jueves, 29 de diciembre de 2016

Bambalinas



Bambalinas
(Artículo publicado el jueves, 22 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)

     No sé si usted sigue The walking dead, el tebeo convertido en serie que ahora, tras pasar por diferentes cadenas, emite FOX. Va por la sétima temporada, y la escabechina en el bloque de los zombis que se han adueñado del mundo y el de los humanos que luchan por la supervivencia contra los zombis y contra otros humanos es de proporciones bíblicas. Aún así, al menos hasta ahora, el protagonista sigue intacto. Es Rick, o sea, el apuesto Andrew Lincoln. La sexta temporada dejó a los fieles con los ojos espantados porque el nuevo villano, Negan, el actor Jeffrey Dean Morgan, con un bate forrado de púas de alambre, tenía sometido, y arrodillado, al grupo de Nick. La tragedia saltó en forma de golpe violento. Pero no se supo quién moría. El primer capítulo de la nueva temporada comenzó en ese punto exacto. Tenso, durísimo, brillante, incluso bello en su desmedida monstruosidad, hay veces en que te resulta difícil seguir viendo la magistral actuación del malo, un buenísimo Jeffrey Dean, despiadado, cínico, convertido en dios sin alma.

     Mueren dos de los personajes centrales de la trama –que no desvelo por si quiere ver el capítulo- y los efectos especiales son tan reales que la productora, para quitar hierro al asunto, publicó fotos del maquillaje y parte del cómo se hizo. Se agradece que la cortina del teatro se descorra y muestre un poco de la cara oculta. Sigamos jugando. Velvet ha terminado esta semana, y con sonado éxito para Antena 3. Los 15 minutos de escenas en directo han sido todo un acontecimiento. Pero a mí me sigue fascinando que enseñen la trastienda, que nos desvelen el truco después del engaño. Los de Velvet han creado un mundo inexistente, y lo han hecho muy bien. Por eso me encantan las bambalinas


miércoles, 28 de diciembre de 2016

Maldeojos. En formol



En formol
(Artículo publicado el martes, 20 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)

     Fue divertidísimo ver a Raquel Martínez al principio de la gala con su pelo años 50 dando noticias sobre la revolución cubana o el viaje al espacio en una nave tripulada por la perra Laika, incluso entrañable y nostálgico el popurrí de músicas de los 60 cantados por Llum Barrera, o la escena de las abuelas Josema Yuste y Pepe Viyuela, que se escandalizaban con la llegada de la tele y sus, seguro, pecaminosos contenidos. Y muy simpática la intervención de Anne Igartiburu llamando a otros colegas para que le ayudaran con la tarta del 60 cumpleaños de TVE. Tampoco estuvo mal el guiño de los periodistas Jesús Álvarez y Ana Belén Roig dando las noticias más destacadas de la década de los 70, ni la selección musical de esos años, intercalada con otros contenidos. No así la intervención de Dani Martínez, que habló de la tele de antes en un monólogo en el que dijo ¿vale? al final de cada frase como trescientas veces.

     Creo que queda claro que hablo de 60 años juntos, la gala que el domingo emitió La 1 y La 2 de TVE, de manera simultánea, para celebrar ese tiempo de tele pública formando parte de nuestras vidas. Me pareció irregular. Y fatal La Terremoto de Alcorcón, muy, pero que muy sobrevalorada. Ni puta gracia. Igual que Santiago Segura, otro para olvidar. La gala, o yo como espectador, fue derrapando y casi dejó de interesarme. Pero todo vale, incluso la gala, si al frente está, como estuvo, Raffaella Carrá. Nadie como ella para presentarla. Esta mujer es redonda, un fenómeno. En cuanto ella aparecía se hacía la luz y te dejaba con ganas de más. Dice que con este trabajo se retira. Pues lo hace por la puerta grande. ¿73 años? Por favor. Yo creo que bebe formol.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Maldeojos. Riguroso directo



Riguroso directo
(Artículo publicado el domingo, 18 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)

