miércoles, 19 de diciembre de 2018

Maldeojos. Morri Crismas


Morri crismas
(Artículo publicado el domingo, 16 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Llegan los árboles, los villancicos, los adornos, las cenas y los momentos divertidos de la navidad a Los gipsy kings, dice el director del programa de Cuatro, Jacobo Eireos, que firma además esa cumbre de la necedad y el hastío llamado Cuatro weddings, que ni siquiera la palabra inglesa enmascara la tontería, aunque es verdad que Cuatro bodas tampoco arreglaría nada. Los gipsy king, morri crismas es un especial para abrir boca a la quinta temporada de este descacharrante hazmerreír gitano que ridiculiza, aunque se diga lo contrario, a esas familias que prestan su imagen para divertir al mundo payo. En el especial se verá –se estrena hoy- cómo vive estos días la Rebe una navidad brilli-brilli. Si el arbolito de las ciudades más grandes brilla, imagine el árbol que pondrán en sus casas las familias gitanas del programa, dice la promoción. No quiero imaginármelo. “No sus podéis perder los especiales de morri crismas de los gipsy king”, dice a voces una mujer con estola de espumillón anunciando la cosa para acabar, con chiquillería incluida, gritando “morri crismas”. Aún no he visto el especial y estoy embotado. Si la semana pasada era la inefable Leticia Sabater la que nos ponía el polvo y el ron en los labios –no seré yo quien cate nada que venga de esta señora-, Cuatro vuelve a la carga con estas familias gitanas también inefables, inabarcables, impermeables y de usar y tirar que, de nuevo, a mí no sólo no me hacen gracia sino que me producen una tristeza inefable, inabarcable e impermeable. Sin salir de la hija pequeña y más desorientada cadena de Mediaset, la burra ha vuelto a la era dando vueltas sobre lo mismo estrenando la no sé qué temporada de Ven a cenar conmigo, gourmet edition, o sea, la versión que junta a cuatro famosos en horas bajas que por unos bocadillos de mortadela vuelven a la tele por si suena la flauta y alguien se acuerda de ellos.

¿Mojama de Totana?
     Esta vez han juntado a la murciana Bárbara Rey, que puso de aperitivo “mojama de Totana” –no se hace mojama en Totana, querida, que los ingenios de salazones de atún están más pegados a la costa murciana-, se puso tensa con la presencia de Nicolás Vallejo-Nájera, hermano de la cocinera Samantha, la de Masterchef, conocido en el mundo pijo como Colate, tipo que levantó el corazón de Bárbara y, por sus miradas,  algo más. Hasta Falete, esa señora repeinada que pasa de lo ordinario a creerse la esencia de la elegancia, se dio cuenta y los dejó sentarse juntitos por ver qué pasaba. A mí me sirvió la noche para ponerle cara a una tal Gloria Camila, sí, la hija de Rocío Jurado y Ortega Cano. Y aquí me paro. Me entero de que la celebridad tiene más de doscientos mil seguidores en una red social, de que fue concursante de Supervivientes, y de que es una de las  “reporteras” de Volverte a ver, lo otro de Carlos Sobera además de su regencia al frente del “restaurante del amor” de Fisrt dates y de animador oficial a la ludopatía en ese anuncio que algún día, si no es ya, le pedirá cuentas en sueños. Se ve que el intento de Gloria Camila de ser empresaria –tienda de ropa en Sevilla, apoyada por papá- no cuajó, como tampoco el delirio de la absurda Raquel Bollo cuajó  en su tienda sevillana, hasta el punto de tener que volver al fango de Sálvame para llevar un plato de comida a la mesa. Si para los historiadores del arte Christian Gálvez es un intruso por montar una exposición en la Biblioteca Nacional sobre Leonardo da Vinci, ¿qué pensarán los chicos y chicas que han estudiado periodismo al ver que la hija del torero hace reportajes en Telecinco, igual que Julián Contreras, hijo de Carmina Ordóñez, los hace en TVE? Es fácil imaginárselo. Y también lo que pensará de todo esto la propia señorita, doña Gloria Camila, sin preparación ni estudios pero dispuesta a no soltar la herencia recibida con un carné que pone “hija de famosos”. Si la contratan a sabiendas de que “con la termomix hago unos arroces… brutales”, cocinero robot del que echó mano esta semana, Gloria, remedando a su madre, es capaz de cantar el morri crismas, comerse la mojama de Bárbara o la salchipapa de Colate, y cambiar su voz de pito por una voz más grave con tal de que Falete sea la otra señora de la velada.

El sultán Juanma
     Mientras, Thais Villas, El intermedio, se echa a la calle para tomarle el pulso a la navidad desde sus ya clásicos barrio rico y barrio pobre versión mercadillo donde comprar regalitos. Parece que tiene un olfato especial con las señoras ricas. Sacó a una, hasta las sienes de bótox o esas mierdas que les echan sus enemigos, que me recordó la cara que tendrá en unos años Carmen Lomana. Como media, dijeron las dos señoras, se gastarán alrededor de dos mil euros en cenas, regalos, y adornos. En el barrio pobre una mujer dijo que su único lujo –apenas puede pagar los doscientos y pico euros por la habitación en la que vive, con una pensión que no llega a cuatrocientos- es comprarse unas bragas y un sujetador rojo. Sin duda, su navidad no será brilli-brilli. Nada de estas cosas reales, del mundo a ras de suelo, del día a día de millones de españoles, se trató en el encuentro en la tercera fase marciana entre la dama Ana Rosa Quintana y el jefe de la ultraderecha, al que invitó a su programa no para sacarle los colores sino para hacerle un masaje obsceno y lavarle la cara acercándose a “su lado más personal”. Santiago Abascal estaba relajado, suelto, dominando como un vaquero la situación. Hubiera sido enternecedor que, al unísono, embebidos por las flechas de la pasión -¿hace pesas?, preguntaba la bien cardada, “se lo digo porque he visto algunas fotos…”-, terminaran la cita cantando un tierno villancico, un “morri crismas” payo, un “morri crismas” es-pa-ñol y comiendo dulces de convento, postre celestial, como apuntaba Vicente Vallés en Antena 3 Noticias 2. Por cierto, ni en sus sueños más húmedos Juanma Moreno imaginó que cantaría la sura navideña del Corán como sultán de San Telmo presidiendo la Junta de Andalucía. Alá es grande, copón, muy grande.

La guinda
Fran el facha
Lo vi la otra mañana en Espejo público –Antena 3, con Susanna Griso- donde colabora, pero apenas entendía lo que pasaba porque tenía el volumen quitado. Vi a Fran Rivera, mata toros sin que estos le hagan nada, delante de una bandera con el negro aguilucho anticonstitucional levantando un dedo muy sonriente. No me extrañó. Pero el señor ha dicho que no, que él no es franquista ni nada, que se ha malinterpretado. Pues vale.

