lunes, 13 de mayo de 2013

Maldeojos



Habla con mi representante

      A José Gutiérrez, Guti, lo sitúo, en mi ignorancia futbolera, en el mundo del balón, aunque como lo sacaban muchas veces en programas de chismes alabando su gusto en el vestir, como un abanderado de la moda y los complementos, y los tatuajes y las cosas, no sabía muy bien si también era costurero o maniquí. Al no seguir los pasos de esta banda, sus miembros crecen a velocidades marcianas. Quiero decir que uno cree que siguen dando patadas al balón y de golpe, una noche, lo ves de jurado en ¡Splash!, famosos al agua, y ya no sabes qué pensar. Bueno, lo primero que piensas es que se puede ser buenísimo con la pelota –no sé si este señor lo era-, pero una nulidad de jurado. Claro que se pueden dar las dos cosas a la vez, es decir, ser malo en todo. Valga el ejemplo de Santiago Segura. ¿Qué pinta en un jurado este señor? Lo que Guti. Nada. Quizá por eso tenga carrera en la tele. La tendrá. Ha empezado fuerte. Creo que ya tiene representante, y no uno cualquiera. Quien quiera que Guti haga un bolo en su discoteca, como los que hace Paquirrín DJ o como sea el nombre artístico del Pantojo, que llame al representante de Belén Esteban, dedicada ahora a domar sus adicciones, dicen con amortiguada mala leche por los platós, en alguno de ellos con expresa prohibición de no mentarla para que se recupere mejor. Así que lo sabemos, veremos a Guti donde haya menester verlo. Hará carrera. Aunque sea un zoquete. A mí me lo pareció en el concurso de trampolines. Soso, sin un discurso serio, queriendo estar a bien con dios y con el diablo, es decir, alimentando la pantomima de estos jurados donde cada uno ejerce un papel. El bueno, el duro –tipo Risto Mejide, con sus matices, papel que recayó en la estricta ex seleccionadora de natación sincronizada Anna Tarrés-, o el simpático –papel que sufrimos cada vez que pretendía ser gracioso el mentado Segura, una de las criaturas televisivas más falsas y detestables que conozco-. 

Don José María Gutiérrez, de las pelotas a la pasarela, o a los platós, dispuesto a hacer lo que le echen, jurado, cantamañanas, tertuliano, comentarista científico... En manos de un buen representante hasta podrá formar parte de la familia de Sálvame, ese sueño.


Olvido no es Belén

      Siguiendo con el frescor de las piscinas, esta temporada han dado mucho juego, como hemos visto. A estas alturas no hay que explicar quién es Olvido Hormigos. Antes sí. Antes había que recordar que era la concejala de Los Yébenes que se grabó a sí misma dándole al manubrio. Ahora dices Olvido Hormigos y te vienen a la cabeza un montón de imágenes, casi ninguna de ellas con la señora vestida. Se tiró de la piscina luciendo un cuerpo a la altura de Youtube. De ahí siguió saltando y se subió a la portada de la revista que lo enseña todo menos el potorro, que dicen que eso no es estético. Y luego, la gloria. Ya se ha hecho un Sálvame de Luxe como mandan las reglas de esta carrera. ¿Qué nos quedará por ver? ¿Tal vez ver a la mujer vestida? Todo se andará. Creo que tiene marido, y que es medio feliz en su matrimonio, todo lo feliz que se pueda cuando tu santo no acaba de ver muy bien la dimensión estratosférica que va tomando su chica. Pero su chica, según las crónicas, lo tiene claro. No quiero ser la nueva Belén Esteban, ha dicho. ¿Por qué alguien puede pensar que Olvido llegue a ser la nueva Esteban? ¿Por aquello de, por la fama, ma-to? Yo creo que la carrera de Olvido, como la de Guti, ha de ponerse en manos de profesionales. Quizá nos estemos perdiendo a una consejera del amor en Mujeres y hombres y viceversa que nos hará olvidar a Lucía Lapiedra, que al parecer fue expulsada de ese paraíso de culos duros y tetas salvajes, condenándola, quién sabe, a volver a lo suyo, al sexo sin amor, despatarrada por contrato. Ya veremos. La carrera en televisión es dura, durísima, como bien sabe la estrella de extremo debate Herman Tertsch, que no sabía cómo abandonar Intereconomía –hay que pagar la farra, y ahí se ve que pagan poco- para hacer el viaje hacia el mismo cielo, pero en la tele del clero, y abandonó el plató como lo haría Raquel Bollo, con la boca chica por si le salía el tiro por la culata y se olvidaban de él de una vez. 

