sábado, 30 de noviembre de 2013

Maldeojos. ¿Qué tengo?



¿Qué tengo?
(Artículo publicado el jueves, 28 de noviembre, en diarios de EPI)


       A Toñi Moreno, La Toñi, le caen chuzos de punta casi todos los días, aunque a ella y a su equipo eso, como les pasa a los héroes, les da ánimos para seguir porque, lógico, los de Entre todos hacen otra lectura del programa. Es lo que hace el Gobierno con la cosa tonta de la crisis y su final decretado. Lo hace Rajoy, aunque con un empuje sin apenas convicción. Lo hace Montoro, que insiste en ver luminarias al otro lado del túnel –velas es lo que ve, dice limpiándole las babas de su satisfacción Wyoming, velas de la gente que no puede pagar la luz, señor ministro-. El Gobierno ve los datos reverdecidos de la gran economía como el final del desastre, incapaz de mirar abajo para ver las colas del paro, los millones de neveras tiritando, la geografía del dolor ciudadano. Los de Entre todos hacen lo mismo. Justifican su espectáculo caritativo con los logros del mismo. 

      El programa, lo sabemos, no entra en las causas de las situaciones. En Entre todos no hay culpables sino necesitados puros. No señala a los gobiernos –huy, yo soy apolítica, dice La Toñi-. Pero La Toñi, a los tres meses de emisión, ha dicho más. Ha recordado, como una ágil Montoro, los éxitos de su festival benéfico. Y también que le llama la atención que el PSOE pida la retirada de Entre todos de la tele nacional pero calle ante el mismo formato en Canal Sur. El PSOE ha callado, y calla, en Andalucía, donde gobierna, ante Tiene arreglo, que ahora presenta Fernando Díaz como una Toñi jacarandosa. Así que si La Toñi pregunta ¿qué tengo? sólo cabe una atronadora respuesta, razón, Toñi, mucha razón. El cinismo político es cojonudo. 

Pantallazo de la web del programa. Arriba, la doña, Toñi Moreno, sonriente, feliz en su papel de heroína. Abajo, la víctima, que ha de contar su desgracia en directo y, a ser posible, con abundante carga de dolor. Esto lo sabemos, pero cuando La Toñi lleva razón, se le da. Sin matices.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Maldeojos. Más infantiles



Más infantiles
(Artículo publicado el martes, 26 de noviembre, en diarios de EPI)

      Lo único bueno de Me resbala, programa de pretendido humor que emite Antena 3 la noche del viernes, es la capacidad de la cadena para no rendirse, para no tirar las ganas de pelear y hacerle frente al Sálvame de lentejuelas en Telecirco. Es curioso que este nuevo intento apenas me interese como espectador porque no le veo la gracia como para quedarme mirando al pesadísimo Josema Yuste haciendo el payaso, pero payaso tipo tontorrón de instituto, y sí interese a más de tres millones de personas, una barbaridad. El programa es una solemne tontería en la que Arturo Valls va llamando por parejas a ocho humoristas en nómina. Juro por el machete de la selva de Wert, el de la mala educación, que incluye a Miki Nadal, Florentino Fernández, al mentado Yuste, Anna Simón, y al simplón David Fernández, que ni siquiera hace de Chiquilicuatre. 
 
      Los contenidos de Me resbala se articulan en torno a unas siete mil secciones que se llaman de esta forma, en vez de Karaoke, Kara o ke ase, en vez Teatro dependiente, Teatro de pendiente –astracanada boba que, tras la primera sorpresa, te resbala que los humoristas se resbalen por un suelo inclinado-, en vez de Mago de Oz, Mago de Off, en vez de Manos a la obra, Manos a la sombra… ¿Me siguen? Creo que al público, para que aplauda, le administran una buena dosis de promesas, un trabajo, un viaje con todo pagado, una cena de lujo. Bueno, pues hay veces que al realizador le cuesta no pillar a alguien con una cara que le llegue al suelo. Como la mía. Tipo acelga. Qué programa más tonto. Encaja en la sociedad infantilizada de nuestro tiempo. 

Un momento de la cansina escena del Teatro de Pendiente. Vista una gracia -inclinación, resbalón, estrépito, y caída-, vistas todas. Y así una y otra vez. Me resbala es un cúmulo de numeritos colegiales en los que, quizá, los colegas se partan el culo riendo, pero uno, en casa, se queda catatónico, como si Ana Botella dijera que su ideología es la que trajo el progreso a la humanidad mundial. Por cierto, ¿alguien recuerda a una cretina mayor?


jueves, 28 de noviembre de 2013

Maldeojos. La historia del mundo



La historia del mundo
(Artículo publicado el domingo, 24 de noviembre, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)



La noche del jueves, como todas las noches en televisión, hay mil razones para ver lo que sea y no ver La 2, como todos los días. Mal hecho, espectador malandrín. Los saltos de David Janer tirando flechas con plumas como Águila roja están muy bien, incluso es divertido ver la pelea entre el respirar o el morir de la marquesa Loles León con las tetas más arriba del gaznate, pero la noche del jueves nos ofrece la oportunidad de ver y entender cómo hemos llegado hasta aquí. El hemos es genérico, total, es decir, que se refiere a la humanidad. La 2 emite los jueves por la noche La historia del mundo, una producción de la BBC que desde el primer plano te hace ver por qué decir BBC es decir calidad y ejemplo de televisión pública. La historia del mundo nos sitúa, como especie, hace 70.000 años en África, desde donde arranca la apasionante aventura de la vida. En África vivía el Homo Sapiens, el hombre sabio, mientras el resto del orbe era territorio de una rama inferior, el Neandertal. El documental de La 2 nos cuenta el largo camino de la supervivencia del hombre marcado con la huella de la miseria y de la gloria, de lo miserable y de lo extraordinario. De aquellos primeros humanos venimos todos, así que, para poner el humo en la hoguera que corresponde, nuestra primera madre fue africana. Desde entonces, según avanza la serie, hemos pasado por todo, enfermedades, desastres naturales, hambrunas, guerras, al tiempo que se crearon civilizaciones que aún brillan en la memoria colectiva por su fascinación.  

Imagen del documental de la BBC que recoge las hambrunas, guerras, victorias, derrotas, civilizaciones... Es La historia del mundo recreada en una producción a la altura del prestigio de la televisión pública británica. Cuenta la historia desde que el Homo Sapiens, en África, origen de todo -todavía hay imbéciles e ignorantes que reniegan de esa cuna- da el salto y cruza a Europa y Asia en su lucha por la supervivencia hasta nuestros días. Se emite los jueves, a las 10 de la noche, en La 2.



Taquicardia y vómitos

Seguro que La historia del mundo, en sucesivas entregas, nos irá acercando al desastre actual, el que toca ahora, como otros tocaron en otros tiempos. Es lógico, y necesario, preguntase qué ha pasado para que una especie que construyó pirámides que aún se yerguen en el horizonte y fue capaz de dignificar las cuevas que habitaba con creaciones que ninguna otra especie realizó haya devenido en una sociedad a la que le importa más el preñado de la hija de Isabel Pantoja -por cierto, la conocida como Isabel II no tiene cara de pixel, tal como hasta ahora la presentaban- que la desvergüenza de un fiscal que se convierte en abogado defensor de Cristina de Borbón. El viaje de la humanidad, tortuoso a veces y sereno y dulce otras, nos ha traído hasta esta mancha diminuta en la esquina de los archivos de la historia donde, según el ruido mediático, que refleja la escala de valores, cualquier actividad de Belén Esteban, incluida la de firmar un libro, da igual que lo escriba o no, interesa más que el metódico exterminio de la investigación pública o la demolición por agotamiento de la ley de dependencia. La historia del mundo de la BBC, cuando llegue la hora, seguro que pasa de puntillas tratando de evitar el bochorno de ver una España en decadencia aquejada de una cursilería rampante aunque tocada de una corriente de humor casi irreverente al hacer del anuncio de la Lotería de Navidad una cita delirante con imágenes terroríficas de Monserrat Caballé y de Raphael. Cada vez que lo veo me da grima. Fíjense en los dientes del tamborilero, en sus gestos, en esa boca como articulada diciendo na, na, na, fíjense en los ojos de la soprano, en su peluca, en sus pulquérrimos dientes blanqueados por cojones, tanto que ya hay versiones del anuncio que firma Pablo Berger advirtiendo de que no se vea en casa a oscuras ni estando solo porque puede provocar taquicardias y vómitos.


Joder, este tío me resulta de un repulsivo incontrolable. Cuando lo veo mover sus mandíbulas articuladas, con esos dientes como encajados, me da repelús. Si a ese horror dental le añades el movimiento de la mano, eso de apretar la bombilla, la cosa adquiere tintes de una siniestra comicidad. Los del anuncio de la Lotería se han quedado este año con el personal. Ay, esa boca, esa cara, esos ojos espantados de Monserrat Caballé... Vamos, un delirio.

El obispo y el putero

Hacía tiempo que un anuncio no despertaba comentarios tan jocosos. Se lo ha ganado a pulso. Pienso incluso que nada es porque sí y todo estaba calculado, las velitas, el color amarillento, la cancioncilla pastelera, el tópico de la magia, la felicidad ortopédica, y ese aire de ñoñería y empalago aspiraban a convertirse en el hazmerreír del que todo el mundo habla. Me pasa igual que con el calculado incendio del arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, y la publicación del panfleto de la italiana Costanza Miriano en el que, como sabemos, aconseja a las mujeres a casarse y a ser sumisas. Cualquiera a estas alturas sabe que decir eso es armar la de dios, lo ampare un obispo cojonero o su primo el imán de la mezquita de Granada, clérigos que en estas y tantas otras cosas se entienden de maravilla. Lo del purpurado de la tierra de Mohamed XII, más conocido como Boabdil el Chico, el último rey nazarí, de nuevo ahora en órbita gracias a Isabel, cuyas andanzas se acercan a la Alhambra, es puro despiste. Francisco Javier Clemente es un obispo tridentino con negocios de todo tipo, desde agente de viajes a editor, sin olvidar su afán de promotor inmobiliario como constructor de escuelas. Los negocios del arzobispado son una vergüenza y una deuda que ronda los 30 millones de euros, según http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/chiringuitos-divinos/, digital para quien “la Diócesis, que se nutre de fondos públicos, de donativos de feligreses y de lo que recauda por las visitas al patrimonio monumental de la Iglesia, ha ido tejiendo una red de sociedades y organismos altamente deficitarios que utiliza como agencia de colocación de militantes del movimiento ultracatólico Comunión y Liberación, al que pertenece el prelado”. Mate a usted a Cristo cada año para que luego le salgan pústulas como ésta. Es lo que dirá el tauricida José Ortega Cano, él mismo carne de presidio, al ver a su hijo, José Fernando, un poligonero jovencito que ama los prostíbulos, en líos de delincuentes en clubes de alterne. Cásese usted con La Más Grande y traiga al niño de Cali, Colombia, para ser pasto de Jordi González en su viejísimo Se enciende la noche, al que Buenafuente lo cruje cada noche En el aire con la audiencia. Putero y, según su novia, una tal Michu, que corre por los pasillos de Telecinco como una más de la familia, drogata. Una perla. Cuando la mujer sapiens africana parió a su primer bebé en otro continente jamás pensaría que la historia del mundo generaría mundos con tanto desperdicio.


Este menda, Francisco Javier Martínez, es el arzobispo de Granada, un caporal de la empresa católica. Es el editor del panfleto Cásate y sé sumisa, ese vómito provocador que, quizá, sólo quiera ocultar con el jaleo que está produciendo, los tejemanejes económicos de altos vuelos -con dinero público- de su sucursal. Lo alucinante es que, en nombre de este curilla, su tinglado debe un huevo. Pero aquí no pasa nada. Ya estamos nosotros para pagar esos desmanes a los que, por ahora, ningún Gobierno -es vergonzoso lo del PSOE, que dice una cosa con respecto a la multinacional católica cuando gobierna y otra cuando está en la oposición- ha puesto freno.

La guinda        
Cinco millones
Cuando los expertos hablan de que puede haber rondado los cinco millones de euros la emisión de Avatar, la película de James Cameron que Mediaset pasó la semana pasada con atronador éxito, no muy alejado puede ser el cálculo. Es mucho dinero. Por eso, la cifra es algo más, es el reflejo de la encarnizada lucha por conquistar la audiencia del mes. Vasile no puede permitir que gane de nuevo Lara, el de Antena 3.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Maldeojos. Todo suma



Todo suma
(Artículo publicado el sábado, 23 de noviembre, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)

     Hemos hablado de los contenidos, impecables, de Salvados. De la transformación del conocido como Follonero, en sus comienzos de chistoso entre el público del nocturno de Andréu Buenafuente, al Jordi Évole de hoy, un periodista que, en un estilo muy distinto al de Ana Pastor, por ejemplo, consigue que el invitado se relaje y cuente con naturalidad asuntos que, tal vez, ni pensaba contar. Hemos hablado del escozor que cada semana produce la emisión de Salvados porque no decae ni un solo domingo el interés de su mirada, que parece la nuestra como espectadores necesitados de explicaciones para, conociendo al enemigo, tratar de no quemarte en su infierno. O mientras te vas quemando, escupirle a la cara. Creo que hasta hemos hablado de la valentía que supone hoy emitir un programa como este en una cadena, La Sexta, asaeteada de presiones. 

      Pero casi nunca hubo tiempo para destacar otros aspectos del programa que hacen de él un programa eminente por su cuidada realización, montaje, música, fotografía, edición. El arranque de cada Salvados podría ser el arranque de una película. Las localizaciones son extraordinarias, los movimientos de cámara cuidadísimos, la planificación esmerada y sutil. Grabar en exteriores se ha convertido en un sello de Salvados. Pero además ha conseguido darle a esas conversaciones una vitalidad que el espectador vive como algo que tiene que ver con el día a día, con la calle, un hilo que conecta el contenido con la pantalla, sin la rígida distancia que, en este caso, supondría hablar en un plató bien iluminado. Todo, hasta el más mínimo detalle, aunque sea al azar, suma en Salvados

Pantallazo del último Sálvados dedicado a los lobos de la economía