miércoles, 27 de marzo de 2019

Maldeojos. Prodigioso


Prodigioso
(Artículo publicado el martes, 26 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Cuando el realizador pinchó un primer plano de Ainhoa Arteta sujetándose la cara por la emoción, con sus ojos echando chispas, y luego el de Nacho Duato, fijo y embobado, sin poder hacer nada porque también lloraba su emoción, servidor ya llevaba rato con el lagrimón resbalando mejilla abajo. También los acertados planos del joven director de orquesta Andrés Salado, entornando los ojos para seguir la melodía, y abriéndolos como para confirmar que en realidad estaba escuchando lo que estaba escuchando, formaron parte de un universo de verdad inaudito en televisión, y eso que al formato le han salido ramas asilvestradas hasta el empacho. Vayamos por partes. Tanta emoción la despertaba un niño de 14 años, Jaime Infante, interpretando frente al mentado jurado la melodía más conocida de la obra maestra de Spielberg La lista de Schindler. Y lo hacía en uno de los mejores estrenos de programas de talentos que he visto, Prodigios, en La 1.

     Era la noche del sábado, y era auténtica televisión pública. Escojo entre el resto de niños al violinista adolescente por no marearlos mucho, pero todos ellos, todas ellas, tenían la cualidad, incluso la maestría de la danza, del canto, de la interpretación musical, de una sensibilidad especial para sus disciplinas. Incluso el presentador, Boris Izaguirre, al que no soporto en su faceta histriónica parodiándose a sí mismo, estuvo elegante, y no por ello fresco y natural, como cuando dijo que el traje que llevaba lo había cogido del armario aunque era de su marido, Rubén. Oportunísima pedagogía por la diversidad y el respeto sin soflamas ni consignas. Prodigios enseña, entretiene, emociona, y tiene un jurado que no parece amarrado a un guión para cretinos.


Maldeojos. Esto acaba de empezar


Esto acaba de empezar
(Artículo publicado el domingo, 24 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Sólo para que quede constancia en el archivo histórico de esta columna, perdonen la arrogancia. Si el asesinato de los niños de Godella hubiera pasado con un gobierno del PP ya estarían los de la izquierda “pancartera” organizando sus escraches, con la OltraMónica, vicepresidenta valenciana- al frente y el XimoPuig, presidente- detrás. Y en La Sexta, a saco Paco. Firmó el mensaje en Twitter el viernes, a los pocos minutos de saberse el espeluznante final de los hermanos Amiel, tres años, y Rachel, cinco meses, en Godella, el representante en el Congreso de los diputados de una señoría que parece tener como corazón un trozo de cuero, como sangre un río de bilis, de lejía, como boca una piquera por donde entran y salen trenes atestados de carbón, y como dedos unos garfios conectados a un rincón húmedo y brutal que los mueve destilando purines de cerdo envenenado. Firmó esa sarta de disparates Rafael Hernando, portavoz del PP en el Congreso.  ¿Asqueroso, deleznable, alucinante, torpe, insensible, miserable? Antonio García Ferreras, en directo, contestó que es un tuit que apesta. El sensato analista político José Miguel Contreras comentó en Al rojo vivo que esto es lo que degrada la política, y que a veces los políticos se dejan llevar por impulsos de frentismo y que a causa de ello “no son conscientes de lo que dicen”. ¿Que no? Yo creo que sí. La política se está convirtiendo en un lodazal de panzudos luchadores de sumo que se rebozan en sus propios excrementos. ¿Es que han de dar por finalizadas sus carreras políticas en la primera fila para que dos personajes de primer nivel, dos ex presidentes, un Mariano Rajoy amodorrado y cachazas, y un José Luis Rodríguez Zapatero menos indecente  a sus ojos para que se encuentren, hablen, se rían, y aunque discrepen no haya que esquivar los cuchillos si te pillan cerca? Como saben, la escena se vio la semana pasada en un encuentro en León para celebrar el 40 aniversario de la Constitución. Y no, no era una cháchara de los abuelos contando sus batallitas. Esta forma de relación menos crispada, civilizada y sana la reivindicó hace unos días Íñigo Errejón en un Café con Susana en la mañana de Antena 3. Pero…

Amarraditos
     …pero va a ser que no. Igual que va a ser que no que las teles sean comedidas con el trato de la muerte de los niños de Godella. Eclipsado por estrujado el caso Julen, puesto en su lugar el crimen de Godella. A saco. A por él. Sin descanso. A palos. Por la mañana, por la tarde, por la noche. Como siempre se han tratado estas historias desde que se hizo la luz estando de cuerpo presente Nieves Horrores en Antena 3 en el crimen de las tres niñas de Alcàsser. Esto es así. La tele es exageración o apenas es. Es extremo o apenas se entiende. Los políticos lo han entendido así, y así van, como motos. No descubro el Nilo si digo que la política lleva tiempo “salvamizada”, ni que las tertulias de análisis huyeron del análisis hace tiempo para zambullirse en el pantano ciego del lodo de la diatriba entre el moro y el cristiano, sin matices, y a las bravas. Y que a los líderes de los clubes, ahora más ante la inminencia de la gran cita, se les calienta la boca en cuanto ven una cámara delante, y en estos tiempos donde reina la imagen no dan un paso sin que una, cinco, o veinte cámaras sigan al enviado que cambiará el rumbo de la historia. Televisión y política van amarraditos, como los enamorados de la gran María Dolores Pradera. Pero qué hay detrás, dentro, al lado, arriba, o debajo de los programas. No nos calentemos el coco. Recurro de nuevo a la tele para entenderlo. Andréu Buenafuente me llega en forma de vídeo en un trocito de Late motiv donde nos explica con una frescura polar y un acierto de sabio socarrón lo que hay dentro de las ofertas de los principales partidos que se presentan a las elecciones del 28 de abril, y no falla. Abre el sobre del PSOE y aparece un desplegable con el torso desnudo de Pedro el Guapo. Abre un sobre del PP y aparece desparramado un fajo de billetes de 500. Abre un sobre de Podemos y aparecen decenas de sobres con las escisiones, peleas, y malos rollos del clan. Abre un sobre de Ciudadanos y, oh, sorpresa, sorpresa, aparece un sobre con el logotipo del PP. Y abre un sobre del partido del tío del caballo y… no hay nada dentro, está vacío, sin contenido. Me parece soberbio. Un análisis finísimo y atinado.

