miércoles, 27 de noviembre de 2019

Maldeojos. Asunción, actriz


Asunción, actriz
(Artículo publicado el martes, 26 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     La 2 reaccionó de nuevo como debía. El domingo por la noche levantó lo que tuviera previsto y volvió a emitir el Imprescindibles dedicado a la actriz que fallecía el sábado 23  en Madrid, Asunción Balaguer –que será enterrada en Águilas, el pueblo de la costa murciana donde lo hace su marido, Paco Rabal-. Ya salió su nombre, el de él, digo, como lo hizo nada más empezar el reportaje. Es curioso, o no tanto, que en el programa dedicado a Asunción Balaguer buena parte del contenido cayera en el saco del actor aguileño. Dijo mientras paseaba por la orilla del mar que cuando Paco murió, feliz, brindando con cava, a ella se le acabó la vida. Pero no fue así, nunca es así. Fue a partir de ese momento cuando ella, como se titulaba su Imprescindibles, fue Una mujer sin sombra, es decir, sin fardo, sin su Paco, al que amó tanto como le hizo daño.

     Pero en el reportaje todo es dulzura, amor, entrega, comprensión, respeto, y ni siquiera hubo lugar al reproche, que en vida tampoco hubo –ella sabía de sus “cosas”-. Cuando Paco Rabal murió empezaron a llamarla para hacer cine, teatro, y recuperó la felicidad que se había ido en Burdeos con la muerte de él al recuperar su “auténtica vocación”. ¿Se arrepiente de algo? De nada, lo volvería a hacer todo igual. Así se lo contaba, como amigas que se cuentan sus intimidades, a Pilar Bardem. Asunción Balaguer tomó una decisión, y fue feliz con el hombre al que amó, un amor de 50 años juntos. Está claro que sin Rabal, Asunción fue la mujer sin sombra, y que volvió a ser reconocida como la gran dama de la escena que es, con el magisterio de las mejores, pero seguro que ahora, y para siempre, podrá brindar con su amor el resto de la eternidad.


Maldeojos. Rosarios y ovarios


Rosarios y ovarios
(Artículo publicado el domingo, 24 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
     En este país, hace algunos años, en concreto en 2013 –está internet para poner fechas exactas a los hechos-, hubo que librar batallas callejeras porque el entonces ministro de Justicia en el Gobierno de Mariano Rajoy, Alberto Ruiz Gallardón, escuchando los cuchicheos de iglesia del gerifalte católico, de infausto y tremendo recuerdo Antonio María Rouco Varela, intentó cambiar la ley del aborto enmascarándola con literatura y cuentos chinos hasta dejarla como al par le gustaba, católica, apostólica y romana. La gente, las mujeres, pillaron un cabreo del copón, del copón sacramental, empezaron a llenar las calles, a protestar en las pantallas, a llevar su enfado al Congreso, y surgió el lema, hermoso y definitorio de la intentona, que algunos recordamos, aquello de “sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios”. ¿Recuerdan? Pues bien, ahora, seis años después, llega una señora a la Asamblea de Madrid, aprieta la boquita, se coloca la máscara de echarse al monte, y es cuando Rocío Monasterio, de nuevo, ocupa los telediarios y las tertulias, que emiten su imagen y el movimiento de sus dedos en piña como si picoteara la gallineta de su granjita, y dice lo de los “19.000 condenados a muerte”, es decir, los abortados que, oh, desprecia, según ella, la presidenta madrileña con sus políticas de apoyo. Y aquí es cuando sacan los de Vox de la naftalina a una tal Alicia Rubio, que saltó a la pista con energía y ganas, como el que dice a ver quién supera esto, siendo eso el rechazo de la propuesta de Podemos en Madrid de crear una asignatura de Educación en Valores, que ella ataca con el ya famoso “el feminismo es un cáncer” y que lo mejor para que la mujer tenga poder -¿y poderes?- es coser botones, vamos, que la solución a todo este lío es poner como asignatura obligatoria la costura en las escuelas. El premio sueco Niels Bohr le dijo a un físico, “su teoría es descabellada, pero no lo suficiente para ser correcta” –perdonen la cita pedante, pero me viene perfecta del libro que leo-.   Isabel Díaz Ayuso, vacuna y pepona, presidenta de Madrid, mirando al cielo con sus ojos de muñeca diabólica, lo dice de otra manera, “dios no me hizo perfecta, por eso no soy de Vox”. Pero votó con ellos. Toda esta historia sigue coleando en programas, en los resúmenes de la semana, en las tertulias, y en los formatos de humor. He pensado, como escuché en Más vale tarde, tal como ha dicho Mamen Mendizábal, que es tan burdo, de tal envergadura y burricie, que parece un chiste, una broma.
Fachimurcia
     Pero la periodista de La Sexta –¿de verdad que se va a quedar impune, como si fuera lo más normal, que ese partido vete a medios de comunicación que no gusten a la cúpula?-ha dicho más, le ha dicho a la diputada que “lo que  hace fuertes a las mujeres es lo que hizo mi abuela con mi madre, que es darle estudios, y mi madre conmigo, hacerme libre y tener un sueldo, no coser un botón”. ¿Lesboterrorismo, pornoterrorismo? Venga, tía, Alicia, en serio, ya has tenido tu momento brilli brilli, como decía una Salazar en Los gipsy kings, hasta has abierto telediarios, mujer, vuelve a casa, y si quieres, cose, cose, y sé feliz, pero aparta tus sucias ideas de las conquistas femeninas. Esto, en Madrid. Pero los de Andalucía piden paso. Y lo hacen a través de otro ilustre desconocido, que en dos días también saltó a los titulares y abrió programas de información y entretenimiento, el condemor de la política, el voxero de la gracia que no se puede aguantar, don Manuel Gavira, el de los abortorios, esos locales donde, en su cabecita, se matan chiquillos casi con pelos en los huevos, 19.000 crímenes, fijaba su colega Monasterio en Madrid. Así que, cantemos todas a una, “sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios”, como antaño. ¿Hay más de estos simpáticos políticos? Hay. En Espejo público, muy temprano, entra en directo para hablar con Susanna Griso el alcalde pedáneo de Algezares, Murcia, el joven Juan José Garre, al que unas pintadas en un tobogán infantil lo señalan como “alcalde gay”, “muérete, maricón”, “maricas, hijos de puta, fuera”. Y perlas de belleza rastrojera que de nuevo han puesto a Murcia en el Telediario gracias a la revisión de un lema que crió fama y ahora ha quedado en algo bochornoso, “Murcia, qué facha eres”.
Soy maricón
     La ola de grasa y hecatombe ha rebasado los límites del Mar Menor, y por eso, que el partido de Santiago Abascal haya arrasado en la Región de Murcia incluso por encima del PP ha llamado la atención hasta de Informe Semanal, que analizó los resultados de la ultraderecha. Para el equipo del programa, Murcia se ha convertido nada menos que en “el epicentro de Vox”, decía en el sumario su presentadora, Rosa María Molló. El sociólogo de la universidad de Murcia Juan José García Escribano asegura que desde hace 20 años la derecha tiene el 60% de los votos, que ahora, de forma mayoritaria, han ido a parar a los ultras –y analiza algunas causas de ese trasvase que ha convertido a la Región en el fortín de Vox, desgaste del PP por sus escándalos de corrupción, crisis en el Mar Menor, conflicto catalán por el sentimiento español tan arraigado en Murcia, y el impacto de los mitos de la inmigración, donde no falta el fomento del miedo al otro, a lo extraño, al extranjero, sobre todo, apunto, si reza en mezquitas y el inmigrante se llama Mohamed o Abdul, pero no Wilson o Lionel. La otra mañana, Joan Coscubiela, ex diputado  y analista político en Al rojo vivo, y ante la imagen de los 52 diputados de Vox el lunes en las escalinatas del Congreso, sin duda impactante, poderosa y, para mí, desoladora, dijo que “no deberíamos de quedarnos en la capa de la mera descalificación sino ahondar en las razones del éxito del nacional populismo, un peligro sin paliativos”. Si juntamos lo del botón que hay que coser para ser poderosas, lo del aborto en Madrid y en Andalucía, o lo de las pintadas en Algezares –ya hay camisetas donde se lee “Yo también soy maricón”, es decir, ante la provocación, reacción-, hay que volver a la cantinela del “sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios”. ¿Obligarán a las mujeres a parir, apunta Wyoming, al estilo de El cuento de la lechera? Disfruten de lo VOXtado”.

La chispa
Melani
Lo siento, me resulta esta criatura insoportable. Melani hoy “se la juega” en el bombo del llamado Eurovisión Junior, donde TVE tiene a bien participar con la niña más cursi del planeta, esa que siempre ríe y habla con el prefijo super, de forma que todo queda en superbonito, superguay, superbién, supermajo o supergracioso. Marte se llama la copla que esta noche, con voz atiplada, defenderá en Polonia. Superdivino.  Pobre niña.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Maldeojos. Qué peste


Qué peste
(Artículo publicado el sábado, 23 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     De nuevo realidad y ficción se dan la mano. Me dan la mano. Quiere otra vez lo casual que la vida real asalte, quizá para explicar aún más, lo que estoy viendo en la tele. Lo que veo con voracidad de espectador cautivado es la segunda temporada de La peste. La mano de la garduña –cinco capítulos apasionantes, trepidantes, un retrato feroz de la Sevilla del siglo XVI que te hiela la sangre porque si en vez de nacer en el lado del oro naces en el lado del lodo, tu vida es una mierda-. La peste. La mano de la garduña, en Movistar, en 0#, es una bellísima ficción –por su puesta en escena, por la recreación de aquella manera de vivir- que funciona al galope teniendo como eje narrativo la miseria del poder cuando este degenera y se corrompe hasta la náusea. Sevilla es en la serie una ciudad próspera relacionada con la riqueza que llega del Nuevo Mundo.

     Y donde hay dinero, surgen los sinvergüenzas, la mafia, la garduña, el hampa. Así que la suciedad en las calles de aquella Sevilla próspera pero insalubre, donde la mierda se echa a la vía pública creando lodazales que traspasan la pantalla, se convierte en una parábola de la bajeza moral del poderoso que hace migas con los traficantes de vino, aceite, o putas –uno de los ejes de esta segunda temporada-, con artistas de gran altura interpretativa como Pablo Molinero, Patricia López, o Jesús Carroza, todos bajo las directrices de Alberto Rodríguez y de Rafael Cobos. Pues bien, viendo fascinado La peste. La mano de la garduña, y sin salir de Sevilla, pero de principios del XXI, sale la sentencia, una parte mínima, de la trama corrupta, mafiosa, de los ERE. La bajeza moral del ser humano traspasa épocas. La garduña no descansa.



Maldeojos. 200 años


200 años
(Artículo publicado el jueves, 21 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Es lógico, necesario, y obligatorio, que la radio y televisión pública lleve a su parrilla la celebración del 200 aniversario de la inauguración del Museo del Prado, y por eso fue salpicándola con reportajes desde la pinacoteca nacional – el Telediario entró al taller, se hicieron entradillas con Las Meninas de fondo- o La 2 emitió un magnífico Historia de nuestro cine desde el museo –Elena Sánchez es la presentadora- con la película de Alberto Porlán Las cajas españolas, emocionante reconstrucción de la salvación de los tesoros del Prado durante la guerra civil, sacadas por el gobierno republicano –chusco, zafio y mentiroso, el franquismo dijo que los rojos habían robado el patrimonio- para protegerlas. Además, Ramón Gener, con su frescura, presenta la serie 200, otra forma de ver las pinturas.

    Pero lo que no es tan frecuente, ni esperable, era que una televisión generalista, privada, se atreviera, sí, se atreva, a emitir un programa especial en hora de máxima audiencia dedicado a uno de los museos más importantes del mundo. Lo hizo el martes La Sexta, y lo hizo con Prado abierto, un recorrido no tanto por las obras del museo como por el trabajo que menos se ve, el equipo de vigilantes, copistas, técnicos de reflectografía infrarroja, o brigada de movimientos de obras de arte. Es emocionante escuchar el amor con el que habla María Antonia López, restauradora, al ver “a mi niño” de nuevo colgado en la pared después de pasar por reparación. O  cómo se hace el traslado de obras cedidas, por ejemplo un retrato de Lorenzo Lotto desde Venecia a Madrid. Prado abierto no obtuvo audiencias de infarto, y por eso mismo se agradece aún más el gesto.


Maldeojos. Niños y bandera


Niños y bandera
(Artículo publicado el martes, 19 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Unos días antes de las elecciones generales del 10 de noviembre empezó a correr por la red y por todo tipo de programas el grito, literal, de Teresa Rodríguez, la candidata de Podemos en Andalucía, contra la ultraderecha, a la que acusaba de cobardía por hablar de MENAS –acrónimo de menores extranjeros no acompañados- para enmascarar, con ese lenguaje administrativo, lo que de verdad esconde, niños solos, vulnerables. En el Salvados del domingo, ya con Fernando González, Gonzo, a pleno rendimiento, fue la llegada de menores a España, sobre todo desde Marruecos, el tema central con nombre que no necesita explicación, Niños de nadie. El equipo acudió a la plaza de Colón de Madrid, lugar donde Vox cerró su campaña, y habló con simpatizantes del partido de Abascal. ¿Qué opinión tiene de los MENAS?, preguntó el periodista a una mujer.

     A veces cometen delitos, empezó a contestar, pero enseguida se oyeron gritos con el mantra “¡España, siempre!”. En paralelo, y ante las elecciones en Reino Unido del 12D, el Partido Laborista ha lanzado un vídeo irónico y pedagógico. Una serie de personas, enfadadas, reclaman mejores hospitales, escuelas y servicios públicos ante el político de turno, que sin dudar apunta la causa de tanta carencia. Él, dice, señalando a Alí, que al fondo de la sala también asiste a la reunión. Mientras, maletas de dinero acaban en manos de corporaciones. Al final, se desvela el mensaje. Cuando los políticos culpan a los inmigrantes, se lee, sabes que se han quedado sin excusas. En el Salvados mentado hay un plano explicativo. La cámara hace un trávelin que recorre el mástil de la gran bandera en Colón, que ondea a pleno rendimiento. Vean el programa. 

Maldeojos. Con sentido del humor


Con sentido del humor
(Artículo publicado el domingo, 17 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Hace pocos días Toñi Moreno tuvo que entrar en directo -¿tuvo, o quiso?- en Viva la vida, su anterior destino, para desmentir que el bebé que espera se malogró, noticia que se publicó en no sé qué digital que, como otros tantos, vive de cebos y manipulaciones. A María Teresa Campos ya la han matado varias veces, y otras tantas ha revivido para desmentir también, y cabrearse, incluso para poner denuncias, su falsa muerte. Huy, se lo toma muy mal, decía sentado en la sección rosa que ha abierto ahora Espejo público su novio, el humorista Edmundo Arrocet, un señor que ha ganado aplomo y nobleza con los años, una apostura que antes me parecía desgarbada y chorra. Yo le digo, decía el cómico –poca gracia me hace, la verdad, nunca me hizo chiste, ni el piticlín piticlín en el Un, dos, tres del gran Chicho Ibáñez Serrador ante una impertérrita y señorial Mayra Gómez Kemp ni contando gracias junto a Chiquito, del que fue muy amigo-, yo le digo a María Teresa que se tome estas cosas con calma, que no le dé importancia, que no merece la pena, pero qué va, a ella le afectan mucho estas noticias que hablan de su muerte. A Espejo público no fue el novio de la Campos a hablar de su intimidad, que me imagino reservada para las revistas de papel o programas de chismes que pagan la exclusiva, sino para hablar del homenaje en forma de estatua que se está preparando en Málaga al condemor, al pecador de la pradera, al fistro que retorció el español hasta un delirio surrealista y brillante, único, absurdo y descacharrante. O sea, que fue a pedir dinero para alcanzar los 40.000 euros que costará la estatua en bronce del escultor que la está haciendo, Ramón Chaparro. Con esa excusa invitaron a la mesa chismosa –cuenta con Ángel Antonio Herrera y otros periodistas de la prensa rosa, la clásica, no la zafia y macarra que se ejerce en Telecinco- a Arrocet, pero Susanna Griso, avispada, le tiró los tejos a Maritere a través del novio como un médium hace de puente entre el muerto y la familia. Maritere, aquí te esperamos, dijo, invitación imposible si la malagueña siguiera enredada a las redes de Mediaset, que han vuelto no sólo a romperse sino que toda la bilis de ese emporio ha restregado por el suelo la trayectoria de la periodista, que en Telecinco dejó los mejores años de su profesión. Y así le pagan, humillándola a ella y maltratando a sus niñas, a Terelu y a Carmen.

