegué a una mujer. Toma y toma, que lo sepáis, feminoides mamarrachas.

A por las Campos
     Enseguida, a raíz del fuego desatado, siempre hay un caballero dispuesto a inmolarse frente al batallón de perras con o sin flauta. El eurodiputado de VOX, Herman Tertsch, no cree que grabar las bragas de las mujeres en el metro colocándoles el móvil debajo sin que se den cuenta “sea un problema mundial”, se encara con Anabel Alonso. Sin comentarios, hijo de KOZ. Así que como a estas alturas lo que se dice el amor no sale bien parado, husmeo por los alrededores de María Teresa Campos y Edmundo Arrocet, el del bigote. La cosa está que arde, y como la veda contra las Campos se ha abierto en Mediaset, el pim pam pum es un no parar. Los de Sálvame no sueltan la presa. Enfrente, los de Viva la vida, la defienden y no ven en las fotos de mujeres saliendo “del pisito de soltero de Edmundo” prueba de infidelidad. O sí. Lo que es seguro es que Viva la vida se ha “salvamizado”. No es raro. Su nuevo director, Raúl Prieto, antes en Sálvame, con La fábrica de la tele, se abrazó a Cuarzo, la competencia, responsable del magacín. Se abrazó a Cuarzo y al arquitecto Joaquín Torres, que dejó a su mujer por su maromo. En resumen. La ficción –en Amar en Amar es para siempre y otras- y la realidad son un tren imparable, cuando de deseos y amores se trata, que se lleva por delante a los tarugos de KOZ.


La chispa
García Aguado
Que la tele no te cambie, le decía a una tal Dakota Pedro García Aguado. La chica es una problemática joven que empezó a enderezarse tras su paso por Hermano mayor, que presentaba en Cuatro Aguado, y que acabó, en carrera fulgurante, en Supervivientes. Al mismo tiempo el propio Pedro ha acabado tras su paso por la tele como director general de Juventud en el gobierno de Díaz Ayuso. Vaya si la tele cambia la vida, y mucho.


Maldeojos. Sandra Barneda


Sandra Barneda
(Artículo publicado el sábado, 31 de agosto, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No es que esta señora, Sandra Barneda, la recuerde como el paradigma de televisión de primera, no es eso, pero tampoco la tengo ubicada en mi memoria como neto personaje de la televisión basura. Ahora no tengo duda. Ha aprendido rápido. Uno de los rasgos de esta especialidad, la de formar parte con brillo y magisterio de la televisión basura, es manejar los bodrios, los desechos, la sin sustancia, el humo y el invento, la nada, como si se tratara de una comida excelente, un bocado exquisito. Es la técnica de solemnizar el detritus con despliegue de gestos, silencios dramáticos y miradas teatrales para darle un empaque de profundidad y valor. Es lo que hacen los grandes maestros del género, lo que hace el gran Jorge Javier Vázquez, Carlota Corredera –otra que aprendió rápido-, el propio Carlos Sobera, o la mismísima Ana Rosa Quintana.

     La señora Barneda creo que dio el salto cualitativo en su carrera a la charca de purines en la que hoy se mueve presentando  De buena ley –una impostura que recreaba juicios reales y polémicos con actores, aunque “este detalle” no se decía, y sí, se manejaba con la soltura debida-. Luego saltó a La noria –de infausto recuerdo-, y se precipitó por los desagües más infestos hasta coronarse con las ediciones de los debates de la auténtica televisión basura en la órbita de los grandes hermanos y mamandurrias similares. La suya ha sido una carrera lenta, pasito a pasito, sin grandes codazos, sin ser una estrella del firmamento top, pero tampoco una don nadie que anda por los platós. Es un poco más que una de segunda fila. Confirmo que aprende con rapidez admirable. Véanla en Viva la vida. Su elegancia y hueca solemnidad trasegando mierda es pasmosa.