lunes, 30 de noviembre de 2015

Maldeojos. #RajoyTieneMiedo



#RajoyTieneMiedo
(Artículo publicado el sábado, 28 de noviembre, en periódicos de EPI PRESS)


       Es lógico pensarlo. Si Atresmedia invita a los candidatos de los partidos con posibilidad de gobernar y uno de los candidatos mira para otro lado, manda a otra persona, y dice que otra vez será, es que ese candidato no tiene mucha fe en sí mismo. O dicho como lo dicen los que han dicho sí, #RajoyTieneMiedo. El lunes 7 de diciembre Antena 3 y La Sexta, en sincronía, emitirán el debate entre Pedro Sánchez, Albert Rivera, y Pablo Iglesias, debate en el que no estará, como correspondería en una democracia que no crea alguien de chichinabo, Mariano Rajoy sino Soraya Sáez de Santamaría, señora que no es candidata. Ni Mariano Rajoy se fía de sí mismo ni el PP de él. Y eso que aún resuena aquel chiste suyo diciendo que su medio natural es el debate. Por eso el presi pone una de sus caras con los ojos bailones y se pira echando leches a la Cope para hablar de fútbol o le dice sí a María Teresa Campos para visitar ¡Qué tiempo tan feliz!

      Pobre Soraya. Menudo marrón. El jefe se va a echar unos bailes con la malagueña a ver si pilla cacho entre los pensionistas y deja sola a la vice en un plató en donde no están ni Trancas ni Barrancas, y sin un calvo al que darle un besito de agradecimiento al final del encuentro. Que Rajoy no quiera debatir –aunque los debates, como todo el mundo sabe, y las preguntas y esas cosas que hacen los periodistas, sean su medio natural- dice mucho. Vivimos una campaña donde la televisión se ha convertido en un personaje más. Los candidatos se pasean por todo tipo de platós, por los considerados de información y por los más triviales. No acudir al primer debate entre candidatos es un síntoma. Malo. Rajoy tiene miedo, y por eso, mientras se fuma un purito, Soraya se acordará de sus… 



sábado, 28 de noviembre de 2015

Maldeojos. Despierta



Despierta
(Artículo publicado el jueves, 26 de noviembre, en periódicos de EPI PRESS)

      Nos piden que despertemos por nuestro bien, por el saneamiento de TVE, los miembros del Consejo de Informativos. Unos cuantos nombres muy conocidos, desde la maestra Rosa María Calaf a Fernando Savater, se han unido a los periodistas de la casa para decir que ya está bien, que la televisión pública sólo puede ser plural e independiente de partidos y de Gobierno. La actual RTVE no lo es. En un vídeo, con mensajes breves y claros, gente del deporte, cultura, ciencia o periodismo –Antonio Muñoz Molina, Icíar Bollaín, Luis Rojas Marcos, o la paralímpica Teresa Perales- razonan los motivos por los que apoyan esta campaña que nos beneficia a todos, aunque seguro que pone de los nervios, y mirará para otro sitio, a un equipo directivo que se ha cargado con sus hechos el prestigio que la radio y televisión públicas tenía hace cuatro años.  

      Este mismo Consejo de Informativos señalaba hace unos días una costumbre que se puede comprobar. Hay semanas, como la denunciada esos días, en que de diez noticias, seis las protagoniza Mariano Rajoy, que abre informativos, siempre en positivo, como Anne Igartiburu y Ramón García te dan otro año las uvas. Hasta Bertín Osborne ha dicho que a Pablo Iglesias no puede llevarlo a su programa porque en TVE lo vetó. Y más. Con descaro y desprecio a la audiencia, para apuntalar la imagen del líder como el único capaz de enfrentarse con éxito a la lucha contra el terrorismo yihadista, en el Twitter del Telediario, sin entrecomillas ni puñetas, se dijo que TVE pide un gobierno con experiencia como el de Rajoy. A pocos días de las elecciones la desvergüenza no tendrá límites. O despertamos, o nos seguirán durmiendo con milongas.  


viernes, 27 de noviembre de 2015

Maldeojos. 500



500
(Artículo publicado el martes, 24 de noviembre, en periódicos de EPI PRESS)

      Televisión dentro de la televisión, o al menos la televisión que habla de la televisión sin ser una crítica de televisión. Es Zapeando, que ayer lunes celebró sus 500 emisiones. Un éxito rotundo al que este impaciente le dio pocas semanas porque los primeras tardes, y ahí están en la videoteca, eran un lío del copón. El programa chirriaba por todas partes. Recuerdo la grima que me daba Santi Villas, sí, el hermano de la brillante Thais, quizá porque no entendió el formato o porque el formato se andaba buscando. La audiencia le dio la espalda porque Zapeando no era ni una cosa ni la otra, como Albert Rivera, y así me explico bien. Los colaboradores ejercían de críticos de televisión de los vídeos de los programas emitidos el día anterior. Pero recuerdo aquellas primeras tardes como un lío de gallinas donde cada cual cacareaba como podía.

      Pero el equipo, y la cadena, reaccionaron rápido y, sobre todo, confiaban en el programa y no se rindieron –otro caso de tozuda apuesta, pero patética, es el de Un tiempo nuevo, que en Cuatro se desangra cada semana desde hace muchas-. Ajustaron colaboradores, remozaron el decorado, y atinaron en la exposición de contenidos. Miki Nadal, Quique Peinado, Cristina Pedroche, Ana Morgade, o Anna Simón forman un conjunto muy bien avenido. Se divierten allí, y nos divierten en casa. Zapeando es hoy una de las citas más frescas de la tele, y encaja como un guante en el espíritu de La Sexta. Para celebrar los 500 programas, Frank Blanco, que ha sabido pastorear al ganado de colaboradores adoptando el rol de anti presentador, se tatuó ayer algo en su cuerpo. La audiencia se ha convertido hoy en otro cómplice de Zapeando, y ahí reside otro puntal de su fortaleza. 

Equipo visible de Zapeando, que celebra sus 500 programas de emisión.


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Maldeojos. Ataque de cursilería en París



Ataque de cursilería en París
(Artículo publicado el domingo, 22 de noviembre, en periódicos de EPI PRESS)

      No seré yo quien reste ni una loa a la labor de las cadenas trayéndonos la información a casa casi al minuto siguiente de que París sufriera el ataque de un puñado de canallas, que Alá los condene. No será yo quien trate de restar mérito al esfuerzo del Canal 24 H, que por otra parte es lo que tenía que hacer, cuando la noche del viernes 13 les pilló en directo en una tertulia que se intuía cansina y escuchada porque, recordemos, allá donde esté Alfonso Rojo, que se quite la cordura periodística para dar paso a otra cosa, que Kapuscinski lo condene. De un sumario centrado en el delirio calculado de Artur Mas tratando de escabullirse de un monstruo llamado 3% y mafia Pujol, saltaron a las calles de París porque las ráfagas de metralleta empezaron a llegar a las redacciones con un estruendo paralizante. No seré yo quien no alabe esas casi cuatro horas de televisión en directo manejadas por Sergio Martín con decisión. Aunque sí seré yo quien le diga, y aunque parezca frivolidad no lo es, que no se le entiende nada, o dicho como lo diría nuestro líder supremo, se te entiende poco, ladrón. Verás, Sergio Martín, hasta ahora me había acostumbrado a suplir las sílabas que se traga Susana Griso dedicándole horas por la mañana a su alocada manera de verbalizar. Y al final te acostumbras, la entiendes. Pero lo tuyo no es tragarte sílabas, es que no dejas ni una para que pueda uno apoyarse y seguirte. Aún así, entre la BBC y vosotros, y por supuesto el chisporroteo que no cesaba en las redes sociales, me fui haciendo una idea de lo que pasaba en las calles parisinas. Ningún programa se interrumpió. Ni el cine de La 1, ni Tu cara me suena en Antena 3, ni Equipo de investigación en Cuatro, y por supuesto ni el fallido estreno de la octava temporada de Hermano mayor en Cuatro, ahora en manos del boxeador Jero García. Pero…
Jo, Mari, donde está la noticia, allí que voy. ¿Te gusta mi peinado, loco, casual, de periodista de raza? Es que soy la más, tú.


Mila y el futuro de Matamoros

      …pero siempre nos quedará un programa como san Ryszard Kapuscinski manda, un programa de referencia informativa, un tótem del periodismo a muerte, el faro por el que guiarse cuando la fortaleza flaquee. El único programa en directo que se veía la noche del viernes en una cadena nacional generalista en España era Sálvame de Luxe, que Vasile lo proteja. Sus dramáticos caníbales celebraban un aquelarre más entre esputos, salivazos, amenazas y fieras dentelladas a la víctima de la semana según marcara el guión, ya Lydia Lozano, ya la Patiño. Y de repente, zas, le acercan a Jorge Javier un papel mientras habla con Mila Ximénez. Y lee. Francia cierra sus fronteras, la policía aconseja que la gente no salga de sus casas, van más de 60 muertos, hay 100 rehenes en una discoteca. Y como un jabato, como un periodista curtido, pasa de la información de alcance al periodismo de investigación que lo tenía atado al sillón antes de que osaran interrumpirlo con semejante tontería. Pensado, y hecho.  De los muertos de París, a lo esencial. Y dijo, “Mila…”  Mila, que pensaba que le iba a preguntar por el atentado, con cara y tono serio, respondió un seco “qué”. ¿Cómo se encara en este momento el futuro con Kiko Matamoros?, pero no digas nada, hazlo después de la publicidad. Toma ya. ¿No me digan que no es brillante? Sálvame y el Canal 24 horas unidos por el mejor periodismo. Al día siguiente, y hasta hoy, todo cambió en las cadenas. A pesar de ser sábado la máquina se puso en marcha. La Sexta hizo un especial Al rojo vivo, y Las mañanas de Cuatro, y Espejo público se fueron a París, y por la tarde Pedro Piqueras, en un ataque de dignidad, presentó un especial como en los viejos tiempos, como antes de que, tal vez sin remedio ni vuelta atrás, fuese atacado por el virus sin antídoto de Paolo Vasile, el hombre para quien, pase lo que pase, todo es susceptible de formar parte del espectáculo. Y así hay que vender hasta los informativos, como un género más del entretenimiento. Tanto es así, que ese especial, con contenidos a la altura de los hechos, sin concesiones, apenas logró el 9% para una cadena que roza los 3 millones y el 19% de cuota de pantalla un día normal. Si nutres a tu audiencia con fritangas no esperes que abra la boca cuando le das merluza fresca.

Vamos, no me jodas, Ferreras... Hasta con las velitas en las manos
Datos, no sensaciones

      Pero insisto, no seré yo quien reste valor al esfuerzo de las cadenas atendiendo el compromiso de informar sobre unos hechos que nos aterran, afectan, y duelen. Pero eso no impide que me quede loco con la imagen de periodista homeless de Antonio García Ferreras, que micrófono en mano nos ha regalado momentos que pasarán a la historia del periodismo más vacuo, sensacionalista y amarillo de los últimos tiempos, quizá al mismo nivel del que, intrépida y barbie periodista, nos brindó Ana Rosa Quintana. Ver a Ferreras, el hombre que termina Al rojo vivo con el mantra “más periodismo, Helena Resano, La Sexta Noticias”, delante de los altares callejeros diciendo una y otra vez, y otra y otra, y así en cada conexión, que los lugares de los atentados se han llenado de flores, de velas, y hay claveles en los agujeros de bala, y miren este agujero aquí, en esta pared, y este otro aquí, agujeros mortíferos, y miren, miren cómo esta mujer enciende una vela de respeto, y miren la sangre de alguna víctima… Basta, joder. No ha sido el único. Estos días se ha hecho un periodismo de aluvión, improvisado, y eso es bueno, así suceden las cosas, de repente, pero si no hay nada que decir, no se dice nada, salvo que seas tertuliano, que sabes de todo. Conectar otra vez con la unidad móvil frente a Le carillón o Le petit Cambodge para ver que otra pareja llora y pone una rosa en el suelo no tiene sentido. No seré quien no alabe la labor de las cadenas, pero ojo, el periodismo ha de estar refrendado por datos, por la voz de los expertos en terrorismo –como es el caso-, y alguien ha de ser frío y frenar la humana tendencia al sentimentalismo cursi del periodista embargado por emociones que informan de sí mismo, no de los hechos, salvo que seas Carlos Herrera embargado por el show, que lo explica todo haciéndose una foto con cara intensa rodeado de flores y velas en París, y no era su entierro.
Don Herrera en su onda, gesto intenso para dar testimonio de periodismo de... perdón, es que no puedo decirlo, meseforma una cosa en la garganta que me troncho.

La guinda
La patita de Rivera
En cuanto le aprietan, le sale el otro. Albert Rivera acudió con una sonrisa en la cara a El intermedio a echar un rato con Sandra Sabatés –sin afonía ya- y Wyoming. No es El hormiguero, pero es un formato de humor y, bien aprovechado, de lucimiento. Hasta que Wyoming preguntó por “el coñazo” de la memoria histórica y las calles y plazas con nombres de criminales franquistas. El ciudadano Rivera sacó la patita del otro.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Maldeojos. La Bolsa



La Bolsa
(Artículo publicado el sábado, 19 de noviembre, en periódicos de EPI PRESS)

      No entiendo nada, pero nada de nada de La Bolsa, que bastante tengo con la mía, con la bolsa demediada de mi casa. Creo que la gran mayoría de ciudadanos no entendemos de más Bolsa que de nuestras rácanas bolsas. Sin embargo, todos los días, sin excepción, y en todos los informativos y en algunos magacines, vemos que hay conexiones en directo para saber cómo está la Bolsa en ese preciso instante. Si el Telediario habla de la Bolsa es que la Bolsa es tan importante, o más, que nuestras bolsas. Dan la información con tal ahínco que cuando esa Bolsa remota, marciana, ajena y nada familiar se pone roja y se le va la pinza bajando como un bizcocho, he llegado a notar temblores porque sé, sin saber cómo, que los dineros que dejan de ganar algunos salen de mi magro bolsillo, no me pregunten por qué, o al final será mi estúpida bolsa la que se resentirá. Otra vez.

      Ahora tengo motivos para estar alegre, alegre como un jugador en racha. Hay algunos jugadores, o inversores, o los mercados, o como se llame a quienes forman esa gran dama de la especulación sin alma, esa que hunde o levanta empresas, gobiernos, países, esa que pone su dedo tieso como una condena sobre lo que le sale de su ciega avaricia, que están de enhorabuena, muy buena. Benditos atentados de París. No me insulten aún. Esperen. En medio de una bajada de la Bolsa por el miedo global que los terroristas han causado, manchando de rojo la mayoría de corporaciones bursátiles, hay empresas que están subiendo como sube la desvergüenza. Así es. Son las dedicadas al armamento. Un gobernante dice guerra, y enseguida se le pone dura a la industria armamentísca. Cada disparo, cada bomba, cada muerte, suena a dinero cayendo en sus bolsas satisfechas.