Maldeojos. Fran y el rosco


Fran y el rosco
(Artículo publicado el sábado, 15 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Igual que Los lobos son un tesoro para el ¡Boom! de Juanra Bonet y por supuesto de la cadena que emite a diario el concurso, con una permanencia en Antena 3 que sobrepasa los 366 programas y acumulan una fortuna, al margen del posible bote, que roza los dos millones de euros, el asturiano Fran González, Fran, es otro tesoro, otro valor seguro para las tardes de Telecinco y para el Pasapalabra de Christian Gálvez –por cierto, señalado como intruso por el Comité Español de Historia del Arte, CEAH, a raíz de la exposición que sobre Leonardo Da Vinci ha organizado en la Biblioteca Nacional. Me niego a llamarlo “curador” en vez de eso, de organizador, o director, palabreja que se usa como sinónimo de comisario de exposiciones, otra que tal-. A lo que vamos. Que Fran es un tesoro para la cadena por la audiencia y la igualada guerra contra Antena 3.

     Algunas tardes lo veo quitándome de en medio los previos y acercándome sólo al final del programa, al rosco. Este tío es magnífico. Parece que está volado cuando agacha la cabeza, aprieta el gesto y se concentra en las preguntas. El biólogo de la universidad de Oviedo tiene una serie de tics que lo hacen inconfundible, cercano, cachondo. Me gusta en especial esa forma suya de cabecear y de abrir y cerrar los ojos cuando “pasapalabra” pero al instante sabe la respuesta que deja almacenada, como un cazador furtivo, para disparar en cuanto vuelva a esa pregunta en la siguiente vuelta. Después de tanto tiempo en pantalla el espectador no sólo conoce el exterior de Fran, con una imagen de friqui inteligentísimo, sino que adivina un interior noble, sensible, nada arrogante ni fanfarrón, al contrario, sus humildes reacciones lo hacen más grande. Fran es un tesoro. Literal.


Maldeojos. La mamá de Motos


La mamá de Motos
(Artículo publicado el jueves, 13 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No vi el programa en directo. No vi la noche del martes El hormiguero. Me enteré ayer, al día siguiente de la gesta, de esa leyenda real que dice que el espectáculo ha de seguir pase lo que pase. Lo hemos escuchado mil veces a una actriz, a un actor, a un cantante. Da igual lo que pase en tu vida, da igual lo que le pase a quien quieres. Por la noche, por la tarde, el telón sube, y tú has de ir a trabajar y poner en práctica la ley que dice que  “aquí se viene llorado”, o “follado”, como decía deslenguado y por otras cosas el hoy desaparecido de la pantalla José Manuel Parada. La gente que siguió en directo el programa de Pablo Motos no se enteró hasta el final. Todo empezó como siempre, con el baile a modo de saludo del presentador y su equipo hasta el beso final en la frente del calvo. Luego Pablo salió a la pista y dijo “ha venido a divertirse al hormiguero mi amor platónico, Paula Pausini”, que fue la invitada del día.

     La noche del martes fue un programa más. La cantante italiana conoce el espíritu del formato, su ritmo, las claves, y dio el juego esperado –más de dos millones y medio de espectadores, el tercer programa más visto del día-. La magia, el concurso, la ciencia, en fin, el despliegue acostumbrado en este show nocturno para consumir sin sobresaltos. Hasta que, apenas en los últimos segundos, Pablo Motos soltó, “voy a ver si soy capaz de decirlo, hoy le quiero dedicar el programa a mi mamá, que ha fallecido esta mañana”. Si viendo en directo esa despedida la audiencia se quedó helada, verlo en diferido, y sabiendo que su madre, Amelia Burgos, se había ido apenas unas horas antes, te deja sin resuello porque nada en el hijo lo advirtió. En la despedida sí lloró, y yo también.


Maldeojos. VoXmitando


VoXmitando
(Artículo publicado el martes, 11 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Se dice, lo dice el jefe de ese partido que ha desestabilizado el panorama político porque dentro del sistema quiere cargarse el sistema tal como se conoce, que cuanto peor hablan de él, más crece, el partido, y más se crece él mismo, el mesías. Pues ahí va mi granito de asco. Sé que no tiene comparación con el empujón que le dio Jordi Évole en el último Sálvados dedicándole todo el tiempo metido como un troyano en el interior del bicho sin que el bicho lo supiera. Bonita, pero terrible jugada que simboliza en sí misma el río por donde navega la idea de libertad de prensa que tiene esta peña, idéntica a la que, con ese gesto adusto, maleducado, fanfarrón y antidemocrático usa Donald Trump cuando un medio no es de su agrado, prohibirle no sólo preguntar sino la entrada. En la campaña electoral andaluza, Salvados quiso estar presente, pero le negaron el permiso.

     En los mítines, el caporal del grupo que consiguió 12 escaños, se jactaba ante sus fieles de permitirse el lujo de no concederle a Jordi ni entrevistas ni el acceso con sus cámaras a sus sermones. Pero Salvados, Conociendo a VOX, se urdió desde donde más duele, es decir, desde dentro, y sin apenas hacer nada, o sea, encender el piloto rojo y dejar que el micrófono grabara el festival de ridículos pero potentes mensajes de odio al extranjero, a la mujer, amor a la bandera, y un puñado de agitadas mentiras que ponen los pelos de punta, a los seguidores por eso y a los no seguidores por lo mismo. Como hilo de hilván del programa se echó mano de Carlos Herrera, que analizó el fenómeno dejándome de verdad espantado por su moderación asombrosa, bendito Évole. O apaciguó su verbo de jaleador radiofónico por estar en Salvados, o hasta Herrera se une a la “voXmitera”.



jueves, 13 de diciembre de 2018

Maldeojos. Polvo y ron, polvorrón


Polvo y ron, polvorrón
(Artículo publicado el domingo, 9 de diciembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Hay que reconocer que el mal gusto elevado a la quintaesencia, firmado por la inefable Leticia Sabater, puede alcanzar cotas de zafiedad y bochorno que de tan zarrapastroso dé la vuelta al calcetín y se convierta en una cosa marciana, sí, pero peligrosa por su perversa capacidad de adicción. Que la navidad está ahí con sus trineos, su papá Noel, sus pinitos, sus bolas brillantes, su nieve de mentira, sus luces callejeras, que la navidad lleva semanas asomada al salón de casa con anuncios de moco y lágrima, con reclamos para que aflojemos la guita y gastemos por encima de nuestras posibilidades es probado, pero hasta ahora no habíamos tenido la sensación de estar metidos hasta el ombligo en el barro espeso del mazapán barato hasta que la artista del submundo cerdo ha sacado su vídeo de temporada. La señora de jamones ajados venía subiendo a la Red un vídeo veraniego con la salchicha y las papas, o con los policías de dura entrepierna soñando alcanzar con sus demenciales músicas la parte final de las borracheras colectivas como cierre de discotecas, pero este año ha tenido a bien poner su desatada creatividad al servicio de “estas fiestas tan entrañables” con un villancico para enmarcar. Atención, es alucinógeno. Doña Leti acudió a Sálvame de luxe para contar la nueva al mundo. Nací medio muerta, con las rodillas torcidas, los ojos bizcos, y el estómago pequeño, dijo la estrella del porno choni musical en lo de Jorge Javier, una Leti abotagada, de papada inmensa, con la peluca mal puesta, descuidada, terrible, la antítesis del deseo.

