miércoles, 31 de agosto de 2016

Maldeojos. La bruja



La bruja
(Artículo publicado el martes, 23 de agosto, en diarios de EPI PRESS)

     Leo una noticia que puede ser verdad o mentira. Todo lo que tiene que ver con una tipa llamada Aramís Fuster puede ser verdad o mentira. De lo que no tengo duda, ahora y un antes que podemos considerar histórico, es que siempre es patético. Todo lo que toca esta flipada es patético. Ahora leo que se la han encontrado en un hotel tirada en la cama con contusiones, no muy consciente, y con erosiones en el cuello y en la ingle. Como el negocio del engaño de la videncia y otras mamandurrias se le vino abajo, y el alquiler y el teléfono y la ropa y la comida hay que seguir pagándolos, la señora dicen que se fue de puta o lo que sea eso de ser una señorita de compañía, una chapera, o en plan fino de submundo, una “scort”. ¿Ven? Todo muy, muy patético. Dicen que en la función, con sus clientes, ejercía de dominante, y que se embolsaba unos 300 euros por sesión. Hay que ser muy pervertido para gastarse esa pasta con esta leona de saldo.

     Dicen que la pitonisa también fue noticia hace años por tomar pastillas, dárselas a su madre, y machacarlas para que su gato se las tomara como si fuera pienso. O no quería irse, las pastillas estaban caducadas, o dijo una cosa e hizo otra. Creo que le salió el tiro por el pandero –enorme, planetario, sofocante- porque ni Telecinco, recogedor oficial de deshechos, le hizo caso en ninguno de sus puntos de reciclado. Y si Telecinco no le hace caso, ¿quién le va a hacer caso? Si en una de éstas no se hace un De luxe para ganar 200 euros no hay dios que la tome en cuenta. Así que lo de ahora, si es verdad, no hace más que confirmar la pura desdicha de esta gente que hace nada paseaba el culo por el plató y hoy se pudre en el olvido, en la soledad, y en un patetismo atroz y plañidero. Sí, me da cosa de esta pobre diabla. Son tan malos adivinos que ni saben ver su propia tragedia.

martes, 30 de agosto de 2016

Maldeojos. Sí, Josie



Sí, Josie
(Artículo publicado el domingo, 21 de agosto, en diarios de EPI PRESS)

     El otro día hablaba de la notable pérdida de audiencia de La Sexta debido a que sus más populares programas, y presentadores, estaban de vacaciones. La ocasión la aprovecha Cuatro, que por la noche, con First dates, el programa de citas de Carlos Sobera, está consiguiendo mojarle la oreja a la cadena de Atresmedia. Sin embargo, la programación de tarde permanece intacta. El equipo de Zapeando, al margen de que algún miembro se tome algunos días, sigue ahí, dando la batalla, trabajando y sin bajar el ritmo. Tampoco se ha ido Más vale tarde, aunque estos días no esté Mamen Mendizábal –en su lugar, Adela González, que conoce la mecánica y lo defiende con soltura y poderío-. Vuelvo a Zapeando. Espero que no sirva de precedente y pueda seguir dando estacazos a ese tipo que me da sarpullido y que, no entiendo por qué, aparece de vez en cuando en el plató hablando de los trapitos que se ponen los famosos y de los famosos mismos.

     Hablo del tal Josie, al que conocí en carne mortal, y pedorra, en el FesTVal de Vitoria. Me dio la comida. Tenerlo enfrente, y por educación no llamarle cretino a la cara, fue una prueba de prudencia infinita. Un poco piripi, creyéndose la diva del salón, soltando plumas y esperando que el mundo temblara ante una presencia tan perturbadora, Josie en persona me confirmó que era más deleznable que en la tele. La otra tarde lo llevaron de nuevo a Zapeando. Tenía que comentar algunas fotos, algunas chorradas sobre el famoso de turno. Entre otros le pusieron al actor  Ben Affleck, al que uno tenía por un tipo sensato, uno de esos guapos que envejecen con dignidad y belleza. Pero en la foto de marras Ben Affleck aparece deformado, una muñeca a la que le han metido botox hasta por las orejas. Un minuto de silencio por él, dijo Josie. Y le doy la razón.

lunes, 29 de agosto de 2016

Maldeojos. 13 años



13 años
(Artículo publicado el jueves, 18 de agosto, en diarios de EPI PRESS)

     Llevan a Espejo público, ahora con Sandra Golpe, a un niño de 13 años. El típico nene que lo sabe todo. Ha escrito libros, analiza la actualidad, y parece que ha crecido frente a una cámara, manejando la técnica del orador, eso sí, un poco repipi, redicho, o sea, el típico niño que lo sabe todo. Por cierto, Sandra Golpe, sin el lastre de Álvaro Zancajo, arrimado de Gloria Lomana, ex jefa de informativos, el brazo largo del PP en Antena 3 –ambos salieron de la empresa-, parece que respira mejor. La veo manejando tiempos, moviéndose con soltura entre los invitados, y dando paso a los reportajes en directo –hay uno sobre Zafarraya, Granada, “el pueblo más pobre de España”, según la Agencia Tributaria, que se queda en el titular, es decir, Zafarraya sólo es pobre en los datos, debajo está el mar de una economía sumergida muy boyante-.

