viernes, 31 de mayo de 2019

Maldeojos. Kit y Maritere


Kit y Maritere
(Artículo publicado el jueves, 30 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Todo iba bien hasta que fui a grabar mis últimas tomas. Empecé a hiperventilar. Al acabar de rodar de repente sufrí un colapso nervioso. Sentí  como una embestida de alivio y duelo al darme cuenta de que no lo volvería a hacer nunca más. Lo más raro fue cuando empezaron a quitarme la ropa. Sentí que me estaban despellejando. Era como si estuviesen desgarrando al personaje por última vez. Quien habla así es Kit Harington, el actor que ha conseguido una fama planetaria gracias a su personaje nuclear en Juego de tronos, Jon Snow. Seré una tumba sobre el final del ya clásico y monumental trabajo. Pero entiendo al guapo Kit. De esa última toma, y casi en volandas, unido además a su gustillo por el alcohol desmedido, se lo llevaron con su consentimiento a una clínica de postín en Connecticut, EEUU, para enderezar su maltrecha estructura mental.

     En un plano más doméstico, y seguro que más modesto, María Teresa Campos no para de hiperventilar, pero no por haberse ido sino porque no vuelve, no la llaman ni  necesitan, y eso que está segura de que no se lo merece, de que le falta no ese programa del que usted me habla sino “el programa”. La malagueña pasó hace unas horas por el formato que la multiempleada Toñi Moreno tiene en Canal Sur, Un año de tu vida. Después de besuquearse y tirar pelillos al mar para olvidar sus resquemores pasados  –la Campos hirvió de rabia, hiperventiló de coraje al saber que la eléctrica Moreno se hacía con el mojón de Viva la vida en Telecinco-, las dos renovaron su amor. Kit Harington notó la presión estratosférica de Juan Nieve en su final. A la señora Campos se la llevan los demonios. Sabe que las mamandurrias que ha de hacer la hunden un poco más.


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