domingo, 28 de agosto de 2011

Y una mierda

Ahora, después de meses sin venir por aquí, resulta que he olvidado cómo se suben, se pegan, se traen, o lo que sea, los artículos aquí, o cualquier texto de mi archivo. No lo recuerdo. No sé cómo se hace. Lo intentaré otro día. Ahora preparo el viaje a Vitoria. Deseando estoy. La gente del FesTVal, Joseba, Arantza, Felipe, Esther, Frederic... muchos, y la ciudad, y la comida, y el ambiente, y el Hotel Lakua, y los paseos, y el delirante recorrido por la alfombra desde el taxi hasta la entrada de los cines Guridi, en fin, que estoy que me voy. Ya aprenderé cómo se pegan cosas aquí. 

sábado, 19 de febrero de 2011

La columna de hoy sábado. Prueba de tamaño de fuente


Carne podrida


A estas alturas del espectáculo hasta cuesta verbalizar lo que propongo. Supongamos por un momento que cuando el juez del caso de la muerte de la niña de Huelva Mariluz Cortés dictamine, Santiago del Valle, el gran inculpado, sea declarado inocente. ¿Se lo imaginan? Tal vez usted, incluso yo, y sobre todo algunos magacines, tenemos claro, clarísimo, quién lo hizo, y por eso no nos extraña que la gente que sale a las puertas del juzgado, que no es familia de la niña, envalentonada por el revuelo de cámaras que compiten por el mejor sitio para captar la mejor imagen, vocifera, insulta, llama hijo de puta a del Valle, a su mujer, una señora que parece en trance, a la hermana de Del Valle, y la policía ha de esforzarse para protegerlos porque la turba parece fuera de sí.
Con el mareante caso de Marta del Castillo pasa igual. La calle hierve y vocifera. Los platós, también. El viernes por la mañana hubo un momento en que todas las cadenas, y también La 1, tenían el piloto rojo encendido mirando a Huelva. ¿Había dictaminado el juez? No. Juan José Cortés, padre de Mariluz, subía la escalinata del juzgado seguido por una corte de familiares, entre ellos su madre, es decir, la abuela de la niña. Llegaban un poco tarde, pero es que había que atender las preguntas en directo de las aves que no descasan, que se afilan el pico a diario para poder llevarse la mejor tajada de carne, rica cuanto más putrefacta esté. En Antena 3, un ayudante de Susana Griso, que asistía con mucha complacencia a los desvaríos de su colaborador, decía cosas terribles mientras en pantalla aparecía el inculpado en un bucle de imágenes. El juicio ya está hecho, y por supuesto amortizado. Lo que dictamine el juez es irrelevante a efectos periodísticos.   

miércoles, 16 de febrero de 2011

Lo he conseguido

Acabo de editar una página de mi novelilla Detrás de la niebla, inédito que dejará de serlo cuando empiece la secuencia de su publicación. Para entonces tendré que seguir dando retoques a este blog, aprendiendo su manejo, y contactando con otras entradas para enriquecer la mía. Poco a poco. Creo que llevo buen ritmo. 

Una página de Detrás de la niebla




Detrás de la niebla
Cipriano Torres

Nada hacía presagiar que la repentina lluvia, tan inesperada en aquella época del año como inusual en la zona, se convirtiera en la señal que nadie, por entonces, supo interpretar. Llegaron al pueblo como siempre llegaban a otros lugares, convencidos de que en unas horas tendrían la declaración de más impacto y el desgarrador lamento de la viuda con los testimonios de los vecinos asegurando que se trataba de una familia normal. El equipo de reporteros era joven y dinámico. Pendientes del teléfono, el aparato celular era un miembro más de su organismo. Él, un chico de treinta años que parecía dormir cuando se colocaba la cámara sobre el hombro porque entornaba los ojos con la desgana del fatigado crónico y permanecía mudo y ausente mientras grababa. Y ella, una chica casi eléctrica acostumbrada a disimular su juventud con la audaz iniciativa de quien piensa que una reportera tiene derecho a burlar las normas de la educación para conseguir su propósito. Ambos se regían por una ley básica, no escrita pero conocida. Primero graba y después pregunta si se puede grabar. Primero mete el micrófono, y después ya veremos. Los dos estaban acostumbrados a resultados eficaces en el menor tiempo posible. Entrarían en la casa, graba ya, graba ya, diría la reportera en el instante en que alguien permitiera pasar adentro, y llegarían al lugar exacto en que el cuerpo del hombre se derrumbó con el cuchillo clavado en el corazón, un sofá empapado aún con su sangre. Señora, siéntese ahí, le sugerirían sin alternativa a la mujer tratando de recoger su erizada reacción, ese dolor tan televisivo de compartir el mismo escenario en el que un ser querido agonizó tan sólo hacía unas horas, quizá las  preguntas de la joven guiaran su mano hasta las manchas rojas, casi obligándola a acariciarlas con sus dedos y llenárselas con la sangre por la que lloraba. La dirección del programa les advirtió de que apenas habría tiempo de montar el reportaje porque esa misma noche, casi tal como llegara al estudio, se emitiría en directo. El valor testimonial de la exclusiva, la conmoción que causaría en la audiencia y los millones de espectadores adicionales que lograrían justificaban los posibles fallos de edición.
     Una llamada a la redacción... (continuará) 

sábado, 12 de febrero de 2011

Prueba para iniciar publicación de novela corta inédita

No tengo ni idea de cómo se accede a mi archivo para seleccionar el texto. ¿O será entrando en él y pegándolo aquí? Voy a ver.
Pues nada. Ni siquiera me aparece Detrás de la niebla en el archivo de este ordenador. Ni La gata negra. Tendré que recuperarlas del Mac, qué desastre de tío. Lo haré en otro momento. 

