lunes, 30 de octubre de 2017

¿Premio al TD?



¿Premio al TD?
(Artículo publicado el sábado, 28 de octubre, en diarios de EPI PRESS)

     A ver si esta vez lo consiguen con TV3, porque con TVE llevan intentando seis años que sea veraz, objetiva y equilibrada y no hay manera. Así, con la ironía propia de un informativo de humor, sin bajar el nivel de exigencia, hablaba esta semana Wyoming en El intermedio refiriéndose al desembarco de los comisarios políticos de Madrid en las dependencias de la tele pública catalana, otro lupanar donde la credibilidad y el periodismo veraz fueron arrasados por la propaganda y el sometimiento a una dirección con los calzoncillos y las bragas de la independencia –política y periodística- en la mano. Su director, Vicent Sanchis, ha hecho la ruta del bacalao por programas “españoles” , y ha dejado claro –con Sussana Griso, Ana Rosa, Antonio García Ferreras- que sí, que es independentista –no pasaría nada si no repercutiera en su trabajo-, del mismo modo que José Antonio Sánchez, presidente de RTVE, dijo que sí, que vota al PP.

     Pero esta semana, hace un par de días, los cimientos de la Academia de TV, que dio sus Premios Iris, o se han vuelto locos, echaron por el camino de en medio tirando de humor, o respondieron a presiones que han descolocado a miles de almas sensibles por su enorme imaginación al otorgar un Iris al Telediario por ser “el mejor informativo”. Leyó el premio, junto a Roberto Brasero, Cristina Pardo, que se quedó turulata, como si se tratara de una broma. Eso ocurría el mismo día que el Consejo de Informativos de TVE volvía a la carga denunciando otra tanda de ejemplos de manipulación en la tele pública, en este caso con informaciones sobre Cataluña. ¿De verdad que los académicos ven el mismo Telediario que ve este espectador?

Maldeojos. Gangosos en declive



Gangosos en declive
(Artículo publicado el domingo, 29 de octubre, en diarios de EPI PRESS)

     De nunca me ha gustado, y ahora tampoco, practicar lo que el refrán explica tan bien, hacer leña del árbol caído. Si puedo evitarlo, lo evito. Hablo del señor Francisco Rodríguez Iglesias. Detrás de ese nombre tan corrientito está el cómico Arévalo. Arévalo hace un humor, vamos a llamarlo así, a miles de kilómetros de lo que a mí me puede hacer gracia. Dicho de otra manera, que veo la gracia de Arévalo en el culo. No hay forma de que este señor me hiciera ni me haga reír. Su humor es paleto, garrulo, un humor que huele a país superado, a grasa revenida, a niños casi andrajosos que se sacan con la punta del dedo los mocos que enseguida se llevan a la boca llena de churretes, es un humor marciano que funcionó en una tele que aunque emitiera en color es una tele en blanco y negro, un humor que erige su esqueleto en el lomo del diferente, sea gangoso, paticorto, culibajo, moro, gitano, o mariquita de toda la vida con mucha pluma y mucho revuelo de manos, un humor que cierta España necesita para reafirmar valores que, no lo entenderé jamás, justifican el atropello y el agravio como baluartes necesarios de una identidad excluyente y necia, torpe y atroz. Arévalo es un artista mediocre que apela a un españolismo de farfolla que me avergüenza y cansa por excluyente y folclórico. Ya digo, no me interesa, no me conmueve, y sus gracias se vuelven insufribles, insultantes. Creo que ha ido llenando teatros a destajo, dejando un rastro de chascarrillos que ponían al respetable de pie, y que lo hacía con Bertín Osborne, otro ejemplar de la España más oscura y tétrica. Eran como hermanos “mellizos”, o “gemelos”, conceptos con los que jugaban para que el respetable se partiera la caja con la ocurrencia. Ni puta gracia, señores. Pero ahora, como saben porque lo habrán leído, visto, y escuchado, ya no se hablan. Oh. Una foto que Arévalo publicó en Twitter, fardando de rey Juan Carlos, de infanta Elena, de Osborne y de hijas de Osborne dándose un festín de paella, enfadó a la Casa Real y al propio “hermano”. ¿A quién se le ocurre,  criatura? El señor Paco Rodríguez justifica que subió la foto no sólo de forma inocente sino, atención a la sesera del cómico, “presumiendo de ser español”. Me gustaría saber cómo lo ve otro español de pro como Carlos Herrera.

