El otro debate
(Artículo publicado el jueves, 25 de abril , en diarios del grupo Prensa Ibérica)
La forma
que proponía la otra noche Andréu
Buenafuente para seguir el primer, el segundo y todos los debates políticos
que en el mundo son es, quizá, la más divertida, o sea, alzando el codo como si
no hubiera un mañana. La audiencia de Late
Motiv se lo pasó pipa chupito va,
chuipito viene. Para no andar con tonterías. Lo que importaba era el lingotazo,
no el debate. Se propuso a los espectadores una serie de claves para tirarse al
vaso, para empinar el codo. Que Pablo
Casado dice en sus primeras
palabras, buenas noches, viva el rey, chupito. Que se mienta más a Venezuela
que a Teruel, chupito. Que Pablo
Iglesias mete cloacas, IBEX, y bancos en los primeros tres minutos,
chupito. Que Albert Rivera resucita
a ETA –también vale si lo hace Casado-, y saca cachivaches de su trastienda, chupito.
Que Sánchez sonríe pero no sabe
hacerlo, chupito.
No me
negarán que no es ingenioso y gamberro rebajar la intensidad de unos debates
donde, fíjense, nadie debate sino que suelta el rollo, se pone teatral y sobreactuado
–la patética escena de ver a Rivera con la fotito enmarcada sobre el atril, su
mala educación, su nerviosismo, su falta de respeto fue de los momentos más
terribles que uno recuerda como espectador de debates-, rebajar con humor estas
chorradas de candidato con golpes de guión como el mentado en Late Motiv es sanísimo. En
paralelo, al mismo tiempo que los
debates de RTVE y Atresmedia tenían lugar, las redes echaban chispas. Incluso
las cadenas, de TVE a La Sexta, dedicaron tiempo en informativos y magacines a
los memes que se creaban según se emitía el debate. No me resisto a este.
Chopitos, espetos, choco, decía una voz sobre la imagen de Iglesias leyendo la
Constitución.
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