Sigo de pruebas, pero celebro la caída del faraón

Se fue. Hosni Mubarak se fue. El jueves por la noche, ante la pantalla de la tele, me quedé con la boca abierta escuchando el discurso del canallita apoyado por EEUU y Europa. Que no me voy, dijo, que seguiré al frente de la casa como un padre hace por sus hijos. El rugido en la plaza Tahrir no se hizo esperar. Al día siguiente, seguro de que alguien le tiró de las orejas, el dictador se largó a Sharm el Sheij, a tomar las aguas de sus balnearios. Sobrevoló en helicóptero la ciudad que bullía bajo sus ancas, y se perdió en el horizonte. ¿Para siempre? Era el día 11 de febrero de 2011.
Y aunque este blog sigue en pruebas, y añado y quito cosas en su configuración hasta que lo tenga como quiero, quiero dejar constancia de ese momento de gloria que estos ojos han visto. Un perro menos. Ah, en el Maldeojos de hoy hablo de él y de Teodoro Obiang, otro lagarto. 

miércoles, 9 de febrero de 2011

No delires, maricarmen

Nada, que me decía yo que ya era hora de dar a conocer al mundo que tengo un blog. Pero por otra parte, el único lector que existe, es decir, yo, me dice, pero dónde vas, gilipollas, si ni siquiera acabas de conseguir dominar la herramienta para poner la portada como tú quieres. 

Qué flojo soy

Esto no es serio. Ha pasado un mes, no he escrito una línea, y aquí no entra ni dios. Lógico. Ni yo mismo me acuerdo de que tengo un blog, tengo un blog, tengo un blog. Pero insistiré. Al final, cuando ya no escriba en periódicos ni ná de ná, escribiré aquí, en mi blog. Desde Túnez, Marruecos, o Egipto. Claro que Yemen tampoco estaría mal. Será así, me alquilaré un pisito alto en Sanaá, y al atardecer, mirando desde lo alto de uno de sus rascacielos de barro, contaré bonitas historias de amor.

martes, 4 de enero de 2011

Maldeojos. Sobras


La tele es un organismo vivo que se nutre y defeca, a veces a la par. Es una comunidad a lo bestia, una familia numerosa que sueña con platos exquisitos aunque la mayoría de las veces al cocinero le sale potaje para el pesebre, rancho incomestible. Hay ocasiones en las que, como en cualquier casa, se tira la casa por la ventana, se preparan carnes y pescados, y entradas, y postres, y se sirven vinos y licores, y turrones y dulces variados, y ese exceso cuesta lo que muchos no tienen, pero todo el mundo hace lo mismo, lo que sobró hoy se vuelve a poner en la mesa mañana, adornado o no como si fuera nuevo, pero no se tira. ¿Qué fue Juntos en Teleprisa el domingo, con cantantes que no pasarán a la historia de la música como David Civera, David de María, formando pareja con famosos de aluvión como Chabeli Iglesias y Víctor Janeiro? Nada, tele manida.
Por ahora, al menos hasta la vuelta al cole, la tele no se normaliza. Luego, Marta Fernández hará en Cuatro las mañanas que dejó en mínimos Concha García Campoy, que hará el informativo que hacía Hilario Pino en Teletrinque, que a su vez sustituirá a Javier Ruiz en Cuatro, que por ahora se va al paro. Hasta ese momento hay tiempo de repescar especiales, como el magnífico ¡Estamos contentos? de José Mota en La 1, que volvimos a ver  el domingo. Todas las cadenas tiran de retazos, y montan programas con espíritu zapping, es decir, una curiosidad por aquí, un desastre por allí. Cada año, igual. La jerarquía católica, imbuida por el mismo espíritu, hace lo propio. ¿Escucharon a Rouco Varela –sin gafas de sol, esta vez- en la misa madrileña? Nada nuevo. Plato con sobras. ¿Crisis en la familia? Será en la cristiana, en las otras, la cosa va como Dios.



Correcto. Soy torpe, pero cabezón

Tranquilos. Oigo el clamor de vuestras voces. ¿Por qué no publicas, por qué ayer no publicaste? Lo sé, lo sé. Pero voy lento. Por mis cojones que esto lo domino. No sé cómo achicar la fotaza de la portada. Algún día lo conseguiré. Ahí ando. Creo que me estoy volviendo majara. No sé a quién coño me dirijo si nadie puede leer esto. O sí. Nene, tranquilo....