Señorías, al cole
(Artículo publicado el jueves, 23 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
El martes, los
de la tele echaron la casa por la ventana, sacaron la mantelería de cuadros del
arca, hicieron unos bocadillos, y salieron del viciado aire del plató. Y se
instalaron a las puertas del Congreso. Allí desplegaron las telas, sacaron de
los coches las silletas y se dispusieron a echar una mañana de las sonadas. En
apenas unos metros, en la placita frente al Congreso, por donde los leones, las
cadenas instalaron sus toldos, cámaras, y el lío de cables. Estaban tan juntas que
el realizador se despistaba un poco y pinchaba el plano no de su colega de La 1
sino el de Antena 3, por ejemplo. Había momentos en que Xabier Fortes hablaba para la televisión pública con Irene Montero, de Podemos, y el equipo
de Susana Grisso, casi al lado,
esperaba el final para llevársela a su foco y seguir la rueda. La ronda de
entrevistas a pie de calle –Aitor
Esteban, Casado, Calvo, Iglesias, Alberto Carlos
Rivera- tenía la velocidad del carro de los churros.
La más señorona fue
Ana Rosa, que no se movió del plató.
Anda ya, diría la Bien Cardada, que se apañen sus señorías en su vuelta al
cole. ¿Y eso? Pues eso. El 21 se constituía la XIII Legislatura, y había ansia
de foco reclamando notoriedad. Por una parte los 24 muleros ultras sentándose, tan
pueriles, en la bancada justo detrás del Gobierno tratando de ocupar espacios
que las urnas les negaron –a Santi
se le heló la barba cuando lo saludó amable Pedro Sánchez-. El Riverita
tuvo su brote diario, pero la presidenta Batet
lo dejó ridículo perdido. Y además, los políticos presos como auténticas
estrellas de la sala, como chiquillos con móvil nuevo que les va a durar poco
porque ya, pero ya, la maquinaria legal los devolverá de nuevo al trullo. Me
quedo con el Valle-Inclán socialista,
Agustín Zamarrón, culto, irónico, sensato.
Esto promete.
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