Desayuno,
comida, y cena
(Artículo publicado el domingo, 5 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
No hagan leña
del árbol Casado. Ya empezamos. Han
pasado siete días, pero el tornado no para. El vendaval de chistes, tortazos,
zascas, collejas, memes, inventos, mala, buena baba, ingenio, ironías, creatividad
y cachondeo contra los líderes del PP, centrado todo en don Pablo, ha sido, es, apoteósico. Para el
desayuno, comida, merienda, cena. No hay descanso para los perdedores bíblicos.
¿Vieron la noche electoral al trío de fúnebres sepultureros, todos vestidos de
riguroso negro, en el no balcón, gélido y hostil, vacío y triste, de Génova? ¿Quién
vistió a los tres prohombres? En vez de contratar a Palomo Spain para dar imagen
de glamurosos horteras parece que pillaron a Ruth Myers, la diseñadora de vestuario de La familia Adams. Ni a
caso hecho. ¿Nadie les dio un cogotazo antes de salir como salieron ante las
cámaras? La sonrisa ancha y la lluvia en el pelo se tornaron en mueca falsa y
rictus de enterradores a tiempo completo. Allí estaba el tirador de huesos de
aceituna, un Teo García de dura
quijada, apretando su rabia y desolación, allí estaba el FRAcasado, y allí estaba el cuentachistes Adolfo Suárez, componiendo la postal del derribo. Excuso decir cómo
hervía, y aún resuena, el chisporroteo, el cachondeo en las redes. Venga,
vamos, de verdad, no hagáis leña del árbol CAsado. Sigo con la noche electoral.
Gran salto, y no al vacío, el de TVE. Qué gran programa hizo. Con un plató, sí,
espectacular, brindó tensión, profesionalidad, brío, nada que ver con las
aburridas, lacias, inanes, insulsas y pacatas noches electorales del pasado,
cuando TVE parecía, de entrada, pachucha, sin fuerza, derrotada, otra dama que
se enterraba a sí misma antes de acabar la función. La noche del día 28 fue un
resurgir de la televisión pública en su apuesta por la información de alta
calidad, con grafismos modernos, con pantallas gigantes, con eso que se llama
realidad aumentada o realidad fingida, con conexiones al segundo para no
perderse nada, con un equipo de tertulianos de primer nivel, con los
presentadores, Carlos Franganillo y Ana Blanco dando una lección de
fortaleza periodística, de nervio informativo. Vamos, una cena electoral como
hacía tiempo no veíamos en la tele pública que, para más sorpresa, y de la
buena, este lunes La 1 emitió un programa especial matutino con el infalible Xavier Fortes para analizar los
resultados. Algo está cambiando. Ya era hora.
Vaya
pastel
Que cada cadena
tiene su programa, a su manera, de cocina, es una evidencia. Y llegan a
empachar, sean programas de fogones de verdad o de fogones figurados. De
cocinillas estoy hasta el sobaco. Hasta Mediaset, que trilla por libre, tiene
una cosa que se llama Bake off, no me
pregunten por qué. No me pregunten por qué se llama ese sindiós ni me pregunten
quién es el lumbreras que echa mano de estas tontunas para llamar en inglés a
lo mismo que podemos llamar en español, señalándolo con matizadas certezas. Como
Bake off es algo que nadie entiende,
el programa añade una coletilla que dice así, Bake off, el gran pastelero, o al revés, El gran pastelero, Bake off. Creo yo que si el Bake off este lo ve alguien en Cuatro, lo más que dice es que ha
visto el programa ese de dulces que presenta uno de los comodines del emporio, Jesús Vázquez, quizá porque la otra
pata del banco de Mediaset, Jorge Javier
Vázquez, está embebido con las peripecias que le llegan de Honduras. Cuatro
tiene, además, uno de los restaurantes de mentirijilla más surrealistas de la
tele porque, alucino, lo de menos son las cenas. En First dates lo de menos es la comida, y lo que más, las
barrabasadas que digan los comensales en busca de un amor tan espatarrado como
el que fomenta Carlos Sobera, el
señor de la ludopatía. El filete da igual que esté quemado, la lubina ni se
mira, lo que importa es que algún comensal enamoradizo cuente que pilló a su novio con otro en su propia cama y
ni por esas conquiste al pretendiente y los pajaritos vuelen cada uno por su
sitio. O que la gorda rechace al gordo porque “a mí sólo me va la gente que se
cuida”.
La
Pantoga
No salgamos de
Mediaset, que ha hecho de Supervivientes,
ahora sí, un sinfín con el que te da desayuno, comida y cena. La feligresía, encantada.
La noche de las elecciones, como antes no faltaba en los telediarios la imagen
de la monjita con su voto, se supo que enganchados al serial hondureño
manifestaron su enfado por el programa especial de Piqueras, Sonsoles Ónega
y Carme Chaparro retrasando Supervivientes. “Ya está bien, hasta el
nabo de política”, decía uno. “Metedle caña al recuento, joder, quiero que
empiece Conexión Honduras”, decía
otro, o “Cansada de escuchar tonterías”, decía una tercera. Yo no dudaba de que
los 80.000 chirimbolos semanales de la Pantoga –ay, aquellas imitaciones que
hacía Martes y Trece de Isabel y Encanna Sánchez, la fascista que hoy
estaría a la derecha del partido del tío de la mula-, serían explotados a
tutiplén por Vasile. Se veía venir
que la presencia de la tonadillera más loca, la que se lió con Julián Muñoz cuando era alcalde de
Marbella y las bolsas de basura atestadas de dinero iban y venían de aquí para
allá, sería un sinfín, un empalagoso desayuno, comida y cena, y además en sus
cadenas principales. Ahí está Sobera
dando a los seguidores de su fe la sopa de la noche. Las primeras cucharadas en
Telecinco, las últimas en Cuatro, pasando Tierra
de nadie de una a la otra. Lo llaman, ajústense el kimono, televisión
transversal. O sea, pasar el camión de la basura de Telecinco a Cuatro. Por lo
demás, ya saben, son desayunos, comidas y cenas donde el plato exquisito es tan
caro –insisto, 80.000 pavos a la semana- que el resto es sólo relleno,
colección de etcéteras, carne podrida, morralla. Ver a la Pantoga hasta el
chichi de barro, y resoplar para ganarse la vida como una temporera marroquí es
un placer entre el vómito, la hilaridad y el descojone. Una payasa divirtiendo
al pueblo, que tanto la ama. Y termino, ¿tiene La 1 bastante con Masterchef o Hacer de comer –lo de Dani
García-? No, amor. Por eso también emite Cena con mamá, pero de eso, si eso, hablo otro día.
La guinda
La
Alhambra, eurovisiva
La noche del 18
de este mes, cuando haya cantado La venda Miki
Núñez en lo de Eurovisión, más de 200 millones de espectadores de todo el
mundo podrán ver no sólo a Nieves
Álvarez diciendo que “los doce puntos van para…” sino que lo hará desde uno
de los lugares más bellos del país, desde Granada, y teniendo como fondo La
Alhambra, ese palacio nazarí que desde el Albaicín aparece imponente y
majestuoso.
Eres un mal periodista, sólo vomitas tu odio y tu envidia ....y además, el garrulo, lo eres tu....por lo que me comenta alguno de tus compañeros, con pedigrí. Ese dicho tan español de dime de que presumes....
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