Gaysper
(Artículo publicado el jueves, 2 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Es lo que tiene
lo desmedido, sin control, la exageración, la tirria ciega, es lo que pasa
cuando te pasas de rosca, cuando creas un enemigo sin venir a cuento y de
repente ves que la cosa empieza a chirriar. Vayamos al principio. Vi en el
informativo de Helena Resano, poco
después de las humaredas que llegaban de las calles de Venezuela, alzada a la
orden del correveidile yanqui Juan
Guaidó, convertido ahora en golpista contra el Gobierno de Nicolás Maduro, ese ridículo cantamañanas
que tanto mal hace al pueblo, a un muñeco, un dibujo, una figura con los
colores del arcoíris, colores que simbolizan al colectivo LGTBI. La voz de la
reportera que firmaba la noticia explicó que ese dibujo nació con una idea y se
ha convertido en apenas unas horas en la contraria. El tal dibujo formaba parte
de los terrores, de las amenazas, de los enemigos a los que un caballero con
espada del partido del tío de la mula iba a derrotar en cuanto alcanzara la
cumbre del poder poderoso que todo lo puede. Y una mierda.
Ni han
conseguido tantos escaños –aunque 1sería mucho, 24 no son lo esperado- ni el
puto dibujo ha logrado su objetivo. Es más, el colectivo LGTBI lo ha adoptado,
y lo ha convertido en Gaysper, una mezcla perfecta entre gay y el fantasma
Casper. Al grano. El patético caballero que nos iba a librar de la chusma gay
ha sido humillado no sólo en las urnas sino por el dibujo que ya es un nuevo
icono LGTBI. La ultraderechita que se cree valiente ha sido derrotada por el
ingenio y el orgullo. O sea, lo que viene siendo el tiro por la culata, señor de
la barba altiva. Bop Pop –Late Motiv- ha dicho, “más gay que un
cruce entre Judy Garland y Rocío Jurado”. Chúpate esa, Santi.
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