Sacra urna
(Artículo publicado el jueves, 5 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Ha vuelto a
tener momentos memorables el presidente circunstancial del Congreso en el
arranque de la XIV legislatura. Hablo del diputado de más edad que organizó “el
flujo de votantes” para formar la presidencia de las Cortes. Es Agustín Zamarrón, socialista, el de
barbas blancas, abiertas, de algodón, barbas de profeta bíblico, con un puntito
tan arcaico que está al otro lado de la modernidad, casi irreverente,
estrafalario y sabio, el Valle-Inclán
de la política. Así, con ese evidente y razonable calificativo saltó a la fama
efímera de la anterior legislatura, tan corta, tan tonta, porque también
entonces actuó en el mismo papel como presidente de la Mesa de edad de la
Cámara Baja. Y es por esa y no otra razón por la que el diputado burgalés abrió
el martes la sesión con un ataque de dignidad desconocido al pedir “perdón al pueblo
español por el incumplimiento en la decimotercera legislatura de otorgar
gobierno a la nación”. Impecable. Ejemplar.
El martes seguí
la solemne constitución de las Cortes –lo digo tratando de no parecer demasiado
cínico- por La 1, aunque empecé con Antena 3 y Telecinco –no puedo, me supera Ana Rosa Quintana-, que abandoné al
momento porque ambas conectaban con el Congreso sólo para contar las anécdotas
de la mañana, alternadas con la carnaza de los sucesos, de la amenaza de
tormentas. Xabier Fortes, TVE, desde
las ocho y media de la mañana, con un frío helador, mantuvo el pulso
informativo como ha de hacerlo la televisión pública. Entre las anécdotas, el
esguince de la socialista Adriana Lastra,
que pudo votar porque “la sacra urna” fue llevada hasta ella por el autor del
florido término. Ojalá el refinado Zamarrón no tuviera que pedir perdón de
nuevo. Sería el colmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario