domingo, 26 de febrero de 2017

Maldeojos. Vaya valle



Vaya valle
(Artículo publicado el jueves, 23 de febrero, en diarios de EPI PRESS)

     Se veía venir. El Valle de Ricote, en la Región de Murcia, se asomó junto a otros valles de España a la tele pública de la mano de Comando actualidad, que La 1 emitió anoche. Con el nombre Vaya valle bello, aliteración que añade interés a lo visto, reclamo para espectadores curiosos, Comando actualidad viajó allí y al de Lozoya, en la Sierra de Guadarrama, al de Liébana, en los Picos de Europa, y al de Tena, en Jaca. Maravilla de maravillas. Conozco el de Ricote, y alguno de sus pueblos. Me quedo con Blanca, en la Vega alta del río Segura. El resto conserva el mismo aire de tierra africana, marroquí. Cuando paso unos días allí tengo la sensación de encontrarme en el valle del Drá, o en los profundos valles que zigzaguean a las faldas del Atlas. Es lo mismo. Tierra fértil de plantas tan verdes que parecen fosforescentes encajonada entre cerros y montañas de corazón seco, pelado, por donde culebrea plácido el Segura.

     En Comando actualidad el equipo habló con gentes del Valle de Ricote, orgullosos de su tierra y costumbres, con ese punto de tierna arrogancia que considera que lo suyo es lo mejor del mundo. Se alardea de gastronomía, de platos recios y de sabores dulces, de profesiones que se van perdiendo y que tienen que ver con lo que da la tierra, y como en todos los valles visitados por el equipo del programa la idea es dar a conocer el lugar, estimular la llegada de turistas, poner en el mapa, como se dijo en el reportaje, bellezas naturales que no son, aunque debieran, muy conocidas. Un pero. La hora de emisión, a eso de las doce de la noche, no es la más conveniente. Tampoco que sea después de una serie sin mucha audiencia como Al final del camino. Pero menos es nada.



viernes, 24 de febrero de 2017

Maldeojos. ¿Otra vez?



¿Otra vez?
(Artículo publicado el martes, 21 de enero, en diarios de EPI PRESS)

     Lo veo, lo escucho, y no me lo creo, no doy crédito, me parece una broma, un chiste de los buenos. Mejor, mucho mejor, que lo que entienden por chiste y gracia los encartados y la cadena, Cuatro. Hace ocho años Florentino Fernández y Dani Martínez hicieron una cosa llamada Tonterías las justas donde se jactaban de ser “tontacos”, y prometo por mi honor que lo conseguían, y el programa también. Mediaset no les renovó el truño y se fueron con el mismo cuento a Neox, de Atresmedia, pero llamándolo Otra movida. Mentira, era la misma caca. Pero que no veían ni los primos dándoles un bocata de atún. Fracaso. Aún así Cuatro volvió a contar con el señor Martínez para hacer otro disparate llamado Guasap! Sin comentarios. Eran programas, digo yo, pensados para un perfil de gente joven, sin duda, y vejestorios como yo no formamos parte del grupo al que iban destinadas sus memeces, vale, pero ¿tan estúpidos y memos creen los lumbreras que son los jóvenes?

     Pues bien, teniendo en cuenta estos despiporres, Cuatro vuelve a la carga. Las tardes no son el fuerte de la cadena. Hace nada cerraba otro de sus morrocotudos fracasos, Hazte un selfi, una estúpida idiotez que no había por dónde coger. Cerraron el garito, la blanca risa de Uri Sabat y Adriana Abenia se congeló reviviendo el Diario de Patricia cutre y sin fuste, y Cuatro volvió a sus series. ¿Qué van a hacer ahora? Contar de nuevo con Florentino y el otro. Al principio pensé que era una broma de los “tontacos”, pareja que siempre pone la misma cara de estar feliz y hacer gracia, una máscara como maneja el maestro en esto, don Santiago Segura, de falsedad infinita. En fin, adelanto fiasco.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Maldeojos. Las reinas y el Moreno



Las reinas y el Moreno
(Artículo publicado el domingo, 19 de enero, en diarios de EPI PRESS)

     Le han soplado dos millones de euros por capítulo al menda lerenda que todavía debe a Hacienda cerca de cuatro, dato que en sí mismo, según las leyes o lo que quiera que sea en RTVE, imposibilita a cualquiera para trabajar con la cadena pública, salvo que seas José Luis Moreno, te pases las normas y las críticas por el sobaco, y den por válidas ideas que no pasarían el tranco de la calle en otras cadenas que no son La 1. No sé si ha visto una serie llamada Reinas. No se apure. No es la única persona que no la ha visto. Es más, apenas la ve un millón de criaturas. No va de reinas del espectáculo y el cabaret o de reinonas de tacón alto, mucho rímel, y paquetazo, no, va de reinas de verdad. Pero serie, historia, reinas, tele pública, y José Luis Moreno es un sindiós. ¿Prejuicios? Los habidos y por haber en el orbe. A los 23 minutos exactos la reina Isabel I de Inglaterra ya se revolcaba en el pajar con el corpiño abierto de par en par, el miriñaque hasta la cintura, la tiara encasquetada, y el pandero bien atacado por Robert, su consejero, quien, como hombre que es, “sólo servís para copular, y no todos con el mismo acierto”. Antes de que terminara el capítulo María Estuardo se lo daba todo a Rizzio, su amante confidente, aunque la de Inglaterra ya había probado las embestidas de Robert por detrás, momento cumbre que el guionista aprovecha para hacerle ver que las manchas de la espalda son viruela. Es verdad que los primeros minutos de Reinas, incluso con todos los prejuicios por ser vos quien sois, querido Rockefeller, te sorprenden por el abrumador derroche de suntuoso vestuario, de localizaciones reales, de peinados como edificios jaspeados con ricas baratijas a modo de pedruscos cegadores, pero en cuanto te acostumbras y entras en detalles el castillo de naipes es eso, un castillo de fuegos fatuos y oropeles cegadores cuya huera exhibición no lleva a ningún sitio.

Más puta que Rita
     Hay frases que sólo una cabeza que entiende el entretenimiento como una cinta sin fin de Noche de fiesta o como una escena de cama entre Pepa y Avelino puede parir. Y las pare en Reinas. Cito unas cuantas, sin duda brillantes. Si negociaras igual que fornicas, le dice a Robert Dudley Isabel de Inglaterra, en el contexto de la permanente rivalidad entre ella y su prima, la reina María Estuardo de Escocia, yo dominaría el mundo, una frase pomposa, de culebrón, muy del Moreno. Otra. Los hombres usan la espada como el símbolo de su pene, largo, afilado e hiriente, y la mayoría de las veces, inútil. Genial. Y otra, también al consejero, que no acaba de envainarla cuando ya ha de sacársela de nuevo. Desnúdate, le dice justo cuando se entera de que su prima María Estuardo de Escocia conspira dejándose engatusar por el amor interesado de Carlos, el hijo sádico y cruel y enfermizo de Felipe II, que también forma parte de la trama. Desnúdate, pienso mejor después de desahogarme. Por si faltara algo hay hasta polvos gay en la corte de Escocia. David Rizzio, el consejero de María, el guapo Carlos Camino, se lo monta con Lord Darnley, futuro marido de la reina, Harry Harvis. En Reinas, el que no corre, se corre, perdonen la vulgaridad. Si te pones memorioso y tiras de obras del autor, don José Luis Moreno, te sale un referente sin darle muchas vueltas a la chola, Escenas de matrimonio. Quedémonos con él. Lo es todo en Reinas. Menos llevar la corona, lo demás es obra suya, o sea, la dirección, la producción, el guión. ¿El guión? La gente que sabe de esto y se fija en esas cosas lo ha destacado. ¿Quién ha escrito el guión? Nadie. Siendo cosa tan principal, en los créditos no aparece la figura del guionista. Qué más da, si se va a hacer lo que diga el Moreno, que ya en el primer capítulo, y como no era plan de sacar a los chulazos en calzoncillos, sacó un baile con negros medio en cueros que quítame de ahí La alfombra roja palace, otro churro de nuestro autor vendido a la tele pública, más puta que Rita, que se lo traga todo.

Coronadas y destronadas
     En este ambiente de viva el lujo y quien lo trujo, y por si faltara algo, Reinas –más de dos millones de euros por capítulo, no lo olvidemos- no se grabó en español sino en inglés, así que lo que escuchamos es un doblaje ortopédico, rarito. No es de extrañar, por tanto, que al saltar la liebre de lo que gana el presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, se entiendan los millones por capítulo de José Luis, toma, Moreno, nada menos que un 30% más que en 2015, o sea, 200.000 euros, y sin puertas giratorias ni puñetas, a lo bestia, como la entrada en Red Eléctrica del repeinado, y bien colocado Arsenio Fernández de Mesa, ex director de la Guardia Civil, que por una reunión semanal se embolsa unos 150.000 papeles. Así lo ha querido su amiguito Mariano Rajoy, que dio el visto bueno al nombramiento sin que le temblara la vergüenza. Él puede. Para eso es la reina madre del PP, aclamado como el líder supremo, como la estrella Orión, como la proa de esa nave carcomida por el cinismo y la corrupción como forma de vida, pero sabiéndose impune porque el votante, haga lo que haga esa factoría, sigue apoyándola con su voto. Si en las Reinas de José Luis Moreno –la de Inglaterra es Rebecca Scott, la de Escocia Olivia Chenery, ambas perfectas desconocidas- sabemos quién gana porque la historia, aunque la maneje el ventrílocuo, fue lo que fue, en Podemos, también. Si la corona no era para la reina de la coleta, el mundo se hundiría en un cataclismo de proporciones bíblicas, así que Pablo Iglesias el mesías se alzó sobre la multitud, con su mentón adelantado, sus manos haciendo palmas, y sus labios y su ceño apretados con ese rigor de los que se saben elegidos por el universo, con una frase de las más graciosas de los últimos tiempos, unidad y humildad. La repito, unidad y humildad, decía a los fieles, mientras alzaba chorreante la cabeza de la reinita Íñigo Errejón. Por cierto, las reinas del Moreno se follan todo lo follable, pero la serie se llama Reinas. Virgen y mártir. Este tío es un crack. Lo digo en serio.

La guinda
Otro en bolas
Literal. Fernando Tejero, el de “un poquito de por favor”, el mala hostia de Masterchef de los famosos, el de La que se avecina, y el hombre que salió del armario y no sólo se quitó algunos complejos de encima sino que le dio por el gimnasio, he entrado en la lista de los que para celebrar cualquier chorrada se hacen una foto en cueros y la cuelgan en internet. El ex pescadero ha enseñado el culo por San Valentín. Así va la cosa.

martes, 21 de febrero de 2017

Maldeojos. Cállate, CNN



Cállate, CNN
(Artículo publicado el sábado, 18 de febrero, en diarios de EPI PRESS)

    En Venezuela, o mejor, en el Gobierno de Nicolás Maduro, la verdad no es la verdad sino la verdad establecida por su camarilla. Sin matices. Sin coladeros. Controlándola para que sea así sin rechistar. Vamos, la aspiración de otros tantísimos gobiernos. En el de Donald Trump, con el loco naranja al frente del país más potente del mundo, es él mismo el que da, retira, niega o ignora a los periodistas que le tocan el flequillo, con los que se enzarza en tensas diatribas para hacerles ver, a ellos y a sus medios, que se están pasando porque sólo publican “fake news”, noticias falsas que no tienen nada que ver con la realidad. Con la realidad impuesta desde su máquina de propaganda. Nicolás Maduro y sus secuaces van más allá. Cortan de raíz el problema, la disidencia. Matan al perro para acabar con la rabia.

    Lo último, hace unos días. La CNN en español que emite en el país publicó un reportaje en el que un ex funcionario acusaba al vicepresidente de vender pasaportes venezolanos a musulmanes sospechosos de relaciones con el terrorismo. Enseguida, moviendo la colita, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, un poco harta por este y otros atrevimientos, califica las informaciones como “una agresión contra la patria” que dan como resultado un “clima de intolerancia” que puede derivar en “agresiones externas contra la soberanía”. Hace unas semanas fue el propio Maduro el que descendió a otro tipo de minucias, dando combustible al fuego del malestar gubernamental, afirmando que un reportaje de la CNN sobre la precariedad de un colegio, es “asunto de nosotros, CNN, no metas sus narices en Venezuela”. Así ha sido. A CNN le han cortado la señal.

lunes, 20 de febrero de 2017

Maldeojos. 20 años



20 años
(Artículo publicado el jueves, 16 de febrero en diarios de EPI PRESS)

     En directo Saber y ganar. Será mañana. Todo un alarde para celebrar los 20 años del programa de La 2, y de Jordi Hurtado. Y de la voz de la sabiduría, voz tan familiar como el decorado del concurso, apenas retocado en varias ocasiones, pero guardando esa modestia que al final, viéndola con distancia, parece a caso hecho, algo así como la demostración orgullosa de que sin focos cegadores ni botones sicodélicos, sin cámaras de cabeza caliente que sobrevuelan el público entregado a la palma, al chiste, y a las órdenes del director de plató, se puede, y se ha conseguido, la excelencia. Juanjo Cardenal, en la sombra, al otro lado de la cámara, ha ido conformando con su voz el edificio de Saber y ganar como una madre acogedora y sabia donde Pilar Vázquez también luce en las secciones que lleva amparada por un equipo bien ajustado.

     Por el programa han pasado casi 2.300 concursantes. Una barbaridad. Mucho más si, como es el caso, el premio no es “un coche, o un apartamento en Benidorm”. Yo creo que la gente que acude a Saber y ganar no lo hace pensando sólo en el estímulo de un premio que no te quita de trabajar sino en la satisfacción de competir en una liga que premia el tesón y el saber en su más amplio sentido, y por eso te emocionas porque es gente de la calle, gente que viste no para un pase de modelos y en edades aleatorias que son admitidas por su preparación y no por tener el perfil que viene bien al concurso. Ahora, en este 20 cumpleaños y en esa parte en directo del programa, me acuerdo con nostalgia casi dolorosa –cosas personales- del paso de la gran Lilitt Mnukyan. Su esfuerzo recompensado con uno de los botes más grandes simboliza Saber y ganar.