martes, 17 de diciembre de 2019

Maldeojos. Ellas y el Nobel


Ellas y el Nobel
(Artículo publicado el domingo, 8 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Vale, hace una semana, quizá más, pero paso de la tiranía de echar a la hoguera del olvido cualquier cosa que haya pasado hace media hora. Ya sabemos que la política va a velocidad de crucero, que el regüeldo de los tarugos apenas se mantiene un telediario porque siempre hay otro cretino más atrevido que entierra al primero, ya sabemos que un suceso deja de ser importante cuando otro ocupa su lugar, salvo que la cosa cuente el calvario de la muerte de Diana Quer en el año 2016 en Puebla do Caramiñal, y digo calvario no sólo por lo que aquella joven tuvo que sufrir sino por el sometimiento que roza la agonía y el sadismo al que las televisiones, de TVE a Telecinco, de Cuatro a La Sexta y Antena 3, de los informativos a los magacines, sea Más vale tarde, sea Cuatro al día –ahora con Joaquín Prat- están sometiendo al padre, a la madre, a la hermana de la chica con un sinfín agotador, estremecedor, puntilloso, exhaustivo, tóxico, y ajeno al dolor ajeno que puede provocar volver una y otra vez a la reconstrucción de los hechos y la risa del acusado, José Enrique Abuín, y su vocecita de pito y corderillo degollado, y su petición de perdón inducido y poco sincero, y los detalles escabrosos, y la imagen de la chica, y la policía recreando cómo fue metido el cuerpo en el pozo, y el veredicto mal hecho del jurado popular y la devolución del juez para enmendar “los errores”, y vuelta a empezar, vuelta a empezar en la pantalla, una, otra, y otra vez, es la tele, y la tele necesita carnaza, mucha, carne inagotable, da igual que sea fresca que podrida, es más, mejor que sea podrida, pestilente, nauseabunda, la carne tumefacta tiene mucho tirón en los programas, sea carne de gente muerta o carne de gente viva –casi toda la carne que usa Telecinco en su parrilla, por ejemplo, es carne a punto de gusanera, y eso que el patético Joao se maquilla como un actor de kabuki y Adara no gana para reponer su pintalabios rojo sangre con tanto puchero, moqueo y lamento-. Pues bien, salvo que sea un suceso gordo que arrincone al anterior, lo demás dura en televisión lo que dura un suspiro. Da igual que un día algún joven se alce como ganador de la barraca de feria conocida como Got talent, triunfo que a la semana nadie recuerda. Da igual que seas la vencedora de La voz kid –¿alguien sigue viendo las máscaras grotescas de David Bisbal y Rosarillo y escuchando sus ridículos comentarios?-. Y da igual que seas la ganadora de Masterchef celebrity 4. Todo pasa rápido en televisión. ¿Pero da igual que seas la ganadora y te llames Tamara Falcó? En teoría sí, pero…

Llosa y el convento
     La verdad es que el triunfo de Tamara me deja impasible, el ademán y lo demás, incluso me da igual que se sepa –se sabe lo que se quiere que se sepa-, que los 75.000 euros del premio los donará a la labor solidaria, siempre emocionante, del padre Ángel. Esta niña aprendió latín y supervivencia desde la cuna. Estupendo que el premio se lo dé a los pobres. José Mota lo diría de otra manera. O sea, las gallinas que salen por las que van a entrar. Además, menos lobos, que en las bases del concurso se dice clarito, se dice que los famosos, como famosos que son y tienen su vida resuelta, pueden espurrear el dinero como el que mea –que se lo pregunten a los centenares de artistas que, como Carlos Olalla, saben cambiar las alfombras rojas por el barro de la calle y casi la mendicidad, y sin duda la necesidad-, digo que el concurso lo dice claro, que el premio ha de ir a una ONG, es decir, solidaridad inducida, eso sí, alegría por haber pensado en Mensajeros de la paz. Vale. Ha ganado Tamara Falcó. La productora sabrá por qué. El espectáculo es el espectáculo, y no, no soy un loqueras que le quita mérito a la hija de por ser hija de. Pero… Ustedes me entienden. Lo que me llamó la atención, nivel catatónico, fue la presencia de mamá y del Nobel. ¿Puedo imaginar a Gabriel García Márquez en el plató de una televisión dejándose mojar por una lluvia de confetis, asistiendo a la final de un concurso no de gastronomía, que Masterchef es a la gastronomía lo que La voz kid a la música, sino de variedades? Me cuesta, me cuesta imaginarlo. ¿Y si es por amor? Ay, chico, yo qué sé. Sea lo que sea allí estaba nada menos que Mario Vargas Llosa, sin duda ya abducido, vulgarizado, populachero, mortal y rosa, pero el rosa umbraliano, el rosa del corazón más cuché. ¿Tiene necesidad de eso? Seguro que sí. Llosa lo dirá más refinado, que menudo es él con el verbo, pero es una modalidad del bonito “para lo que me queda en el convento, me cago dentro.

Ciudadana Malú
     En el fondo creo que el espanto que supuso para mucha gente ver al escritor en estos líos es otra cosa. ¿Y si fuera un acto de rebeldía, la de un señor, Nobel por los cuatro costados por una obra potente, urdida con talento, que se pasa por el forro lo que pueda esperar de él el resto del mundo? Si hay que formar parte de la porcelana de su novia, de los tabiques de su amor, se forma, y si para eso es menester hacer de comparsa la noche que Tamara Falcó besó otra vez a Jordi Cruz para celebrar el triunfo, se hace. A ver si el Nobel e Isabel Preysler, que cada vez que sale en la tele es por exigencias del guión, por trabajo, están de vuelta de todo y eso de la dignidad y otras mamandurrias creen que es cosa de antiguos. A ver si son más modernos que el Cali y saben que este tiempo no es de verbo y reflexión y mesura y convento doméstico sino de imagen y banalidad y vientos fatuos y mi obra es una cosa y mi vida es otra y con ella hago y voy donde me dé la gana. Decía al principio que me negaba a la tiranía de considerar amortizado algo que pasó en televisión la semana pasada porque los vientos de la pantalla son un ciclón que limpia y repone al instante, pero qué va, el triunfo de Tamara sigue tan activo como el primer día. Albert Rivera y Malú también. Tanto, que van a traer ciudadanitos al mundo. Malú, cursi como su nombre y sus juicios en La voz, lo dice a su modo, “ha ganado el amor”. Oh. A ver si Tamara se pone al lío, que el negocio no decaiga.

La chispa
Plácido Domingo
El tenor Plácido Domingo actuó en Valencia el lunes después de unos meses no buenos para él, acusado de acoso sexual y abuso de poder. Pero la exclusiva en televisión, en una de las entrevistas más solicitadas, se la llevó Espejo público, Antena 3, gracias a la labor del periodista Rubén Amón. El tenor, tranquilo, agradece la oportunidad de algo obvio, poder defenderse, y por supuesto negar las acusaciones, ninguna en los juzgados.

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