lunes, 29 de enero de 2018

Maldeojos. El talento



El talento
(Artículo publicado el sábado, 27 de enero, en diarios de EPI PRESS)

     Creo que la nueva temporada de Got talent en Telecinco le está echando un pulso, y creo que hasta le gana en audiencia, a Tu cara me suena, que emite Antena 3 la noche del viernes. Del segundo programa me desenganché hace tiempo, y no por bajada de calidad, qué va, el programa de Manel Fuentes es un disparo certero en la diana del buen entretenimiento, sino por mero cansancio, o por nada concreto, porque sí, como ocurre con otros tantos programas. Del segundo no me he tenido que desenganchar porque jamás me enganché. Y ahí sigo. Pero he hecho un esfuerzo para escribir esta entrada. Hala, voy a ver Got talent, no en directo, que esa prueba sé que no la paso, sino en la web de la cadena. Veo que dura la cosa dos horas y media, así que, de entrada, ya sé que lo veré a cachos. ¿Quién aguanta dos horas y media….a ver, pero qué es eso?

     Oh, no, Santi Millán, el presentador, aparece en un coche escuchando Despacito, una de esas carracas mundiales que a mí me sacan de quicio, imagen que se mezcla con la de chicos y chicas coreografiando la canción en Sevilla, en Barcelona, o en Madrid, y por si fuera poco con imágenes de Edurne  tarareando la copla mientras la maquillan, pero no es lo peor. También se escucha canturrear a otro miembro del jurado antes de entrar a la ducha, así que en el siguiente plano es un desnudo Jorge Javier Vázquez el que me enciende todas las alarmas. ¿Aún no ha empezado el Got talent este y ya estoy agotado? Total, que cuando sale de verdad el presentador al ritmo del puto Despacito diciendo, ¿qué tal?, bienvenidos a Got talent, yo he tirado la toalla. Así que cuando abren la barraca y salen los monstruitos, el talento me sale claro por abajo.


Maldeojos. Los reyes del barrio



Los reyes del barrio
(Artículo publicado el jueves, 25 de enero, en diarios del grupo EPI PRESS)

     El Raval, La Moraleja, las 613, y el barrio madrileño de Salamanca, cuatro formas de ver y afrontar la vida de Los Raval Queen, Las Moralejas Girls, Los Burjassot Flow, y Los Salamanca Style, que viven en esos micromundos tan distintos pero que la gracia de la tele unifica y ahorma.  Veo las peripecias del primer grupo, los del Raval catalán, formado por una chica que habla a voces, siempre histérica, a su amigo, que habla de sí mismo en femenino, un gitano criado por payos con mucho revuelo de manos y un alarde de chabacanería que encaja muy bien con la propuesta del programa. Luego dan un salto a Madrid, al barrio de Salamanca, para presentarnos a la otra conca, que lidera a golpe de pluma, histeria, sin gracia y mucho dinero gracias a la fortuna de los padres un tal Javi, que sueña con ser una estrella diseñando calzado.
     Hablo de Los reyes del barrio, el nuevo viejo programa de Cuatro. Y prometo por lo que pueda quedar de mi honor después de ver semejante cascarria que es agotador. Ya sé que un programa así no está hecho para mí, lo sé, no soy el tipo de audiencia al que va dirigida semejante bolsa de basura. Pero podría interesarme algo, un poquito, aunque sólo fuera por saber lo que piensan esas criaturas, pero no. Todo es teatro, guión, el delirio de un puñado de jóvenes con ansia de fama cutre, con egos muy enfermos, chicos y chicas que tienen miles de seguidores en redes sociales y cuyo estilo de vida, y sus consejos, tienen capacidad de influir en otros. Pues con su pan se lo coman. Me horroriza lo visto. ¿Hay que verlo como un divertimento, tratando de echar unas risas con sus ocurrencias? Pues vale, ya me he reído. Y estoy agotado. 

Maldeojos. Hacerlo más



Hacerlo más
(Artículo publicado el martes, 23 de enero de 2018, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Prefiero tener a todo el mundo en contra, que ir en contra de mí mismo. Se lo dice el bailarín Nacho Duato, sentado en el Chester de Cuatro, a Risto Mejide, que volvió el domingo con nuevas entregas y nuevos monográficos. El que comento estuvo dedicado a la belleza, que el programa llamó “Beauty”, que es más mono y más gilipollas. Llegué tarde a la cita, así que me perdí a la primera invitada de la noche, y en verdad en verdad les digo que no lo sentí. No tengo ningún interés en saber el concepto que de la belleza y sus alrededores tiene una tal Alba Carrillo, modelo, concursante de Supervivientes, y ex de Fonsi Nieto y Feliciano Ortiz. Vuelvo, por tanto, al Chéster de Duato, un tipo que habla en un tono de voz tan bajo que “llega a acojonar”, dijo Risto. La belleza para el prestigioso coreógrafo tiene que ver con “las cosas que no se ven y que no valen, que son las que cuestan más”.

     Dice el presentador del programa, también jurado de Got talent, que jamás había oído una definición de belleza mejor. ¿En serio? Se habló de muchos asuntos sentado uno a frente a otro, y noto a Nacho crecido, no altivo ni arrogante, pero sí seguro de sí mismo, con las ideas muy claritas. Una de ellas me llama la atención en especial. Dice que a sus bailarines les pide siempre que follen más, que un buen bailarín ha de ser también un buen amante. A lo que Risto Mejide, que está fascinado con este invitado –no tanto con Alba Carrillo, que no encaja en sus exigencias, como si no supiera que detrás está La fábrica de la tele, la misma productora de Sálvame y otras basuras- dice que a ver si lo que les pasa a nuestros políticos es que follan poco. A ver si es eso.

miércoles, 24 de enero de 2018

Maldeojos. No me llames zorra



No me llames zorra
(Artículo publicado el domingo, 21 de enero, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Se indigna mucho María Patiño, con la forma de indignarse que tiene ella, es decir, con los labios apretados, las cejas arqueadas para dibujar una mirada de furia que ni el furioso Donald Trump puede superar, cuando le dice a María Lapiedra que no la llame zorra por hacer su trabajo. Para los no iniciados, Lapiedra fue estrella del porno para adultos enganchados a las “guarreridas” –bendito Chiquito-  y ahora es estrella de otro porno ocupando una silla de Sálvame, una de las últimas salas X que aún quedan en este país. Junto a Gustavo González, periodista del mundo rosa, seminal y percudido, han vivido al margen de sus parejas y de su familia una historia de amor que ahora venden por entregas en Telecinco. Por lo pronto, para resumir, María Lapiedra, a la que siempre sacan como a una Lidia Lozano moqueando y lloriqueando, ha conseguido un contrato de colaboradora en la cama redonda que regenta Jorge Javier. Paréntesis. Ojo, Jorgeja. Que el listillo Carlos Sobera, ceja para aquí, ceja para allá, te está comiendo el terreno y ya acumula tantos encargos que acabarán poniéndole cama en los pasillos de la factoría porque no le dará tiempo de ir a su casa a cambiarse de calzoncillos, que entre First dates, lo de los nenes de Big Little Show, algunos especiales, y ahora Volverte a ver, la eterna Hay una carta para ti, don Carlos acaba comiéndote por patas. Cierro paréntesis. Vuelvo al enfado de Patiño, que aseguró que si hubiera sido al revés, o sea, llamar zorra a la otra, a la otrora estrella del porno, “se me hubiera machacado”. Y lleva razón. Es como hacer sangre del árbol caído si llamamos inepto al inepto director general de la DGT, don Gregorio Serrano, capillita, taurino y rancio sevillano que lame el piso que pisa su mentor, Juan Ignacio Zoido, el de Interior, otro sevillano de capilla y hermandad, según escucho a Dani Mateo en El intermedio. Serrano no tenía ni idea –ni puta idea, siendo justos- ni de carreteras ni de tráfico, y qué. Pero sabe cómo ponerse tieso y elegante ante un cristo ensartado y beber rebujitos  y hasta dar unos pasos de sevillanas sin mariconadas. Rojo, llámame meapilas, pero en la DGT se vive como dios, le dirá el alto mando a Dani Mateo y a toda su casta.

Ana Rosa y Oprah
     Es la versión menos agresiva, es decir, el dame pan y llámame tonto de toda la vida. Llámame imputada y dame prebendas, dice sin decir la senadora cartagenera del PP Pilar Barreiro, a la que el Tribunal Supremo abre causa por delitos de falsificación de documentos y fraude. Ella lo era todo como alcaldesa de Cartagena y mírala, en su silloncito de senadora tocándose el mango. Y tan feliz. Las Campos están en esa línea, llámame cateta y dame guita. Hacía tiempo que decadencia tan abultada no se veía en la tele viniendo de alguien que reinó como una de las grandes y hoy ahí está, hecha una madre coraje para sacar adelante a su parva, que si no fuera por la generala, a ver, a ver de qué. Yo creo, con la misma convicción que Jenaro Castro cree, Informe semanal, La 1, que lo está haciendo bien con el PP, que Maritere Campos es consciente del ridículo que hacen en su programa, de la innecesaria exposición de una intimidad que no es tal sino que está sometida al albur de unos guionistas despiadados que las humillan por un puñado de euros. Llámame de todo pero mantén a mis nenas, y a mí misma, en ese candelabro del que, en otra situación, yo misma echaría la pota. Ay, la papada sebosa de Carmen Borrego rebanada por la faca del cirujano, ay, el perrito caliente y el chulo de mentira que acosaba a Terelu Campos, ay, la casita de la faraona con sus alfombras caras y sus dorados horteras. Ay, cuánto drama en ese chisporroteo tan mariquita de Las Campos. Y ya puestos a reírnos hasta de la suegra, ¿se imaginan a Ana Rosa Quintana dispuesta a saltar del plató donde reina como una mari ilustrada a gobernarnos, imitando a Oprah Winfrey, que por mucho que haya desmentido que no quiere ser presidenta de EEUU el hecho de imaginar un mundo sin el Atila Trump despierta el entusiasmo planetario, igual que la nuestra despertaría los chascarrillos más crueles a pesar del rechazo a Rajoy, que actúa como el que dice llámame lelo, pero sigue votándome?