El estigma Sálvame
     Pero yo voy al declive del cómico. Todo el que aparece para contar sus amarguras en Sálvame de luxe está de retirada, está en decadencia, sin remisión. No sé si el salario por acudir a tribuna tan podrida, tan desprestigiada y nefasta es un chusco de pan o unos cuantos cientos de euros, pero sé que otro “gangoso” del humor como Ángel Garó posó su culito en uno de los sillones donde Lidia Lozano y Terelu –en la cuerda floja de los guionistas del show-, se han tirado cuescos de calibre superior. Y lo hizo dejando claro que Ángel Garó era cosa pasada, agua oscura, aire viciado. Visitó el plató de esa cloaca para rubricar su imparable declive. Arévalo, igual. A ese plató se va a lo que se va, a llorar desgracias, a tirar carnuza a la parrilla humeante. Y por eso Arévalo se hundía más y más. Desde que se quedó viudo, la vida se le hundió entre los pies. Y aquí me paro. Sólo el dueño de su desgracia puede jugar con ella. No entro en el juego, el árbol caído siempre me ha dado mucho respeto y pudor. Pero mantengo mi teoría de que esta peña, famosillos al borde del olvido, con un pie en el precipicio de sus últimos fulgores, cuando acude de invitada a Sálvame, y se abre de patas ante La fábrica de la tele, productora experta en carroñas de variado pelaje, está firmando su propia sentencia de muerte, su patético declive. Arévalo lo ha sufrido hace nada. La cosa es tan chunga que hasta la enorme Maruja Torres, que pasó por Late Motiv –a Arévalo y a otros de su especie ni se les ha visto ni se les espera por allí- echó unas risas a costa de este par de gansos diciendo que para diálogos necesarios, urgentes y terapéuticos, el que este país necesita entre Bertín y Arévalo.

TV3 y TVE
     A la carreta de Sálvame  no sube gente de primera. Eso lo sabe hasta el que barre el plató. ¿Recuerdan a Álvaro de Marichalar, el hermano de? No sé si Arévalo fue al programa a buscar cariño o un plato de lentejas, pero menos aún entiendo a qué va un tipo como este Marichalar al plató de esa taberna de forajidos. Acudió a la cloaca con la chulería del señorito borde, pero al ser más chulo que Mila Jiménez y hablarle de tú al dueño del corral, el dios del cielo lo expulsó del paraíso, y la voz de Jorge Javier Vázquez, encolerizado, resonó firme y clara, “no aguanto tus gilipolleces porque no contestas a nada, así que se acabaron las patochadas”. Y Alvarito, emperrado en lo de Cataluña como el nuevo nazismo, salió de foco un poco más olvidado, diluido, en declive, que cuando entró. Y se fue corriendo, a los pocos días, a hacer el ridículo sentado en una calle de Barcelona con una pancarta –más vale pedir que robar- a seguir con sus patochadas. ¿Es que ha pasado Martínez Maíllo, coordinador general del PP, por Sálvame? No, pero los efectos son los mismos. Pérdida de dignidad, memoria, cinismo desmedido, considerar al de enfrente amnésico, estúpido, gilipollas integral y, en definitiva, hacer de la política un chiste de gangosos sinfín dejando claro que la impunidad de lo dicho, sea ante Jorgeja o un Telediario, no tiene consecuencias. Que dice el tarambana que TVE es una gran televisión y que ya quisiera TV3 –ante la posibilidad de que su dirección sea intervenida por el Gobierno central- hacer la tele que hace TVE, donde hay “bastante objetividad”, es decir, una tele plural que no conoce la manipulación. Ni Arévalo en sus mejores horas hacía chistes tan buenos. La Gürtel ha resucitado hace unas horas gracias a la fiscal anticorrupción, que dice que la caja B del PP está más que acreditada, pero TVE ha demostrado una vez más que lo suyo es el chiste, con gangosos o sin ellos, agitando la bandera española para tapar mierdas de partido.