Rabia rabiosa
     Hay digitales que viven de la trola, como decía antes y sabe todo el mundo, y hasta los hay que alcanzan la pantalla de la tele dando cabida a su basura y blanqueando con las entrevistas que hacen a sus directores una información que se ríe del periodismo y de los profesionales que se desviven por adecentarlo. La otra tarde, al comienzo de Todo es mentira -¿de dónde sacará Risto Mejide sus divertidos chalecos que tienen como centro la prensa, los medios, el nombre de las cadenas, chalecos que llevan impresos el logo de Telecinco, Antena3, La Sexta, La 1, y Cuatro?- emitieron “un editorial” circense donde se veía a Eduardo Inda haciendo el canelo, enloquecido, en una performance frente a la cámara en la que, con su sonrisa de medio lado, de ofidio con canas y dentadura de cal a lo María Patiño, Belén Esteban, o Kiko Hernández, blancura de pega, el tipo iba sacando los males de la muerte, fotos con el apocalipsis del posible Gobierno del ingenuo Pablo Sánchez que se ha dejado comer por el diablo bolivariano, comunista con rabo de azufre, el coletas Pablo Iglesias al que el indecente trolero llama “esto, esto va a ser vicepresidente del Gobierno”, mientras sostiene una foto del líder de Podemos. Su perorata es tan grotesca, echa tanta bilis por la comisura de su sonrisita reptililiana, que acabas compadeciéndolo porque en verdad en verdad les digo que a este tipo, si al final hay Gobierno de izquierdas, la va a salir una almorrana en el culo en la legislatura ahora embrionaria. Frente a tanta solemne impostura, el humor. No hay otra manera de tomarse las cosas de este hombre. Hacen lo mismo en Todo es mentira con lo que brama Federico Jiménez el de los Santos en su puesto de radio, y a falta de palabras y cal viva que exprese lo que siente ante el famoso abrazo en el Congreso de Pedro y Pablo, los amantes reconciliados, recurre al rrgggkkkk, al agggghhhh, y al mmmpppsss, rabioso, dicen, y a punto de convertirse en una especie de monstruo de las galletas.

Tamara y Maritere
     Conforme pasan los programas, Todo es mentira se va convirtiendo en una fiesta que tiene como protagonista la política, y sí, al igual que El intermedio, el humor no impide que sea un programa informativo, reivindicación que hacía muy serio, arrugando aún más sus raras cejas, un Risto enfadado con el jefe de prensa de la ministra de Industria Reyes Maroto, que empuja, regaña, y acorrala al reportero David Moreno. Estamos a medio minuto de poner seguridad a nuestros periodistas, advertía más serio que un ajo Mejide. No seguiré por esta línea, que pide paso con pícara y beatífica sonrisa Tamara Falcó, a la que de repente me encuentro en todas partes. La vemos en el Masterchef de las celebridades, donde La 1 aprovecha los besuqueos de monja que se da la niña con el  jurado Jordi Cruz para promocionar el cansino programa al que llegó Tamara enviada a Masterchef por el mismísimo dios para “aprender a cocinar”. ¿Les hace gracia? Pues ahí va otra perla ya que “mi ideal de mujer es la Virgen María”. Tómate esa. Y la veo en la tertulia de variedades A partir de hoy que presenta en la pública Máximo Huerta. Creo que tiene una sección de tendencias, de moda, de algo para justificar su presencia, y en verdad les digo que la señorita es un número. Se le olvida el guión, improvisa, y se ríe de ella misma. No está mal para empezar a mirarla con otros ojos. Aunque todavía no llega al nivel de la mentada Maritere Campos, que vuelve a la tele nada menos que riéndose de su propia muerte asistiendo a su funeral en El cielo puede esperar, en #0 de Movistar. Ole y ole. Con humor, hasta la muerte parece otra cosa.

La chispa
El caballo
La gala de entrega de los Premios Ondas –van 66- fue un alegato a favor del periodismo en unos momentos en que partidos como Vox impiden el trabajo de los profesionales en función de si les gusta o no lo que dicen –que se les retire el dinero público que reciben-. Jordi Évole, premiado, alzando el trofeo por Salvados, resumió la idea. Qué bonito el caballo, dijo –el caballo alado del premio-, sobre todo porque no lo va a montar Abascal

Maldeojos. El pisito


El pisito
(Artículo publicado el sábado, 16 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     ¿Podemos pasar?, pregunta la reportera de Comando actualidad –La 1, jueves, después de Estoy vivo, que ha dejado embarazado a Alejo Sauras, El enlace, a estas alturas un divertido despiporre de los guionistas-. Es mi hogar, pasad, responde la dueña, es mi pisito. ¿Sólo se puede abrir una puerta del armario?, pregunta de nuevo la periodista ya en casa de otro inquilino. Sí, sólo una, responde el joven, aquí todo es pequeño, hasta la sartén, pequeña para un piso pequeño, mi novia se pone del otro lado y comemos los dos, dice el chico levantado el taburete en el que comen para mostrar lo minúsculo que es. La reportera, en este prólogo que resume el Comando actualidad de la entrega, acude ahora al sorteo de viviendas públicas en alquiler, y vive la alegría de una joven a la que le ha sonreído la suerte –en Alcobendas, alquiler de un piso que ronda los 600 euros al mes, al parecer una ganga, aunque a mí me dan los sudores de la muerte-.