Edu y Carmen
     La estrella del mamarracho visitó el plató vestida de mamá Noel. Está empeñada en alegrarnos la navidad contándonos las tragedias de su vida. Enseguida, uniendo un asco con otro, contó una tal Makoke, de las pocilgas de Gran Hermano VIP y pareja o ex de Kiko Matamoros, y ante el infalible polígrafo de Conchita, que sí, que tuvo lío con el actor Brad Pitt en Valladolid, y que no le gustó, y que para cenar él pidió una vulgar hamburguesa, que eso le encendió todas las alarmas, que no hubo química, y que sí, que fue muy detallista, que en la “room” había fresas y champán, y que se metió el dedo en la boca para sacarse un trozo de carne, qué asco, es decir, que no, que allí tampoco se creó un ambiente muy especial para acabar la noche cantando villancicos entre polvos y ron, ropopompón.  ¿Falta alguien en este aquelarre? Pues sí, Carmen Lomana, que entre bótox y VOX se llena la boca de porquerías y arremete contra todo lo nacido a esta parte de la izquierda volviendo al mantra de que el presidente Pedro Sánchez “es un ocupa” en La Moncloa, que representa a una izquierda patética que no tiene pudor ni vergüenza y que ahora VOX demostrará, con la irrupción conquistadora de Andalucía,  que a España no se le puede humillar. Estoy convencido de que la recauchutada dama no necesitó ni ron ni champán ni desde luego más polvo que los kilos que lleva en su jeta para escribir semejantes disparates en la redes sociales, que enseguida reprodujeron algunos magacines que han hecho de esta señora un personaje engreído y ridículo. A ver si hace migas con Eduardo Inda, que niega que VOX sea un partido de ultraderecha, y se ponen ciegos comiéndose el polvorón entre los dos. Edu y Carmen, gran pareja.

Lecquio y Garó
     Quienes sí pueden tomarse el polvorón a gusto, incluso echar un polvo y luego tomarse un ron, como querría la sardesca Leti, son los nuevos jefes de TVE. Verán, la cosa de las malas prácticas en cuanto a información se refiere en esa casa alcanzaba las 70 al trimestre, manipulación arriba, tergiversación abajo, cuando dirigían el chiringuito los amigotes del PP liderados por el zafio José Antonio Sánchez, el que decía sin que se le cayera el peluquín, que votaba al PP y que por favor, después del trabajo tan bien hecho, a ver si le conseguían un buen puestecito –ahora ha sentado el culo en la Cope, la radio santa obispal-. Estas malas prácticas eran denunciadas casi en el desierto por el CDI, Consejo de Informativos. Pues bien, ahora, con santa Rosa María Mateo al frente del emporio, sólo se han denunciado 4 casos al trimestre. Es lo que hay, le duela a quien le duela. Hay diferencia. Así que sí, Begoña Alegría, directora del área con el 84% de apoyo de la redacción, puede estar contenta y tomarse una ronda de ron con sus colegas. Justo lo que no pueden hacer dos eminencias de Telecinco, un olvidado Alessandro Lecquio –cuánto tiempo sin pisar la alfombra roja de esta página tan prestigiosa- y un Ángel Garó que salió del sarcófago donde vivía su declive para nacer en un mundo donde su supuesto humor se transformó en esencia de vinagre, mala hostia y numeritos de folclórica histérica. Creo que la otra noche discutió como lo hacen, dice el dicho, las verduleras de Gran Hermano VIP alentadas por Sandra Barneda, que se ha hecho con el ganado como una experta pastora de alimañas diseñadas para el circo. La cosa iba entre el divino y redicho Garó y una señora llamada Verdeliss, una especie de coneja paridora –leo que tiene 33 años y seis o siete hijos, y que va a por más, y que se hizo “famosa” por contar sus intimidades de embarazada, parturienta, esposa y madre feliz, en su canal de Youtube-. Se enfrentaron por El Koala y Miriam, concursantes del hediondo concurso, aconsejando el humorista sin gracia a la mamá coneja que si tanto le gustaban que se los llevara a casa. El público estalló en gritos. Y Garó se fue ofendido como una Lidia Lozano de porcelana. Recuperado el momento en lo de Ana Rosa –si me gusta su programa podría votar a Podemos, dijo sin que saltaran los empastes de sus piños- Lecquio reflexionó, “este señor siempre ha ido de divo, te habla por encima del hombro, y es insoportable”.  Nada que ver con el júbilo decante, soez y festivo de Leti, que después de contar el drama de su infancia cantó sin pudor su Polvorrón riéndose de sí misma con letras muy, muy trabajadas, tiki tiki tiki, taka, taka, taka, báilalo, rico papasito, polvo y ron, polvorrón. Dios, que pase esto cuanto antes.


La guinda
María, presidenta
Es una buena noticia. María Casado –La mañana de La 1- fue elegida esta semana la nueva presidenta de la Academia de Televisión sustituyendo en el cargo a Manuel Campo Vidal, que ejerció en el puesto durante 12 años. Sería más que conveniente que el equipo de Casado, con ella al frente, impulsara el prestigio de una academia que, representando al medio más popular, apenas tiene predicamento social.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Maldeojos. Ese programa


Ese programa
(Artículo publicado el sábado, 8 de diciembre, en diarios del grupo EPI PRESS)
     Es un nombre certero, agudo, descacharrante y cargado de dinamita con intenciones. Ahí va. Se llama Ese programa del que usted me habla. Toma castaña.  Mariano Rajoy, que en gloria descansada esté tocándose la flor como registrador y llevándose a casa un pastizal de los gordos, no cobrará derechos de autor, y eso que es el padre de la idea original cuando, para referirse a su colega Luis Bárcenas, lo hacía como sólo los grandes cínicos lo hacen, “esa persona de la que usted me habla”. Pues bien, con gana de choteo ha llegado a La 2, a eso de las 9.30 de la noche, Ese programa del que usted me habla, con María Gómez, Marta Flich, Alberto Casado, y un puñado de cómicos que, ya veremos, tal como está el patio de los ofendidos, si vivirán más en los juzgados que en el plató.
      Este país está perdiendo el norte, y parece que lo último en astracanadas no se da sobre el plató o el escenario sino en la calle, con un puñado de energúmenos ofendidos con tal embate que ponen en peligro actuaciones en teatros o platós de televisión donde el humor lo es caiga quien caiga –la extrema derecha en Valencia intentó que Edu Galán y Darío Adanti, los de Mongolia, no actuaran, pero La Rambleta llenó su sala al completo, el cómico Dani Mateo, el de la bandera, fue llamado ante el juez por sonarse la nariz en la simbólica tela-. Ese programa del que usted me habla apuesta por la irreverencia y el gamberreo social. Lo he visto. Y aunque ha de afinar ritmos, pinta bien, muy bien. La tele pública no sólo hace bien apostando por este formato que se codea a la misma hora con el clásico El intermedio sino que ha de estar preparada porque su osadía escuece.


viernes, 7 de diciembre de 2018

Maldeojos. Perfecta


Perfecta
(Artículo publicado el jueves, 6 de diciembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Hace una semana exacta se despedía de la audiencia la decimonovena temporada de una de las series que ya es historia de nuestra ficción, de la mejor de este país, en un capítulo que alcanzó la perfección y llenó de gozo emocionado a la audiencia más fiel, esa que se puso a seguirla hace 17 años y llegó hasta el capítulo 348 de Cuéntame cómo pasó como alguien más de la familia Alcántara. Es justo, aunque haga siete días del final de esta temporada –se ha renovado la siguiente a pesar de los radicales cambios en cuanto a personajes- detenernos un poquito para despedir como merece a Carlitos Alcántara, el hijo menor de esta familia que ha ido retratando la reciente historia de España con una capacidad de síntesis extraordinaria y como fondo de las vicisitudes de unos personajes encabezados por Imanol Arias y Ana Duato, además de Ricardo Gómez, Carlitos.
     El último capítulo, el de la despedida, alcanzó la perfección formal –como lo han hecho el resto de entregas- y la perfección narrativa apelando a la redondez de un guión que echó mano de los sentimientos para justificar no sólo la partida de Carlitos en busca de su amor de toda la vida, Karina, Elena Rivera, sino la historia en sí, escrita y narrada por el propio Carlitos –en la voz del también ya familiar Carlos Hipólito- en el barco que lo lleva a EEUU. La escena de la despedida, con la familia ante la tele viendo el VHS que les deja Carlitos, es memorable, emocionante, un cierre perfecto, un guión en estado de gracia firmado por Joaquín Oristrell. Hay que saber medir las emociones para no caer ni la cursilería ni en el desapego. De nuevo, y también en este capítulo, la inmensa María Galiana demostró su magisterio uniéndolo al del resto del equipo.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Maldeojos. Andaluzax con X


Andaluzax con X
(Artículo publicado el martes, 4 de diciembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Qué fastidio. Ni siquiera las elecciones libró a la audiencia de una tarde de la charanga y pandereta machadiana pues Canal Sur, antes del especial, volvió a sacar en procesión a María del Monte y volvió a emparejar la idea de que Soy del sur –nombre del rancio y alucinógeno formato- porque canto sevillanas, le doy al taconeo, y me pongo claveles en los caracolillos del pelo. Sólo falta que antes de empezar esa misa antigua saquen al cura para bendecir la tarde. Todo se andará. Después vino el especial dedicado a las elecciones. La Sexta y La 1también montaron platós que siguieron la evolución de los resultados. La 1 se jugó algo más que su deber de estar ahí para dar el servicio público que se espera de ella. TVE tiene poco a poco que recuperar su podio de ganador en las noches electorales, perdido por el descrédito general en su etapa en brazos del PP.
     Frente a la sobreactuación de Ferreras y su especial de Al rojo vivo, que empieza a resultar un poquito cargante, la clásica mesura del equipo de primer nivel de La 1, con Ana Blanco y Carlos Franganillo desde Sevilla, y Pilar García Muñiz, desde Madrid, moderando la mesa de debate. Derrota, drama, debacle, cataclismo, terremoto en el PSOE, noche intensa, irrumpe la extrema derecha en el parlamento, gesticulaba Ferreras conforme avanzaba el recuento de votos dando por hecho el hecho. Ya están aquí. Susana Díaz fue barrida por la ola desbocada de la derecha, que sumando sus votos puede poner en San Telmo a un risueño y perplejo Juanma Moreno, que hizo guiños para compartir la cama con la ultraderecha. Cuando habló Santiago Abascal, VOX, a mí me temblaban las patas más que a María del Monte su puesto en Canal Sur.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Maldeojos. Chicote trucu trucu


Chicote trucu trucu
(Artículo publicado el domingo, 2 de diciembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

      Dijo Andréu Buenafuente, que de tele entiende un rato, un rato más grande que el arrogante y melindroso Javier Cárdenas, que anda en líos judiciales con un portal de información televisiva para que no pueda informar sobre él, que uno de los grandes descubrimientos de la tele de los últimos años es Alberto Chicote. Tal vez sea así. En el fondo yo también lo creo, lo que me ocurre es que tantos años mirando la pantalla para ver qué hacen, qué dicen, y cómo lo hacen y cómo lo dicen los que a ella se asoman me ha creado un callo más grande que la boca de Pablo Aznarín Pasado, que ni con lejía es capaz de enjuagar sus comentarios llenos de odio –los inmigrantes matan carneros en casa, dijo en Granada sin que temblara la Alhambra y ésta, abatida, cayera hasta amontonarse en el Paseo de los Tristes, tratando de estigmatizar a los musulmanes por el mero hecho de serlo, insensato, loco, trepidante escalador de la montaña donde anida la derecha más extrema y zafia-. Es verdad que Alberto Chicote ha llegado a la tele para quedarse porque lo que toca lo convierte en oro, en polvillo de éxito, y ha hecho del comer y sus alrededores un referente del entretenimiento con ambiciones de espectáculo o denuncia, o ambas cosas, desde Pesadilla en la cocina al último y buen producto de La Sexta, ¿Te lo vas a comer?, echándole el guante a menús de residencias para ancianos, hospitales públicos, empresa de comidas para llevar, o fiestas populares. Es verdad que Alberto Chicote llegó sin los tics del resabiado presentador que se las sabe todas, y quizá eso, su frescura, sus maneras de pequeño salvaje –un poco al estilo del primer Frank Cuesta, antes de que se le volara el coco y se convirtiera en un chulito de barrio, engreído y maleducado-, su naturalidad, a veces un poco forzada, es verdad, lo han convertido en el personaje que es hoy, entrañable e imitable.

España directo
     Lo sabe bien el inefable Raúl Pérez, que en el plató de Late Motiv, en 0#, erigió, junto al original, un monumento, otro, a la hilaridad, al despiporre, a la excelente televisión, al humor más disparatado, cantando a dúo el Pim pam, trucu trucu, un montaje realizado con expresiones del cocinero como reacción a algún desastre en fogones visitados. No sé si Alberto Chicote será uno de los grandes descubrimientos de la tele de los últimos años, tal vez sí, pero de lo que sí estoy seguro es de que Alberto Chicote ha encajado en el espíritu de La Sexta como lo ha hecho, desde que se fue de Cuatro, Jesús Cintora, que el miércoles estrenaba Carretera y manta dispuesto a hablar, como hizo con su camión-plató en Vigo, de los trabajos de mierda, de los “mierda jobs”, donde las llamadas trabajadoras del frío, que arreglan pescado para congelar en ambientes que superan los 13 grados bajo cero, sufren no sólo sueldos de miseria sino trato degradante con jefes de empresas de un sector que acaba el año con más de 4.000 millones de beneficios. Ante las cámaras, estas mujeres, que viven su día laboral como si fuesen esclavas, sacaron una tarjeta roja con la que hicieron un sonoro pim pam, trucu trucu. Esta semana, además, se ha salpimentado con la ya tradicional mala educación del diputado del PP Ramón Moreno a cuenta de su incontenible rabia por el cambio en RTVE –el menda no ha aceptado las civilizadas disculpas de la administradora de la casa, a la que ha comparado en su tercera comparecencia en el Congreso con Gabriel Rufián, el hooligan de ERC-. ¿Y si Rosa María Mateo fuese la Alberto Chicote de RTVE y con su mirada de afear conductas de políticos bocazas estuviera trucu trucu sin cesar y en los meses que lleva su real culo sentado en el despacho estuviera a punto de darle la vuelta al calcetín del área pestosa, manoseada, manipulada, descocada, servil adiestrada y autodestructiva de informativos? Lo digo porque no sólo en las evidencias–Telediario, Desayunos con Xabier Fortes- se ha notado el nuevo aire sino que la ola está alcanzando espacios anquilosados en su ridícula torpeza como España directo, al que han llegado Diego Losada y Ana Ibáñez dándole un aire que mira más a Más vale tarde que a Andalucía directo, Madrid directo, Murcia directo, o Baleares directo, se llamen así o no este tipo de formatos autonómicos.

Duque consorte
     Y sin salir de La 1, y según intuyo, mucho pim pam y poco trucu trucu hay en esta tercera edición de Masterchef, que cerró la cocina hace una semana y ganó la nadadora Ona Carbonell, que dicen que practicó “esferificaciones”, licuaciones, reducciones, humidificaciones y deconstrucciones de todo tipo en los talleres de Ferrán Adriá para saber más que sus colegas, edición que ha perdido fuelle con respecto a las anteriores. Es lógico. Es cierto que Masterchef aún genera interés, y que junto a OT se enfrenta sin bajar la cabeza a Gran Marrano, pero llega un momento, como a mí me llegó, que veo a un concursante sudar, cortarse, trasegar una carne, y a Jordi Cruz poner cara de pocos amigos, y repetir una y otra vez lo que tenga que repetir, que les digo, les dije hace ya algunas ediciones, anda y que os den pim pam trucu trucu. En palabras de la cantante Mónica Naranjo, aunque referidas a lo que ella conoce –jurada de la anterior edición de Operación Triunfo- Masterchef es un coñazo. La cantante ha dicho que esta edición de triunfitos resulta un programa “rancio, y un coñazo”. Ahora entiendo por qué no sigo ni a uno ni a otro. Supongo que la duquesita Cayetana Martínez de Irujo, retirada de la tele hace años, podría ser una cocinera “celebrity” de primera, pero no, ha preferido volver a la pantalla de la mano de Jesús Calleja en Volando voy, cosa discreta, pero  al final la ha liado en las esferas aristocráticas diciendo que el marido de su madre, el ex cura, y un poquito gay, según comentarios de época, don Jesús Aguirre, era más malo que el sebo, “lo peor, podría ser muy culto, pero era cero humano, muy malo”. Esto sí que es un pim pam, trucu trucu en toda la cara, duque consorte. Amén.

La guinda

Carlitos dice adiós
Decir Carlitos en España es decir Carlos Alcántara, el niño de Cuéntame cómo pasó que el jueves dijo adiós a la serie. Diego Gómez se puso con 7 años ante las cámaras de una de las mejores ficciones españolas y se marchó con 24 esta semana. Él y su personaje nos han llevado durante 348 entregas por la España que arrancó en blanco y negro a la de nuestros días, o casi. Diego Gómez ha crecido como uno más de la familia. Suerte.

Maldeojos. David el loco


David el loco
(Artículo publicado el sábado, 1 de diciembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Digámoslo rápido y así me lo quito de la cabeza y paso a otra cosa, mariposa. David Broncano tiene cara de chiflado, tiene mirada de loco, de zumbado, uno de esos tipos cuya inteligencia no descansa. El cómico, dicho así, con grandes palabras iluminadas por neones fulgurantes de calle, ha colaborado en multitud de programas de televisión y radio, ha brillado con su especial toque que mezcla la pachorra, la dejadez, y la ironía como disparos de metralla, en monólogos de antología, ha mantenido conversaciones hilarantes con Andréu Buenafuente en Late motiv, y ahora, y desde hace un par de años, como presentador de su propio formato en #0, primero en aquella maravillosa chifladura llamada Loco mundo y ahora en La resistencia. Me voy a detener aquí. En La resistencia.
     A pesar de ser un programa de humor, o justo por eso, y de su tendencia al análisis más loco de la actualidad, pero también por eso, La resistencia entra con el bisturí entre los dientes y te hace una disección de lo que nos rodea que nos deja finos, como hace unos programas, con la visita de Iñaki Gabilondo, bromeando sobre el destino deseado de sus cuerpos una vez muertos. Gabilondo lo tenía claro, que le da igual lo que hagan con sus despojos. Broncano dijo que lo podían echar al campo como abono hasta convertirse en humus, en hongo. Hombre, respondió el vasco, si se queda libre la tumba de Franco. El público y ellos soltaron una carcajada de las buenas. Es el tono del programa que, al lado, viéndose en algunos planos, dirige Ricardo Castella. De nuevo, La resistencia es una prueba más de que Movistar+ tiene una de las mejores parrillas de la tele española. 

viernes, 30 de noviembre de 2018

Maldeojos. Ritmo urbano


Ritmo urbano
(Artículo publicado el jueves, 29 de noviembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Me acerco a Ritmo urbano con la certeza de que no es un programa para mí, para la gente de mi generación, y a pesar de eso tengo la convicción de que ha de existir, y de que La 2 no es sólo su lugar ideal sino que es su obligación emitirlo. Lo primeo que piensas cuando empieza el programa es que la juventud que hace Ritmo urbano y la juventud a la que se dirige Ritmo urbano están en otra galaxia, que no es la tuya. Pero si te quedas un ratito y desbrozas la palabrería importada del inglés, esa puta tendencia a no confiar en nuestra lengua, esa manía de catetos de echar mano de otras expresiones como si no tuviéramos herramientas en la nuestra para nombrar lo mismo, y no te dejas avasallar por términos como grafiti, “breaking”, “beatbook”, “freestyle”, “showcase”, “bboyiong”, “skate”, “roller”, “parkour”, si haces eso, si te quedas con la esencia de lo que hace la gente de Ritmo urbano, te das cuenta de que no son tan marcianos.
     Presentado por el cantante y rapero alicantino, los troveros de toda la vida, nacido como Guillermo Rodríguez, y evolucionado a Arkano, -¿dónde va un gallito en una pelea de ídem llamándose Guillermo?-, y dirigido por Francisco Reyes, el programa hace un repaso semanal los miércoles a las 9 de la noche por eso, por la cultura urbana, y abarca el baile, la música, la fotografía, su literatura, sus ídolos, o las tendencias en todo tipo de creaciones artísticas relacionadas con esta pequeña gran selva. Ritmo urbano comenzó su andadura en 2012 presentado por  El Chojín, otro rapero, que cedió el plató al de Alicante, al que se le nota esa espontaneidad del que sabe improvisar ante el público. Vea Ritmo urbano con los adolescentes de casa. Le ayudará a conocerlos.