La guinda
Jaime Pujol
Es inconcebible el maltrato que La 1 da a uno de sus productos más destacados, El ministerio del tiempo, a punto de emitir el último capítulo de su tercera ¿y última? temporada. De los lunes, a los miércoles, y así, de sopetón. Esta semana vimos el intento de asesinato de Adolfo Suárez, encarnado por el casi valenciano Jaime Pujol, y la pantalla se iluminó. No hay papel corto sino artista de relumbre.

viernes, 27 de octubre de 2017

Maldeojos. La bicha y TV3



La bicha y TV3
(Artículo publicado el jueves, 26 de octubre, en diarios de EPI PRESS)

     No me gusta la tromba cachonda de opiniones sobre la decisión de Rajoy de hacerse con el control de TV3, la pública catalana, a raíz de la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución. El Gobierno dice que lo hace para garantizar que allí, sometidos al albur de los comisarios políticos, los ciudadanos reciban una información objetiva, veraz, y rigurosa. Me descoyunto. Cuando Rajoy dice esto estoy seguro de que piensa en ese ejemplo claro e inequívoco de pluralidad e independencia informativa que es TVE. Los opinantes cachondos, que ven venir un mundo de oscuridad y tergiversación, de sometimiento al dictado del Gobierno, se ponen en lo peor y dan posibles nombres para dirigir la cadena catalana, y lo hacen a lo grande, es decir, poniendo en la quiniela a periodistas tan, tan entregados al PP que suenan a broma.

     En esas quinielas se habla de Paco Marhuenda, Eduardo Inda, Isabel San Sebastián, o Carmen Tomás, ejemplo de periodistas objetivos, rigurosos, independientes, con sentido del equilibrio y ganada credibilidad, como todos sabemos. Está claro que hablan de ellos con ironía, es decir, convencidos de que será imposible, de que a nadie en el Gobierno se le ocurriría semejante atrevimiento. Se habla de más nombres en tono simpático, desbarrado, delirante por lo mismo, por imposible, y se dice que Cárdenas, y su media lengua, se repartirán las noches echando basura en TVE y en TV3, y que don José Luis Moreno, que en la paz de su casa descanse, podría hacerse cargo de un programa de fino destornille como Polònia. ¿Disparates? No me gustan. Estas bromas las carga el diablo, y Alfredo Urdaci está sin curro ahora.

jueves, 26 de octubre de 2017

Maldeojos. OT 2017



OT 2017
(Artículo publicado el martes, 24 de octubre, en diarios de EPI PRESS)

    Lo mejor de la vuelta de Operación triunfo a la casa madre, TVE, no es que la directora de la academia, Noemí Galera, mantenga la llama del interés entre los seguidores de la emisión canora en El chat de OT, emisión que por pronto que termine sacará a los fieles unas ojeras de caballo, demacrados como Mario Casas en El fotógrafo de Mauthausen -12 kilos ha perdido el actor para hacer de Francesc Boix, que fotografió el horror nazi bajo cuerda en el campo de concentración-, tampoco lo mejor de la vuelta de OT a La 1 ha sido la espectacularidad de un plató monumental, luminoso y guay, ni siquiera lo mejor de la vuelta ha sido ver en otro registro al simpático Roberto Leal, que tenía la gran responsabilidad de hacer olvidar la forma de presentar, entre el paternalismo y un machismo social sutil y familiar, de Carlos Lozano.