     Pero hay más. En otra vivienda, con otra inquilina, se dice, “los precios engordan, y las casas son cada vez más pequeñas”. ¿Casas?, me pregunto. ¿Cuántos metros tienes aquí? Pues creo que seis, responde la inquilina. ¿Seis metros?, salta la reportera con los ojos espantados. ¿Y cuánto pagas? 350, responde la mujer, empleada en una tienda de ropa. ¿Hay más? Hay. Comando actualidad visitará la idea de “solución habitacional” –vaya palabro- conocida como pisos colmena. El nombre ya lo deja claro. La colmenita que te alquilan como casa tiene 2.5 metros cuadrados, y cobran 200 euros. Me falta el aire. Es una tomadura de pelo. Detrás, empresarios de Arabia Saudí, Alemania y España. Me doy una vuelta por mi salón, y me creo un rey. Qué barbaridad.

Maldeojos. Ciudadano Rivera


Ciudadano Rivera
(Artículo publicado el jueves, 14 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ahora sí, ahora Albert Rivera pasa a ser un ciudadano como otro cualquiera si no nos sale la vena tiquismiquis. Vi en directo su dimisión, y algo excepcional tuvo. Tuvo la excepción de que un político, en España, ha conjugado hasta hacerlo real, un verbo al que sus colegas han despreciado como si fuese una claudicación insoportable, dimitir. Es un gesto noble. Eso sí, su dimisión expuesta en directo, y desde la sede de su partido, fue más emocional que política. De hecho la dirección de Ciudadanos, que miraba cómo se retiraba el líder de la primera fila, apenas daba abasto apartándose las lagrimillas que iban cayendo sin consuelo mejilla abajo. Queda la duda, de mala pécora, de pensar si algunos y algunas lloraban porque se han quedado con el hatillo de alcanzar el Congreso de los Diputados compuesto pero sin deshacer. El barco de los elegidos apenas es un barco de juguete donde sólo caben 10.

     Viendo al político despedirse, como si de repente recobrara la sensatez, concluyes que sus momentos estelares legados al archivo de las televisiones era pura vacuidad, era necia puesta en escena, llevar la política al espectáculo y el titular. Lo del perrito Lucas no se olvida con facilidad. Pobre, decíamos. Se veía su declive desde fuera, su ruina y decadencia. No sé si irá al paro, pero podría encontrar acomodo en tertulias o concursos. Sea lo que sea, como analiza el murciano Juan Soto Ivars, con una capacidad brillante para atinar, si Sánchez cree que ha ganado, Iglesias que es imprescindible, Casado que remonta, Abascal que España le da la razón, el único que ha conectado con la realidad es Rivera. Impecable. Lo del abrazo entre Sánchez e Iglesias merece capítulo aparte.


Maldeojos. El presidente


El presidente
(Artículo publicado el martes, 12 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     El domingo llegué a mi casa reventado, ojeroso, embotado pero contento. Acabábamos de enviar los resultados a la Junta Electoral de Zona, firmado todo lo firmable, y por supuesto, que es lo primero, escrutados, mirados, y almacenados todos los votos de la mesa que me tocó. Que me tocó presidir. Es la más alta responsabilidad institucional, civil, que he tenido en mi vida. Desde las siete y media de la mañana a las doce la noche es mucha traca, y mucha presión porque sí, si todo va bien, perfecto, pero si algo ocurre en sentido contrario, ya tenemos el lío. Un solo voto, un descuadre en el recuento, es un drama. Y, tal como dice el librillo que te hacen llegar unos días antes a casa, tú eres la máxima autoridad de ese recinto, por encima de cualquier otra, es decir, también lleva el regalito de ser el máximo responsable. Acojona lo uno y lo otro.

     Me emocionó, por la edad, por los recuerdos agolpados de otras épocas, la visita de los mozos de la Guardia Civil –podrían ser mis hijos-, y su educada disposición “por si algo pasa, o para cualquier cosa”. Fue una visita también institucional, normativa, sabiendo que el protocolo marca que las armas no pueden entrar en un colegio electoral, así que, con mucho tacto, se pusieron “a disposición del presidente”. Al final de la noche, ya con el pescado vendido, recibí la felicitación de quienes representaban a los partidos en liza. Y se agradece el gesto. Cuando llegué a casa puse la tele que no vi durante el día. Y todo era previsible. Telecinco, con sus monstruitos, ajena a la calle. Antena 3, con una película. La 1, cerrando el quiosco del especial. Y Ferreras, como si no hubiera un mañana, con su pactómetro, buscando al presidente del país. Alivia saber que tú no eres.


lunes, 11 de noviembre de 2019

Maldeojos. Erecciones en elecciones


Erecciones en elecciones
(Artículo publicado el domingo, 10 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No es lo mismo, pero suena casi igual. Donde se ponga una erección que se quite una elección. Vivan las erecciones suena mejor que vivan las elecciones. Según la edad, una erección es mucho más importante que una elección por mucho que la cargue el diablo y afecte a miles de personas, y ya se sabe que las elecciones las carga el diablo más travieso. Pero una erección es cosa íntima, doméstica, una dureza que se puede quedar ahí o propagarse como se habla de un festival, de la hora de una comilona, creo que me explico. Ver a un tío empalmado llama mucho la atención, y no sólo entre el sector de los homos. A un hetero le enseñas la foto de un menda enseñando debajo del gallumbo el bicho con la cabeza alta y lo mira, vaya si lo mira, aunque sólo sea por comparar, que también es muy de machos. Lo de toda la vida. Eso de ver quién la tiene más grande. En el fondo, las elecciones de hoy también pueden verse como una medida. A ver quién maneja más. De hecho se la miden sólo chicos. ¿Ganará la de Sánchez? ¿Será Casado, el de la barbita, quien dominará el cuarto oscuro? ¿Se la está afilando Rivera, el más joven, para luego exhibirla en todo su esplendor y decir mirad qué hermosura, y eso que el CIS de Tezanos nos decía que la nuestra esta vez sería una picha de bebé? ¿Será, por dios, la Tizona de Abascal, ese hombretón, la que domine el reino y someta al infiel a golpes de dureza sedosa, tendrá que agachar la cabeza ante semejante beldad, arrodillarse ante su irrefutable potencia el jovenzuelo del PP y, en silencio, o dándose golpes de pecho, contar con la diosa ultra? Qué hombre, qué pechos, qué andares, qué cosa. ¿O será, que se me olvidaba, la pichilla del bebé Errejón la que nos dará la sorpresa y al sacarla de entre los pañales deslumbre al personal por su hermosura, envidia y poder de decisión al poner su secreto encima de la mesa como quien dice, hala, aquí está, esto es lo que hay si alguien la quiere?

Grandes personalidades
     Si nos dejamos de metáforas llegamos corre que te pillo al junco El Cejas, que tiene una personalidad tan grande tan grande que no le cabe en los calzoncillos, dice Jorge Javier Vázquez, y para que nadie dude el realizador pincha un plano con el paquete del tirillas que hace que María Patiño salte con un “qué barbaridad, si le llega a la cintura”. Y no estaba de erecciones. Dicen que a los delgados, sigue disertando el experto Jorgeja, se les va la carne al mismo sitio, refiriéndose al concursante de Gran Hermano mientras el plano enseña al delgado “influencer y cantante” –chúpate esa, Maricarmen- embutido en una malla choricera que señalaba “la personalidad del joven”. Se ve que Gran Hermano es una fábrica de embutidos sin fronteras. Lo digo porque sin salir de su casa también se vio la alegría de un tal Gianmarco Onestini, italiano que participa –expulsado ya- en el basurero. La escena es dulce, acaramelada, incluso tierna. En ella, tumbados en camas separadas pero juntas, se ve a Gianmarco mirando con ardor a una tal Adara, o Ataja, o Alhaja, o como se llame esaa señora que siempre va con los morros muy, pero que muy pintados de rojo y que se deja engatusar. Gianmarco es un maestro del empalme. Necesita poco. Sólo le toca el pelo a la paloma, pero es suficiente para que, retirándose el edredón que lo cubre y esconde, dé un salto, le diga a la dama que no lo espere despierto porque se va al retrete –seguro que para trastearse allí y desfogarse-, y es cuando las cámaras, que están en todo, muestran la cosa. La cosa es una erección plomiza, puntiaguda, ferrosa y toril que levanta los ¡ohhh! unánimes  en el plató, tanto que, por una vez, deja sin palabras al dicharachero presentador. Pero no hay dos sin tres, y sin salir de Gran Hermano. Quizá ahí falten neuronas, no lo sé, pero lo que no falta es testosterona para levantar un pino en mitad de las ingles. El tercero que enseña el bulto medio erecto es otro tal, un tal Pol Badía, que era, es, o ya no será jamás el novio de un tal Maestro Joao –que dios me pille abstemio total, que si no la lío-. Este Joao es el señor que para tocar carne joven, culo prieto, se inventó el rollo de que tocando nalgas vivas es capaz de adivinar el futuro, y también el que cada mañana, sin erección ni hostias, alarga sus pestañas con rímel como una vieja travesti de club de alterne barato. Y el Pol haciendo pesas en el jardín de Guadalix, antes de ser expulsado del paraíso, se quedó en bañador, enseñoreó la sombra de sus partes, y en las tertulias hablaron de “la gran personalidad que posee”, y eso que el bicho, muerto, ni estaba de parranda.

San Nabo
     Todo no va a ser pitos en esta columna. Por eso traigo aquí a Mónica NaranjoMónica y el sexo, Cuatro, altísima madrugada-, que habla de chochos, como suena. Frente a las elecciones, erecciones de chochos. Pues bien, a pesar de nombre tan llamativo –todo lo que lleva la palabra sexo es llamativo y atrae como un pecado-, Mónica y el sexo no lo ve, según los datos de audiencia, ni la propia Naranjo. Me recuerda tanto a la panfollada de Samanta Villar que me aburre antes de verlo. Que si el poliamor, que si adultos que entran en erección cuando se ponen pañales de bebé, que si látigo y dominación, que si necrofilia, que si zoofilia y bestialismo. En realidad, Mónica y el sexo, según su web, dice que la cantante emprende un viaje vital que la lleva a recorrer diferentes países para descubrir sus maneras de vivir la sexualidad con una mirada abierta. Genial. Y decido ver un poco del viaje que la diva hizo a Brasil. Se llevó a Boris, no me pregunten por qué, así que la cosa no pintaba nada bien. Mónica se tomó una viagra, se puso a bailar samba, y acabó diciendo que tenía tanta sensibilidad que hasta la costura del pantalón le encantaba, y que el pubis era una fiesta. Mónica y el sexo es una mala elección porque ni siquiera hay erección. A ver si esta noche, cuando abran las urnas, celebramos las elecciones con erecciones, o como hizo Yolanda Ramos en Masterchef, erigiendo a San Nabo como guía de vida “para no volver jamás a pasar hambre”. ¿Qué tipo de hambre? Ustedes me entienden.

La chispa
Salvajes
Antes de la gala de los premios Princesa de Girona vimos imágenes que avergüenzan. A las puertas del Palacio de Congresos donde la niña Leonor se estrenó en este acto junto a su familia un grupo de salvajes escupió, vociferó, zarandeó, y montó el pollo a los que trataban de acceder al interior. Se llaman independentistas catalanes. Sus caras de odio y rabia y su desaforado incivismo invalida cualquier reivindicación por muy justa que sea.