Maldeojos. Qué vergüenza


Qué vergüenza
(Artículo publicado el martes, 27 de noviembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Estoy acabando de ver la primera temporada de Vergüenza, la serie producida por el gigante Movistar y emitida bajo demanda para sus clientes. Está protagonizada por Javier GutiérrezÁguila roja, Estoy vivo, o Campeones, la película de Javier Fesser que irá a los Oscar- y por Malena AlterioAquí no hay quien viva, La que se avecina-, y de verdad que es una de las pocas veces que he sentido vergüenza como espectador, pero vergüenza no por ser una mala serie o porque sus interpretaciones son penosas, no, vergüenza porque los guiones de Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero te llevan, de la mano de los protagonistas, a unas situaciones de verdad límite, eso que más de uno conocemos como vergüenza ajena. Es terrible. Te quedas pillado ante la pantalla con los momentos de analfabetismo social de este matrimonio que no conoce el pudor.
     Cada capítulo aborda diferentes situaciones –dar la enhorabuena a la vecina por un embarazo cuando sólo es tener un poquito de barriga, dejar los calzoncillos tirados en el bidé con su manchita de caca, y todo, en el día de la visita de los suegros, confundir la amabilidad de la novia a la que Jesús, fotógrafo de bodas, le hace un reportaje, con su pretensión de ligar, o mirar con deseo las tetas de la suegra en una comida familiar-. Los dos grandes artistas, un enorme Javier Gutiérrez y una fantástica Melena Alterio, son el dedo que buscaba el anillo de sus personajes. Sin estridencias, con matices que sólo un actor de alta comedia es capaz de sacar, tanto él como ella parecen ser el Julio y la Nuria, auténticos maestros en cagarla y extrañarse de que los demás se extrañen. Vergüenza es adictiva –ya se graba la segunda tanda- por ver qué será lo siguiente.

Maldeojos. Los Javis S.A.


Los Javis S.A.
(Artículo publicado el domingo, 25 de noviembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     A ver, audiencia, a ver, público, a ver, teatreros, a ver, seguidores de la inefable Paquita Salas, a ver, Brays Efe –estaba cantado que una parada en la meteórica carrera de este canario era, tras el fulgurante y arrollador éxito de la serie que nació en Flooxer y saltó como un lince a Netflix sería Tu cara me suena, donde cada semana demuestra que el treintañero tiene una innata capacidad para el cameo, para la simulación, para ser uno y mil, un camaleón que es capaz de emocionar cuando canta como si fuera Manzanita el clásico La quiero a morir-, a ver, adolescentes que aún no tenéis claro si os va la carne o el pescado, a ver, señores y señoras, ¿no queréis una taza?, pues toma la olla entera con caldo de Javier Ambrossi y Javier Calvo, Los Javis, marido y marido, pareja in en la España que cree haberse quitado la pelusa del rechazo por cuestiones de gusto sexual. O sea, Los Javis Sociedad Anónima. Los Javis S.A. Este matrimonio es el puto amo de la tele, del cine y del teatro. Se rifan a la pareja. Son las Campos con pito, los Alaska y Mario con menos pluma, las Kardashian patrias con menos culo postizo, la fantasiosa Ana Obregón sin tanto cuento, la Tamara Falcó, otra Preysler S.A., sin el rosario a cuestas. Por cierto, una Campos, Carmen, se ha hecho un Cámbiame en Sálvame y después de pasar por el tren de lavado de nutricionistas, esteticistas, artistas, rollistas, y peluqueros en acción, zas, la nueva Carmen Borrego es como Terelu Campos, que “pasa por malos momentos de nuevo al tener que operarse de urgencia”. La putada es que no se viera la operación en directo, tal como merece la audiencia y Las Campos tendrían que haber previsto. Terelu entra y sale del quirófano como entra y sale del plató para vender que entra y sale del quirófano, entradas y salidas que son un negocio para la familia, que vive el drama de la mastectomía con una generosidad admirable, quizá tal vez recompensada por el sonido de la caja familiar haciendo caja. Digo yo, pero no me hagan mucho caso, que nunca se sabe cómo funcionan las empresas por dentro.

Tongo en OT
     Un Ondas para Paquita, y Los Javis, allí, en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, en plan señores y muy en su papel de abanderados de toda reivindicación que se precie, en esta ocasión recordando la importancia de todas las actrices, sobre todo de esas que se quedaron en las cunetas a pesar de tener un Goya o un pasado como protagonistas de series que en su día lo fueron todo y hoy nadie recuerda. Y cómo no, a las actrices transexuales, reducidas a “una mísera figuración”. Gestmusic está prendada con estos prendas, y se rumorea que prepara algo, que urde un no parar, una cinta sinfín, un continuo, una llama que no cesa, un canal 24 horas, un programa que retratara su día a día, y que dicen que podría emitirse en Cero, lo de Movistar. Dicen. Yo que TVE me tiraba al pescuezo de la idea y no la soltaba hasta tenerlos amarrados. ¿Cómo hacen el amor, cómo escriben sus guiones, dejan la puerta del baño abierta si uno está defecando, se tiran cuescos bajo las sábanas? Los actuales profes de Operación Triunfo –después del zapatazo a la actriz Itziar Castro, que la bajaron del barco porque no “alcanzó los objetivos previstos” como profesora de actores-, y puestos a reivindicar, han de aclarar si en OT hay o no tongo, pero tongo hasta el corvejón, como se vio en una gala en la que un plano pilló los papeles del jurado con las calificaciones de los triunfitos antes de que las criaturas cantaran. Ay, ingenuos. Si Los Javis S.A. preparan un Alaska y Mario y nos cuentan las veces que lo hacen, es de ley que pongan ley en la selva industrial de Operación Triunfo, pero ya intuyo que esa flecha no rozará ni el pericardio de los jefes. ¿Son los únicos en el carromato de la fama que forman una sociedad anónima? Qué va. Los León S.A. también van viento en popa, y tal vez en pompa. La matriz es Paco León, seguido de su hermana María –acaba de renovar para la quinta temporada de Allí abajo-, y como la mamá Carmina Barrios pedía a gritos un lugar en el altar de ese negocio lo consiguió convirtiéndose en un personaje, ordinario y previsible, y un poco chabacana, en Carmina o revienta, que luego prolongó en aquel anuncio para pagar calderilla con el móvil. Como no puede ser otra cosa, sólo es Carmina Barrios, igual que Santiago Segura, que sólo puede ser eso, Santiago Segura S.A.