Y Celia, la loba
     Llámame alucinado y dame más horas de la nave del misterio, dice Íker Jíménez sin poder contener la carcajada. O, volviendo a Volverte a ver, lo de Sobera, llámame lo que quieras, incluso zorra, qué quieres que te diga, pero nómbrame reportero/a del programa. ¿Se imaginan a Rocío Jurado soñando a lo grande, como cuando cantaba, no cuando se ponía pava y cursi, que su hija Gloria Camila sería reportera sin pasar por universidad alguna? Pues lo ha conseguido. Gloria Camila, junto al terrible cuadro de nombres residuales nacidos en las perreras de la tele como Abraham García –uno de Gandía Shore, formato que abochorna sin matices-, Sofía Cristo, otra hija de, absurda y desechable, y el valenciano Guillermo Martín, que pelea y pelea para alcanzar la fama, aunque sea mediocre, devaluada y pasajera, son los reporteros de Volverte a ver. María Patiño decía no me llames zorra, que no me lo merezco. Hay gentecilla que ruega lo contrario. Llámame lo que quieras, aunque sea zorra, pero dame “argo”. ¿Quién es Gloria Camila, leche? A mi casa llega la Gloria Camila esta o el Abraham ese con una carta en la mano preguntándome si quiero acudir al plató con Carlos Sobera y les doy un portazo que se les quita la tontería. Venga hombre, ya está bien. Vamos, Manolo, coño, no eres más tonto porque no te entrenas, le decía Celia Villalobos a su chófer. La loba de Málaga pide paso para hablar de pensiones en Los desayunos de La 1, su casa. Que dice que hay pensionistas que llevan más tiempo cobrando que trabajando –la tipa se embolsa cerca de 6.000 euros al mes-. Seguro que usted sabe cómo llamarla. Le aseguro que yo también, pero me callo.

La guinda
Casados, o no
La semana pasada regresó a Antena 3 otra temporada de Casados a primera vista. La entrega de este jueves ha subido dos puntos, rozando casi el 14% de audiencia. No está mal para este formato de citas a ciegas que pueden, o no, acabar en matrimonio. Visto lo que hay que ver encajaría muy bien en Cuatro, especialista en este tipo de ofertas. Me sigo preguntando por qué hay gente dispuesta a exhibir su intimidad de esta forma.

Maldeojos. Corporación



Corporación
                       (Artículo publicado el sábado, 20 de enero, en diarios del grupo EPI PRESS)
 
     Parece que sí, parece que en Atresmedia hay buen rollito entre la gente que conforma la corporación, y que las caras de La Sexta y las de Antena 3 forman un equipo unido, bien engrasado, y muy afinado. Viene bien esta palabra si tenemos en cuenta la promoción que la empresa ha empezado a emitir en programas estrella, El hormiguero en Antena 3 y El intermedio en La Sexta, donde vemos a Pablo Motos dirigiendo una orquesta en la que hacen el chorra, con humor, desde gente de informativos como Matías Prats a presentadoras de magacín como Susanna Griso, además de actores de sus series como María León o Jon PlazaolaAllí abajo-, y presentadores de concursos como Arturo Valls, Jorge Fernández o Juanra Bonet, y por supuesto Ana Pastor, Wyoming, y Cristina Pardo o Ferreras.
     
     El vídeo está hecho con el culo, es verdad, es un divertimento colegial, una gamberrada que no pasaría la prueba ni en el tribunal menos exigente, pero funciona porque lo que pretende está conseguido, hacer ver que Atresmedia, a diferencia de la competencia de Mediaset, tiene una amplia gama de formatos bien diferenciados, sean de información, de investigación, o mero entretenimiento. Frente a la monolítica oferta de Mediaset, que se reduce a formatos de corte chabacano o friqui –exceptuando gloriosas y brillantes excepciones-, brilla la diversidad en Atresmedia. Por cierto, la otra noche pasó Ferreras por El hormiguero, y Cristina Pardo echó unas risas destacando momentos que apenas se conocen de su jefe, que vivió el chaparrón soportando las puyitas con estoicismo, es decir, dejando claro que el buen rollo parece un sello de la casa.