A por las armas
     Y cuando el tío de caballo se pone intenso, que es siempre –vean otro vídeo épico del menda caminando por la montaña al trasluz de un atardecer con rayos dorados, tal vez con su pistola al cincho- pide que “los españoles de bien puedan disponer de un arma” que los defienda de los malos. La otra tarde, en Valencia, salió de la plaza de toros jaleado por la multitud, que coreaba “presidente, presidente”. Estoy con el ex político catalán Joan Coscubiela, que dice en Al rojo vivo que no se le puede dar tanta cancha a esta gente porque, con un programa vacío, se le está haciendo una campaña fenomenal al tiempo que se da pábulo a delirios como el del candidato de Albacete, que asegura que las lesbianas lo son por su odio a los hombres. Y ahora, conteniendo la respiración para no levantar miasmas, unidos en un mismo destino universal, telúrico, enorme como un falócrata, distorsionado como una luz bajo la niebla, apoyemos a una Campos, a doña Terelu Ídem, que se vino abajo en Sálvame en una sesión con sicóloga y todo, doña Cristina Soria, reconociendo sus inseguridades por mor del amor, al decir, tras sus operaciones de mastectomía, que “¿quién me va a querer a mí así?”. Lástima que el PP haya pensado en el sensato y moderado periodista Pablo Montesinos como cabeza de cartel en Málaga. Si al trepa Juan José Cortés, el padre de Mariluz, asesinada en 2008, lo ha nombrado el mismo partido cabeza electoral en Huelva, como si la desgracia y el dolor te convirtieran en experto en leyes, ¿por qué no echar mano de Terelu, maestra en hacer de su desdicha su razón de ser? Que lo piensen. Aún están a tiempo. Esto no ha hecho más que empezar, amigos.


La guinda
Alcántaras sin Carlitos
Parecía imposible, pero el equipo de guionistas obró el milagro. En ficción, casi todo es posible, siempre que sea verosímil. Cuéntame, que cuenta la saga de los Alcántara para contar a su vez la historia española más reciente, inauguró el jueves su temporada 20, que se dice pronto, y lo hizo sin uno de sus iconos y razón de ser, Carlos Alcántara, es decir, Ricardo Gómez. Y no se resintió. A ver cómo se desarrolla todo. Seguro que bien.

Maldeojos. Idai


Idai
(Artículo publicado el sábado, 23 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No rebusque en su archivo. Idai no es un absurdo concursante de cualquier concurso de talentos, patanes, cocineros, costureros, o reposteros. Idai, a estas alturas del desastre, es una vergüenza mediática. Idai es el nombre dado a uno de los ciclones más devastadores que se han producido en países como Mozambique, Zimbabue y Malaui, horror sobre la catástrofe endémica, drama y muerte sobre el drama y la penuria. Hasta ahora cuentan las crónicas más de 375 muertos y más de un millón de criaturas afectadas en un grado que ya alcanza lo superlativo, lo insoportable. Y aún no se ha completado el balance porque aún hay pueblos sepultados bajo el agua de las inundaciones. Es verdad que a casa han llegado imágenes de la desgracia, que hemos visto a gente subida a los tejados que aún quedan en pie esperando una ayuda remisa y dificultosa, y que algún día los informativos abrieron con el suceso.

     Los organismos humanitarios internacionales, desde la ONU a la OMS, apelan a una inmediata solidaridad para paliar con urgencia la magnitud del desastre. Y aquí viene ahora la realidad. Es lo de siempre. Apenas tenemos conciencia de esa magnitud porque los medios de comunicación están en otra cosa y nos martillean con patanes de concurso o con cantantes de saldo o con cocineros de los que llegamos a conocer hasta si eructan de noche. Y, sobre todo, están liados con esa vergüenza, esa riada amarilla de lazos que se quitan, se ponen, se repintan, o se cortan en efectos teatrales ante las cámaras, y no hay día que al marrullero Quim Torra no se le ocurra otro delirio, otra necedad, otra puesta en escena. Idai arrasó países, pero no puede con los tontos y la desvergüenza.


Maldeojos. El negro


El negro
(Artículo publicado el jueves, 21 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Hace tiempo, y creo que aquí lo he contado alguna vez, y como en el resto de pueblos de España, llegaba al mío una mañana con estruendo de charangas y flautas desafinadas, mas algún bocinazo estentóreo, o quizá, cuando se adelantó todo, con una orquestilla que chirriaba a lo largo de las calles y retumbaba dentro de las casas, el tío de la cabra. El tío de la cabra era un circo patético de pobres. Bueno, hablo en pasado y ahora caigo para hablar en presente. No hace tanto, en una capital de provincia, escuché esa música de presentación tan reconocible que los de cierta edad relacionamos sólo con el tío de la cabra, el tío y sus acompañantes, claro, familiares o amigos que forman parte de una tropa que a mí, siempre, me ha dado mucha lástima y congoja. En vez de en la cabra que hace lo que puede subiendo y bajando por la escala piramidal yo me fijo en la cara del tío, del niño, de la mujer que luego pasa la gorra, y siempre me pone triste.

     Ahora, en esta precampaña de las votaciones generales del 28 de abril, la televisión es la calle del pueblo, el barrio de la capital de provincia. Y a ella llega el tío de la cabra con sus mil caras. Una de ellas, como las encarnaciones de la virgen católica, es “el negro de Vox”. La otra mañana pasó por Espejo público, aunque su presencia es rifada por obvia, por folclórica, por chocante, por absurda, por exótica, en otros parecidos programas. Es lógica la sorpresa, ¿un negro en el partido del tío del mulo? El camerunés tiene 30 años, se llama Bertrand Ndongo, y reivindica a Franco –ahí está la cabra haciendo piruetas, deleitando por su rara destreza al público, o entristeciéndolo, como me pasa a mí- con una soltura alucinante y un desparpajo de franquista convencido. Circo, mucho circo.


