Los
Javis S.A.
(Artículo publicado el domingo, 25 de noviembre, en diarios del grupo EPI PRESS)
A ver,
audiencia, a ver, público, a ver, teatreros, a ver, seguidores de la inefable Paquita Salas, a ver, Brays Efe –estaba cantado que una
parada en la meteórica carrera de este canario era, tras el fulgurante y arrollador
éxito de la serie que nació en Flooxer y saltó como un lince a Netflix sería Tu cara me suena, donde cada semana
demuestra que el treintañero tiene una innata capacidad para el cameo, para la
simulación, para ser uno y mil, un camaleón que es capaz de emocionar cuando
canta como si fuera Manzanita el
clásico La quiero a morir-, a ver,
adolescentes que aún no tenéis claro si os va la carne o el pescado, a ver,
señores y señoras, ¿no queréis una taza?, pues toma la olla entera con caldo de
Javier Ambrossi y Javier Calvo, Los Javis, marido y
marido, pareja in en la España que cree haberse quitado la pelusa del rechazo
por cuestiones de gusto sexual. O sea, Los Javis Sociedad Anónima. Los Javis
S.A. Este matrimonio es el puto amo de la tele, del cine y del teatro. Se rifan
a la pareja. Son las Campos con pito, los Alaska
y Mario con menos pluma, las Kardashian patrias con menos culo
postizo, la fantasiosa Ana Obregón
sin tanto cuento, la Tamara Falcó,
otra Preysler S.A., sin el rosario a cuestas. Por cierto, una Campos, Carmen,
se ha hecho un Cámbiame en Sálvame y después de pasar por el tren
de lavado de nutricionistas, esteticistas, artistas, rollistas, y peluqueros en
acción, zas, la nueva Carmen Borrego
es como Terelu Campos, que “pasa por
malos momentos de nuevo al tener que operarse de urgencia”. La putada es que no
se viera la operación en directo, tal como merece la audiencia y Las Campos
tendrían que haber previsto. Terelu entra y sale del quirófano como entra y
sale del plató para vender que entra y sale del quirófano, entradas y salidas
que son un negocio para la familia, que vive el drama de la mastectomía con una
generosidad admirable, quizá tal vez recompensada por el sonido de la caja
familiar haciendo caja. Digo yo, pero no me hagan mucho caso, que nunca se sabe
cómo funcionan las empresas por dentro.
Tongo
en OT
Un Ondas para Paquita, y Los Javis, allí, en el Gran
Teatre del Liceu de Barcelona, en plan señores y muy en su papel de abanderados
de toda reivindicación que se precie, en esta ocasión recordando la importancia
de todas las actrices, sobre todo de esas que se quedaron en las cunetas a
pesar de tener un Goya o un pasado como protagonistas de series que en su día
lo fueron todo y hoy nadie recuerda. Y cómo no, a las actrices transexuales,
reducidas a “una mísera figuración”. Gestmusic está prendada con estos prendas,
y se rumorea que prepara algo, que urde un no parar, una cinta sinfín, un
continuo, una llama que no cesa, un canal 24 horas, un programa que retratara
su día a día, y que dicen que podría emitirse en Cero, lo de Movistar. Dicen.
Yo que TVE me tiraba al pescuezo de la idea y no la soltaba hasta tenerlos
amarrados. ¿Cómo hacen el amor, cómo escriben sus guiones, dejan la puerta del baño
abierta si uno está defecando, se tiran cuescos bajo las sábanas? Los actuales
profes de Operación Triunfo –después
del zapatazo a la actriz Itziar Castro,
que la bajaron del barco porque no “alcanzó los objetivos previstos” como
profesora de actores-, y puestos a reivindicar, han de aclarar si en OT hay o
no tongo, pero tongo hasta el corvejón, como se vio en una gala en la que un
plano pilló los papeles del jurado con las calificaciones de los triunfitos
antes de que las criaturas cantaran. Ay, ingenuos. Si Los Javis S.A. preparan
un Alaska y Mario y nos cuentan las
veces que lo hacen, es de ley que pongan ley en la selva industrial de Operación Triunfo, pero ya intuyo que
esa flecha no rozará ni el pericardio de los jefes. ¿Son los únicos en el
carromato de la fama que forman una sociedad anónima? Qué va. Los León S.A.
también van viento en popa, y tal vez en pompa. La matriz es Paco León, seguido de su hermana María –acaba de renovar para la quinta
temporada de Allí abajo-, y como la
mamá Carmina Barrios pedía a gritos
un lugar en el altar de ese negocio lo consiguió convirtiéndose en un
personaje, ordinario y previsible, y un poco chabacana, en Carmina o revienta, que luego prolongó en aquel anuncio para pagar
calderilla con el móvil. Como no puede ser otra cosa, sólo es Carmina Barrios,
igual que Santiago Segura, que sólo
puede ser eso, Santiago Segura S.A.
Pierde
pierde pierde
Y ahora Carlos Sobera –comanda el restaurante
del amor, del estrambote, lo grotesco, el despiporre y el friquismo sinfín que
es First dates y el lacrimógeno y
trasnochado Volverte a ver, uno en
Cuatro, el otro en Telecinco-. Un Sociedad Anónima que salta a otras pantallas
convertido en un animador de juego online en un anuncio insoportable.
Insoportable por lo que anuncia, es decir, por estimular la ludopatía siendo ésta
una de las últimas y más peligrosas adicciones de nuestra juventud y de la
gente con menos recursos. E insoportable por el anuncio en sí. No soporto la
voz machacona del narrador con un toque de secreción sexual de cuarto oscuro,
maloliente y pervertido. Entra entra entra. Mira mira mira. Apuesta apuesta
apuesta. Sufre sufre sufre. Ríe ríe ríe. Salta salta salta. Vive vive vive. Y
en la pantalla diversos Carlos Sobera poniendo caras de mirar, apostar, sufrir,
saltar o vivir. La corrida termina con lo que se pretende. Apuesta, apuesta,
apuesta. O sea, déjate la guita animado por una explosión como de orgasmo
final. Seguro que a Carlos Sobera S.A. le da igual si por su mor alguien pierde
hasta la vergüenza jugando en ese casino virtual pero tan peligroso o más que
uno real. A ver quién le pide luego explicaciones. Las redes sociales ya lo hacen,
y lo ponen a caldo con lamentos durísimos. A don Carlos, ceja arriba, ceja
abajo, le compensa por la pasta que gana haciendo que la pierda la gente. Ya
mismo vemos a Los Javis S.A. al lado de los agraviados por Sobera en plan
Ferreras&Pastor, otros S.A. versión más periodismo, enviando a Paquita
Salas para darle bolsazos y que sea él quien sufra sufra sufra.
La guinda
Política
y esputos
Lo vi. Lo vi en
directo. Vi la intervención de Gabriel
Rufián, el hooligan de ERC, puro serrín y estiércol, como dijo en el
hemiciclo Josep Borrel con atino en
su respuesta, y vi el saludo triunfal del histriónico político catalán con los
brazos abiertos mirando con chulería y reto al respetable. Pero el respetable no
estaba allí sino en casa. Convertir la política en un circo de payasos y
testosterona da alas a la extrema derecha, niñato.
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