     Recupero al nene de 13 años que lo sabe todo. Otro titular llamativo. Es Álvaro Cabo. Cinco libros, uno publicado. Mejor que estar perdiendo el tiempo con la consol dice que lee libros como El Príncipe, que recomienda a “los cuatro jinetes del Apocalipsis”, como llama a Rajoy y al resto. Y ya entra a analizar la situación política. Dice que los cuatro grandes partidos miran por sus intereses, no por la de los españoles, hecho que sólo habla de un “gran egocentrismo”. Habla de cáncer refiriéndose a las autonomías, “que se llevan un montón de dinero”. Le preguntan por todo. Y de todo tiene opinión. De economía, educación, de política autonómica, nacional, internacional, intergaláctica, la hostia. El nene no piensa. Habla. No duda. Y a mí me empieza a dar entre repelús y asco. Del nene, de la forma en que la tele lo usa. Es el mono del día.

domingo, 28 de agosto de 2016

Maldeojos. Ayana



Ayana
(Artículo publicado el martes, 16 de agosto, en diarios de EPI PRESS)

     No soy mucho de ver deportes por televisión, pero es difícil no quedarte embobado si en la pantalla aparecen hombres y mujeres que hacen de sus cuerpos y sus mentes, en una maravillosa unión, unas herramientas capaces de ponerlo todo al límite. Estoy viendo a ratos, según la hora, lo que está pasando en las Olimpiadas de Río de Janeiro. Vi con un asomo de incredulidad, perplejo y encogido, el triunfo dorado de Mireia Belmonte en la piscina que le dio el oro, y comprendí la exaltación de los locutores de TVE cuando al saber que la española se alzaría con el triunfo se desgañitaban. Vi el triunfo contundente de Rafa Nadal frente al francés Giles Simon. Y la bajada en piragua, modalidad K1, de otra española que fundió sus lágrimas de alegría con el agua del río de diseño cuando se hizo con la preciada medalla, que besó Mailen Chourrat.

     Pero me quedo con otro momento. No estaba pendiente de la pantalla, pero la voz de los locutores intuyendo que se estaban viviendo momentos históricos en la carrera femenina de 10.000 metros me despertó la curiosidad. No tuvieron que señalar otra vez a la mujer. La distinguí entre el resto de corredoras. Era Almaz Ayana. Los ojos como platos. Será cursi, pero es una gacela corriendo sin inmutarse. Elegante, contundente, con unos pies que parecen elásticos, con su cuerpo delicado, fibroso, su cabeza sin apenas movimiento y sus braceos rítmicos, de una belleza matemática, me dejaron boquiabierto. La etíope no parecía humana adelantando al resto de corredoras. Claro que me la imaginé en sus entrenamientos corriendo por caminos polvorientos, una más entre etíopes que dan su vida por ser los primeros. Algunos lo consiguen. Y emboban al mundo. Como Ayana.

viernes, 26 de agosto de 2016

Maldeojos. Terrorífica



Terrorífica
(Artículo publicado el domingo, 14 de agosto, en diarios de EPI PRESS)

      A raíz del incendio en La Palma el martes pasado, con el fuego desbocado y en manos del tiempo, de la humedad, de los vientos, me paré un poquito en La mañana. Allí, en La 1, estaba una repeinada Silvia Jato. Al principio, su aspecto me pareció uno más, es decir, que respondía al capricho del equipo de maquillaje, que va cambiando la imagen de las presentadoras. Hoy, pelo lacio, mañana, rizado, al otro, en perifollo cardado. Pero descubrí que ese pelo engominado, hacia atrás, tirante, no era sólo un capricho sino un atinado retrato sicológico de la presentadora que ahora, por 1.200 euros al día, sustituye a Mariló Montero. Ha leído bien. 1.200 euros cada día se lleva la presentadora mejor pagada –sin duda- de la televisión pública, una auténtica provocación. ¿Qué tiene Silvia Jato que no tengan otras, qué aporta, qué imagen da?

      Me resulta dura, mandona, cortante, dejando claro que ella es la jefa de pista, usando palabras gruesas, sensacionalistas, para hablar del “terrorífico” incendio, al más puro estilo de Pedro Piqueras -que tiene la habilidad de hacer los informativos más vistos y los de menos credibilidad, los más irrelevantes-. También es terrorífica para Jato una reyerta entre clanes de la droga, y terrorífico el resultado del mismo. La presentadora tiene una vocecita afinada, nerviosa, inquieta, ese tipo de presentadores que hablan y hablan como si les diera miedo el silencio, rellenándolo de reflexiones al tuntún. Pero la que me mató, hablando del incendio mentado, fue la petición a la audiencia, y supongo que a todo bicho viviente, incluido su novio Alberto Fabra –ex presidente valenciano- de “rezar para que el incendio acabe”. ¿Rezar para controlar el fuego? Mariló, baja.