Maldeojos. Viejennials


Viejennials
(Artículo publicado el martes, 19 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Buen nombre. Frente a los “millennials” –resumo sin entrar en detalles, que aquí salen expertos con sus matices para hablar de esta generación, que podemos llamar así a los que hoy tienen, arriba o abajo, unos treinta años, es decir, jóvenes conectados, jóvenes a los que se les considera tan preparados como desnortados, nacidos segundos antes de la era digital, en la era digital, o en la postdigital o, para resumir, nativos digitales-, pues bien, frente a los “millennials”, los “viejennials”, que no hay que explicar. Hasta yo no sólo lo entiendo sino que ya formo parte del clan. Con esta idea de partida, una generación de gente mayor, de gente vieja, expone sus sentimientos, su estado, sus soledades, pero también su vitalidad, su entereza, sus ganas de luchar y seguir adelante, y lo hizo en la entrega de La sexta columna del viernes pasado.

     Dicen las estadísticas que uno de cada diez hogares españoles está habitado por una persona mayor de 65 años que vive sola. En total, casi dos millones de españoles solos. La entrega resultó fascinante porque, aunque vamos barruntando lo que se nos viene encima o ya está aquí, nos toque de cerca o un poquito retirado, el programa acertó en el tratamiento, nada sensiblero, de un colectivo del que, ojalá, usted y yo formemos parte algún día. Si no, malo. Y ahora, la curiosidad, la parte por el todo, el fiel retrato de este tiempo de consumo rápido, de vídeo que se hace viral ya sin conexión con la realidad y razón de la que formaba parte. El programa viajó a un pueblecito asturiano donde vive un solo niño, Adrián Beovides, que al ser preguntado si no le gustaría tener a otros niños cerca responde, “me gusta estar solo, que no me toquen los cojones”.

jueves, 21 de marzo de 2019

Maldeojos. Proyecto Évole


Proyecto Évole
(Artículo publicado el domingo, 17 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     En realidad se llama Proyecto Arkano, pero Arkano es sólo un rapero que tiene cerca de 200.000 seguidores en Twitter y seguro que otras cifras mareantes en otras redes a las que ni siquiera me voy a asomar. Es más, Arkano es en realidad Guillermo Rodríguez, pero seré serio, ¿qué rapero de los mejores en la categoría de “freestyle”, ganador con 15 años de la batalla de gallos en 2009,  y ahora presentador de Ritmos urbanos en La 2 se llama Guillermo Rodríguez? Sin embargo, si soy tramposillo sin llegar a la mentira como el maestro de fulleros Pablo Casado, si pongo el cebo en el titular como hacen los de Sálvame para que las moscas revoloteen sobre el pastel, y en vez de Proyecto Arkano digo que el proyecto es de Évole, la cosa cambia. No es mentira, pero tampoco verdad. Proyecto Arkano es el nombre del programa que estrenó La 1, después de la emisión de Hospital Valle Norte, ese fracaso –poco más de un millón de espectadores y un 7% de audiencia-, hace dos lunes. Y Producciones del Barrio es la productora de Jordi Évole que firma el programa. Todo encaja. Coincidiendo con el encendido debate en torno al feminismo –que si soy femenina pero no feminista, según las damas Tita Cervera, en plan baronesa que lo vende todo como una “delicathyssen” cultural con cara de muñeca lustrada de caros potingues para atirantar los años, o Isabel Rábago, la pizpireta señora del PP experta en crónica rosa, o el feminismo equidistante de doña Inés Arrimadas, líder ciudadana que parece tener sangre de horchata cínica que sólo se puede combatir con extractos de pastillas para la tos, por ejemplo-, se estrenó Proyecto Arkano, formato que aborda diferentes asuntos sociales tratados desde el punto de vista de seis jóvenes que cuentan sus experiencias, opinan sobre lo que les rodea y miran las actitudes de la sociedad sobre esos asuntos. Machismo y feminismo fue el tema elegido en el estreno, y no, no echaron mano de la ortopédica momia Carmen Lomana para ver qué pensaba sobre esto ya que hay un dios gamberro que dirige la mente de la tele que hace que la saquen para que opine sobre el yugo, la flecha, sí o no al chocolate blanco, las mordeduras de la serpiente viuda y sus efectos sobre las cabezas de quienes ya llevan entre sus dientes la papeleta que echarán en la urna para el señor del caballo o, por favor, que alguien me dé el antídoto y conocer la puerta de salida antes de que me pillen sus labios adormilados por la triquinosis del botox, que ella irá a las manis del Día de la Mujer cuando haya un Día del Hombre. Por favor, la pastilla, ya, urgente.

Antifeminista repipi
     A lo que vamos. Los chicos y chicas de Proyecto Arkano alertaron del descarado, soez y pachanguero machismo que se cuela en la pantalla de la tele o del móvil cada vez que un capullo con gorrita ladeada, tocándose el paquete y poniendo los dedos así, como con artritis, da rienda suelta a una música –perdonen el atrevimiento, ¿música?- llamada regaeeton-. Estos jóvenes defienden que la clave para salir del lodo machista es obvia, la educación, y que los juguetes infantiles no son tan ingenuos e inocentes como parecen a primera vista. Tonterías, dice una “youtuber”, bloguera y artista conocida en el mundo caballar y del saltamontes úrico llamada Sofía Rincón, señorita que se considera a sí misma –dígase como lo dirían Martes y Trece, “asíbisba”- provocadora, malota, lo que viene siendo una “enfant terrible”, una especie de Salvador Sostres sin tanta papada y con los labios de riguroso carmín. A la joven la he visto esta semana en varias teles, y sofoca, la verdad es que sofoca y repele por su afán redicho, cursi, pedante y muy, muy repipi. La he visto en La Sexta noche, donde con cara tiesa de palo quemado, altiva y encantada de ser la mala de la clase, decía que “desde Franco las mujeres no recibían tantas órdenes. Sois unas dictadoras”, espetaba a una asombrada Angélica Rubio. Y la he visto en Todo es mentira, donde no dijo ninguna barrabasada porque Risto Mejide, hasta el huevo de la derecha de tanta gilipollez, la mandó a casa, a ella y a su personaje, el de antifeminista que lo pasea por las cadenas que le dan cancha. Es agotadora.

¿Conejos, del Opus?
     Tampoco estaría mal tener en cuenta a Eva González, que le dijo a Cristina Pardo en Liarla Pardo que a ella no le tose nadie porque, como Aznar con el vino, puede decidir si es modelo, azafata de Fórmula 1, prostituta, cantaora de bingo, o echadora de cartas a tiempo completo. Y como me he comprado un jarrón en el chino para escupir en él las regurgitaciones, repentes, disquisiciones y bilis varias, además de los chistes de la presentadora de La voz, he reservado un hueco para echar domo merece las vomitonas que me causa Benjamin Netanhayu cada vez que excreta su boca, siendo la penúltima una diarrea cargada con artillería de odio y gasolina racista, un hooligan peligroso que dice, ante las próximas elecciones, que “Israel sólo pertenece a los judíos, no a todos sus ciudadanos”, el muy canalla. Los seis jóvenes de Proyecto Arkano, Rakso, Laia, Judit, Bruno, Cristina y Óscar, excelente televisión pública a una hora disparatada que mete la zanca pasadas las doce de la noche, y que en su segunda entrega esta semana han tratado el sexo -¿podrían averiguar si Pablo Iglesias e Irene Montero son conejos o del Opus?-, el amor múltiple, la fidelidad, deberían de ponerse intensos y dilucidar cuánto puede flexionarse, inclinarse, humillar la testuz, y reivindicar el papel de súbdito –como la otra ser puta- de un presidente andaluz, Bonilla, para demostrar ante Felipe VI que es más monárquico que Pérez Reverte, que es “republicano de corazón y monárquico de razón”, a ver quién supera esto. ¿Han visto la foto de Juanma con el flequillo limpiando las alfombras de palacio en su recepción real? Joaquín Reyes retrató al personaje en El intermedio el miércoles. Qué lejos quedan los palacios y su significado si uno escucha a los chicos y chicas de Proyecto Arkano, que por cierto, es de una belleza formal tan potente como el mejor Salvados, lo que de nuevo remite a Évole.

La guinda
Ramón Lobo
Acude Ramón Lobo a Los desayunos de La 1 para hablar de su último libro, El día que murió Kapuscinski, algo más que un sugerente y acertado título. En él cuenta, gracias a un oficio machacado por los propios periodistas, los conflictos mundiales que cerraron el siglo XX y abrieron el XXI, el de Siria entre ellos. Qué placer escuchar a periodistas de esta categoría, buenos en todos los sentidos, como sugería el maestro Kapuscinski.

Maldeojos. Pablo Simón


Pablo Simón
(Artículo publicado el sábado, 16 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Tiene toda la pinta de ser un empollón, un insoportable redicho, un tipo sin vida más allá de sus datos, de su labia, de su rostro seco que no parece diseñado para algo más que para semejarse a un rastrojo abrasado por la flama del mediodía. Es Pablo Simón, un joven feo que acaba siendo guapo, o al revés. Pablo Simón es politólogo, y da clase en la universidad Carlos III de Madrid. Pero se lo rifan en las teles, en la radio. No, no es por su cuerpo, eso sólo le pasa a Wyoming el apuesto, que está donde está como una modelo que desea la paz en el mundo cuando le piden opinión. Pablo Simón parece que sólo tiene cabeza, y cabeza que pasma por sus afilados, sensatos, serenos y brillantes comentarios. Brillante, brillante es el calificativo que uno dice cuando escucha a Pablo Simón en el plató de un programa.

     Jamás levanta la voz, nunca se altera, y cuando hace un análisis político, algo de verdad inaudito, el resto de tertulianos lo escucha con provecho. Ha pasado por casi todos los programas de actualidad de Atresmedia, sobre todo los de La Sexta, incluso da su punto de vista en El intermedio, sí, sabiendo navegar entre el rigor y el humor. Y también asomó la otra tarde, con esos enormes ojos suyos de entender el mundo, en Todo es mentira –el de Risto se ha volcado en la política como rifirrafe, y ha puesto a Inda en el punto de mira por su capacidad para hacer del periodismo un charco de detritus-, es decir, ha puesto un pie en Mediaset. A partir de ahora, en una etapa de encuestas y estrategias partidistas, la presencia de Pablo Simón no sólo está asegurada sino que será necesaria. Por cierto, seguro que es un cachondo en la intimidad. ¿A que sí?

Maldeojos. Trolas y bulos


Trolas y bulos
(Artículo publicado el jueves, 14 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Aunque uno termine siendo un pesado, y se deje llevar por sus manías, faltas que confío que la persona que tiene esta pieza delante sepa disculpar un poquito, vuelvo a algo que creo es fundamental porque supone uno de los pilares de la democracia, es decir, no hay calidad democrática si aceptamos como un mal menor, encajonado y natural, que nos den gato por liebre, atún rojo por pescado tintado, aceite virgen extra por aguachirle de menor calidad, verdad por mentira. Y aquí me paro. He dicho verdad por mentira, hablo de nuevo de “fake news”. Las noticias falsas son un drama democrático, una estafa que algunos políticos, partidos, organizaciones y, lo que es peor, medios de comunicación, activan para lograr sus propósitos con trampas. Hay un debate que de vez en cuando se refresca sobre la posibilidad de legislar contra este tipo de trolas.

     Viene esta historia otra vez a este rincón del periódico porque el asunto de las noticias falsas ya no sólo está en los programas de contenido político estricto sino que ha saltado a los magacines. La otra mañana fue Susana Griso la que llevó en el sumario de Espejo público el caso del artista zaragozano Alejandro Monje. Hizo una escultura-pintura con fajos de billetes a medio quemar con un realismo a lo Antonio López. La lió. Un medio ruso creyó que el dinero era real y que estaba quemado porque a los esbirros de Rauf Arashukov, corrupto senador, no les dio tiempo a quemarlo antes de que llegara la poli. Ya está. La noticia dio la vuelta al mundo. Lo que era arte crítico contra el dios dinero se convirtió en un bulo de dimensiones planetarias. Esto puede ser hasta gracioso. ¿Pero qué pasa cuando Pablo Casado miente y lía, y sin dejar de sonreír?


viernes, 15 de marzo de 2019

Maldeojos. Otro Bárcenas


Otro Bárcenas
(Artículo publicado el jueves, 12 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Con un lenguaje suelto, fresco, lleno de expresiones cotidianas y testiculares del tipo me la suda, me toca los cojones, una polla, y derivados, dichas con acierto, sin sensación de ser ni maleducado ni altanero, sino todo lo contrario, Guillermo Bárcenas, hijo de, se sentó el domingo junto a Risto Mejide en Chester, una de las ofertas más potables que todavía emite Cuatro a pesar de ser un formato que produce La fábrica de la tele, como saben, factoría que sirve a Mediaset todo tipo de porquería catódica. Llegué como casi siempre a Cuatro, por casualidad. Ni me acordaba de Chester. Pero empecé a ver y sobre todo a escuchar a este chico, cantante, componente del grupo Taburete –dicen los que entienden que hace pop rock con toques de música indie, y que llena salas donde actúa- y dejé para verlo en la web de La Sexta el Salvados sobre las temporeras.

     Vuelvo a Chester y al treintañero Willy Bárcenas. Dijo cosas muy, muy interesantes y que tienen que ver con “los papeles de Bárcenas”, que sí, que los reconoció como reales en cuanto vio la letra de su padre, que sabía que tenían los teléfonos pinchados, que no entiende cómo el PP no reconoció la existencia de los sobresueldos, de su corrupción, que augura y desea que algún día se sabrá todo y caerá más de uno, y que el cambio de criterio en la defensa se debió a que se dieron cuenta de que el Partido Popular empezó a darle la espalda a su padre, es decir, que lo dejaron caer. Y ahí entra el episodio del secuestro que sufre él mismo y su madre cuando alguien, ¿pagado por el gobierno de Rajoy?, entró en su casa para llevarse información comprometida. De verdad que, al margen de otras consideraciones, el relato de este joven es cautivador. Véanlo.


Maldeojos. Cuatro, al desguace


Cuatro, al desguace
(Artículo publicado el domingo, 10 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Lleva en antena tres semanas, tiempo suficiente para afilar, afinar, asentarse, perfilar y ser lo que quiere ser. Cuatro al día empezó siendo un magacín de tarde intercambiable con los magacines de la mañana, en concreto con el magacín de Telecinco. Aunque es verdad que Carme Chaparro aún no se pone las gafitas con ese toque pícaro de señora presumida como hace Ana Rosa Quintana, es verdad que Carme Chaparro no arrastra las sílabas como lo hace la dama de la mañana, es cierto que Carme Chaparro no va de intensa como lo hace AR, siendo eso verdad, Cuatro al día es lo que quiere ser, un contenedor para cobijar a ese tipo de información que hace del suceso, la desgracia y el dolor un túmulo al sensacionalismo, grandote como un cuesco de Paquirrín en la casa de Guadalix, un homenaje al periodismo amarillo, si es que calificar al periodismo es acertado. Es vedad que vivimos tiempos en que la televisión, la mayoría de ellas, sólo hace televisión, es decir, entretenimiento, pasto para consumir rápido y olvidar cuanto antes y así dejar la tripa preparada para la siguiente ingesta, que será igual de fresca y de tonta. Por eso, temas serios, asuntos que deberían ser tratados con aplomo y reflexión, cuando asoman su cuello por la pantalla se tornan ardientes, incandescentes, sofocantes, vamos, lo que viene siendo –apunta con el dedo tieso y la cabeza torcida el ahora recién estrenado escritor Antonio Resines, que va de vez en cuando a Ese programa del que usted me habla para hablar de su libro- purito espectáculo. Veamos. Los locos esos del bus, tan simpáticos y ocurrentes, flagelan a los “trifálicos” de la derecha caballuna con sus cosas, la última, haciéndose oír porque saben que los medios acudirán como moscas avaras de mierda, sobre la no existencia de la violencia de género. Y allí, al bus de las vulvas y los penes, de las peras y las manzanas, acudió un equipo de Cuatro al día con su reportera y todo para hablar con el jefe del chiringuito sobre ruedas, un tal Luis Losada, una especie de Pilar Gutiérrez, la conocida en el mundo del circo mediático como “la mujer más franquista de España”.

Lobby homeopático
     Durante la entrevista, y para gloria de la conexión, apareció por arte de magia un grupo de señores portando una pancarta para protestar contra los del bus. Pancarta donde se leía “Sois la prueba de que necesitamos el feminismo”. Ya está. El lío. El encontronazo. El bueno y el malo. El espectáculo. El tal Losada, con ojo de crítico avezado, sentenció, “ha sido un montaje”. Punto pelota. ¿Debate, reflexión, algo? A quién le importa. Esto va de que ocurra algo, de que alguien saque el pie del tiesto, de que los Eduardo Inda cobren su salario por liarla pardo allá donde aposenten su falsario y circense culo –por ejemplo en un bar de Alsasua-. Y como esta pieza va hoy de desguaces, de retiradas o de murallas que se vienen abajo, y en la tele nada hay perdurable, de golpe asoma el bandido Miguel Bosé un poco zombi, un mucho fantasma desparecido de la pantalla, como con ganas de volver a subirse a la cresta de algo que lo lleve al primer plano, y lo hace de la peor manera viniendo de un tipo listo y sensible como uno creía, lo hace poniendo a caldo a Pedro Sánchez, pero no por ideas políticas, que sería incontestable, legítimo, y hasta saludable, qué va, critica al presidente porque el ministerio de sanidad advierte en un vídeo de los peligros de ese lobby llamado homeopatía. Y papá Bose cree que el presidente se ha vendido al poder de las farmacéuticas con esta ironía, “Pedro Sánchez, ¿por qué no propones ley para cerrar los bares de tapas? Es que dañan mucho a los grandes restaurantes”. Vaya y vaya, no me esperaba esto. ¿Miguel Bosé abrazando falsas ciencias, incluso, por qué no, la noche del domingo consumiendo el bebedizo de Íker Jiménez, el fantasioso de Cuarto milenio?

Femenina delicathyssen
     Por dios, dice un poco enfadada la aprendiz de Tita Cervera, doña Isabel Rábago, que ni es baronesa ni tiene en su váter cuadros de muchos millones para ayudar al tránsito y que el detritus salga a un ritmo tan apacible que podría convertirse en “delicathyssen”, o sea, mierda casi de artista para vender en frascos estilo Piero Manzoni. Pero no, doña Isabel Rábago sólo es secretaria de comunicación del PP en Madrid y experta en prensa rosa. Bueno, sí, también tiene en común algo con la baronesa que habla con Évole y le marca los tiempos y le indica bajo qué luz sale mejor para que su atirantada faz entre los Monet, Gauguin o Renoir de su museo no parezca tan barroca. No soy feminista, soy femenina, soltaron ambas esta semana, Tita en Salvados, Rábago en Twitter. O sea, mal rollo. Estas no fueron a la “manifeminazi” el viernes. Hasta Carme Chaparro, y vuelvo con ella a Cuatro al día, se lanzó al tuit de la experta en telegenia del PP y le dijo que feminismo no es lo contrario de machismo, a lo que la dicharachera política respondió,  “lecciones, cero”. Luego, en Ya es mediodía, lo de Sonsoles Ónega, donde colabora, la lió más y metió en el mismo morral churras, merinas, galgos, podencos, liebres, gatos y gatitos que mueren de frío cada vez que alguien del PP monta su realidad al margen de la realidad siguiendo a su jefe, el aspirante a reconquistador Pablo Casado, alto maestro de la mentira y el engaño. Y como la columna de hoy iba del desguace de Cuatro viendo que la cadena hace aguas por todas partes, con audiencias que van siendo residuales, la compañía de Paolo Vasile es una cachonda y ante los comicios del 28 de abril ofrece lo que tiene, es decir, sabe que no es referencia de más información que no sea el suceso y la mugre de tipejos encerrados en Guadalix, y que la política le pilla tan lejos que ni se plantea competir. ¿Qué mejor que debatir en un programa de humor? Hala, ya lo solté. Que el debate electoral de Mediaset sea ni tan siquiera en Cuatro al día sino en Todo es mentira, el de Risto Mejide, es la prueba máxima de la genialidad o del fracaso.
La guinda
Dani García
Antes de mediodía hay que ponerse a la faena. La faena, en el caso del cocinero Dani García, es Hacer de comer, que ha llegado esta semana a La 1 sustituyendo a Torres en la cocina. Dani es malagueño, y tiene tres estrellas Michelín. A la misma hora, pero en Antena 3, Carlos Arguiñano en tu cocina. El toque andaluz de Dani y su gracejo, por ahora, no ha levantado a la audiencia. A ver si sus recetas lo consiguen. Ánimo.

Maldeojos. Ultrasonidos


Ultrasonidos
(Artículo publicado el sábado, 9 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Lo veo en El hormiguero, y Pablo Motos rubrica el final con una frase que resume no sólo la idea sino la sensata, justa y necesaria reivindicación. Viene a decir que en este mundo, en esta sociedad nuestra, parece que se destaca la trifulca, la parte mala, la cara más fea de la condición humana, y que apenas queda hueco para iluminar con el foco de nuestro interés, y por supuesto el de los medios de comunicación, la cara del esfuerzo, la cara callada de la ciencia, de médicos y médicas que hacen su trabajo casi en una opaca intimidad y silencio para hacer la vida de la gente más agradable, para hacerla más feliz. Viene esto a cuento por uno de los últimos trabajos que de vez en cuando firma para el programa Jordi Moltó –sabía que era un trabajo suyo-, que tiene una innata capacidad para llegar al alma humana y revolcarla en un mar de sensibilidad, que no de cursilería. El vídeo es también un homenaje a la investigación, claro, y a la carencia de apoyos.

     La historia es la de Alberto, que jamás pudo beberse un simple café sin que su mano temblara hasta hacerlo derramar, temblor esencial o derivado del Parkinson. La CUN, la Clínica Universidad de Navarra, privada, aplicó una técnica revolucionaria, la técnica de ultrasonidos de alta intensidad guiados por resonancia magnética, técnica no invasiva y de efectos inmediatos. El paciente, tumbado sobre una camilla, y tras un tratamiento de tres horas en una especie de túnel parecido al usado para hacer un TAC –perdonen mi absoluto desconocimiento científico y terminológico- salió de allí y se bebió como un niño asombrado y lloroso su primer vaso de agua sin temblores. Quede constancia aquí de la neuróloga Mari Cruz Rodríguez y del neurocirujano Jorge Guridi y su equipo.


Maldeojos. Brecha salarial


Brecha salarial
(Artículo publicado el jueves, 7 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No sé por qué se dice brecha salarial cuando se habla de la diferencia que existe entre el salario de un hombre y el de una mujer haciendo el mismo trabajo en vez de hablar de diferencia o desigualdad salarial. Da igual. Se ha instalado el término y el concepto rula por los medios de comunicación, no sé tanto si “a nivel de calle”. Lo cierto es que sí, lo cierto es que hay brecha salarial entre hombres y mujeres. Si lo dejo aquí, estoy medio mintiendo a conciencia, que es la nueva ola de los políticos sin escrúpulos y allegados de sus ideas, es decir, la trola, la mentira descarada, la falsedad trabajada como norma en la batalla política. Hay estúpidos que dicen que si en una empresa hay hombres que se dedican a poner ladrillos y mujeres que manejan el ordenador, cómo va a ser posible que cobren igual. Estos cretinos olvidan a conciencia la coletilla final, fundamental. Es decir, a igual trabajo, igual salario. No hay matices. Si son distintos trabajos… pues eso.

     El sábado, en La Sexta noche, Iñaki López dedicó parte del programa a desenmascarar las trolas, mentiras y falsedades creadas hasta tomar apariencia de verdad, el clásico de que una mentira repetida muchas veces se convierte en una verdad. Vuelvo a la brecha salarial. Promocionando Mira lo que has hecho, la serie cuya segunda temporada está ya disponible en Cero, de Movistar+`, su creador, Berto Romero, pasó por el programa de David Broncano en la misma plataforma, La resistencia, y lo hizo acompañado de la otra protagonista, su mujer en la ficción, Eva Ugarte. Fue ella quien dijo que en las negociaciones de su contrato Berto exigió que a igual trabajo, ya que ambos son los protagonistas, igual salario. Y así fue. Así es. Y ahora, saca el bus y hazte oír, tonto.


Maldeojos. Señor Galindo


Señor Galindo
(Artículo publicado el martes, 5 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Muere Martí Galindo y no pasa nada, muere el señor Galindo y los cimientos de la televisión de hace décadas se resquebrajan un poco porque Martí era el ciudadano y Galindo, el señor Galindo, su personaje. El domingo moría a los 81 años el ciudadano Galindo, y si nos ponemos intensos hay que decir que con él muere una forma de hacer televisión. Bien, pues no es para tanto. No lo digo como demérito de este actor catalán de estatura mínima, lo digo porque Crónicas marcianas, que fue la cuna donde creció, permítaseme la ironía, sí que representó una forma de entender la televisión como un espectáculo que bordaba con hilos de oro y esparto, con retazos de seda y arena, con músicas exquisitas y chinda chinda de gasolinera, o sea, lo de siempre, eso es la tele. Aunque hay un matiz. Aquella televisión, creo, la televisión del señor Galindo, la tele que regalaba momentos hilarantes, brillantes y provocadores, o expelía como un cuesco en su última etapa Javier Sardá en Telecinco, no se podría hacer hoy en un país cuyo nivel de ofensa, agravio, malestar y ñoñería ha subido como una leche recalentada. En las noches de la cadena, cuando se descorrían las cortinas de la barraca y aparecían los monstruos Galindo, Boris Izaguirre y sus chillidos de histérica con el calzón bajado, personaje que el propio Boris parodia hoy sin fortuna, con un patetismo parecido al que vemos en David Biscal dando en los anuncios piruetas de cabra, o Mariano Mariano, con sus muletas de niño con polio y su humor ácido, en aquellas noches de Telecinco, la tele se hacía grande, soez, apestosa, adictiva y condenable, gamberra y chinchosa. Martí Galindo era algo más que el señor Galindo, pero la pantalla lo recordará por él.


Maldeojos. Arranca en verde


Arranca en verde
(Artículo publicado el domingo, 3 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ni idea, ¿verdad? Se sitúa menos que el mesías con su caballo apatrullando la España en descomposición permanente en una reunión de mujeres con las ideas claras. Si hablo de Arranca en verde se sitúa menos que una preñada, que según el pollo Pablo Casado no tiene ni idea de lo que lleva dentro cuando el médico le dice, señora, cuídese, está usted preñada, no sé si me entiende. Pues bien. Allá vamos. Arranca en verde no es un programa cualquiera, ni siquiera es el programa de un partido ecologista, Arranca en verde es un programa de televisión que emite La 1 los domingos por la mañana casi al mismo tiempo que La 2 se pone la casulla y el cura, a ser posible asilvestrado, un pelín anticonstitucional, un pavo con ropajes dorados y boca tronante y envenenada, hace el publirreportaje de su negocio en El día del Señor, que el señor los perdone por hacer del domingo un aquelarre de poder y ambición en nombre del dios de los católicos, judíos y musulmanes a los que la tele pública les cede un espacio que no tienen ateos, agnósticos ni el tío de la cabra. Arranca en verde, aunque no lo parezca, en un concurso, así, como lo lee. Igual que Informativos Telecinco es un telediario presentado, entre otros, por el señor Pedro Piqueras, periodista, aunque no lo parezca, aunque parezca más bien un hombre espectáculo que presenta un magacín de sucesos y curiosidades –ahora está malito, con laringitis, haciendo de Piqueras Roberto Fernández-. Aunque no se lo crea, Arranca en verde lleva en las mañanas dominicales de La 1 tres temporadas, la primera y la segunda presentadas por Sara Escudero. ¿Quién, se preguntará usted? Sí, Sara Escudero, que formaba tándem ideal en Zapeando con sus colegas Anna Simón, Quique Peinado, o Cristina Pedroche, y que cada tarde, con su buen hacer, deleitaba a la audiencia, pero pareció esfumarse de la pantalla al abandonar el formato de La Sexta, caros errores sin apenas vuelta atrás.

Cotino y 13tv
     En su lugar, esta temporada de Arranca en verde la presenta Leonor Lavado, actriz, humorista e imitadora de personajes cuanto más cutres mejor, porque mejor los borda –véase por las mañanas en Arusitys, lo de Alfonso Arús en el despertador de La Sexta-.  Leonor Lavado, con su desparpajo natural, conduce el coche del programa que recorre las calles de la ciudad que visita con un concursante que responde a sus preguntas sobre seguridad vial y normas de circulación al tiempo que se fomenta la conducción cívica y el respeto al medioambiente. El domingo pasado Arranca en verde visitó Zamora. Sí, le puedo asegurar que existe. Es más, yo la visité de jovencito. Sin embargo hay quien no arranca ni en verde ni en rojo ni en negro sino con una rápida pasada por la jeta mientras se persigna en nombre del alto mandatario delos cielos, que siempre, siempre, está de su lado, y para que siga estándolo, nada mejor que echar leña al fuego en forma de espuerta generosa llenita de dinero. Hasta dos millones de euros invirtió en 13tv, la cadena de los pobres obispos, Juan Cotino, hombre de fe, de mucha fe y más cinismo e hipocresía, el valenciano de sonrisa beatífica, ex jefe de la policía con Aznar -¿le queda a este pelanas alguien que lo rozara y que no esté pillado, imputado, manchado?-  y ex presidente de las Cortes Valencianas. Según la OCU, y en torno al dédalo de la Operación Erial, el dinero metido en la tele de extrema derecha era más negro que el alma de este sepulcro blanqueado con sonrisita de muñecona lela. Y como ahora Todo es mentira arranca cada tarde en Cuatro con un Risto Mejide metido a Ferreras a ver si pita el nuevo intento, lo mismo confirma que va a ser padre que cuenta que los documentos originales de la caja B del PP acorralan, y quizá congelan, la sonrisa de rana de Esperanza Aguirre y la de hielo picado de Cristina Cifuentes, a la que la fiscalía pide tres años de cárcel por el caso de su falso máster, palabra horrible y endiablada de la que huye Pablo Casado en cuanto le preguntan los reporteros. Es escuchar máster, y el aprendiz de reconquistador sale cortando por la pantalla dejando una estela que de verde y ecológica no tiene nada.

Adiós a dos
     Por su parte, el desinformado Ramón Moreno, el hooligan del PP en la comisión mixta para el  control de RTVE, vuelve a hacer el ridículo. TVE manipula y se rinde a Pedro Sánchez, dijo cuando en la tele y radio públicas entrevistaron al presidente sin saber o, lo que es peor, a pesar de saber que el lunes, y también la misma “tele que manipula”, y el mismo entrevistador, Carlos Franganillo, presentador del Telediario de la noche, entrevistaba a Casado, quien llamó a los maltratadores “esas personas que no se portan bien”. Tócate la flor, Maripuri. Cada vez que sonríe el líder del PP se resquebraja un poquito la capa de ozono, un gatito muere, un hormonado de Mujeres y hombres se salta un semáforo, un concursante de Arranca en verde falla la pregunta sobre seguridad vial y Leonor Lavado no le da los 500 euros del premio. No es     extraño que ante personaje tan inmoderado y rancio y alejado de su forma de pensar, Celia Villalobos haya dicho hasta aquí y se haya bajado del coche con chófer gratis –vamos, Manolo, coño, que no eres más tonto porque no te entrenas- y ahora, fuera de la política, la política malagueña pueda jugar al Candy Crush sin abrir el sumario de El intermedio. Pero no, hay criaturas que nacieron para estar siempre ahí. Hemos perdido a una política que lleva en la cosa pública media vida, pero la tele ha ganado a una tertuliana, a una humorista, a una mari bocazas, pizpireta, pelín ordinaria que tiene asiento reservado en Espejo público con Susana Griso y quisiera tenerlo en Liarla Pardo, lo de Cristina Pardo en La Sexta, tal como se postuló ella misma en el último programa. ¿Será el último programa el que se emitió hace dos semanas de Samanta Villar en Cuatro? La cadena retiró la pamema La vida con Samanta por baja audiencia. Y de repente el cielo se hizo más respirable, como si Arranca en verde fuera el programa de cabecera de millones de conductores.

La guinda
Mamen y el periodismo
Este miércoles pasó por El hormiguero Mamen Mendizábal, y sí, además de divertirse, como hacen los invitados del programa de Pablo Motos, habló de lo que no debería de tratarse porque tendría que estar claro. Malos tiempos para el periodismo, podríamos resumir, porque hay políticos y medios, dijo, que hacen de la mentira, el bulo, y la media verdad una verdad repetida. La guerra en televisión es aún más encarnizada.

Maldeojos. Tongo


Tongo
(Articulo publicado el jueves, 28 de febrero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Hoy, en Andalucía, es fiesta, es el día de esta tierra. ¿Y el titular? No, no me refiero a su presidencia, no me refiero a que Bonilla el okupa sea un tongo político, parecido al que, como se sabe, el PP atribuye al okupa de la Moncloa. Pero insisto, no, no va por ahí el titular. Hablo de algo que no veo mucho, que no veo apenas, que hace tiempo no sigo. Hablo de ¡Boom!, el concurso que presenta Juanra Bonet por las tardes en Antena 3 a la misma hora en que Telecinco emite Pasapalabra con audiencias que se columpian, es decir, hoy gana ¡Boom!, mañana gana Pasapalabra. El programa de Telecinco tuvo a Fran González, un personaje al que mimó porque sabía que era una mina en número de espectadores. El programa de Antena 3 tiene, como se tiene una enfermedad crónica, o el premio toda una vida de la lotería, a Los lobos.

     El grupo de concursantes, récord Guinnes de permanencia en este tipo de programas de televisión, está ganando un pastón, por mucho que Hacienda se lleve un pico, tal como dijeron hace unos días en El hormiguero. Pero hete aquí que el lunes, frente a un grupo de concursantes jóvenes, los Mastodontes, la cosa se quedó tan igualada que en una de las pruebas los fieles seguidores del concurso estallaron escandalizados y no dudaron de referir en las redes que el programa privilegió a Los lobos y que,  por tanto, hubo trato de favor, es decir, tongo. Mal rollo. No es la primera vez que se acusa a la cadena de lo mismo. No tengo ni idea, ni siquiera he querido recuperar el programa. Me da igual. A ver si Antena 3 quiere estrujar tanto las tetas de la vaca que acaba empachando a los corderos, que se pueden revolver contra los lobos. Aseguro que esa sí es una carnicería.