     Si los planes no cambian, el próximo miércoles, 21 de diciembre, Velvet no sólo acaba sino que mantendrá en vilo a la audiencia con el anuncio de que parte del capítulo, es decir, algunas escenas, se harán en directo. Dice la cadena que ese capítulo quiere ser “un evento televisivo único”. Seguro que alguna de esas escenas, reservadas con un tratamiento tan espectacular, tan infrecuente, tan fuera de la norma, revela algo muy gordo en la historia, coronándola con una guinda que hará las delicias del espectador. Si hacemos memoria, y para eso tenemos a San Google, el capítulo 200 de 7 vidas, ficción mítica que emitía Telecinco antes de que se especializara en morcón triturado para el desayuno, la comida, y la cena, se hizo en directo, para el público que siempre asistía a las grabaciones, y para los espectadores de casa. La cadena, y Atresmedia en pleno, le está dando publicidad al final de Velvet con cortinillas, programas especiales, y llevando a los actores a sus magacines y programas. La casa por la ventana. ¿Habrá lío entre la modistilla que nació en humilde cuna, Paula Echevarría, y el apuesto galán, rico y por muchas damas de la época deseado, Miguel Ángel Silvestre, dueño de los almacenes donde trabaja el personaje de Echevarría? Recuerdo ahora que este año, cuando Velvet pasó por el FesTVal de Vitoria, los actores de la serie, incluyendo al circunspecto José Sacristán, y a la cascabelera Marta Hazas, lloraron ante los medios por la emoción de saber que la historia llegaba a su fin, que no habría otra temporada. Velvet le ha dado a Antena 3 momentos de gloria televisiva, con datos de audiencia envidiables. Es curioso que muchos medios, incluso la propia cadena, han destacado que Velvet hará historia en televisión al emitir “en riguroso directo” algunas escenas de su capítulo final. Queda mono, pero no es así. La mentada 7 vidas echa por tierra la afirmación. Mucho más si hacemos memoria y nos vamos al “riguroso directo” de Estudio 1, donde algunas obras se representaban en TVE así, en directo, a pelo.

Nadia y ¿sus padres?
     Casi en riguroso directo seguimos asistiendo al supino error de la tele, sobre todo la tele, que necesita carnaza para ir tirando en según qué programas, al hacer de la historia de Nadia un guión donde el drama, la esperanza, y unos padres corajudos que luchaban contra una enfermedad metabólica, la tricodiodistrofia, iban escribiendo capítulos sin advertir que el papá de la niña, Fernando Blanco, avispado fullero de corazón turbio, en realidad manejaba la enfermedad de su hija como una empresa en connivencia con la madre, Margalida Garau. Pasearon su dolor por todos los platós llevando a la criatura a que besara a las presentadoras estelares como se besa a la santa del pueblo, que se derretían en lágrimas al saber que la cría, si no conseguía el dinero necesario para sus operaciones, podía morir en un suspiro que, ahora, sabiendo lo que sabemos, ha sido un suspiro que ha durado años, los años del teatro de la compasión diseñada por estos, al parecer, estafadores profesionales, según el auto decretado por el juez, que metió al padre en prisión, a la madre la dejó en libertad, y a la niña fuera de su influencia, dada en custodia a una tía suya, según vi en La 1 en el Telediario, que dedica un bloque tan oscuro a los sucesos que tuve que mirar varias veces la mosca identificativa de la cadena para estar seguro de que no era Pedro Piqueras y su periodismo de semen y sangre, fuego y truco. Por cierto, en conexión con Lleida, Ana Blanco da paso a la crónica de Joana Sendra, a las puertas de la cárcel de Ponent, que añade un poco más de tensión y perplejidad a la historia al decir que el juez que lleva el caso duda de la paternidad de los padres de la cría, por lo que ha pedido pruebas que lo atestigüen. El monstruo se ha hecho inmenso, de nuevo, bajo los cálidos focos de los platós. Hasta Susana Griso, la otra mañana, con cara rígida de pillada como un corderillo, y Alfonso Egea, también de Espejo público, pasaron el vídeo privado, enviado por los ¿padres de Nadia? a Susana donde estos facinerosos le hacían hacer ¿a su hija? carantoñas para ablandar el corazón de la presentadora y ésta, conmovida, apoyar la causa de la niña.

¿Justicia o venganza?
     La historia chusca de Nadia, vista ahora en rigurosos lamentos de beatas compungidas, es como lo de la economía, cuyos analistas se ponen farrucos escrutando la situación a toro pasado, viendo indicios en él que en el presente no olfatean. Ahora, igual. Veo a Albert Castillón en Espejo público, igual que a otros colaboradores del programa de Ana Rosa, analizando paso a paso, con expertos en comunicación gestual, las evidencias de la trola de los padres que en su momento no advirtieron cuando eran llevados a los platós, colaborando, sin percatarse, con la estafa. No sé si alguna cadena se pondrá al frente para pedir justicia o venganza. De hecho, ya lo están haciendo. Una cosa y la otra. En televisión, todo vale. Antes ensalzaban al impostor. Hoy, leña al mono. Contado todo al segundo, sí, en riguroso directo subidos al carro del nuevo giro de la historia. Justicia o venganza, escribía. Eso es lo que ha de dilucidar antes del lunes la audiencia de Mar de plástico, que emite su último capítulo el 19, no en directo pero sí decidiendo una opción u otra. ¿Justicia para el asesino del martillo, o venganza para el mismo? Y ahí, de golpe, mientras escribo, aparece Rosa Villacastín. Sí, vive. Y la veo en Amigas y conocidas, lo de Inés Ballester en La 1, hablando de que el tamaño sí importa. Ojo, el tamaño de las cestas de navidad. Y de que Vargas Llosa recurre a la crema de caviar -420 euros el tarro- para parecer más joven. Por eso, aconsejado por Isabel Preysler, su gurú, se ha blanqueado las canas para ir acorde con el blanco de sus dientes. ¿Justicia o venganza de la vida con el Nobel? Y termino en riguroso directo, miren, miren, dejando caer una lagrimita por Raffaella Carrá, 73 años espléndidos, que deja la tele con la gala del 60 cumpleaños de TVE en unas horas. Va por ti, Raffaella. Salud y larga vida.

La guinda
MAM
Sin duda cocinará bien. No puede ser de otra manera si ha ganado un concurso de algo más que cocinillas como Masterchef en su versión para celebridades, que La 1 emitió durante seis semanas con mucho, mucho éxito, quizá el formato con el que la pública se quita las vergüenzas. Pero Miguel Ángel Muñoz, MAM, ha demostrado algo más, y si me apuran, mejor. Es una excelente persona, y eso  traspasa la pantalla. Y se nota.

martes, 20 de diciembre de 2016

Maldeojos. Sinvergüenza



Sinvergüenza
(Artículo publicado el sábado, 17 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)

     No es la primera vez que Esperanza Aguirre, portavoz del PP en el ayuntamiento de Madrid, se queja de que los políticos no cobran tanto como la gente cree. Esta pájara, y pido de antemano perdón por si alguien cree que son calificativos gruesos, no tiene ni una pizca de vergüenza. Los políticos no ganan tanto como piensa la gente, dijo hace unas horas tratando de defender a Soraya Sáez de Santamaría, la vicepresidenta, que dejó el coche oficial en el carril bus para hacer unas compras en Primark, al parecer un negocio con precios populares, es decir, al alcance de bolsillos que no pueden permitirse el lujo de ir a tiendas exclusivas. Dijo la sinvergüenza Aguirre que “los sueldos de los políticos no dan para mucho y donde podemos ir es a tiendas ‘low cost’ como Primark”. Esta señora gana al año cerca de 95.000 euros del ala. Al mes, unos 7.900 euros.

     Quiso la casualidad que en el sumario de Más vale tarde, La Sexta, donde vi la noticia, detrás de esta provocación de la señora que sabe de todo menos de la corrupción que la rodeó cuando era presidenta de Madrid, iba una crónica sobre la reivindicación de afectados, asociaciones, y algunos partidos políticos, de la Ley de dependencia, que Míster Rajoy se encargó de gangrenar hasta dejarla cojita, desmejorada, y con fiebre, a punto de fenecer. Habla para el programa una luchadora valenciana que lleva años en la batalla, Elvira Murcia, que padece la enfermedad de huesos de cristal, guerrera por una causa admirable y colectiva. Esta mujer cobra unos trescientos y pico euros. Si Aguirre tuviera un mínimo de decencia, de vergüenza, de empatía, no sólo cerraría el pico sino que dejaría la política por la puerta de atrás, como las ratas.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Maldeojos. El niño cazador



El niño cazador
(Artículo publicado el jueves, 15 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)

     Hay días, creo que con la veda abierta, o como se llame en el argot de los cazadores, en que me encuentro en la ruta que hago entre tierras de labor, cerros de olivos, y chopos a la vera de las acequias y del río, a hombres con sus perros, sus escopetas y su zurrón a la cintura por el que asoma la cabeza inerte de algún conejo. La escena se completa, otros días, con un niño, un niño de no más de 12 años, entre los adultos, entre disparos, entre ladridos, pólvora, y conejos o aves muertas. Jamás se me ocurriría decirle nada a esos, también a veces, torvos adultos, por la presencia, sin duda inadecuada, de esas criaturas tan chicas en esas labores tan, para mí, poco ejemplares. Viene esta historia a cuento de la portada que la revista Jara y sedal, en su número de este mes, ha publicado. En ella se ve a un crío con una escopeta en la mano, un trajecito de camuflaje, y en sus manos una perdiz muerta. El futuro de la caza, es el titular de portada.

     A los cazadores que me encuentro por el campo, en mis caminatas diarias, no les digo nada. Qué coño te importa que mi hijo nos acompañe en la cacería, me podrían decir. Y quizá lleven razón, qué coño me importa. Pero resulta que la revista Jara y sedal lleva el mismo nombre que el programa que emite La 2, que dirige Álvaro Benavent, y que se llama Jara y sedal, y de hecho, en la portada de la revista aparece el logotipo de RTVE. Y entonces sí, aquí sí puede uno dar su opinión, y decir, como digo, que no me gusta ver lo que veo, que no está bien poner de reclamo a un nene, por mucho futuro que sea de la caza y la pesca, y fotografiarlo en la portada con un arma y un animal abatido y con el apoyo de la corporación pública RTVE. No, no me gusta.