Divorcio Alcántara
(Artículo publicado el sábado, 1 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Veo el jueves en
La 1, en La mañana de María Casado, a la madre y al hijo
mayor de los Alcántara, a Ana Duato
y a Pablo Rivero. Son la familia de
la tele, casi la familia de España después de 18 años. El capítulo del jueves,
el último de esta media emporada, fue una auténtica bomba, una revolución en el
sentido literal. El matrimonio, Antonio y Merche, se separan. No es palabra
menor o, como diría el recordado por sus juegos de palabras que no llevaban a
sitio alguno Mariano Rajoy, es
palabra mayor. He dicho que el matrimonio se separa y que en la época en que
eso sucede era todavía una bomba, aunque es verdad que don Antonio Alcántara, o
sea, Imanol Arias, le ha dado a la
Merche motivos sobrados para mandarlo al carajo, como así fue aunque luego volvían al fuego del hogar bajo las
sábanas.
Los actores,
sentados en el plató del magacín de La 1, contaron interioridades del rodaje y
coincidieron en que el equipo, como se dice de casi todos los equipos que en el
cine o televisión son, son una familia. Dijo Ana Duato que el último es un
capítulo para llorar, y que le gusta que le digan por la calle que viendo tal o
cual secuencia hizo llorar a más de un espectador. María Casado despidió su programa,
dando paso a Dar de comer, donde el
malagueño Dani García demuestra que
comer bien no es sinónimo de gastar mucho o volverse loco cocinando. Y llegó la
noche, y después de la desafortunada TVemos,
casposo programita de vídeos, Cuéntame
llegó y vimos a una Merche que dijo ya está bien, cabrón, se acabó el machaque
del machito. Pidió el divorcio, años 90 del XX, y Antonio dijo sí con
arrogancia de animal herido. Seguirá en setiembre.
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