Sánchez y RTVE
(Artículo publicado el martes, 23 de abril de 2019, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
El mal
ya está hecho. Las braguitas de Rosa
María Mateo, presidenta de RTVE, están manchadas, perdonen la grosería, no
de caquita sino de algo peor según el puesto que la señora ostenta. Están
manchadas de seguidismo gubernamental, de falta de respeto a un emporio
mediático que debería de ser espejo de medios, y esa mancha, que si fuese sólo
personal apenas tendría recorrido, es una macha que mancha el trabajo de
periodistas que luchan por la independencia política, por la pluralidad, por la
credibilidad pisoteada. Hace nada firmaba una columna titulada “Casado y RTVE”
denunciando el concepto que de los medios públicos tiene el líder del PP, o
sea, medios a su servicio. Hoy le toca el turno a otro político que cree que la
tele y la radio públicas son suyas, al menos hasta el día en que decidió no
acudir al debate de Atresmedia –al final sí irá esta noche- y sí al debate, en
la misma fecha, de RTVE, que ha protagonizado un baile bochornoso de fechas
adaptadas al deseo de Pedro Sánchez
–al final se hizo anoche en RTVE-.
Error,
inmenso error. Deseo que este garrafal entuerto sea puntual, y que poco a poco,
como venía ocurriendo en la nueva etapa, RTVE vuelva al camino que había
marcado con meridiana claridad para diferenciarse de la anterior con el
Gobierno de Rajoy. El Consejo de
Informativos, con razón, hizo visible su indignación ante la claudicación de la
presidencia. Aún resuena aquello de “Soy independiente y nadie me va a dar
órdenes, dijo con voz firme Rosa María Mateo hace unas fechas”, y el que
suscribe aplaudió lo que parecía una obviedad, pero… Cansa repetir lo obvio.
Señores, señoras de la política, apartad vuestras sucias manos de la dirección
de los medios públicos. Ya está bien.
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