El apocalipsis
(artículo publicado el martes, 17 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Es martes.
Europa se desintegra. Y a mí plin. Yo tengo problemas más graves que el
apocalipsis, ¿sabes? No está mal para empezar. He tuneado lo anterior, que veo
en el instagram del director de cine Félix
Sabroso, con la idea de usar la idea aplicada no sólo a uno mismo sino
sobre todo a grandes cínicos, a grandes pasotas. Verán, hay un debate que
debería de ser estruendoso en torno a
esa marea negra que contamina el debate político con la presencia de cualquier
señor o señora que lo haga en calidad de “periodista de OK diario”, la
antítesis de ese oficio ya que su presencia es estrategia, es decir, si hay
algo que enturbie la faz de la derecha más radical ahí está el equipo de
espartanos respondiendo al líder, el gran cínico Eduardo Inda, que berrea, espartanos, ¿cuál es vuestro oficio? Provocar
y mentir, provocar y mentir, responde la tropa.
En paralelo, a
las tertulias salta la noticia de que Marcos
de Quinto, el del vino Meao a 300 pavos, ingresó en 2018 casi 6 milloncitos
de euros, pero sólo contribuyó a la bolsa pública con 12.125 euros, todo legal,
¿todo inmoral? El de Ciudadanos lleva banderitas de España en la muñeca, y no
sé si en las nalgas o en los testículos a modo de silicio. También el viernes
pasado, en lo de Ferreras, habló de Rajoy un periodista mesurado como Zarzalejos, y habló de su vuelta
triunfal con el aplomo del pasota, del gran cínico, como si no hubiera sido él
el que dejó así Cataluña, el de la corrupción del PP, el que se metió en un
restaurante el día que le hacían una moción de censura –no recuerdo nada de ese
día, le dijo el menda a Pablo Motos,
hay que tenerlos grandes, nene-. Es decir, Rajoy es otro que tiene problemas
más grandes que el apocalipsis. Y por eso ríe.
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