viernes, 28 de junio de 2019

Maldeojos. Canta Cantó


Canta Cantó
(Artículo publicado el jueves, 27 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Dice el ciudadano de Ciudadanos Toni Cantó que el PP te hacía rescatar carreteras que nadie usaba y que el PSOE te hace financiar una RTVE que nadie ve. Lo dice a raíz de la reforma del Gobierno para cumplir el mandato de la UE para igualar a los operadores audiovisuales. Si hasta ahora apoquinan Mediaset, Atresmedia y Movistar, con la reforma, lógico, también deben echar una mano para su financiación Netflix y HBO, que operan en España. ¿Qué dice el político del partido que habla pestes por el día del partido del hombretón reconquistador y por la noche se retuercen y desfogan, metidos en el catre, Santi, Casado, y Riverita? Pues que el PSOE quiere financiar algo que no ve nadie –repito, RTVE, el gran medio público- a costa de imponer una tasa a aquello “que sí vemos, @HBO_ES y @NetflixES)”.

     Se me ocurre un listado gordo de improperios no solo por la mala uva del que además de político es actor sino por su escaso sentido de la responsabilidad. Pero doy un paso al lado y dejo que sea gente de su gremio quien responda al ciudadano del trifachito. Dice Javier OlivaresIsabel, Víctor Ros, El ministerio del tiempo, grandes ficciones- que la ignorancia es muy atrevida, y pocos tan atrevidos como Toni Cantó, y que “estudie, que estudie un poco, que le vendría bien”. Por su parte, Alberto Caballero, que es un dios en Telecinco, creador de ficciones emblema como La que se avecina, pero defensor de la televisión pública,  le dice a Cantó que él sí ve la tele pública, que lo hace desde chico, seguirá haciéndolo, y que le sorprende que hable así de ella, fruto del “rencor o de la desfachatez política, tan unida a Ciudadanos”. Y ahora, canta, Cantó.

Maldeojos. Bodorrio


Bodorrio
(Artículo publicado el martes, 25 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Cada vez que escucho la palabra bodorrio me quedo quieto porque sé que en ese preciso momento una tormenta de espantajos, de mamarrachos con alarde de vestidos caros y de sombreros alucinógenos me acecha en la pantalla para confirmar que esto es la locura, y que aquí no se salva ni dios. Cada vez que escucho la palabra bodorrio muere el gatito de Youtube y el niño africano de los vídeos del hambre nos mira sin entender nada. En las últimas horas hemos tenido bodorrios sonados, de esos que, átense los cerebros, son capaces de abrir informativos. Lo de Pilar Rubio y Sergio Ramos fue la bomba, quizá la boda del año, aunque no, bien analizado, la boda del año -¿cuántas bodas del año hay en un año?- estaría por llegar. Sevilla se paró, se escuchó en la tele echando mano de ese tipo de frases abombadas que tanto gustan a los guionistas de Corazón y que luego, cargadas de melaza, Anne Igartiburu suelta con su vocecita de azúcar derretida.
     Pero como saben, y si no lo sabe es que usted ha alcanzado un nirvana social envidiable, “la boda del año” ha sido la del fin de semana, el bodorrio de la señora Belén Esteban con su conductor de ambulancias, el señor Miguel Marcos. Telecinco se ha volcado en tan magno acontecimiento apostando por la jaca ganadora. Y ganó. Como la novia y el novio, y sus circunstancias, es decir, el vestido y esas chuminadas, son secreto carísimo de exclusiva, un pastón que apoquinará una revista loca, en los programas basura de la cadena, o sea, en los programas de la cadena, se analizó el enlace durante dos días en un sinfín entre colegas de la colega a la espera de que la revista publique las fotos y hala, a pajera abierta. Nos espera, mínimo, una semana de boda. Y a Mediaset la caja a rebosar.



lunes, 24 de junio de 2019

Maldeojos. La otra mirada


La otra mirada
(Artículo publicado el domingo, 23 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Poco a poco, o de golpe, te enganchas a La otra mirada, que emite los lunes La 1 de TVE alzándose, aunque ese dato es sólo anecdótico, sobre la oferta de las otras cadenas, que emiten Brigada Costa del Sol en Telecinco o Masters de la reforma en Antena 3. Me pasó en su primera temporada, y me pasó porque La otra mirada tiene pellizco, ese tipo de agarres que hacen del espectador, de este espectador, un fiel seguidor que acaba olvidándose de su faceta de comentarista para convertirse en mero interesado, en fiel de la trama, en apóstol de su dogma, y el dogma, el viento, la luz, la semilla, la propuesta de La otra mirada es de las que hacen grande, muy, muy grande a la televisión pública. Además de una serie feminista en una época, la de principios del siglo XX, donde una mujer no podía estudiar en la universidad salvo que tuviera una bula, un permiso, un plácet del mismísimo comandante en jefe del estado, La otra mirada habla de valores como solidaridad, igualdad o racismo, trama de la nueva temporada con la presencia de Inés, que interpreta la actriz canaria Dariam Coco, una chica mulata –en todo caso es negra, no morena, ni esa, sino una más, dice Manuela, Macarena García, la directora de la academia de señoritas donde transcurre la historia- que llega a la escuela poniendo patas arriba a alumnas, familias y financiadores de la institución de la sociedad sevillana de la época. La otra mirada es de un feminismo sin tapujos, sin complejos, ese tipo de actitud que tanto molesta a la ultraderecha, los amos del circo político que mueven los hilos del teatro con guiñoles como el simpático nuevo alcalde de Madrid, Almeida, manejado como un pelele por el capitán Smith según meme que salta de programa a programa, el tal Smith, el Rambo de Koz, club ultra de los Abascales. La otra mirada debería de ser un faro para la ficción en TVE, y no por su atrevimiento visual o su sintaxis vanguardista, en este caso porque lo que vemos tiene el andamiaje que una televisión pública ha de tener. La otra mirada está narrada por un grupo de directores como Mar Olid, Miguel del Arco, o el murciano Pablo Guerrero, todo un artesano detrás de la cámara capaz de resolver grabaciones con la eficacia que da el trabajo casi de metralleta que se requiere en series diarias como El secreto de Puente Viejo, con 10 temporadas y más de 2.100 capítulos, es decir, directores que conocen la técnica, que no hacen alarde de estrellas y que firman trabajos sólidos al servicio de la obra en conjunto. De las veteranas, como siempre, destaca Ana Wagener como doña Luisa, estirada y un poco sacristana en la primera entrega y más abierta y moderna en esta. Cuando la mujer lucha, influye en otras mujeres permitiéndose otras miradas sobre la misma realidad.

Hernia gitana
     Es lo que hace siempre Mikel Giménez sobre el teatro político, y advierte en Al rojo vivo que lo que le pasó a Ada Colau en su paseo por la plaza entre el ayuntamiento y el palacio de la Generalitat, recién nombrada otra vez alcaldesa de Barcelona, llamándola zorra, puta y guarra, se veía venir porque quien juguetea en una jaula con leones –los independentistas- es posible que reciba un zarpazo y luego, cuando vayas a la radio y te hagan una entrevista, te eches a llorar y saltes de nuevo a todos los programas de todas las cadenas porque la imagen de un político, de una política emocionada retirándose las lágrimas de los ojos, sí que es otra forma de verlos, una mirada que los humaniza y los acerca. Nada que ver con las miradas de perplejidad que caen sobre el diputado nacional del PP por Huelva, el pastor Juan José Cortés, jefe máximo, ole su ego y su cartera, de la Iglesia Evangélica Ministerio Juan José Cortes, el listo papá de la niña Mariluz, que fue asesinada en 2008. Este tipo, con una pensión por incapacidad permanente –ay, payo, esta vez no revisable- por hernias y cosillas de la depresión -¿depresión sin vuelta atrás, crónica?- se lleva crudos más de 25. 000 euros, o sea, más de 2.000 cucos al mes. Aleluya, aleluya, viva la hernia gitana. Esto sí que es integración, y no el guarreo de Los Gipsy kings, que han de hacer el mono en los mercadillos como los papás de La Rebe de Zaragoza. El pastor Cortés, deprimido y herniado pero sentadico en el escaño, ya no tiene que gritar más lo de “vamos, payas, que mu las quitan de las manos”. A ver si le echan otra mirada a su caso, ven que la política lo hunde más, le suben la pensión, y nos cuesta otro potosí. Señor, aleluya, aleluya, haz algo con tu misericordia sinfín.

Necios machistas
     Y si pudieras, ya puesto, señor del cielo, échale un ojo a tu siervo Eduardo Inda, la hiena de los panfletos digitales, que se ha revuelto como sólo lo hacen los acorralados y cobardes a raíz del reportaje especial, –regular, de escasa calidad, hay que recordar- Las cloacas del periodismo que emitió Todo es mentira el domingo pasado y donde, como era de esperar siempre que vayan juntas palabras como periodismo y cloaca, no se habló nada bien de este tipo. ¿Cómo ha reaccionado? Volcando su rabia sobre la colaboradora Marta Flich, atinada, aguda, manejando una ironía muy bien condimentada, al decir que está en televisión porque tuvo una relación con Jaime Martínez Bordiú, nieto del dictador Franco. Al risitas de dientes encalados le han llovido las críticas por machista, desde Carme ChaparroCuatro al día, Cuatro- Pepa Bueno –La Ser-, Paula Vázquez –Movistar- o Mamen Mendizábal –La Sexta-, a políticos de izquierda. Pero estoy más que seguro de que estas movidas se la ponen dura a este indecente. Sobre él no cabe más mirada que la del desprecio. Y la misma pregunta de siempre. ¿Por qué lo ampara Ana Rosa Quintana en su matinal de Telecinco y Ferreras en Al rojo vivo de La Sexta? Va a tener razón de ser el epílogo que se emite después de La otra mirada y que presenta Isabel Gemio, Retratos con alma, donde este lunes se invitó a Cristina Pedroche, que tiene que seguir demostrando que es algo más que un cuerpo y unas tetas. Ella dice que los tíos que piensan así le dan mucha pereza y no quiere darles protagonismo. Inda, cielo, desintégrate.
La guinda
Que renueven
Esta semana se ha marchado ¿hasta setiembre? Ese programa del que usted me habla,  y que presentan en La 2, y a diario, frente a gigantes consolidados como El intermedio y El hormiguero, María Gómez, Alberto Casado y Eva Soriano. Deberían renovarlo sin más y a pesar de su escasa audiencia. La ironía, el humor, y lo gamberro como concepto para tratar la política sin envaramientos son necesarios en la tele pública.

Maldeojos. Lecciones doy


Lecciones doy
(Artículo publicado el sábado, 20 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     A veces nos pasa. A veces me pasa. Uno, sobre los otros, sobre lo que deberían de hacer los otros, sobre lo que no hacen bien los otros, y las otras, siempre tiene una receta, una mueca, un reproche, un tenías que hacer esto, un tenías que no hacer lo otro, un cómo se te ocurre preguntar por aquello, un me dejas de piedra porque me he enterado de… Pero uno no sale en la tele –menos mal- aunque la ve, y mucho, para luego hablar de ella y de paso llevar a casa algo de dinero a fin de mes. Cuento esta perorata para ponerles en la pista. ¿Se puede mezclar Sálvame –Telecinco- con La resistencia –Cero, Movistar-? ¿Se puede mezclar Kiko Hernández, estrella del gran circo de las tardes de Mediaset con el presentador David Broncano, humorista hasta la médula del programa de #0? Visto así, a primera vista, no, son mundos distintos, cabezas distintas, esferas distintas, programas muy, muy distintos, o sea, no, nada que ver. El uno es vacuo y solemne. El otro, irónico.

     Pues resulta que la otra tarde, quizá después de la hora que se tiraron estirando el chicle de la nada, siendo la nada si alguien de las señoras del insufrible entretenimiento está o no preñada, la presentadora de Sálvame, Carlota Corredera, y después de escuchar que Kiko decía que Lidia Lozano tenía mucho dinero pero no se lo gastaba por rácana, les dijo que David Broncano siempre hacía dos preguntas bandera en La resistencia. Una sobre el dinero que tenían en el banco sus invitados. Otra, las veces que hacían el amor. Pues me parece una indecencia, luego dicen de Sálvame… saltó como una liebre que huye el tal Hernández, escandalizado y pudoroso. Y a usted qué le importa, le hizo saber a Broncano. Está claro, no se entera de nada. Hay mundos que no se pueden mezclar.


Maldeojos. Qatargate


Qatargate
(Artículo publicado el jueves, 20 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     La casualidad hizo que rápido, sin pensarlo mucho, el equipo de Scoop –exclusiva gorda en términos periodísticos, tal como avanza al principio, en la cabecera del programa, la voz de la narradora- sacara del cajón el reportaje que tenían enlatado. El martes de esta semana detenían en Francia al ex jugador y ex presidente de la UEFA Michael Platini, y lo hacían dentro de la investigación que se arrastra desde 2011 por un presunto caso de corrupción futbolística que tiene que ver con el nombramiento de Qatar como sede del Mundial de Fútbol en 2022. La ocasión era la ideal ya que la candente actualidad se convertía en un aliado perfecto para emitir el programa de investigación que gira justo alrededor de eso, del conocido como Qatargate. Mamen Mendizábal, que presenta y dirige Scoop en La Sexta, voló a París, a Londres, a Qatar, y habla en el programa con los periodistas que destaparon el escándalo y con Phaeda Almajid, conocida en esta historia como “la garganta profunda” de la misma.

     Una comida en el Eliseo con el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, con el propio Platini y con el príncipe catarí Al-Thani, parece que fue el principio de todo este sucio, descarado y vergonzoso escándalo que dejó en braguitas a la propia FIFA, a la que en Scoop  se le llama mafia, banda, o nido de ladrones y corruptos. Desde el primer segundo, el nombramiento de Qatar como sede del mundial –país que arde en verano, país sin tradición futbolística, pero eso sí, país que caga billetes- olía a chamusquina. Este Scoop ya se emitió en 2018. ¿Oportunismo periodístico? Pues claro. ¿Qué medio no hubiera hecho lo mismo? El trabajo sigue siendo impecable, vigente y vibrante.


miércoles, 19 de junio de 2019

Maldeojos. Aranjuez


Aranjuez
(Artículo publicado el martes, 18 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Vamos a hacer porros con sus muertos. Vamos a hacer porros con sus muertos, gritaba una mujer ante las cámaras de todas las cadenas que en el mundo son y que la semana pasada se desplazaron a Aranjuez para no perder detalle del suceso que conmocionó a la bella ciudad madrileña y al resto de España por el efecto llamada, que se multiplicaba a velocidad de misil. Tuve que centrar mucho mi atención porque lo de hacer porros con los muertos de alguien es la primera vez que lo escucho, y vaya si es un acierto, una de esas metáforas que te dejan KO -¿es una metáfora esto que digo?-. Las imágenes que se han emitido en directo desde la puerta de los juzgados o el cementerio de Aranjuez, con un despliegue unánime por parte de todas las cadenas, despliegue que aún sigue en las públicas y en las privadas, han sido de una potencia icónica de primer nivel.

     Estamos hablando del doble crimen perpetrado, según todos los indicios, por un hombre que quiso matar a su ex mujer al saber que, separada de él, rehízo su vida con otro. Pero fueron sus ex cuñadas las que recibieron disparos, mortales de necesidad. La imagen de un joven de 23 años, marido de una de las mujeres muertas, gritando con un desgarro que pone los pelos de punta, con la boca abierta, desencajado, fuera de sí, es de las más potentes que recuerdo en mucho tiempo. Amenazas, dolor, drogas, venganza, pistolas, familias rotas, matrimonios aún adolescentes cargados ya de chiquillos, despliegue de la policía al más alto nivel, y la sensación como espectador de que la historia no termina aquí, de que las teles, encantadas de dar la última noticia, seguirán revoloteando por el barrio del crimen, y de que Aranjuez seguirá ligado al mismo. Vaya lotería.

lunes, 17 de junio de 2019

Maldeojos. La muerta de Alcalá


La muerta de Alcalá
(Artículo publicado el domingo, 16 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Son un amor. Es la tele que me gustaría ver a todas horas en la pantalla, sobre todo en la pantalla de todos –y todas-, en La 1, en La 2. Son un amor los cabeza pensante, secante, pasante, proyectante y ¿se dice decidiente? de Cero, o #0, vamos, los de Movistar. Les hierven las ideas, y paren cosas maravillosas, atrevidas, chispeantes, modernas, llenas de dinamita, cosas, programas y formatos que además suponen la recogida de una serie de humoristas que andaban como vaca sin cencerro –digo humoristas por mencionar un colectivo que, ojo, no sería raro que terminara en la Casa de Campo, en el extrarradio, extramuros, expulsados, ninguneados, señalados, para que niños y niñas, vulnerables, sean protegidos por sus familias como los de la ultraderecha instalada en Madrid dicen que harán con esas locas del mundo LGTBI-. En Movistar está David Broncano, está Javier Coronas, Javier Cansado, Pepe Colubi, Ricardo Castella, Joaquín Reyes, Andrèu Buenafuente, o Raúl Pérez, pero también un puñado de cómicas que se lo pasan pipa en Las que faltaban –los viernes-, con Thais Villas, Eva Soriano, Victoria Martín, Anabel Mua, o Adriana Torrebejano. Bien. Sólo en un canal como el de Movistar se puede emitir El cielo puede esperar -¿de verdad que sólo ahí es posible emitir formatos con este nivel de ironía, finura estética, atrevimiento conceptual, y exquisita puesta en escena?-. La cosa es fácil. Se trata de darle el último homenaje a un/una finado. Es decir, amigos y amigas y familiares se reúnen para despedir a su muerta, a su muerto, en el funeral ad hoc. Sentados y enlutados en bancos como de iglesia, o como de tanatorio fin de ciclo, como de tanatorio aquí no ha pasado nada, como de ceremonia civil viva el muerto y no lloremos que no le gustaría, como de fiesta lúgubre pero sin perder la sonrisa, El cielo puede esperar es un programa tan sencillo que resulta una sorpresa, un cachondeo de concepto, lo que a veces uno siempre ha imaginado y jamás podrá comprobar, es decir, lo que dicen de ti cuando tú ya no estés –paréntesis merece otro formato de la cadena, Cuando ya no esté, con Iñaki Gabilondo, que analiza el mundo y sus avances científicos, tecnológicos, sociales, o médicos que nos esperan a la vuelta de una esquina que tal vez ni usted ni yo veamos pero que el programa empieza a vislumbrar hablando con expertos de primer nivel en las diferentes materias-.

¿De qué color, loca?
     Mírala, mírala, mírala, la muerta de Alcalá, le cantaban a Ana Belén en su falso funeral, cuyo segundo programa se le dedicó a ella, “a la novia de la Transición, a la novia de España”. Su marido, un enlutado Víctor Manuel, le decía cositas al oído de Wyoming –nada, ya he hablado con Rosalía, provocando que la boca ancha donde habita la inmensa alfombra dental de la esposa se abriera como para tragarse al marido si pudiera-, que a su vez soltaba algunas maldades sobre esto y lo otro. Amigos y amigas, ante un micrófono, en una sala inmaculada de tanatorio despojado de símbolos religiosos, salen a recordar hechos, anécdotas, momentos vividos en común ante la audiencia de gentes cercanas a la finada para destacar la nobleza, bondad, picardía, profesionalidad o mala uva de la muerta. O sea, el lujo soñado por más de tres, el morbo hecho realidad ya que a ver quién no ha pensado alguna vez, aunque sólo sea una, qué pasará, qué dirán, cómo será nuestro último adiós para amigos y familia. Y tú, vivo como el muerto Franco, más tieso que un ajo pero de eterna actualidad, escuchando detrás de la puerta. Al día siguiente de ver El cielo puede esperar –la semana pasada, con idéntico esquema, el muerto vivo fue Arturo Valls, Javier Sardá el de esta- la estúpida María Patiño, lerda, tratando de mantener una superioridad moral por encima de la media que la rodea en el plató que le da de comer, y con ese aire estirado que la caracteriza, debería lavarse la boca antes de decir imbecilidades racistas en Socialité como que a la fiesta de despedida de soltera de Belén Esteban irá “un chico de color muy alto”. ¿Un chico de color, tonta? ¿De qué color? ¿Te refieres a que irá un chicarrón negro? Pues di que irá un chico negro. Te aseguro que a un negro no le molesta que le digan que su piel es negra. ¿Te molesta a ti que te digan que tu piel es blanca, quitadas las capas de chapa y pintura que llevas encima? Mírala, mírala, mírala, la ignorante que confunde racismo verbal con corrección social.

Bah, 18 centímetros
     Loca me quedo, pero loca como un cigarrón en un desierto de arena, cuando el otro día, escuchaba en Arusity el comentario del Sevilla, que me cae como una patada en el ijar derecho, sobre el último vídeo de Leticia Sabater. Uno creía que lo había visto todo de esta pobre mujer. Que había llegado al límite conocido en el campo de la vulgaridad, el mal gusto y la provocación, que su triste negocio era hacer de su machacado cuerpo y de su carcomido cerebro un cachondeo nacional, que La salchipapa, El polvorrón, o Toma pepinazo era lo que es, una marranada simpaticona para hacer cuatro bolos en las discotecas más seminales, pero qué va, la zombi ha resucitado, pero la gracia que podía tener antes se ha convertido en asco, en vergüenza, en, como dice su último vídeo, una catástrofe musical llamada 18 centímetros, papi. Ni sus horripilantes operaciones, ni su estrambótica tabla de chocolate en la panza ni esa asquerosa sensualidad de mayonesa restregada en sus labios de chochona consiguen que la veamos como algo más que una muerta a lo Frankenstein que da miedito. Por cierto, como decían en lo de Alfonso Arús en las mañanas de La Sexta, 18 centímetros los tiene cualquier cubano al nacer, bonita. Y a coro, para olvidarse del mal trago de la Leti y sus miserias, se oye un mírala, mírala, la muerta del PP que no hay manera de matar. A la corrupción de esta banda no hay quien le corte las alas, y siempre vuela alto, vivita y coleando. Tratando de rebanarle el pescuezo, y ante el juicio que empezó el 14 para ver qué hay detrás del borrado de los ordenadores de Luis Bárcenas, el PP del Centrado Mayor del Reino se niega a que ese proceso se vea en directo por televisión. Hay muertos muy, pero que muy vivos. Hasta Patricia Conde y Ángel Martín, fiambres a tiempo completo, han regresado del hoyo, y a Movistar, con un resucitado Sé lo que hicisteis llamado ahora Dar cera, pulir #0. Como Ana Belén, han visto su funeral y su resurrección varias veces. Míralos, míralos.

La guinda
Dani y Cuatro
El leonés Dani Martínez va pegado a Cuatro como Ciudadanos a Vox, los ultras que son bendecidos en las instituciones por el partido del naranjito Alberto Carlos Rivera. Cada mañana presenta El concurso del año antes del mediodía. Una pareja de amigos, de lo que sea, trata de adivinar la edad de alguien y se puede llevar 50.000 euros. Eso es todo. Se puede ver, sobre todo porque no se habla de Supervivientes. Qué alivio. 

Maldeojos. Hierro


Hierro
(Artículo publicado el sábado, 15 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     He vuelto a emborrarme, a dejarme llevar, a ser consciente de mi adicción disfrutándola como merecen estas cosas, sin complejos, y alardeando de ella. He visto, me he tragado, he consumido como un poseso una de las últimas producciones de Movistar para Cero, o #0. Hablo de Hierro, una joyita maravillosa de la ficción nacional que se cuenta en 8 apasionantes capítulos. La historia es la siguiente. A la isla del Hierro llega una jueza, Candela Peña, con un destino que sabe a castigo, y donde nada más aterrizar se topa con un asesinato cuya autoría apunta al empresario, capo de la droga bajo el manto de los plátanos canarios, Antonio Díaz, un enorme Darío Grandinetti. El desenlace, cierto que previsible, se va desvelando de manera magistral. El trabajo de Candela Peña es el de una gran maestra que sabe tallar al milímetro lo que le exige su personaje.

     Los personajes, desde los protagonistas a los laterales de la historia, están trazados con mano de hierro en Hierro, y la isla, de una belleza fascinante, se convierte en otro gran, imprescindible protagonista para encajar la trama. Tan pedregosa y de apariencia hostil como atractiva y arrebatadora, la isla es sofocante, pero a la vez un sueño que te mece y te atrapa. Se agradece, además, que la mayoría de actores y actrices sean canarios, pero no hagan parodia de su dulce forma de hablar español, y que quienes no son de allí no hagan el ridículo, como así ocurre en la mayoría de ficciones que tienen como friso Andalucía. No conocía otros trabajos del director de Hierro, Jorge Coira, que con Pepe, su hermano, han levantado una arquitectura de esquema clásico pero contado como narradores que conocen el lenguaje y la sintaxis moderna. Enhorabuena.

Maldeojos. Cloaquillas


Cloaquillas
(Artículo publicado el jueves, 13 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     De aquí no salimos con vida. Ya veremos si podemos seguir con el programa. Lo que se nos viene encima es muy fuerte. Pero la libertad y la denuncia de los malos se alza por encima de cualquier consideración. Vaya, me dije, Todo es mentira va a por todas con el asunto este de Las cloacas del periodismo. El programa vespertino de Cuatro parece que se está asentando haciendo de la política su foco de atención, y los colaboradores, de la mano de Risto Mejide, funcionan, con Marta Flich, Elsa Ruiz, Antonio Castelo, y Miguel Lago. Perfecto. Perfectos. Buen ritmo, buen pellizco. La semana pasada, al más puro estilo Sálvame –recordemos que la productora, La fábrica de la tele, es la misma de ambos formatos- empezó a promocionar el programa sobre el fango periodístico cada tarde, y cada tarde usaba la técnica del cebo –como en Sálvame- para llamar la atención.

     El no va más de la investigación, trabajo que al fin se emitió, con la muletilla de Todo es mentira especial, el domingo por la noche, frente a lo de Ana Pastor en La Sexta –no sé qué me pasa, doctor, pero mi fascinación por la periodista se hace añicos, ¿es grave?-. Bien. De nuevo, La fábrica de la tele hizo de las suyas. Creó unas expectativas que no se correspondieron con lo emitido. De investigación sobre las cloacas del periodismo, nada. El esqueleto del programa fue la entrevista con David Jiménez, ex director de El Mundo, hablando de su libro sobre las presiones, chanchullos, amenazas, y vínculos que existen entre las élites periodísticas y las políticas o económicas. En fin, nada que no se supiera. Se mencionó al comisario Villarejo, a Inda, a Alfonso Rojo, pero no, no se ha investigado nada. El programa sobre las cloacas del periodismo sigue por hacerse.


miércoles, 12 de junio de 2019

Maldeojos. Gracias, Chicho


Gracias, Chicho
(Artículo publicado el martes, 11 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Da igual que a estas alturas hayan leído memoriales al gran Narciso Ibáñez Serrador, y desde el 7 de junio seguro que así ha sido. Perdón por insistir con lo mismo, pero no me resigno a hablar de Chicho al que uno admira mucho antes de saber que acabaría ganándome la vida al otro lado de la televisión. Chicho es muchos Chichos, pero en mi corazón el que de verdad me hace cosquillas y me embarga la melancolía es el Chicho de la tele, claro, y de la tele, el de Historias para no dormir, tele brava y cumbre de la década del 60 del siglo pasado. Una pasada. De años y de calidad. Los 21 segundos que tenía la cabecera de la serie, en blanco y negro, empezaban con el chirrido de los goznes de una puerta abriéndose en cuyo trasluz, y a golpe de efecto sonoro, se iba viendo el nombre del autor y de la serie, puerta que se cerraba de golpe después de oír un escalofriante grito de terror.

      Si la cabecera atrapaba al indiferente, la presentación de lo que se iba a ver, estilo Alfred Hitchcock, y el contenido del relato de terror –de grandes autores, desde Allan Poe a Bradbury o Stevenson- resumía con una fidelidad que sólo el tiempo acabaría demostrando lo que este genio, este contador de historias, siempre usó, una mezcla de vanguardia y clasicismo, de ironía y humor a espuertas, de sentido del espectáculo y de negocio, alguien, en definitiva, que conoce, que intuye a sus semejantes, que se aprovecha de sus conocimientos de la condición humana, y que lo mismo firma Historias para no dormir que Historias de la frivolidad o Un, dos, tres. Gracias, Chicho, gracias. Bienvenido a Granada.

lunes, 10 de junio de 2019

Maldeojos. Donde comen dos


Donde comen dos
(Artículo publicado el domingo, 9 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Como una peli de relajados pudientes se ve un plano cenital tomado por un dron que sigue al yate surcando un mar azulado en un ambiente relajado de copas altas con algo espumoso y chicas molonas que acompañan a los dos vividores que se dirigen en su nave hacia la costa malagueña, en concreto a Marbella. Es una ironía, una broma, una forma de arrancar el programa para marcar el tono que más tarde mantendrá. Los dos ricachones de ocasión y para la ocasión que marca el guión son el chulapo rapero y actor El Langui y el maestro de escuela y actor boquerón Pablo Pineda, una mezcla novedosa, emocionante y emocional, diferente y complementaria, atrevida y cargada de simbolismo que apuesta por la visibilidad de la gente con algún tipo de discapacidad pero con mil capacidades más. Los dos hombres se coaligan para presentar los viernes por la noche en La 1 Donde comen dos, dejando claro que se lo pasan bomba y que son unos vividores de mucho cuidado. Envidia que me dan. Llegaban en la anterior entrega al puerto de Marbella y enseguida se sentaban a la mesa del restaurante allí tiene Dani García, y en verdad en verdad escribo que me dieron ganas de presentarme por si, por caridad, había sobrado algún restito de las suculentas viandas que llegaban a la mesa. Porque hay que explicar, si es que no conoce el programa, que a estos pájaros les ha tocado la lotería del buen vivir, vamos, lo que a mí me mola casi más que ninguna otra cosa, comer ricuras de pescado y viajar, sea donde sea, viajar incluso a Marbella, aunque prefiero un buen espeto de sardinas sentado a la bartola frente al mar en cualquier chiringuito de El Palo, más popular que la primera parada y donde los colegas invitaron al también actor Jesús Bonilla. Ese es el espíritu de Donde comen dos, buen rollo, buena comida, magníficos destinos –Roma, donde fueron saludados por el papa Francisco en la plaza de San Pedro, Valencia, Madrid, o Extremadura- y haciendo patria, dejando claro que tener síndrome de Down no impidió a Pablo Pineda –con plaza pública en su ciudad, Málaga- ser el primer europeo con ese trastorno genético en terminar una carrera universitaria, además de conseguir la Concha de Plata en el festival de San Sebastián por su trabajo en Yo, también –año 2009, de Álvaro Pastor y Antonio Naharro, con Lola Dueñas-.

Malnacido Trump
     También queda claro en Donde comen dos que tener parálisis cerebral no impidió a Juan Manuel Montilla, El Langui, hacer películas, series, colaborar en programas de radio y televisión, componer y dar conciertos, y reírse con ganas de su torpeza y falta de movilidad. Ver a este par de dos apretarse unas sardinas como el mar manda te devuelve la fe, resucita al desfallecido de la vida, e incluso eres capaz de ver como graciosa y no como maleducada ni sardesca a Paz Padilla, que trata de imitar con la vulgaridad que la caracteriza a Isabel Pantoja, la superviviente que no necesita rayos uva de mentirijilla para estar más tostada que el propio Alfonso Arús o que el sinvergüenza empresario Donald Trump, que sabe cómo agitar el avispero del mundo para que la rica miel de los chorros de dinero le lleguen a sus putos y malditos bolsillos, ya sea tocando la tecla china, mejicana, o ahora británica. Malnacido. Ya sabemos que sí, que donde comen El Langui y Pablo Pineda –qué tío más sensible, qué lágrima más fácil y bonita tiene el puñetero, qué abrazos tan tiernos le da al pillo rapero- pueden comer más de dos, lo que no sabemos es si donde come una Campos comen más, dos, tres, o ve tú a saber. Lo digo porque la señora de la ex papada Carmen Borrego –díscola, la mayor no lleva el Campos en su primer apellido sino el Borrego, beeeh, beeeh, de su papito- se fue de Sálvame como lo hacen en ese club de alterne, hoy me voy yo, luego vuelvo y te vas tú, pactamos un sonoro portazo, montamos un poco el número, y así vamos tirando. Pues bien, la Borrego se fue pero fue llamada de inmediato –a las eminencias se les persigue por el universo para que no dejen de iluminar su alrededor- por Viva la vida, lo de Emma García, que antes fue de la reina madre Campos S.A. Al grano. ¿Saben lo que dicen que va a ganar la gañana Borrego por el ratito que eche? Sobre 500 euros. Claro que con eso Terelu no tiene ni para churros. Pero me entero de que esta saga es como un castigo nacional, otro. Y ya hay otra pimpolla en acción. Se llama Alejandra Rubio, otra mini Campos cuya carrera ya se vislumbra porque suena para la próxima edición de Gran Marrano VIP. Así que no, donde come una Campos no comen dos, ni tres. Hacen falta muchas Campos para que coman las Campos.

Noche de Amor
     Eh, que falta en esta página la maldición, otro castigo nacional de primera magnitud, y pide paso a trompicones, levantando la barbilla de chivo el líder de la mula. Paréntesis. La señorita Amor Romeira –ex gran hermana, al fin cambió su sexo para adecuarse a lo que ella sentía- dice que le gustaría acostarse, o tirarse, o trajinarse, o que la empotre Santi Abascal para “quitarle todas las tonterías”. A ver si lo de Pecho Henchido es una cuestión de mal follado. Pues eso, que ahora la han emprendido contra Javier Maroto, jefazo del PP, “porque es un trepa que se aprovecha de ser gay” para tener ventajas -¿por enfermo, por condenado por el cielo?-. Hala, Romeira, chica, date un revolcón con estos tipos a ver si se les abre el ojete del coco. Y si no, que lo haga Naranjito, aunque el inquieto Alberto Carlos Rivera ya lo ha dicho como él dice las cosas, ajustándose la manga de la camisa, atusándose el flequillo o enderezándose la corbata y la chaqueta, donde comen dos, no come VOX… por ahora. ¿Qué cenarán la primera noche de amor entre PP, Cs y Santi? Servidor, sin pensarlo, prefiere tocar en la puerta de Pablo y El Langui por si el tercer comensal aún no lo tienen claro y hacer realidad el dicho, donde comen dos, comen tres.

La guinda
Risto, ole y ole
Como la espuma. Hay que decirlo, y decirlo, por ahora, clarito. Todo es mentira está tomando una velocidad que ya quisieran para sí los cruceros de verdad –siempre que no se lleven por delante al que tienen delante-. Risto Mejide es el capitán de un equipo de buenos colaboradores que hace noble la sobremesa de Cuatro. Esta noche emiten su primer trabajo de investigación, Las cloacas del periodismo. ¿Se hablará de Inda?

Maldeojos. Brigadita


Brigadita
(Artículo publicado el sábado, 8 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Va por el capítulo seis. Y me topé con la cosa por mera casualidad, sin buscarlo, y por aquello de tener sentido de la responsabilidad como otros tienen de estado, pues eso, que me quedé. No tuve que esperar mucho rato para darme cuenta de qué iba lo que veía. Y no, no me tengo por un lumbreras en esto de las series. Hablo de Brigada Costa del Sol, que tiene a bien emitir Telecinco los lunes, quizá con la higiénica intención de no llenar de caquitas hondureñas la programación de toda la semana, ya le vale. Lo primero que escucho me respinga la oreja porque los actores hablan un andaluz muy raro –no tendrían ni que intentarlo porque esa brigada puede ser de la Conchinchina aunque alunice en Torremolinos y, por tanto, esos polis que buscan a los malos no tienen que hablar como si fuesen de Cádiz, o de la misma Málaga-.

     Y lo primero que veo me deja con los ojos en plan tiro al plato. La cara de Hugo Silva, hasta las trancas de gestos tontos, de muecas de lerdo, me da pistas, y todas conducen al precipicio que, oh, confirma el colega Jesús Castro, que sí, es de la zona, del gaditano Vejer de la Frontera y habla un andaluz reconocible, pero tiene el mismo defecto que el maduro poli, que sus gestos son muecas, la misma mueca, la misma mirada, los mismos morritos, o sea, lo que viene siendo la máscara de Jesús Castro, que sirve para Brigada Costa del Sol o para La serpiente lunática. Esta brigadilla es enviada a Torremolinos en 1977 para luchar contra el incipiente narcotráfico, y no, no todo es regulero, hay buena ambientación, neones por un tubo, discotecas para el trapicheo, pero el olor a testículos en acción de los machos alfa deja rastros que llevan a Paolo Vasile, la eminencia gris.

viernes, 7 de junio de 2019

Maldeojos. Reyes, ¿un héroe?


Reyes, ¿un héroe?
(Artículo publicado el jueves, 6 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Seguro que habrá alguien que no crea que quien esto firma no conocía a José Antonio Reyes, no digo que no lo conocía en persona, digo que no tenía ni idea de quién era este buen señor, y matizo enseguida, ni me ufano ni me avergüenzo. Sólo constato. A raíz de su mortal accidente -¿accidente o conducta más que irresponsable?- he sabido que era futbolista, y de los grandes, de los que representan a España por el mundo, un deportista querido, admirado y respetado en su trabajo. Llevan toda la semana hablando de él en la tele, y según los primeros informes de la Guardia Civil, el carro que conducía el joven –padre de tres críos- iba a velocidad de torpedo, una bala imposible de dominar. Da igual la velocidad exacta. Era mucha, demasiada. Con él, su primo de 22 años, Jonathan Reyes, que murió en el acto, y otro primo, Juan Manuel Calderón, achicharrado y en estado grave por tratar de salvar a los compañeros.

     Total, un desastre personal y familiar. Es lógico, y me incluyo, sentir dolor y pena por lo sucedido. ¿Pero de qué estarían hablando las cadenas si el conductor en vez de ser un rutilante futbolista que conduce un cacharro tuneado para tener una potencia sideral hubiera sido un pelanas desconocido que se lleva por delante su propia vida, la de un joven primo, y arruina la de otro? Na hace falta hollar sobre el mismo fango. Está claro. La Real Federación Española de Fútbol ha anunciado que entregará a Reyes su medalla de oro y brillantes, es decir, se premia al deportista. La lectura es que también se premia al hombre. Y el hombre, si se confirma lo que pasó, fue un kamikaze, un irresponsable temerario, un tipo nada ejemplar, y desde luego lo más alejado de la imagen del héroe.

miércoles, 5 de junio de 2019

Maldeojos. La gran Concha


La gran Concha
(Artículo publicado el martes, 4 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     En blanco y negro. El plano, tembloroso, se va abriendo desde la cruz en la pared hasta el rostro de una monja de clausura que reza, implora, titubea, y siente el cosquilleo aquí, justo aquí, ay, por dios, de la rosa que le entra y le sale, y otra vez, venga entrar y venga salir, y yo, ahogándome, hermana, qué sudores con la dichosa rosa. La monja parece que habla sola en su celda, pero al lado algo se mueve. Es otra sor, que le conmina, le incita, le ordena que siga, coño, contando lo de la rosa que entra y sale, entra y sale. Es una recreación petarda, gamberra, lúbrica, descacharrante, de Teresa de Jesús, la mítica serie que firmó para TVE Josefina Molina en la década del 80 del pasado siglo, una de las obras cumbres de Concha Velasco. La monja de la rosa –orgasmo socialdemócrata- era la actriz Emma Ozores, y la otra sor, Sor Gillete, el alucinógeno Bob Pop.

     Todo esto sucedía ante la propia Concha Velasco, sentada en el plató de Late Motiv, en #0, junto a Andréu Buenafuente y Silvia Abril, caracterizada como otro de los grandes personajes de la vallisoletana que desde chiquitilla lo tenía claro, y así lo decía, mamá, quiero ser artista. Fue un Late Motiv especial, todo un monográfico dedicado a esta gran señora -79 años, y en activo, lúcida y guerrera, trabajadora y maestra-. Por el programa pasaron actores, humoristas, imitadores, los guionistas lo dieron todo, se transformó el plató, la orquesta interpretó músicas de la actriz, y al final lo que el espectador vio fue una lección de alta televisión, de cómo un formato se convierte en una cita con el buen gusto, con el entretenimiento que te atrapa, o sea, para explicarme mejor, con el concepto que uno tiene de lo que es televisión de calidad. Enhorabuena.

Maldeojos. Preguntas a la tele


Preguntas a la tele
(Artículo publicado el domingo, 2 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Los de Masterchef te preparan la cena, los de La voz te cantan una balada, los Maestros de la costura te cosen un bies como lo haría mi abuela o te hacen un traje de novia que te deja turulato, los de Masters de la reforma te reorganizan el cuarto de baño, y Carlos Arguiñano te hace de comer, te canta por bulerías, y hasta te hace un dobladillo si se lo propone. Y los diseñadores con más cara se aprovechan de la tontería que nos invade y te hacen ver que un bañador hecho con tiritas de cinta adhesiva es la pera. Que no, que no estoy loco, prometo por mi conciencia y honor que la otra tarde vi a unas señoritas en plan cuerpo tirilla, esos cuerpos lastimeros, delgados hasta la enfermedad, señoritas de tacón alto de pasarela esquelética con caras de mucho enfado y tristeza, tapar el rosco de sus tetas y sus pubis de muñeca con cintas de colorines pegadas a la carne. El gurú de semejante estrambote sólo podía ser un hombre, un tipo listo que supo olfatear en lo no hoyado, y dio con esto, y Joel Álvarez ha subido al cielo de los magacines. Quique Peinado, irónico, sarcástico, como de vuelta de tanta chuminada, le preguntaba a otro que tal, al tal Josie, gurú del estrambote y la impostura, si llegaremos a escuchar este verano algo así como, cariño, ponme celofán, que vamos a la playa. Cuando empezó a hablar de craquelados y no sé qué tontunas más, y que era muy difícil bañarse con eso porque al mojarse se caía, o que si querías hacer pipí… bueno, suficiente. ¿Suficiente? Este gañán de la moda tiene asiento semanal reservado en Zapeando junto a mujeres de brillo cerebral como Ana Morgade, y es tan engreído y altanero que apenas admite un poquito de broma y sorna en su solemne vacuidad. Cabe preguntarse lo que sigue, ¿te lo vas a poner aunque se lo ponga Josie? Justo por eso lo tengo claro. No. La payasada de la búsqueda de lo distinto para conseguir me gustas o rechazos en el mundo virtual de las redes sociales de lo que llaman tendencias no conoce límites, supongo que como tiene que ser. ¿Se pondría usted en los orificios de la nariz vello postizo? Le advierto que una chica que mendiga como un sin techo su aprobación lo enseña con orgullo de loca. Para que vea que la gilipollez va siendo algo serio, si quiere ya puede conseguir extensiones nasales como dios manda en Amazon. ¿Te lo vas a poner?

Descerebrados
     Ya está bien. ¿La vas a creer? Es lo que parece decir un colega del posible futuro alcalde de Madrid cuando la noche del pasado domingo, y viendo en la sede del PP la despedida sentimental de Manuela Carmena, a punto de lágrima, el menda, apuntado por las cámaras desde el edificio de enfrente sin que él y los suyos se percataran, le hizo a “la senil” primera edil un corte de mangas que, según las crónicas, por poco acaba con su propio brazo, arrancado de cuajo por el ímpetu rabioso. Ha dado mucho juego esta viral imagen. Sobre este –el tal Almeida, ese señor al que de seguir así le ha tocado la lotería que lo llevará al consistorio madrileño- y la otra –Isabelita Díaz Ayuso, el gran descubrimiento para la causa del humor loco y el disparate de la incontinencia verbal- habla Alberto Caballero, guionista, director, y creador de la serie La que se avecina, que dice con palabras gruesas que al despertar se encuentra con el mal sueño de que “dos incapaces descerebrados gobernarán alcaldía y comunidad. Me parece insólito el nivel de estupidez de tantos madrileños que anteponen ideología a cualificación. Los de El intermedio sí están de enhorabuena, tienen chistes para cuatro años”. Y como el emérito se pira, la pira de sus pifias ha salido de nuevo a relucir con el relumbrón que merece el monarca Juan Carlos de Borbón. Es “triste de pedir, pero más triste es de envejecer”. Que le quiten lo bailao, viene a decir en Zapeando el mensaje institucional que la Morgade le envía a Su Majes. En tono más reflexivo habla José Antonio Zarzalejos el tiempo que le deja Antonio García Ferreras, que da o quita intervenciones a golpe de mano y tics de radiofonista antiguo que no para de decir la hora como antes se hacía. Total, que Zarzalejos dice que este país no soportaba la anomalía de tener dos reyes –y no morir aplastado por el peso de las coronas-, o sea, que hoy día 2 no se va ni por enfermedad ni por el mal rollito que pueda tener con su hijo sino por pura política, porque si la abdicación se hizo bien, se hizo mal, muy mal, su desarrollo. La historia juzgará a don Juan Carlos como merece. La tele ya lo ha juzgado, ¿también como merece? Va a quedar como el tío que mata elefantes.

Cómaselo
     Ni la tele ni la historia ni lo que piense el resto del mundo le importa al heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, que ha aprobado la ejecución inmediata de tres clérigos  considerados liberales y encarcelados desde 2017. Uno, Alí al Omari, muy conocido en televisión –¿como aquí el cura Apeles?- es tan liberal que defiende los derechos de la mujer y condena la violencia, a dónde iremos a llegar. Otro, Awad al Qarni, tiene la osadía de reivindicar más libertad de pensamiento, no te digo. Y el último, Salman al Odah, con 14 millones de seguidores en Twitter, acusado hasta de respirar. Sus familiares fueron detenidos por tener la osadía –joder, todo tiene un límite, por Alá- de publicar que Al Odah fue detenido y violado. ¿Te lo vas a creer? ¿Hemos visto en nuestras pantallas algo de esto? ¿Ha salido alguna Majestad, emérita o no, escandalizada, tirándole el turbante al suelo al sicópata, dictador y sátrapa príncipe saudí, que se descojona, él y su camello beduino, con palabras como libertad y derechos humanos? Pero el Maduro de Venezuela es –que lo es- el mismo demonio. Sin embargo, quien de verdad hace que preguntes lo mismo que él, es Alberto Chicote, que esta semana analizó la comida que se da en residencias de mayores o se reparte a domicilio, y enseñándole a algún político las viandas dijo, ¿Te lo vas a comer? Y se quedó “en show”, como dijo un trabajador al saber que su colega era El jefe infiltrado.

La guinda
Hombretón
Perdonen que traiga a rincón tan bonito del diario a un neandertal con traje a medida, a veces de lentejuelas. Hablo de Fran Rivera, el machote, el picha brava. Una mujer, que tuvo sexo con un señor y cuyo vídeo fue corriendo de móvil a móvil en la fábrica donde trabajaba, no pudo soportar la presión y se suicidó el miércoles. Es que los hombres no podemos tener un vídeo así sin enseñarlo, dice el tarugo. ¿Los hombres? Serán como tú.



Maldeojos. Divorcio Alcántara


Divorcio Alcántara
(Artículo publicado el sábado, 1 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Veo el jueves en La 1, en La mañana de María Casado, a la madre y al hijo mayor de los Alcántara, a Ana Duato y a Pablo Rivero. Son la familia de la tele, casi la familia de España después de 18 años. El capítulo del jueves, el último de esta media emporada, fue una auténtica bomba, una revolución en el sentido literal. El matrimonio, Antonio y Merche, se separan. No es palabra menor o, como diría el recordado por sus juegos de palabras que no llevaban a sitio alguno Mariano Rajoy, es palabra mayor. He dicho que el matrimonio se separa y que en la época en que eso sucede era todavía una bomba, aunque es verdad que don Antonio Alcántara, o sea, Imanol Arias, le ha dado a la Merche motivos sobrados para mandarlo al carajo, como así fue aunque  luego volvían al fuego del hogar bajo las sábanas.

    Los actores, sentados en el plató del magacín de La 1, contaron interioridades del rodaje y coincidieron en que el equipo, como se dice de casi todos los equipos que en el cine o televisión son, son una familia. Dijo Ana Duato que el último es un capítulo para llorar, y que le gusta que le digan por la calle que viendo tal o cual secuencia hizo llorar a más de un espectador. María Casado despidió su programa, dando paso a Dar de comer, donde el malagueño Dani García demuestra que comer bien no es sinónimo de gastar mucho o volverse loco cocinando. Y llegó la noche, y después de la desafortunada TVemos, casposo programita de vídeos, Cuéntame llegó y vimos a una Merche que dijo ya está bien, cabrón, se acabó el machaque del machito. Pidió el divorcio, años 90 del XX, y Antonio dijo sí con arrogancia de animal herido. Seguirá en setiembre.