Maldeojos. Ellas debaten


Ellas debaten
(Artículo publicado el sábado, 9 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Los grupos de bonobos están dominados por coaliciones de hembras, que impiden que se imponga la agresividad masculina. En cambio, entre los chimpancés dominan las coaliciones de machos y por eso hay tanta violencia y explosiones de rabia y cólera. La casualidad, a veces no sólo caprichosa sino sorprendente, quiso que leyera ese párrafo –Vida, la gran historia, del paleontólogo Juan Luis Arzuaga- justo antes de que en La Sexta empezara el debate con cinco mujeres que representan a otros tantos partidos que mañana concurren a las elecciones. Ahí dejo la cita y la anécdota. Veo el debate con una Ana Pastor estricta y, aunque profesional, siempre me resulta un poco repipi, como si tuviera que decir una vez más, y lo dijo, que “el debate lo dirijo yo”. Vale, mujer, dicho está. Viéndolo me pregunté cada vez que el realizador enchufaba su jeta cómo la señora Rocío Monasterio es capaz de escupir veneno sin dejar de sonreír, o lo que sea eso.

     Esto de los debates políticos se ha convertido en un formato, en un programa más de televisión –más de tres millones vieron el de las mujeres, muy rentable, por tanto-. Cuando a la señora de sonrisa de hiel le preguntaban por una cosa –un poco lo que hicieron todas- ella cantaba, “por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas”.  Este debate, comparado con el de los machitos, ha sido más interesante, dinámico, con más ideas, más periodístico, y con más propuestas. Antes y después del mismo, cómo no, hubo un previo y un post. Me fui a la cama, me levanté a hacer pipí, y no quise encender la tele por si aún estaba allí Antonio García Ferreras moviendo las manos en el plató de Al rojo vivo, enloquecido, con las luces apagadas, hablando solo. Qué tipo.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Maldeojos. Geoparque granadino


Geoparque granadino
(Artículo publicado el jueves, 7 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Hoy vamos a recorrer un tesoro oculto entre montañas que os va a dejar alucinados. Nos vamos a las comarcas del norte de Granada, dijo Jesús Calleja en la entradilla desde el helicóptero que sobrevuela los lugares que visita en Volando voy. Y sí, vaya si la zona es un flipe. Yo la conozco, y me enamoró desde el primer instante que, en la distancia, en el bus que hacía el recorrido Granada-Murcia, vi esos paisajes atormentados, bellos, enormes cárcavas que a pesar de su aparente hostilidad son capaces de guardar en sus entrañas cuevas habitables que mantienen una temperatura constante todo el año. Es la conocida como olla de Guadix, depresión natural formada hace milenios. Hace millones de años este lugar era un vergel con un río y un enorme lago, dice el narrador mientras se ven desfiladeros, cauces áridos y crestas coronadas de rala vegetación. Un flipe.

     Pero el paisaje esconde otro tesoro, el de su gente, que también descubre Volando voy, uno de los pocos programas digeribles que emite Cuatro. Para recordar la zona, Volando voy montó “la misión más multitudinaria de la historia del programa” –y así fue, se hizo una foto aérea con decenas de personas de los municipios del Geoparque granadino en lo alto de un collado que luego la Diputación de Granada usará como reclamo turístico, como apoyo de una lucha justa, la de incluir la zona en la red de geoparques que apoya la Unesco. Diputación que, por cierto, preside mi paisano José Entrena, de Villanueva Mesía-. El Volando voy dedicado a esta comarca granadina –que aunque emitido hace unas semanas no he querido olvidar por razones obvias- sigue el esquema del resto de entregas, pero de verdad les aconsejo que si no lo vieron, lo recuperen. Es un flipe.

Maldeojos. El perrito


El perrito
(Artículo publicado el martes, 5 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Como es lógico, el debate de anoche, donde actuaban los líderes más destacados del circo, no puede entrar aquí. O sea, imposible comentar esa tontuna de quién ganó o perdió el debate, quién estaba más nervioso, quién más sereno o más certero. O si Ana Blanco y Vicente Vallés ejercieron de jueces equilibrados, que seguro que sí, no tengo ninguna duda. Tampoco si arrasó en audiencia, o si la audiencia se volcó más en Antena 3 y La Sexta o en La 1, y mucho menos si los expertos que todo lo saben acertaron en sus reflexiones a toro pasado, siguieron en sus trece, o a raíz de lo dicho hubo alguno que cambió su punto de vista. Nada de eso puede entrar en esta pieza porque estas líneas, como saben, se mandan al periódico el día antes. Aun así da igual. Digo que da igual porque lo del perrito está haciendo las delicias de las pantallas desde el domingo.

     El perrito, como supongo intuyen, es el perrito de Albert Rivera, Bueno, el perro Lucas de un compañero de su equipo. Más. Es nada menos que “el arma secreta” de Rivera, el líder supremo de Ciudadanos, para el debate de anoche. En un tono y con caritas que se supone pretendían ser naturales, graciosas, ocurrentes, el ciudadano Rivera, con los ojos desarbolados y una vocalización de primero de arte dramático, o sea, lo que se entiende por vocalizar con el culo, advirtió, “quien me ataque en el debate, ya sabe, tendrá que enfrentarse a Lucas”. Cuando uno ve el vídeo se le queda la cara de alpargata, algo así como una desolación tremebunda y paternal. ¿Qué le pasa a este señor? La decadencia de Albert Rivera y Ciudadanos no tiene la nobleza de otros declives. Yo también creo que más que los politólogos es cosa de siquiatras. Es tan tontito. Pobre.