Pierde pierde pierde
     Y ahora Carlos Sobera –comanda el restaurante del amor, del estrambote, lo grotesco, el despiporre y el friquismo sinfín que es First dates y el lacrimógeno y trasnochado Volverte a ver, uno en Cuatro, el otro en Telecinco-. Un Sociedad Anónima que salta a otras pantallas convertido en un animador de juego online en un anuncio insoportable. Insoportable por lo que anuncia, es decir, por estimular la ludopatía siendo ésta una de las últimas y más peligrosas adicciones de nuestra juventud y de la gente con menos recursos. E insoportable por el anuncio en sí. No soporto la voz machacona del narrador con un toque de secreción sexual de cuarto oscuro, maloliente y pervertido. Entra entra entra. Mira mira mira. Apuesta apuesta apuesta. Sufre sufre sufre. Ríe ríe ríe. Salta salta salta. Vive vive vive. Y en la pantalla diversos Carlos Sobera poniendo caras de mirar, apostar, sufrir, saltar o vivir. La corrida termina con lo que se pretende. Apuesta, apuesta, apuesta. O sea, déjate la guita animado por una explosión como de orgasmo final. Seguro que a Carlos Sobera S.A. le da igual si por su mor alguien pierde hasta la vergüenza jugando en ese casino virtual pero tan peligroso o más que uno real. A ver quién le pide luego explicaciones. Las redes sociales ya lo hacen, y lo ponen a caldo con lamentos durísimos. A don Carlos, ceja arriba, ceja abajo, le compensa por la pasta que gana haciendo que la pierda la gente. Ya mismo vemos a Los Javis S.A. al lado de los agraviados por Sobera en plan Ferreras&Pastor, otros S.A. versión más periodismo, enviando a Paquita Salas para darle bolsazos y que sea él quien sufra sufra sufra.

La guinda
Política y esputos
Lo vi. Lo vi en directo. Vi la intervención de Gabriel Rufián, el hooligan de ERC, puro serrín y estiércol, como dijo en el hemiciclo Josep Borrel con atino en su respuesta, y vi el saludo triunfal del histriónico político catalán con los brazos abiertos mirando con chulería y reto al respetable. Pero el respetable no estaba allí sino en casa. Convertir la política en un circo de payasos y testosterona da alas a la extrema derecha, niñato.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Maldeojos. Ava y Franco


Ava y Franco
(Artículo publicado el sábado, 24 de noviembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Me he bebido de un trago secuenciado en sesiones de tres noches la divina Arde Madrid que tiene en su oferta bajo demanda Cero, el canal de Movistar+. La historia de la serie de ocho capítulos la han escrito Anna R. Costa y Paco León, que además la dirige y da vida a Manolo, un personaje que sube o baja, que va y viene, que es un vividor y que su escrúpulo moral, en aquella España de los sesenta, cuando Franco vivía su esplendor de caudillo amado por cojones y temido con razón, es tan endeble como la grandeza de esta historia sobre la desmadrada vida en Madrid de la actriz Ava Gardner, que  interpreta Debi Mazar. A su casa llega, como espía de los lameculos del régimen, enviada por una cautivadora, fascinante, patética y potente jefa de la Sección Femenina interpretada por  una Carmen Machi poderosa, Anamari, estupenda Inma Cuesta, franquista, coja y pacata, para vigilar si la yanqui pecadora recibe en su casa a células comunistas.

     El capítulo final de la adictiva serie –blanco y negro, con una banda sonora con coplas de la época- resume aquellos años de acero que, colados por el cedazo del tiempo, la distancia, y la libertad, da como resultado un régimen político ridículo, mojigato, cruel e ignorante. Una de las escenas de ese capítulo se convierte en símbolo de aquellos años. Un cuadro flamenco ameniza la juerga de la yanqui, la guardia civil irrumpe pidiendo la autorización por reunión tan multitudinaria, dos perritos se alivian en la cocina, Perón e Isabelita, vecinos, protestan por el desmadre, un general americano pide explicaciones a los guardias civiles y los amenaza, en fin, los artistas gitanos, raciales, se van de allí con la música a otra parte. Ante Ava, el régimen franquista era aún más patético. 




lunes, 26 de noviembre de 2018

Maldeojos. Telediario de museo


TD de Museo
(Artículo publicado el jueves, 22 de noviembre, e diarios del grupo EPI PRESS)

     Allí estaba Carlos Franganillo ante Las meninas, de espaldas a la obra de Velázquez, y en directo, a las 9 de la noche, abriendo el Telediario –la otra noche, aunque desde el plató de Torrespaña, fue cazado por el realizador cuando no debía bebiendo un trago de agua de un botellín, fallos que a mí me gusta vivir en directo porque humanizan la, a  veces, necesaria imagen de estatua de este tipo de presentadores-. Me emociona como espectador que la televisión pública traslade al Museo del Prado, pinacoteca que celebra el próximo año su bicentenario, a todo un equipo para abrir el informativo desde una de sus salas más visitadas. Fue el lunes, y convirtió en primera noticia el cumpleaños del museo cantado por sus trabajadores. Esta novedosa visita de TVE a nuestro museo nacional más conocido mostró las obras más visitadas, entre las que está El jardín de las delicias, de El Bosco, obra ante la que, se dijo, la gente pasa más rato en su recorrido.
     También se aprovechó la ocasión para enseñarnos algo que apenas nadie ha visto, y que se conoce como “los peines”, paredes móviles en las que se cuelgan joyas que esperan a ser expuestas y que descansan en los sótanos del edificio, reportaje que firmó Carlos del Amor. A la emoción de convertir en plató de televisión el Museo del Prado en su 200 aniversario, elevando la cultura a la categoría e importancia que merece –más allá de la mera gestualidad, y desde luego como otro rasgo del nuevo aire que se vive en los informativos de TVE- hay que añadir uno de los momentos más vibrantes de la noche, el apagado de las luces del museo, tal como se hace a diario, para dejar en penumbra obras que tanta belleza y luz irradian. Fue un Telediario para enmarcar.



Maldeojos. Sexo adolescente


Sexo adolescente
(Artículo publicado el martes, 20 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
     Lo ha vuelto a hacer. El equipo de Salvados, a cuyo frente está Jordi Évole, ha vuelto a llevar el programa a cotas que sobrepasan el estrecho mundo de la televisión. Desde el primer minuto se adivinaba lo que se nos venía encima. Y se nos vino. Se nos vino algo más que los contenidos de un formato de televisión para el domingo por la noche. Sexo, la mala educación, juntó a un puñado de chicos y chicas para hablar de sus cosas más íntimas, de sus deseos, de una sexualidad que están aprendiendo, aunque en estos tiempos parezca lo contrario, a golpe de red social, en sesiones de porno, y aún así dijeron cosas que como espectador te dejan fuera de órbita. El último Salvados debería de formar parte, como enseguida se propagó por internet, de los programas de educación sexual de los institutos del país. Gran programa.
Soy yo, decía una chica, la que se tiene que recuperar –de haber sufrido maltrato- y no él, que me trataba como una puta, como una guarra, hasta que una orden de alejamiento separó al canalla de Julia. Su desgarrador testimonio formó parte de un debate entre una selección de chicos y chicas que contaron sus vergüenzas, sus indecisiones, sus miedos por no formar parte del grupo, su claudicación al poder de las redes sociales –otra chica llegó a decir que “somos esclavos de Instagram porque si te quitas te encuentras fuera de todo”-, donde se fabrica una imagen que a veces nada tiene que ver con la realidad y sí con el “postureo”, y que hoy, si das un “like”, es como decir que quieres rollo, que ya no dicen hacer el amor sino follar, y que a pesar de todo, la sexualidad, aunque cambie la forma de llegar al otro, sigue moviendo el mundo. Vean este Salvados, sabrán más de sus hijos.


