lunes, 30 de marzo de 2015

Maldeojos. Cerdos



Cerdos
(Artículo publicado el jueves, 26 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Al parecer existe alguien llamado Armando Robles. A parecer existe un canal llamado Alerta TV. Y al parecer existe un programa dentro de ese canal que presenta el mentado que se llama La ratonera. He leído un poco sobre este señor, y si es cierto, desde los tiempos de Jesús Gil, aquel corrupto sin  matices, ya apuntaba maneras trabajando a sus órdenes. Luego montó un periódico digital y una tele. Leo en la portada de su periódico este titular de hace apenas unos días. Es textual. El odio ha impuesto a los separatistas catalanes y vascos el feísmo, la irracionalidad y la suciedad. Quedémonos con la palabra odio, que en su periódico se achaca a “los otros”, siempre a los otros, a los malos. Este señor, en su tele, y en su programa, dijo hace unos días lo siguiente. También es textual. ¿Dónde metemos a esos 70.000 cerdos vascos y catalanes que van a acudir a la final de la Copa del Rey a degradar los símbolos de nuestra nación?

      Caliente, sin bridas en la boca, el hombre que detecta al segundo el posible odio ajeno, acaba su filípica mirando a cámara diciendo que “yo les echaría al mar pero no sé si van a caber todos”. La Comisión contra la violencia en el deporte propone multar a este tipo con 60.001 euros. Hechos así me dejan tan fuera de lugar que, si me descuido, me veo respondiendo no con palabras sino en la calle, en un bando o en otro, o como cerdo, o como matarife. Me da igual que La ratonera sea un programa político o deportivo. Ni lo sé ni me importa, pero sí me importa esta vomitera, esa demencial difusión del odio. A veces veo de refilón programas deportivos. No tiran a los cerdos, catalanes o vascos, al mar, pero algunos bocazas me erizan el pelo.     

Este menda detecta el odio ajeno -de los que no piensan como él- al segundo, pero fomenta el suyo contra los demás con mensajes que ponen los pelos de punta. ¿Dónde metemos a estos 70.000 vascos y catalanes (...) yo los echaría al mar, pero no sé si van a caber todos". Esto es un español, cojones, dispuesto a pelear contra vascos, catalanes, y lo que sea, cargados de odio, joder.


domingo, 29 de marzo de 2015

Maldeojos. La España perfecta



La España perfecta
(Artículo publicado el domingo, 22 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Vamos por buen camino. Y la tele es testigo de ese cambio portentoso. Los telediarios cuentan con un archivo que vale más que las operaciones hacia el travestismo mariquita de Maradona, esa señorona que ama la silicona y el botox sobre todas las cosas, que recoge los inicios, el desarrollo, y la conclusión de una legislatura trazada con previsión de futuro, con vocación de asentar sus desastres sociales. Primero fue la bronca, aquello de que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, estrategia para ladrar primero y, acobardada la gente, ocultar mejor que fueron los bancos, algunas empresas gordas, los propios políticos, la administración y sus delirantes despilfarros, los defraudadores tan profesionales como patriotas, los que habían esquilmado, robado, y dilapidado el tesoro como se esquila una oveja con mala faca, a trasquilones, a golpes de usura, a la fuerza. Ya teníamos la crisis ahí, en nuestras puertas, un río que fue creciendo como una vaca sin cencerro ante los ojos torpes de Zapatero y que eclosionó con el nuevo Gobierno, que desde el minuto uno sabía qué había que hacer. Se inició el segundo paso. Eso de a río revuelto ganancia de poderosos. Despidos por la cara, contratos vejatorios, miedo laboral, desahucios, sanidad pública asediada, ministros embravecidos por creencias privadas tratando de imponer sus crucifijos ya sea en las aulas, en los sexos ajenos, o en el vientre de las mujeres, leyes al servicio de los chiringuitos del IBEX, y una carrera contrarreloj porque la meta, el final del ataque a los derechos y libertades conseguidos durante décadas tenía una fecha de caducidad, este año, 2015, año electoral, unos meses cruciales para vender lo que ya se sabía de antemano porque todo estaba previsto, o sea, que los mismos que provocaron esta ruina económica, y de paso social, se presentan ahora como salvadores. ¿Cuántos años han de pasar para recuperar de nuevo derechos que creíamos inamovibles? Esa es la clave de este arco en un país descompuesto. 

Los telediarios cuentan con un archivo que vale más que las operaciones hacia el travestismo mariquita de Maradona. En esos archivos encontramos de todo, más de lo que los políticos bocazas quisieran. 



