domingo, 26 de mayo de 2013

Maldeojos. Letras



Letras

      Se estrenó a principio de esta semana, y forma parte de la revolucionaria remodelación de las tardes de La 1. Es la bomba. Digo la remodelación. Ignacio Corrales, el director de TVE ha tirado la casa de la imaginación por la ventana y ha volteado la oferta. Nada que ver con lo anterior. Ni mucho menos. Dejemos a un lado Gran Reserva. El origen. Aunque no, no podemos dejar la serie diaria a un lado. Es casi lo único que de verdad es nuevo. A partir de ahí, el desparrame. La telenovela del otro lado del océano, lo de Ana García Lozano y sus testimonios –Tenemos que hablar, televisión de mercadillo, tele en la que alguien cuenta, por ejemplo, que su mujer lo abandonó porque fue a ver a un curandero por tener una crisis, y acabó quedándose con el charlatán-, y para compensar semejante despropósito, el concurso de Carlos Latre, Letris

      El concurso, a cuyo plató entra el humorista como “el jefe de pista del divertido circo del lenguaje”, va de eso, de jugar con las letras. Es decir, te dan unas letras sin orden, y tú, hábil, con tecnología de última generación –el programa está patrocinado por una firma de cacharros electrónicos-, las ordenas hasta que o, n, m, t, a se convierta en el “matón” que esconde ese desorden. El grado de dificultad va subiendo aumentando el número de letras. Eso es todo. Nada que objetar. Concurso bobo en mitad de un páramo que no interesa al público que viene de los testimonios ni al que llega luego. ¿Qué llega luego? Lo nunca visto en TVE. Corazón. Como lo leen. No hay Letris que arregle la palabra. Corazón es Corazón. Tiene dos ediciones, como los telediarios. A mediodía y por la tarde. En esa parrilla absurda e impropia, Letris es una z, i, l, o, p, ll, e, g, i.

Plató de Letris, concurso encajado entre los testimonios de Tenemos que hablar -Ana García Lozano-, impropios de una televisión pública, y Corazón, aún más vergonzante que el anteior.

Carlos Latre es presentado como "el jefe de pista". Y en efecto, el humorista se parodia a sí mismo parodiando con sus voces -sin venir a cuento- a todo quisque. Un poco cansino este Latre.

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