domingo, 5 de mayo de 2013

Maldeojos. ¿Gente, qué gente?



¿Gente, qué gente?

      Seguro que existe el glamur en Twitter. Si no, de qué iba Carmen Lomana a usar la red social pidiendo de rodillas a sus seguidores que no dejen de ver +Gente hasta el 17 de mayo en que a ella, a las otras, y a los demás, incluida Anne Igartiburu, les rebana el glamur, desde el tacón al sobaco, y alcanzando la cúspide de sus cerebros, don Ignacio Corrales, director de TVE. Cuánta elegancia derramada. + Gente no ha dado el fruto esperado. Y se lo limpian. La analista cultural del programa tiene clara la razón del fiasco. Que no se puede competir con el circo, ha dicho a sus seguidores en la red. Se olvida la señora de que la señora es circo, vive del circo, y nació y creció en él. Es más, el programa mentado es peor que el circo al que se refiere la pija –ojo, a los pijos y ricos hay que protegerlos porque son los que más gastan, dice la delegada del Gobierno en Cataluña, María de los Llanos, sin que le estalle la silicona-.

      El equipo del programa supongo que se habrá llevado la mano a la cartera porque la mayoría se quedará sin trabajo – juro ante una foto de Mariló Montero que no me alegro, que el paro es cosa seria-, aunque el directivo responsable del truño mantendrá su puesto como si tal cosa. Cuando a veces veo + Gente, me pregunto lo mismo. ¿Qué hace esta banda ahí, por qué una televisión pública hace una cosa tan obsoleta, tan caduca, tan rancia, tan superada, sin chispa, melosa, hablando de una realidad insultante y promoviendo modelos de conducta que no hacen más que dejar claro que los que salen en el programa pertenecen a un contadísimo club del que tú jamás formarás parte? El dibujo de ese mundo rosa es patético. El lloriqueo de Lomana, también. 

Carmen Lomana, referente cultural en +Gente, en una pose natural para irse de piscinas, quizá un poco antes de lloriquear pidiendo que veamos el programa antes de que, con buen criterio, se lo cepillen de La 1.


María de los Llanos, delegada del Gobierno en Cataluña tuvo una iluminación para salir de la crisis: hay que proteger a los pijos porque son los que más gastan. Lo dijo tan convincente que la silicona del cerebro no le estalló.

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