     No sé si vieron el programa. Pero si fue así, además de conocer a la tropa de aspirantes al olvido –no hay país que aguante tanto artista suelto, sobre todo porque cada cadena se ha propuesto criar a una caterva que ya empieza a causar problemas medioambientales-, se darían cuenta de que esa noche, a pesar del insufrible olor a azufre revenido, a diablo de manipulación informativa de seguidismo gubernamental, familiar en el Telediario de la casa, parecía que el aire era más respirable. ¿Se dieron cuenta pero no aciertan a sacar el dedo índice y señalar la razón del hecho comprobable por la ciencia? Yo les ayudo. Lo mejor de la vuelta de Operación triunfo a TVE no fue la vuelta de Operación Triunfo sino la decisión de la casa de eliminar, como se elimina un furúnculo, la entrega de Hora punta. Fue solo este lunes, pero ay qué gusto da. Si fuera para siempre hasta vería OT.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Maldeojos. La cabra y el monte



La cabra y el monte
(Artículo publicado el domingo, 22 de octubre, en diarios de EPI PRESS)

     Hay que tener valor. O, permítanme que lo diga como hay que decirlo. Hay que tener más cojones que La 1 para darle a Carlos Herrera un rinconcito en la pública sabiendo que le iban a llover los guantazos. Hay que tener la testosterona del chaval virgen en amores para que Telecinco, mientras este país vive horas de incertidumbre y algunos compatriotas se vayan a la cama con dolor de patria, siga impasible, como si la lluvia catalana le resbalara por su cuerpo calloso. Es tan valiente y tozuda la cadena, es tan pasota y vehemente Paolo Vasile, que incluso viendo que La Sexta le come terreno, una aprendiza que aún no tiene la mayoría de edad, Telecinco sigue erre que erre. Ya lo dijo el gurú, “nuestra televisión no tiene como objetivo cambiar al secretario general de un partido”. O “la gente viene a Telecinco a informarse y a La Sexta a formarse”. Pedro Piqueras, el cabeza caliente de la rama “informativa” de la casa, es una cabra cuyo monte es cristalino, información clínex, periodismo de consumo rápido, noticias para entretener, curiosidades de sala de dentista. Quizá la cadena hace bien contraprogramando los especiales de Antena 3 sobre el monstruo o los monográficos de Más vale tarde con teatros y chismes, con alaridos y cabreos de impostadas actrices de mesa camilla. Sabe el capo que esto es pasajero porque no hay dios que aguante tanta traca. Es más, pase lo que pase, ya hay quien padece, ojo, “rumiación”. Como suena. El síndrome de la rumiación ha llegado, ¿para quedarse? Oh, no. Escucho con la cabeza en blanco a una redactora irónica de Las mañanas de Cuatro hablar de rumiación del pensamiento –sobre la situación política-, un bucle tremendo en el que mucha gente cae y pasa noches en vela, está irascible, y vive en permanente y desasosegante estrés. Ay, Puigdemont, ay, Rajoy, la que habéis liado, listillos, para tapar vuestras miserias.

