lunes, 6 de mayo de 2019

Maldeojos. Juego de tronos


Juego de tronos
(Artículo publicado el sábado, 4 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No escribo nada de otro mundo si digo que Juego de tronos es una religión que tiene a sus fans, meticulosos, fanáticos, y exigentes, como Isabel Pantoja tiene a los suyos, y están a la que saltan. A mí me gusta Juego de tronos, y la disfruto, pero no alcanzo el nivel de ¿fanatismo? que veo en los debates que se organizan incluso en el instante en que se emite el capítulo. El de tercero de la octava y última temporada, La larga noche, ha generado un mar de críticas. Ese capítulo es la gran batalla de Invernalia entre las fuerzas de Poniente y El Rey de la noche, y ha recibido multitud de críticas porque, lo digo en plan bruto, no se ve un pijo. Es verdad que hay una belleza soterrada, y que las antorchas dejan estelas de una plasticidad conmovedora y de una gran potencia visual, pero también que ni apagando las luces del salón se aprecian los detalles.

     Las redes organizaron el lío. Nada que ver con el lío entre las derechas, derechitas o veletas azules. Hasta tal punto que hay amenaza de no apoyar los presupuestos de los andaluces. ¿Quién no los apoya? El partido de ultraderecha. ¿Y por qué? Porque el líder del PP ha llamado ultraderecha a la ultraderecha en su nuevo, viejo intento de llegar al centro, después del descalabro electoral. Oh qué pecado. Enseguida, el portavoz del club ultra en el parlamento andaluz, Alejandro Hernández, se ha ofendido, y dolido como un cervatillo ayer se puso a lloriquear en Espejo público frente a Susana Griso. ¿Y? Que la luz volverá a Juego de tronos en el capítulo siguiente, cuando reaparezca la gran mala, mi admirada Cersei Lanister –imponente Lena Headey-, y cuando Bonilla regale un ticket de regalo con masaje completo a los ultras y la derechita se encame de nuevo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario