La que se avecina
(Artículo publicado el sábado, 27 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
No me
refiero a la serie si digo “la que se avecina”. Digo “la que se avecina”
pensando en mañana, cuando los colegios electorales echen el candado de la
puerta y al tiempo se abra el candado de las urnas. Hasta hace unas horas, con
buen tino, con pulso amable y sin dejar de preguntar por lo que hay que
preguntar, Susana Griso creó la
sección Café decisivo con… en Espejo
público invitando a su casa, como una Bertina
Osbore rubia y preparada, a los candidatos presidenciales. Sí, hasta ese
fue invitado. La cosa va de lo siguiente. Llega el tipo –todos han sido
hombres-, la anfitriona lo recibe en su cocina, le pregunta si café solo, con
leche, con azúcar, si tostada con aceite, mantequilla, o dulces –prometo por mi
sobrio desayuno que la mesa de Susana es como el bufé libre de esos hoteles
donde comes por los ojos porque allí no faltaba de nada- y mientras se hace, la
periodista pregunta, mezcla de curiosidad por la cosa personal y por la
política.
Está
inventado el formato, pero se consume bien la sección como espectador porque
ves a los que nos gobernarán –uno de
ellos, apuestes o no por su número, te va a gobernar- en otra clave, y de esas situaciones en
apariencia más fáciles, más relajadas, se pueden sacar conclusiones casi
definitivas, y desde luego definitorias. Sea como sea, este país se la juega
mañana, como en cada jornada electoral. Para manejar la que se avecina, la que
se nos avecina, hay que dejarse de pamplinas y llegar a tu colegio y echar la
papela. Luego ya, si eso, nos divertimos o no con La que se avecina, que Telecinco estrenó con atronador éxito de
audiencia el miércoles. Se me resiste. Su humor no me toca. Espero que la que
se avecina mañana domingo me guste más que La
que se avecina. Vota.
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