Las bárbaras


      Me dirán que exagero, pero la realidad es tozuda. ¿Cómo, si no, un nefasto presidente, una sombra, un fantasma, alguien sin alma ni sangre en las venas, alguien que no da explicaciones, que a lo largo de la legislatura se ha escudado en una pantalla de plasma, amparado por un partido de corrupción radial, Murcia, Valencia, Baleares, Alicante, Madrid, es capaz de hablar de transparencia, de recuperación, de honradez sin que sus propios se le echen encima y lo acobarden dejándolo sin merienda en el último rincón de la casa? No sólo eso. El PP sigue siendo el partido más votado. Es como Telecinco. Es la cadena más criticada, la que más sanciones por diversos tipos de vulneración legal tiene, la que emite más programas de mal gusto, la que nadie quiere y la que nadie ve, pero es la cadena con más audiencia. Ni Íker Jiménez le mete mano a este misterio. Vivimos en un país donde una señora dice hoy que deja la política y que jamás luchará por la alcaldía de Madrid y mañana se mueve como una culebra para ser candidata, por eso Esperanza Aguirre, esa serpiente con sonrisa de mamífero, es una estrella que se rifarían en cualquier reallity, por rubia, por pizpireta, por falsa y maquiavélica, por ser capaz de rebanar la garganta de Mariano Rajoy en directo si la ocasión saliera a su camino sin dejar de sonreír. Este ejemplar dirigió desde su despacho de presidenta de la Comunidad de Madrid la televisión autonómica con mano de limpiadora de pueblo, de esas que nunca ven brillante el horno de quemar adversarios, manipulando, endeudando y desprestigiando tanto el medio que, grotesco y enclenque, ni siquiera sirve al interés del amo. Por el mismo camino, bárbara y cínica, se mueve Mariloli Cospedal en su tele castellana. Y se movieron en Valencia hasta arrasar Canal 9. Y en Murcia, con una tele de chirigota que de nuevo intentan poner en marcha a pesar de la orden de suspensión del concurso de adjudicación del gobierno murciano al Grupo Secuoya. Estos vaivenes, este derroche de dinero público, no los paga de su bolsillo el que delira sino nosotros.

Este trío representa a la perfección el cinismo, el engaño, la estafa política, la desvergüenza. Cospedal se indignaba en TVE acusándola de falta de libertad cuando Ana Pastor la entrevistaba en Los desayunos, la misma señora que ahora dirige su tele castellana en la que aparece las cuatro primeras noticias están dedicadas a ella, sin matices, sin discrepancias, sin oposición. Esperanza Aguirre miente antes de abrir la boca. Fue la que llevó a Telemadrid a la ruina económica y a la irrelevancia social. Y el señor del centro, bueno, ya sabéis, un inútil al servicio de las grandes empresas que se escuda en un plasma.



Vota y calla
La descomposición orquestada no puede ser perfecta si la televisión pública nacional no viaja a la misma velocidad que el poder político. La sincronía es conmovedora. Hace pocos días hablaba aquí de la vuelta a TVE de Bertín Osborne, y nada menos que con un género que es todo un tratado periodístico, la entrevista. Hace poco, en el Congreso de Periodismo Digital celebrado en Huesca, Soledad Gallego-Díaz, periodista lúcida y cabal, dijo que los que provocaron la crisis no son ni listos ni tontos sino tipos sin escrúpulos. Los que desde TVE viajan a la misma velocidad del Gobierno, enseñando a los votantes el mismo paisaje que ve el Ejecutivo y el partido que lo sustenta desde su interesada atalaya, no es gente ni más lista ni más tonta sino tipos sin escrúpulos. Gente que está apostando por el pasado enmascarado de presente o, más cruel y atrevido aún, de futuro. Como escribía el colega Pérez de Albéniz, “han llegado para quedarse, para recordarnos quiénes somos y de dónde venimos”. Bertín Osborne haciendo entrevistas En tu casa o en la mía para la televisión pública nacional es un agravio, y no es gratuito. No interesa el periodismo que investiga, analiza, pregunta y repregunta, no interesa el periodismo incómodo, ni el debate plural. Bertín Osborne en horario estelar en las noches de la pública será una fanfarria, un divertimento de moscas, sangre, escapularios, arena, golpes de pecho, penitentes, y putas. Para completar las trazas y el desbarre, la falta de escrúpulos de los tipos al servicio de la idea, la misma cadena vuelve a contar con José Luis Moreno, al que le pone La alfombra roja. O sea, machismo, represión sexual, estulticia a espuertas, músicas enlatadas, entretenimiento de saldo, chistes de mariquitas, de gangosos, las gracias de toda la vida, como dios manda, coño, la España perfecta, joder con tanta tontería. Vota, ríe, y calla, gilipollas.

Como no hay periodistas de prestigio y crédito, La 1, siempree tan atenta, tiene la solución para su programa de entrevistas en hora de máxima audiencia, contar con Bertín Osborne, el de arriba.
      

            
La guinda
Venezuela
Juro por Hugo Chávez, que todo lo ve y todo lo sabe, que detesto la gobernanza de su país, una Venezuela en manos de un acólito lunático. ¿Vieron En tierra hostil dedicado a Venezuela? Mamá, qué miedo. El retrato que hizo Alejandra Andrade y el equipo fue terrible, con una música de fondo espeluznante. Quisieron crear tanto clímax que ni se entendía lo que decían. ¿Todo en ese país es como nos lo enseñó Antena 3?

viernes, 27 de marzo de 2015

Maldeojos. Micromítines



Micromítines
(Artículo publicado el sábado, 21 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Una mujer nigeriana pide a un juez que revoque su matrimonio porque a la hora de la  consumación Aisha Dannupawa descubrió que su hombre, Ali Maizinari, la tenía “demasiado grande” y aquello era un infierno. De casos como este, supongo, viene el dicho de que no importa el tamaño sino el uso del miembro. Claro que hay otros que defienden lo contrario, lo de “caballo grande, ande o no ande”. Al grano. Hablemos de política. Los políticos saben que sin la televisión es como si el agua se les escapara por los dedos de la mano. En sus estrategias cuentan con ella. Un buen impacto audiovisual vale más que un mitin, esa reunión de amigos. ¿Qué tal el micromitin, la campaña 2.0 –tan mona- el mensaje individualizado para que nos saquen en la tele por la patilla?

      Pensado y hecho. Lo vi en el sumario de Más vale tarde. Hablaba Mamen Mendizábal de las nuevas formas que tienen los partidos de enviar el mensaje a los electores. Al principio, si no te explican la imagen en el metro de Toni Cantó, candidato a presidente de la Comunidad Valenciana, piensas que la cosa es más grave de lo que uno intuye y que el hombre ha cambiado el escaño por la letanía “más vale pedir que robar”, pero no, el candidato ha decidido subirse al tren, a ras de gente, y de vagón en vagón ir con la cantinela del más vale pedir el voto en el metro que engañarte en la plaza de toros –que no llenaría UPyD ni desnudando a Rosa Díez, dios no lo quiera-. Moraleja. Este año tan loco no hay lugar seguro. Ni mercados ni calles ni playas ni metro. En cualquier sitio puede haber un político echándote un micromitin. Esperanza Aguirre hasta tiene un WhatsApp para ti las 24 horas. Vamos, como un susurro exclusivo. Puro sexo. 


Este año, como vemos en la imagen, no hay lugar seguro. En cualquier sitio, calle, mercado, playa, o metro, te puede asaltar un político para besarte, prometerte, reírte, y engañarte, claro. Aquí vemos a Toni Cantó en el tajo en el metro de Sevilla.

sábado, 21 de marzo de 2015

Maldeojos. Reloco



Reloco
(Artículo publicado el jueves, 19 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Ya sabemos cómo es el programa que Florentino Fernández presenta junto a Dani Martínez en Cuatro. Reloco. Sopa de gansos es un programa reloco. Fíjense si será reloco que yo, incluso antes de verlo anoche, me retorcí de la risa. Qué pijo retorcerme, me descojoné. Verán, habla Flo Fernández, el hombre que cree tener mil caras y sólo tiene una, la que pone siempre cuando se enciende el piloto rojo, como la misma que siempre pone Santiago Segura, el amiguete que me bloqueó en Twitter por escribir sobre él y no hacerle ni puta gracia. Digo que habla Flo, dice que Sopa de gansos es un programa reloco, que es un homenaje a la comedia, que habrá monólogos, música, magia, espectáculos traídos de más allá del Pirineo, incluso de más allá de Murcia, como decía de Laurent la mamá gaditana de Toñi, la de Casados a primera vista, y que estará acompañado por Dani, y tengo que llamar a urgencias.

      Los dos ya han demostrado en Cuatro que saben hacer el tonto. Y fracasar con estrépito. ¿Recuerdan aquel en el que daban saltos como cretinos, ponían caras como imbéciles, y se daban hostias con un churro de goma y lo llamaban Tonterías las justas? Pues eso, que seguro que estos mendas se lo pasan pipa juntos, y sus seguidores también, y seguro que Sopa de gansos es mejor espectáculo que Otra movida, cagada que emitió Neox, que no superó las expectativas de la cadena, que los echaron por falta de audiencia, y que aburrieron hasta a los suyos por hacer las mismas pamplinas de costumbre. Así que si en Sopa de gansos Eduardo Aldán, el director, se esmera un poco y no los saca todo el rato, hasta puede que tengan gracia otros gansos, no ellos. 


¿Por qué ponen estas caras de imbéciles? ¿Por qué hay que torcer la boca, señalar con el dedo con la mano adelantada, considerar que muecas así son descacharrantes? ¿Unos tíos tan grandes, con los huevos negros, no sienten un poquito de vergüenza cuando termina la foto y recuperan su gesto normal?