Maldeojos. ¿Cuánto te mide?


¿Cuánto te mide?
(Artículo publicado el domingo, 18 de noviembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Ya estamos. La pregunta del titular, como supongo imaginan, tiene truco porque esta página, y este medio, no va de eso, aquí no se preguntan esas cosas, siendo esas cosas, la cosa. Creo que está claro. ¿Entonces a qué me refiero cuando pregunto cuánto te mide lo que sea? Es un cebo. Un truco periodístico. Es un titular llamativo que roza aquello de lo que se quiere hablar. Lo usan no sólo en Sálvame, maestros del disimulo, maestros del encubrimiento, de la exageración y la cocina informativa. También te lanzan el cebo oportuno en programas más serios, desde el informativo de Helena Resano en La Sexta, que pone unas imágenes mientras la voz del reportero te deja con la miel en los labios para que termines la noticia en la correspondiente aplicación de tu móvil, al cebo que lanza Mamen Mendízabal en Más vale tarde y que se resolverá en cuanto termine el bloque de publicidad, y aseguro por la pilila incorrupta de Franco que se vuelven locos vomitando anuncios. Vale. Las medidas se resuelven echando mano de los centímetros. ¿Sabían que hay en La Sexta, los sábados por la mañana, un programa que se llama Centímetros cúbicos? Yo tampoco. Lo que sí parece lógico es que cuantos más centímetros, sea de lo que sea, la cosa es más grande, tiene más potencia, es decir, más prestigio. Referido al mundo motor, centímetros cúbicos se refiere al volumen, es decir, al tamaño del mismo. ¿Ven? Al final sí que el titular tiene que ver con la pieza de hoy. Me centro. El sábado pasado, por accidente, me topé con Centímetros cúbicos en la pantalla. Y me atrapó. Y por varias razones. Una, no tenía ni idea de su existencia –y lleva, nada menos, que nueve temporadas, y eso que uno se las tiene por comentarista responsable y al tanto de lo que se mueve en la pantalla-. Y dos, su factura, su ritmo, el sumario, sus reportajes, y sus invitados hacen de Centímetros cúbicos un producto muy interesante para quienes quieran estar al día en lo relacionado con los coches –marcas, avances, inventos, y por supuesto campañas muy bien elaboradas sobre prevención de accidentes, como la que apoya Atresmedia con el lema Ponle freno-.

Maxi Iglesias
     Presenta Centímetros cúbicos Javier Reyero, y lo hace con esa seriedad del presentador que va a lo suyo, que sabe que lo suyo no es un programa de audiencias millonarias pero que parte de una idea tan básica como noble, que el espectador que se pone un sábado por la mañana delante de la pantalla para ver Centímetros cúbicos es alguien que no sólo está interesado en el motor sino que entiende de eso y hay que afinar el sumario para que al sábado siguiente vuelva a la cita. Es más, el producto es tan atractivo que se hace interesante hasta para quienes el mundo del automóvil nos queda lejos. Viendo una entrega emitida a finales del mes de octubre –Atresplayer ha remozado su plataforma, ha rediseñado su forma de acceder a sus diferentes ofertas, y a un golpe de ratón puedes ver los directos de Antena 3 o La Sexta y los programas y series de ambas junto a las de Neox, Mega, o la interesante Flooxer, que acaba de estrenar la serie adolescente Más de 100 mentiras, un thriller que retrata el lado oscuro de sus protagonistas-, lo que decía, que viendo una entrega de finales del mes de octubre me topé con Maxi Iglesias, que al parecer es un amante de los coches y acudió a Centímetros cúbicos no para alardear de tamaño sino para probar la última tecnología en sonido para coches. ¿El último grito tecnológico en sonido para coches? Dios, qué lejos me pilla todo. Para probar el sonido, que inunda el interior del automóvil, capaz de sacar matices insospechados, escuchan Love runs out, de One republic, y por la cara que pone el joven de los ojos de esmeralda sin duda el sonido es un sonido celestial.

Qué listas son
     Por si fuera poco, en el último Centímetros cúbicos que vi descubrí a un Bárcenas que no llevaba pegado al culo un sobre, un sobresueldo, un chanchullo, una condena, un fajo de billetes, unas patillas de arrogante mafioso, un tipo de repente desconocido para la “organización criminal” de la que formaba parte –así llamó el juez José de la Mata a la cúpula financiera del PP-. Era un Bárcenas, pero no Luis Bárcenas el cabrón o el “sé fuerte” del lector de prensa deportiva Mariano Rajoy sino Willy Bárcenas, su hijo. Sé que al joven le tiró Boris Izaguirre piropos de deseo asegurando que “está buenísimo”. He leído por ahí, para documentarme como merece esta página, que Willy maneja un Willy –palabra coloquial inglesa que viene a significar lo que nuestra infantil pilila o colita- de mucho octanaje, dato que aquí sólo es puro morbo, como cuando el muchacho pasó por Liarla Pardo como miembro de Taburete, su grupo de música, y Cristina Pardo lo despidió con un “Willy, sé fuerte”, ay, estas rojas. ¿Y qué hacía este Bárcenas en Centímetros cúbicos? Pues ver quién tiene el Willy más grande, si Willy Bárcenas o Andrés Ceballos, vocalista de Dvicio, un grupo para olvidar. La cosa consistía en el reto que les puso el programa de pilotar un Suzuki Swift Sport en el circuito del Jarama y ver quién llegaba primero, es decir, quién ganaba la prueba, o sea, quién la tiene más grande. Por cierto, me entero de que Taburete y Dvicio han hecho una coplilla juntos, 5 sentidos, y saben qué les digo, que mientras la escuchaba me dieron ganas de coger el Suzuki ese y perderme. Voces afectadas, niños pijos, música sin alma, machacón chinda chinda como base sonora, en fin, Centímetros cúbicos, que dirige Fernando Gómez Blanco, es un buen programa sobre coches y un escaparate para ver a conocidos en situaciones distintas a su rol habitual. Por cierto, si vas pedo da igual que bebas aceite y tomes claras de huevo. Ni te va a bajar el nivel de alcohol ni vas a tener unos testículos y un pito más grandes. El mundo del motor, incluso Centímetros cúbicos, parece cosa de hombres, de machos que se la miden a ver quién la tiene más grande. Apenas salen mujeres. Ellas no tienen que demostrar nada subidas a un coche. Ay, qué listas son.

La guinda
La Lotería
El mensaje del anuncio de la Lotería de Navidad consigue lo que pretende, es decir, que te puede tocar la lotería mil veces, pero la que de verdad te hace feliz es la vez que has compartido la suerte con alguien. La historia la dirige Javier Ruiz Caldera –Anacleto,  3 bodas de más, Spanish movie-, y la interpretan con perfección Luis Bermejo –Goya por Magical girl- y Chiqui Fernández –memorable en Mujeres, que emitió La 2-.