viernes, 30 de agosto de 2013

Maldeojos. Copia descarada



Copia descarada
(Columna publicada el jueves, 29 de agosto, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)
     
      Haría bien Canal Sur demandando a TVE por descarada estafa, por plagio, por burda copia de su Tiene arreglo y que en La 1 se llama Entre todos. Hasta la presentadora se la ha llevado la tele pública nacional, Toñi Moreno, La Toñi. La Toñi tiene un punto de ordinariez que puede parecer frescura y empatía, un punto de frescura que puede rozar lo vulgar, un punto de vulgaridad que se confunde con lo gracioso, y una pizca de gracia que es la que se espera de una andaluza. Ole qué arte. Entre todos es un programa que a mí me pone muy nervioso, como el resto de telemaratones, de programas de llamadas de gente anónima que ayuda a gente con problemas, de espacios donde los ciudadanos hacen lo que deberían hacer los gobiernos. Se cuidan mucho estos programas para no parecer las chicas del día de la banderita. Insisten en no ser un programa de caridad. 

      Pero esa es la sensación que tengo viendo estos programas. Viendo Entre todos tengo la misma sensación. De entre todas las personas con desgracias –paro, enfermedades, niño con dolencia irreversible, desahucio, falta de dinero para montar un negocio- eligen a la más televisiva, entran en su casa, el público del plató aplaude, La Toñi rasca en la vida de la familia, expone la cruda situación, da vueltas y vueltas, aprieta las tuercas sobre el mismo asunto, y de golpe, zas, algo se produce… ¿Qué tengo?, pregunta La Toñi al público, que jubiloso, de pie, loco, entregado, responde, llamadaaaaa. No lo soporto. Lo hacía en Canal Sur, el mismo esquema, el mismo teatro, la misma dinámica, los mismos tonos coloristas del plató, la misma cagada. De nuevo estamos ante el conocido caso de hacer espectáculo con la desgracia ajena. Entre todos deberíamos evitarlo. 

Toñi Moreno, La Toñi, hace en La 1 lo que venía haciendo en Canal Sur, convertir en espectáculo televisivo la desgracia ajena, el dolor, la penuria del otro. En ambas televisones, la lectura es distinta. Lo llaman solidaridad y qué buenos somos. Los gobiernos se frotan las manos. Un trabajo menos que tienen que hacer. Por eso, este tipo de programas, de mucha carga emotiva, de instinto primario desatado, me pone muy nervioso y hace que tuerza el morro.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Maldeojos. El suceso, en alza



El suceso, en alza
 (Columna publicada ayer, martes, 27 de agosto, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)

      El del suceso es un mercado en alza en la tele como el del chorizo lo es en política.  Por esta época los futbolistas de renombre no llegan a ponerse en los escaparates como hacen las lumis en las vitrinas de Amsterdam, pero se pavonean enseñando sus goles, su forma física, y no sé si los coches de lujo que tienen en sus garajes para ser destrozados cuando toque. También están en venta. Y hay un mercado que mueve millones a la misma velocidad que uno alucina al enterarse y no poder hacer nada de que estos nenes mete pelotas ganan mil veces más que un maestro, un médico, un investigador. Pues en televisión, con el suceso, igual. Nacho Abad, hasta ahora uña y carne, sangre y semen, de Ana Rosa, ha sido comprado por la mosquita muerta Susana Griso para que su Espejo público sea el que antes, y mejor, nos ponga de vísceras hasta el tocomocho. 

      Pero la señora Quintana, endiablada, furiosa, y como una vampira temerosa de que el grifo se le seque, llamó a Alfonso Egea, al experto en sucesos de Susana manejando un abanico de billetes, pero Alfonso, fiel, dijo no y no. Emocionante. El regreso de Mariló Montero a La mañana de La 1 también tiene sus novedades. A la mierda la mesa de la política, arriba la mesa de los sucesos. Han creado un cuadro de colaboradores que no se lo salta un galgo para que no escape un crimen, una violación, un incendio, oh, por dios, por dios, a ver si el cielo nos regala otro caso gordo para cubrir el año y hacer de la tele pública el estercolero que tape el estiércol de los jefes políticos. La nueva temporada será buena en sucesos. ¿Y si las tres lobas terminaran a bocados? Que se líen. 