Doña Olvido Hormigos, de la concejalía política a la pasarela, o los platós, dispuesta a hacer lo que le echen, jurado, cantamañas, tertuliana, experta del amor... En manos de un buen representante, su carrera no tendrá fin.


Viva Toño Sanchís

      La maquinaria de los platós no para, y siempre andan buscando nueva carne. Esta semana El Hormiguero empezó fuerte, y eso que Rosa Díez no apareció en bragas ni nada. Eso sí, tonteó con Trancas y Barrancas, y parecía estar relajada ante Pablo Motos, que tampoco se subió su apretadísima camisa para enseñar sus chocolatinas. Ella es así. Con Pablo sí, con La Sexta no, que a ver qué va a preguntar el aguafiestas Gonzo, un Jordi Évele que aún no ha reventado, pero recuérdenlo, ese capullito reventará algún día y nos daremos cuenta de “lo que lleva dentro”, un periodista incisivo, informado, tenaz, educado, pero inflexible. Rosita Díez no está para muchos meneos ideológicos. Bromas, las justas. Los del PP lo llevan peor. Ni hormigas ni Jordi González, ni por supuesto Iñaki López. O sea, nada de El gran debate y nada de La Sexta noche. Y nada de nada en casi nada que no sea Intereconomía y 13tv, a donde sí van los populares a echarse unas risas. Algunos dirigentes del PP, digo de los gordos, no entiende esta política del silencio, de la prohibición. Dicen más, dicen que es un disparate de sea el ubicuo Paco Marhuenda, el director de ese periódico que crea a diario una de las portadas más imaginativas y delirantes de la prensa nacional, el que defienda en la pantalla a Mariano Rajoy y los suyos. Este hombre es un héroe. Como Rosa Díez, que nunca sabes si va o viene, si está o se le espera, si dice con la derecha lo que esconde con la izquierda. ¿Y si se pone en manos de profesionales y le encarrilan su carrera en la tele? Estoy convencido de que también tiene futuro. Yo creo que Toño Sanchís es su hombre. La lista de eminencias de este representante da vértigo. Están los mejores. Toño es el cerebro de Belén Esteban, de Olvido Hormigos, de Guti, de Mila Ximénez, de Boris Izaguirre, de Kiko Matamoros, de Jimmy Jiménez Arnau, de Mar Saura, de Rafa Mora, dios, nada menos que un tronista, en fin, de Maricielo Pajares, ay, esto es la leche. Rosa Díez, anímate, tienes futuro. Hazte con un buen representante. 

Doña Rosa Díez, de la política a los platós, dispuesta a hacer lo que le echen, sólo si le echan unas risas, que cuando la llaman para que hable de política, pero de verdad, sin hormigas ni puñetas, desaparece como un Mariano Rajoy cualquiera. Aún así, en manos de un buen representante, seguro que haría carrerón como jurado, cantamañanas, tertuliana, experta en sucesos, ciencia, brujería, nuevas tecnologías, agricultura, economía... la monda.



La guinda                                                                                                   
Los resabiados
Dice Alberto Chicote en las promociones que ha venido haciendo La Sexta preparando el regreso de la segunda temporada de Pesadilla en la cocina –jueves por la noche- que en estas entregas se le ha complicado la cosa. El esquema es el mismo, restaurante a la deriva, mala gestión, y platos que no quieren ni los gatos.  Pero sobre todo, que la gente se sabe el truco porque conocen el programa. Son espectadores resabiados. 

Alberto Chicote. Y sus camisas. Punto.

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