El culo de Sardá
     Sin salir de Las mañanas de Cuatro, donde hacía tiempo que no me detenía, veo que Javier Ruiz, el presentador, ha claudicado y al final se ha dejado barbilla, barbilla no de cabra sino de chivo, y le queda bien al jodío. Lo de Telecinco y el terreno que va perdiendo este mes es tan clamoroso que incluso Susana Griso ha trepado al cardado inmarcesible, intocable, marmóreo y apocalíptico, tipo el último grito de Cristo en su Gólgota, de Ana Rosa Quintana, con lo mirada que es para su peinado de señora congresista recién salida de la peluquería del economato de sus señorías. Verdad verdadera es que la matraca del sí pero no a la marcha de Cataluña es un furúnculo que le ha salido a la pantalla, que te despiertas y está Pastor al habla con Ferreras, que da brazadas al aire con la palma de sus manos llamando a Pastor, Pastor, adelante, y que Pastor, móvil en mano –conectada, periodista total, informada hasta el flequillo- seria como un ajo, habla con Ferreras. Verdad verdadera es que comes y ahí siguen los dos, te vas a la calle, vuelves, te duchas, y no se han ido, cenas, lees un poco, vuelves, y al filo de la media noche, coño, ahí está todavía esta pareja hablando de Junqueras en vez de irse a la cama y ejercer el sagrado deber del matrimonio. Hasta Javier Sardá se reveló la otra tarde en directo. No hay legislación que ampare al tertuliano, y menos si trabaja en La Sexta. Dice Ana Belén como la mala entre las malas de Traición, que ya anuncia La 1, que las ratas son las primeras en irse del barco. Sardá se levantó la otra tarde, así, como un resorte, mientras opinaba sobre la conveniencia, necesidad, oportunidad o no, de aplicar al artículo 155 de la Constitución en Cataluña y le plantó a Ferreras, firmado y todo, un papel para “independizarse” del programa. Al Periodista De Arriba a Abajo se le pararon hasta las manos. Coño, que tengo el culo que no hay quien lo aguante, dijo Sardá con ironía pero con la verdad por delante. No hay duda de que Xavi es otra cabra que a veces tira al monte del espectáculo y te hace un Crónicas marcianas en pleno Al rojo vivo.

Mora, Inda
     Eso es verdad. Pero tampoco es normal que pongas Telecinco una tarde, la tarde en que este país se iba al carajo –como lleva yéndose desde el 1 de este mes-, y veas la imagen atroz de Belén Esteban repantigada en un sofá enseñando muslo, poniendo cara como sólo las pone una ex cajera de supermercado, pasando hasta de la pelea que tocaba esa tarde, creo que contra Kiko Matamoros, que al parecer, no sé si por cabra o rata, se fue del barco de Sálvame. No hay mejor cabra que Jorge Javier Vázquez, que siempre tira a su monte como el sediento a la cerveza helada. La cabra no siempre es loca. Jorgeja ha dejado claro que está hasta el escroto del trasiego de presentadoras que pasan cada tarde por el muladar vespertino de Telecinco. Unas veces la horrísona Paz Padilla, otras, la calmada Corredera, otras, la histérica María Patiño, e incluso en ocasiones se ha visto como dueña del cortijo a Terelu, eso sí, si ha tenido una tarde buena y no se ha quedado frita en el sofá, con la cabeza reclinada como se vence cualquiera en el comedor de su casa. Con tanta nena presentando lo que hasta ahora le pertenecía ha visto reducir sus ingresos porque la publicidad directa que hacen se paga aparte. La de Cataluña es una guerra que a Telecinco y sus mariachis les queda lejísimos. Pero ojo, colegas, el señor Ferreras y la señora Pastor son voraces. De La Sexta a Telecinco sólo hay un peldaño de nada, y no me extrañaría que este par de chotas del periodismo sin fin invada el plató de Sálvame dejando noqueada a la ex cajera, o a Rafa Mora, al que he visto algunos días tratando de soltar sus paridas con la misma solemnidad que hablan los colgados del avispero catalán/español, un tipo listo este Mora, autor de “me gustan las chicas que tengan buen culo, y la que no, que se quede en su casa”. A éste le dan cuatro clases y se come a Inda, que a su vez podría hacer carrera en Sálvame. A ver si al final Al rojo vivo es el Sálvame de La Sexta y Vasile lleva más razón que la cabra de la Legión. ¿Me explico, o me estoy liando?

La guinda
Se desinfla
Tengo entendido que Gran hermano, bastión invencible de Telecinco, se apaga en una lenta y agónica pérdida de audiencia. Al parecer, ni los trucos, ni los giros de guionistas en acción, ni los líos de cama, ni las provocadas situaciones al límite desde la regiduría de este estercolero social están haciendo espabilar a los espectadores. Bien, muy bien por Jorge Javier, cuya llegada a la factoría ha logrado lo que parecía imposible.