Soy rica
(Artículo publicado el martes, 24 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Vaya día. Digo
el domingo. Desde las siete y media de la mañana, que se dice pronto, se
enchufaron las luces de La Sexta para terminar sobre las dos de la tarde, y sin
Ferreras ni nada. A esta gente le
gusta un directo más que al sinvergüenza Marcial
Maciel tocar el culo de los adolescentes, todos legionarios de Cristo, secta
nociva que ahora reconoce que este hijo de satanás, amparado por el Vaticano,
violó a más de sesenta chiquillos a lo largo de décadas, que alcanzan los 175
si se suman los abusos cometidos por 33 curas de la congregación. Un asco. Habrá
tiempo de volver a esta chusma que hace de la fe del inocente un muladar de
espanto. La Sexta y La 1 y Antena 3, por más que trataran de vendernos la moto
de que harían un programa novedoso el 22, el día del gran sorteo del año, hicieron
el programa de siempre. Como tiene que ser.
Las tradiciones
apenas necesitan cambios. Así que vimos lo que siempre vemos. Nos levantamos
con el eco de los niños y niñas de San
Ildefonso
cantando números y premios y al poco rato conexiones en directo en los lugares
a los que voló la suerte, y por tanto las caras de la gente brindando con sus
tristes vasos de plástico, sus cavas baratos, sus lágrimas, lo de tapar
agujeros, los besos, lo oportuno del premio porque “el lunes me iba al paro”.
Lo de siempre. Hasta que el premio toca a alguien de la tele. Antonio Miró, de La Sexta, sobrio y
comedido, dio las gracias a su tío de Alcoy por repartir el 26.590. Pero la
estrella fue otra alicantina, la reportera de La 1 Natalia Escudero, que desde el bar de San Vicente del Raspeig donde
hacía el directo, celebró con gritos su propia suerte. María Casado, en el estudio, se partía de la risa. Hala, a
disfrutarlo.
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