Maldeojos. María Patiño


María Patiño
(Artículo publicado el sábado, 2 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Después de décadas viendo la tele para luego contarles mi opinión sobre esto o aquello, o sobre este o la otra, creo haber llegado a una idea irrefutable, ese tipo de ideas por las que estás dispuesto a matar, como la otra. Creo que la gente de la tele, o sea, la gente de la tele de verdad, la que termina siendo como alguien más de la familia, no es que salga en la tele cada vez que la enciendes, es que vive en la tele, sí, dentro, dentro del chisme, sin contacto con nadie más, ni con familia ni con amigos, aunque cuenten lo contrario. Es difícil de aceptar esta teoría, pero no acepto otra para explicar por qué algunas, por qué algunos, se hacen tanto daño sin que nadie de su entorno, sea primo, hermana, tía, o novio, o mujer o madre no le advierten de lo que empezaron a hacer como un juego y ya no pueden parar hasta convertirse en la deformidad monstruosa que son hoy.

     Lo advertí hace tiempo en la cara de Bibiana Fernández, que de una belleza que apenas necesitaba agua clara por la mañana se convirtió a sí misma, con la inestimable ayuda de un puto cirujano sin escrúpulos, en la horrenda mujer de gesto plastificado y grosero que es hoy. Hay otras, pero de golpe, la que más me ha llamado la atención en el mundo tele es la degeneración alarmante, hasta el límite del horror por su tremebunda fealdad, por su máscara sin vida, que exhibe su dueña, María Patiño, que, para darle un tono de rigor a mi afirmación, me voy a los archivos de internet y comparo su cara de ayer con su cara de hoy. Un monstruo de pómulos punzantes, nariz respingona a base de rebanar carne o vaya usted a saber, y labios como globos inflados por el enemigo. Esa mujer era antes bonita, pequeña, pero graciosa. Hoy es un cadáver sin alma cubierto de potingues.


Maldeojos. La voz


La voz
(Artículo publicado el jueves, 31 de octubre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ni La voz kid ni La voz yayoflauta ni La voz marciana, cuando aquí hablo de la voz hablo de la forma de hablar de Cecilia Suárez, que o te encanta o te saca de quicio porque para decir Nabucodonosor se tiraría media vida. Na-bu-co-do-no-sor, dándole a cada sílaba más tiempo y bamboleo demorado que el patético y translúcido Quim Torra condenando la violencia que él, atacado de tremendo delirio, engulle como mero civismo, el muy canalla, o como necesaria para darle visibilidad internacional al asunto de la independencia, piensa la cateta Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC. Les prometo porque lo he investigado que la actriz mejicana no habla igual que habla su personaje Paulina de la Mora en La casa de las flores. Al principio me exasperaba. Pero le di la vuelta y lo entendí todo. Y me enamoró.

     La casa de las flores es una historia creada por Manolo Caro, que por cierto rueda ahora en España Alguien tiene que morir, también para Netflix con un reparto rutilante que encabeza Carmen Maura, Ernesto Alterio, Mariola Fuentes y la protagonista de esta columna, que no hablará con la cadencia mentado. La casa de las flores es un todo que mezcla drama y comedia al asomarse al machismo, al mundo LGTBI, a las drogas, a las apariencias, a la lucha por la vida. La primera temporada –la que he visto- cuenta con Verónica Castro –estrella mejicana de la televisión-, y además de otros actores mejicanos, con Paco León, que hace de mujer trans, personaje que parece un trasunto de su mítica Raquel Revuelta de Homo Zapping. Sé que me ha quedado una pieza muy deslavazada, pero me centro, la forma loca de hablar de Cecilia Suárez es un flipe.



Maldeojos. Liberal ibérico


Liberal ibérico
(Artículo publicado el martes, 29 de octubre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     La casualidad hace que mientras escribo, escucho la obertura de la ópera Juana de Arco de Giuseppe Verdi, una música muy del maestro italiano, clara, épica, emocional, romántica, de mucha enjundia, corpórea. La mártir medieval no lo pudo saber, pero su carne chamuscada puede estar tranquila, el gran artista que murió arrancando el siglo XIX en Milán ayudó a elevarla a la hornacina de los mitos. En esta situación recibo el enlace de un vídeo en el que veo la cara en primer plano de Albert Rivera sin el rigor indumentario que llevó la noche del domingo en la entrevista que le hizo Ana Pastor en El objetivo –de terno azul, formal, presidenciable, pero sin el corsé de la corbata para dar a entender que sigue siendo él, el chico que sabe leer lo que piensa la calle, tan cambiable, o tal vez el chico que sigue discurseando como en el concurso de la tele en el que tenía que defender con la misma vehemencia una cosa y su contraria-.

     En ese vídeo, que ya ha saltado a los programas de la tele para echarse unas risas o peor aún para tomárselo en serio se ve al vende dietas como esforzándose por reír dándole las gracias a Pedro Sánchez por llamar a su partido liberales ibéricos. El sin escrúpulos se hace acompañar por cuatro mujeres de sonrisa tan forzada como la del líder, que en un alarde de ingenio tan patoso como de bochorno ajeno, y abriendo el plano, muestra el lema de las camisetas blancas con que se visten, “Liberales ibéricos”. Gracias, Sánchez, dice el menda apretando los puños en su ya típica falta de naturalidad. Hasta Francisco Marhuenda, derecha mediática, se sonrojaba. Ay, pobrecito, tan tonto, susurran los personajes de La casa de la flores en un meme estupendo.