Vaya crack
(Artículo publicado el martes, 17 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Así se llama el
nuevo programa de los viernes en La 1 de TVE y lo presenta Roberto Leal, ejemplo de
crack. Así que ya está, política de hechos consumados. Vaya crack se ha
popularizado, y se usa para eso, para destacar a alguien por sus habilidades no
solo intelectuales sino de todo tipo, y cuando digo de todo tipo es de todo
tipo. Tanto, que ya ha perdido la exclusividad del término. A estas alturas,
cualquiera puede ser un crack. Incluso de pacotilla. Pero el concurso de La 1
es una vuelta al origen, un viaje al centro del término, a su verdadero
significado. Con sus distintas pruebas, Vaya
crack pretende descubrir al crack español, a esa persona que sea un lince
en distintos campos, desde la música a la agudeza visual, desde el lenguaje a
la habilidad matemática. Cada semana se va eliminando a quienes no son tan
crack de forma que la criba nos deje al mejor.
La noche del
estreno empezaron seis concursantes, pero ganó Isabel Esain, joven de currículo asombroso –investigó en Harvard,
Cambridge le ofreció hacer un doctorado, habla cinco idiomas y toca seis
instrumentos musicales-. Una crack. Vaya
crack es divertido, instructivo, dinámico, con un ritmo sin tiempo muerto,
ideal para ser manejado por el presentador, que es una feria sin llegar al
empacho. Además de Roberto Leal, Vaya
crack cuenta con un tipo que acabo de descubrir aunque su trayectoria es
impecable, Luis Quevedo –guionista
del mítico Redes, colaborador de Tres14, y presentador, guionista y
director de esa obra magna que se llama En
busca del primer europeo- y Pablo
Ibáñez, que del Hombre de negro en El
hormiguero ha pasado a ser el Hombre de blanco nuclear. Es un buen
programa. Véanlo el próximo viernes.
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