Las tres leonas de la mañana luchando a coño partido por el suceso. En el mercado de lo oscuro, de la sangre, la víscera, y el semen, los expertos son un valor en alza. Por eso, tipos como Nacho Abad, carroñero de prestigio, está tan solicitado.


El Gran Carroñero, Nacho Abad. Fiel de Ana Rosa Quintana, un fajo de billetes más grande ha hecho que acuda a la llamada de Susana Griso, la Mosquita Muerta.

martes, 27 de agosto de 2013

Maldeojos. Quesejodan



Quesejodan
 (Columna publicada el domingo, 25 de agosto, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)

     Hay que volver a la mítica Andrea Fabra, la diputada del PP que pasará a la historia del parlamentarismo no por su aportación a la democracia ni por sus iniciativas para que esta sociedad descuelgue de sus tetas generosas a gentuza como Andrea Fabra sino por su arte de palmera cuando habla el jefe, aunque al jefe se le vaya la olla y hable de lo bien que estarán los parados aunque para ellos sólo tenga navajas afiladas con que cortar sus sucios cuellos. Que se jodan, dijo entre palmas la peliteñida desde su asiento. Como recordarán, pasó a la historia. De la villanía. La frase es muy popular, así que ni siquiera la dama de Castellón, hija del Hombre de la Suerte, don Corleone Fabra, podrá cobrar derechos de autora. Que se joda. Dejémonos de historia. Pasemos a la actualidad.

      ¿Conocen aquél que va de plató en plató soltando estupideces, y presentado en rótulos como director de La Razón, en un ejercicio de descojone rampante porque es imposible dirigir un periódico sin salir de las teles, de todas, y a todas horas? Hablo, como usted ya ha sabido, del gran mártir Paco Marhuenda. Pobre. Seguro que las portadas las hace como le sale del bolo, es decir, a golpe de chascarrillo a través del móvil. Hay quien las almacena como ejemplo de revista de humor. Marhuenda no tiene otra misión en la vida que salvar el culo del PP y de Rajoy, y aunque ambos apesten como el de las monas, para el sirviente periodista sólo serán perfumes poco usuales. Esta semana ha soltado su “quesejodan” a los egipcios. Estoy convencido de que lo ha dicho sin pensarlo. Seguro que, con tanto estrés, pensaba que el reportaje de Espejo público hablaba de la oposición. Pobre hombre.   


Así es ella, Andrea Fabra, entregada al jefe cuando el jefe, Mariano Rajoy, acababa de decir que para ayudar a los parados les rebanaba el pescuezo cortándoles las ayudas. Que se jodan, dijo la hija de su padre, el Hombre de la Suerte, el capo de Castellón, el que hace aeropuertos para que su nieta diga que el abuelo tiene aviones, el único, Carlos Fabra.


Pobre Paco Marhuenda. Va de plató en plató, como la falsa moneda de mano en mano, defendiendo a ciegas hasta el olor del culo de Rajoy, que para Marhu sólo será, como el pestazo a culo de mona con la mano larga del PP, olores poco usuales. Estoy seguro de que, creyendo que hablaba de la oposición, soltó su "quesejodan" a los egipcios. Perdónalo, señor, que este Paco es muuú fuerte.

lunes, 26 de agosto de 2013

Maldeojos. No viaje a Rusia



No viaje a Rusia
(Columna publicada el sábado, 24 de agosto, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)
      
      Dicen ahora que era un secreto a voces, que en la profesión todo el mundo lo sabía, pero que al fin el encartado lo ha hecho público. Wentworth Miller, el guapo entre guapos, el protagonista de Prison Break, ha dicho no a un festival de cine ruso donde había sido nombrado invitado de honor. El actor británico encarnó a Michael Scofield, personaje de una potencia arrolladora en la serie que hace unos años emitió La Sexta. La imagen de su torso desnudo, tatuado sin dejar ni un rincón al aire, sigue siendo un reclamo de potencia visual. Y dramática. Porque quienes vimos la serie sabemos que en esa piel, en sus dibujos de alucinadas arquitecturas, también se escondían los planos de la prisión a la que Scofield entró a conciencia con una sola idea, rescatar a su hermano, entre rejas.
  
      El actor, como saben porque la noticia ha irrumpido en la Red, en los periódicos, y hasta en el sumario de los informativos, justifica su negativa a visitar Moscú porque allí, “a gente como yo, se le está negando el derecho básico a vivir”. Lleva razón. De allí y de otras ciudades rusas nos han llegado este mes imágenes de grupos neonazis golpeando hasta la muerte a jóvenes homosexuales, que viven la pesadilla de una sociedad que en vez de ser frenada por el Gobierno, el puto Putin y sus miserables secuaces la alienta y anima a la barbarie. Ahora sabemos que un tipo, Dimitri Kisilev, nada menos que un directivo de la tele estatal, y en directo, en un programa con público, dijo hace unos meses que “los corazones de los gais deberían ser quemados”. El público aplaudió a rabiar. Está claro, Rusia no merece a Wentworth Miller. Ni a nadie con decencia. 


Su torso desnudo, y tatuado por entero, fue la imagen icónica de Prison Break. En su piel, liados con arquitecturas delirantes, iban los planos de la prisión a la que llegó Wentworth Miller, como Michael Scofield, para sacar del trullo a su hermano. Ahora, Miller, el actor británico, ha dicho no a la Rusia del puto Putin, que ha hecho de la sexualidad ajena un infierno si no se corresponde con ridículas y mafiosas pautas de supuesta moral nacional. Serán gilipollas.

domingo, 25 de agosto de 2013

Maldeojos. Tócame



Tócame
 (Columna publicada el jueves, 22 de agosto, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)
      
      De Frágiles, uno de los personajes que más me gusta es el que interpreta Ruth Núñez. Es tan rara, tiene un mundo interior tan complejo, y tan simple, que es la más atractiva. Al fisioterapeuta Santi Millán le pregunta, sin apenas pasión, o con la máxima pasión que es capaz de demostrar, si la va a enseñar a que la toque la gente, porque ese es uno de los problemas de su personaje, que no soporta que nadie la toque. En cuanto alguien la toca se eriza como un gato, se aparta como una exhalación, se trastorna y sufre. Por supuesto, nunca ha besado a nadie, y tiene dificultades para entender una broma. Está incapacitada para la ironía, ni propia ni ajena. Cada vez que aparece en la serie, la serie se ilumina. Creo que es cosa personal. Lo pienso bien, con distancia, y hasta puede que sea un personaje estrambótico, pero me gusta cómo lo ha creado la actriz.

      Uno se cree, o no, las cosas que salen en la pantalla. Otras veces, aunque no acabes de creerte lo que ves, te gusta. Y otras, aunque te lo creas, no te gusta. Me pasa con Santi Millán. No está mal en su personaje, pero hay algo en él que hace que vea al actor, al hombre que se gana la vida en otros platós con su humor chulito, y no a su personaje. A Frágiles, en esta segunda temporada, se ha incorporado Ginés García Millán, un hombre de teatro, un excelente actor al que hemos visto en series bordando unos personajes oscuros, ambiciosos y capaces de casi todo. En la serie de Telecinco cambia de registro, y del drama lo han pasado a la comedia. Yo estoy convencido de que maneja las claves de esta dificultad, de las más grandes, pero aquí está mal dirigido. Y resulta paródico. Me quedo con las cosas de Ruth Núñez, que está espléndida. 

 
Es Santi Millán, al que como actor no consigo creerme porque lo veo, siempre, como el sobrado chuleta que acude a El intermedio y otras hormigueras para... bueno, no sé para qué. Así que en Frágiles, sin estar mal, tampoco está bien.


Es Ruth Núñez. Desde que hizo Yo soy Bea -como Betty, la fea- me enamoró. Ahora, en Frágiles, hace un personaje, Lola, que quizá resulte exagerado, tontito, pero a mí me sigue gustando. Es más, es de lo mejorcito de una serie que no está nada mal. La putada, la gran putada, es que al emitirse en Telecirco su audiencia natural pasa del caramelito porque, como sabemos, la mayoría de sus espectadores quiere carne, pero por favor, nada de primera calidad, quiere carne con su puntito de descomposición, vamos, que huela a podrida.