lunes, 31 de marzo de 2014

Maldeojos. Supervivientes



Supervivientes
(Artículo publicado el domingo, 30 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

       Hay dos grandes clases de ciudadanos. Los que salen en la tele y los que no. Y dentro de los que salen, haciendo un esfuerzo científico para resumir sin perder crédito, se pueden abrir otros dos grandes y definitivos grupos, los que tienen prestigio y los que salen en programuchos como Mujeres y hombres, Sálvame, Supervivientes, o Sálvame de pus –el TDT Party es otra cosa-.  ¿Han visto en Supervivientes a una tal Aran Aznar? Si uno no sigue la estela de esa pava, si uno no sabe qué ha hecho en la vida, por qué está en un concurso, qué grado de la fama se ha trabajado, y por el apellido piensa que algo tendrá que ver con el Líder para estar donde está, es decir, en tanga, buscándose la vida tirada en la arena, pescando pececillos, y bebiendo agua de coco, pues es verdad, algo tiene que ver con el Faro de Occidente. De hecho, Aran creo que ha hablado varias veces de su tío, si no de qué. Al tito Josemari se le habrá puesto el pezón de su mala hostia de punta al ver a su sobrina envuelta en lodos tan chabacanos, con lo fino que es él. Aran Aznar, para que la sitúen con justicia y sepan distinguirla al primer vistazo, es otra que lleva el hocico inflado por la silicona, un adefesio. ¿Han visto a una cosa que se llama no sé qué, pero es conocida como Pelopony? De ésta sólo sé que la melena, rubia como el bote del tinte que compró a espuertas, le llega a la altura del culo, y que con ella se tapa sus brevas gordas, cebadas en quirófanos sin escrúpulos. A veces mueve todo el cuerpo dejando que las tetas asomen por su pelambrera. Es una imagen entre terrorífica y alucinógena. ¿Han visto a otra, de la que ni me sé el nombre, con unos melones tan irreales, gordos y desmesurados, que la vencen hacia adelante, con un riesgo del carajo de estamparse contra el suelo? ¿Han visto a uno que lleva tatuado toda su sabiduría en la piel? ¿Saben que dentro de los elegidos han llevado al escaparate de monstruos a Antonio Tejado? No se preocupen. Yo tampoco sé quién es. Aunque creo que lo llaman “asesor del amor” en Mujeres y hombres y viceversa. Sentido del humor, de ese humor tan peculiar del mundo Telecinco, no falta.

Esta cosa se llama Aran, digna pariente de Aznar. Creo que sigue enseñando el hocico en la isla Hondureña. Pero no nos cebemos con ella, la pobre. Como ella, otras monstruas se desparraman en la arena caribeña...

¿Hay vida inteligente?

      Supongo que si siguen con atención, o sin ella pero con cierta curiosidad, el programa sabrán que Supervivientes, a su vez, ha dividido el mundo de estos friquis en dos, como si hubiera matices entre un grupo y otro. En Cayo Paloma está un grupo, en Isla Bonita, otro. A los de Isla Bonita los llaman “los bonitos”. En esa isla es donde existe más concentración de silicona y anabolizantes por metro cuadrado. La propia cadena, en un alarde de humor envenenado, y para que no haya dudas, habla de Isla Bonita como “la isla habitada, ¿pero con vida inteligente”? Sí, digo, hay vida inteligente, toda la que pueda haber en litros de silicona y kilos de anabolizantes. Si la propia cadena habla así de sus espantajos, cómo no pensar que la mayoría está allí por ser lo que son, un puñado de notables descerebrados. Y olé, y olé, grita desde el arrecife coralino David Bisbal, que no entiende por qué no lo han llamado a él en vez de a Chiqui. ¿Chiqui, quién coño es Chiqui? ¿Otra siliconada, otra que deglute anabolizantes, le ha escrito el libro a Belén Esteban, cuya carrera en declive la llevará ya mismo a suplicar que le hagan un hueco en el helicóptero del programa y la tiren al mar a ver si llega a la isla, con lo que pesa, cómo no, la silicona? No, Chiqui es una señora muy bajita, nacida en Cartagena, y que desde el minuto uno, con la cosa de su breve estatura, llegó a la isla marcando su táctica, que todos –los bonitos- van contra ella. Ah, su carrera empezó en los estercoleros de los grandes hermanos de Mercedes Milá, que lima sus dientes para un nuevo pudridero a finales de año.

Esta cosa se llama Chiqui. Su vulgaridad no desentona con los otros monstruos que la acompañan.


Programa soporífero
   
       Como comprenderán, hay otras guarrillas, otras don nadie, otros prescindibles, otros etcéteras subidos a lomos de un apellido –está la mentada Aznar, hay un Matamoros, digno heredero de su papá, hay una Pantoja, hay un Lomana, creo que sin tanta mierda en los labios como Carmen, que los tiene atorados y, en fin, por haber, hay hasta una Ronaldo, que no juega al fútbol como su hermano, pero algo tendrá la chica-.Con esa amalgama, Telecinco monta un programa que le da buenos resultados de audiencia. El intríngulis de Supervivientes no es tanto la supervivencia en una isla como los estacazos que surgen en la convivencia. Es un entretenimiento de bajísima calidad se mire por donde se mire salvo que, un día, por esos milagros que a veces se dan en televisión, las barracudas del Caribe se hartaran de esta clase de humanos, les hicieran frente, y se armara un bonito y enconado tira y afloja. Si no es así, qué me importa lo que tenga que decir el señor Mario Vaquerizo –lo siento, han contado con él para defender a Bibiana Fernández-, el Plomizo. Si no es así qué importa el atuendo que esta semana le hayan colocado a Raquel Sánchez Silva, la chaqueta –más ridícula que la semana pasada pero menos que la de la siguiente- que le pondrán a Jorge Javier Vázquez, o las gilipolleces sobre las que discutan en el plató. Hay programas necios, y este es uno muy principal. En Supervivientes sólo noto un sopor infinito. Es una pena que el acongojante despliegue técnico, extraordinario, demostrando que el equipo es un equipo de primera, esté al servicio de semejante estupidez. No es televisión banal, adjetivo que casi es sinónimo de la actual televisión, es televisión que propaga unos valores que me espeluznan. La televisión tiene vocación popular, pero me da urticaria la que hace del mal gusto su razón de ser. Como espectador jamás volveré a poner mis ojos en semejante bajeza, como comentarista espero hacerlo cuando las barracudas se decidan a poner en esas playas un poquito de suspense y gran espectáculo. Mientras, que os den, bonitos. Qué tedio.

Esta cosa se llama Rafa Lomana, hermano de una cosa llamada Carmen. Creo que se ha cambiado el bañador, se lo ha apretado a los huevos, y ha hecho de sus cojones un espectáculo isleño, según leemos que dice una cosa llamada Anabel Pantoja.

La guinda        
Buen programa                                                                                                                   
Ha llegado al final de su tercera temporada Tu cara me suena, que ha emitido con éxito Antena 3. El concurso de travestismo canoro lo ha ganado esta vez Edurne.  Pero ese dato es lo de menos. Lo importante de Tu cara me suena, donde es fundamental la elección de los concursantes porque en ellos recae el espectáculo, es el equipo de maquilladores. Y es asombroso. Manel Fuentes y el jurado  hacen el resto. Un buen trabajo.

domingo, 30 de marzo de 2014

Maldeojos. Exquisita crueldad



Exquisita crueldad
(Artículo publicado el sábado, 29 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Un profesor francés se ha inventado una crueldad moderna, impensable, e imposible en otro tiempo. Como la gran mayoría de sus alumnos montaban jaranas que le impedían dar la clase con normalidad, un día se le ocurrió preguntar si alguien seguía la serie que emitía la televisión, Juego de tronos. Casi la totalidad de los alumnos dijeron sí, que la seguían como se sigue al que reparte las golosinas. Perfecto, pensó el hombre. De ahora en adelante, les dijo muy serio, cada vez que habléis, cada vez que haya alboroto, voy a escribiros en la pizarra el nombre de los que van muriendo en Juego de Tronos. Chicos y chicas enmudecieron por un momento, pero enseguida se lo tomaron a chufla porque el profesor, seguro, no seguía la serie y sólo era un farol. De repente, en la pizarra, el profe escribió el nombre de un personaje que moriría en el siguiente capítulo.

      El silencio volvió a la clase, pero ya era un silencio miedoso, como cuando el pánico se hace colectivo y atenaza al grupo. Vieron que la cosa iba en serio. El profesor quizá, o seguro, no sigue la serie, pero el profesor, les dijo, se ha leído los libros de la historia de George R. R. Martin, así que él no tiene que estar pendiente de las temporadas porque sabe en qué quedará todo. Es decir, no tiene nada que perder. Los espectadores, quienes siguen la peripecia cada semana, los enganchados a ese mundo de hielo, fuego, y toda clase de ambiciones, sí lo pierden todo si saben qué pasará. Y como ven que el profesor va en serio, y en cuanto se desmadra la cuadra aparece en la pizarra un nuevo nombre, la clase parece otra. Sólo un espíritu exquisito puede infligir un castigo tan refinado. Y cruel. 

Una de las imágenes por las que, sin explicar nada, saben quienes siguen la serie que sólo puede tratarse de ella, Juego de tronos. Con ese suspense, apelando a la dependencia que toda droga genera, jugó el profesor francés con sus alumnos. Dio en la diana. No se oye una mosca en el aula desde entonces.

viernes, 28 de marzo de 2014

Maldeojos. Me resbala Dreamland



Me resbala Dreamland
(Artículo publicado el jueves, 27 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Mañana hay dos estrenos. Uno seguro que lo peta –escribo este verbo en una acepción que no contempla la RAE, que a mí no me gusta, y que viene a decir que algo está lleno o que es un éxito- , y otro seguro que no sólo no lo peta sino que se diluirá en la noche de Cuatro, con una de las programaciones más friquis de las generalistas. El éxito lo tiene garantizado Me resbala, ese programa ligero de tontunas, payasadas, caídas sin cuento, divertimento de saldo y humoristas de cabecera que emitió hace nada Antena 3 y ahora, viendo que algo así podía mirar a la cara a algo aún peor como Sálvame de Pus, ha grabado otra tanda de prisa y corriendo. Volverá a presentar la cita con ese humor infantiloide san Arturo Valls, ejemplo de señor que se ha soltado la melena, ha caído bien, y se ha crecido ante formatos de entretenimiento sin mucha chicha.  

      El otro estreno, el seguro batacazo, es Dreamland, pensado para un público joven que tendría que ver en el sufrimiento de los bailarines de la academia de Dreamland una guía, un ejemplo a seguir hasta alcanzar sus sueños. ¿Un viernes, y por la noche, un estreno pensado para un público que no llegue a los 30? Mediaset lleva desde 2012 con la serie, o lo que sea, grabado, y sólo ahora la lanza. Digo serie o lo que sea porque el programa mezcla ficción y medio realidad, la de los personajes que salen en ella, gente que tiene que demostrar que por estar en un escenario es capaz de todo. Quizá mañana tenga que tragarme lo dicho. Mientras, me resbala Me resbala y me resbala Dreamlan.

La burbuija del cante y del baile están muy buien representados en Dreamland, la serie, o lo que sea, que esta noche estrena Cuatro, la cadena friqui. Quizá hoy haga unos datos de audiencia aceptables, pero huelo el fracaso. Por supuesto que si mi vena de adivinador a lo Aramís Fuster o Rappel no aciertan no tendré problema en reconocer que, ademas de estos eminenentes brujos, sólo puede predecir lo por venir Fátima Báñez, pero ella juega con ventaja porque se comunica a diario con no sé qué virgen.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Maldeojos. Se nos fue



Se nos fue
(Artículo publicado el martes, 25 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Me gustó mucho el cariño, respeto, consideración, y emoción con que Antonio García Ferreras, director de La Sexta y de la tertulia matinal Al rojo vivo, despedía el viernes el programa, horas después de saberse que Adolfo Suárez “se nos va”, dijo el periodista dando a entender con esa frase que es algo de todos, que no se va cualquiera, que quien se va forma parte de este país, de nuestra memoria. Cómo me fascina el lenguaje, esa capacidad suya para  enmarcar, embellecer, centrar, y matizar los mensajes. Podía haber dicho, Adolfo Suárez se muere, Adolfo Suárez está en su fase final, pero no, mirando a cámara, con su mano izquierda abierta, moviéndola a golpe de palabra, dijo, Suárez “se nos va”. Aunque seguro que él también le atizó en su día –como lo hicimos tantos en la otra punta de sus ideas-, esa frase resume el reconocimiento, con todas las sombras que se quieran, como gobernante a favor de la democracia en este país. 

      El hijo del ex presidente, Suárez Illana llamó a los medios de comunicación como se convoca a la familia, y como ante ella no hay casi nada que ocultar, al final se vino abajo y se le encendieron los ojos. Pero los medios son canallas, y un difunto en vida es una atracción irresistible. Y ahí, en ese punto, es donde me pregunto cosas. La imagen de los reporteros a la puerta del hospital me recordaba la de las aves carroñeras a la espera del “inminente desenlace”. Esa cuenta atrás elevó la agonía a categoría de espectáculo. Ninguna cadena se quedó atrás. El último servicio de Suárez a España fue morir en el tiempo previsto. Me sigo preguntando lo mismo. ¿Por qué se anunció 48 horas antes la muerte del aún vivo? ¿Otro servicio a la Corona?

Funeral de Estado de Adolfo Suárez, que por unas horas consiguió algo parecido a una ilusión, la de hacernos creer que la política sirve para algo más que para salvar los muebles de cada partido, como si el ciudadano fuera una presencia inevitable, pero que estroba al interés de esas grasientas maquinarias de poder.