martes, 1 de octubre de 2019

Maldeojos. La cara de los coches


La cara de los coches
(Artículo publicado el domingo, 29 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Perdonen mi tozuda insistencia, mi pertinaz soplapollez, mi estúpida rebelión, perdonen que vuelva a lo mismo, pido disculpas por dejarme llevar por mis prejuicios, pero ciego de rabia y más tonto que un maíz, no puedo, no quiero hacer otra cosa. Me resisto a usar la palabreja, no me sale, no quiero acostumbrarme a escribir “coaches” y pronunciar con mucho bombo, solemnidad, y burricie “couch” como si fuera normal, y no, no lo es, no es normal llamar “couches” al jurado de un concurso de talentos canoros. Me da igual el tipo de concurso, de grandes, de pequeños, o de todos en la misma cama. Así que los “coaches” no pueden ser otra cosa que coches, dónde va a parar. De golpe, en apenas un par de elecciones, en apenas otra visita al monarca –papá, se ve en una foto manipulada a Felipe VI, me dijiste que cada cuatro años, pero cada dos por tres se me llena la casa con esta peña-, en apenas dos semanas la tele se ha llenado de coches diciendo sandeces de mucho calibre y haciendo unos gestos más repetidos que la letanía de Pedro Sánchez para no decir que en el fondo, con el inestimable apoyo de Pablo Iglesias, ha trabajado duro para hacer presidente a Pablo Casado, ayuda de escoba en Moncloa al guiñol  Albert Rivera, y bruja para noches de tormenta a los vaqueros de Abascal. Puestos a votar todos los años, se comenta también en redes, prefiero Eurovisión. Mientras sí es sí o no es no, Antena 3 se ha puesto hasta arriba de farsantes que se lo llevan crudo en ese tinglado comercial que lleva por nombre La voz kid. Menuda broma. No valoro a los que salen porque son niños, y no me da la gana entrar en el juego de esa loca oca, allá papá y mamá con su responsabilidad. Me quedo con los adultos y sus pantomimas, tan falsas como los nervios de David Bisbal con la mano detenida en el puto botón para elegir a los niños de su equipo, tan alucinantes como los “mi vida” de Rosarillo, la más petarda de las Flores, la más jipi de pacotilla, la de los piños encalados, en fin, que el huevón Melendi me deja hielo en la pantalla de la tele. ¿Es que alguien se cree a Eva González, que no es coche sino presentadora, en la escena detrás del cristal, con el papá y la mamá, y la abuela y quizá el hermano mayor del nene que canta por Lola Flores? Es, como dicen los políticos de los otros, un teatrillo.

Frío rencor
     La otra cadena puso el reló de la caza del distinto a la velocidad de la luz para conseguir que Got talent se estrenara el mismo día que La voz kid y hacer pupa, claro. Dice quien lo conoce que Paolo Vasile es un tipo sin piedad, un tipo frío y rencoroso, ese tipo de personas que si no te la dan a la entrada te la dan a la salida. No le va mal a Telecinco con él. Es más, le va de perlas. No hace ascos a nada, si ve que hay negocio. Como tiene que ser en una sociedad de capitalismo radical. A lo que voy. En Got talent no existe la figura del coche, en el sentido que se le da al coche en La voz kid, pero sí hay jurado tal como uno entiende que es un jurado, es decir, quien dictamina, quien decide si sigues o no sigues sobre la pista. Y también hay primeros planos con la cara de Risto Mejide, el candidato Mejide –ya se lo contaré otro día, pero así, resumida, la cosa consiste en que, tal como estoy diciendo, en Telecinco, y en La fábrica de la tele, cualquier cosa sirve para hacer caja, negocio, meter bulla, y rebajar la solemnidad de algunas cuestiones sin que les tiemble el pulso ridiculizando, parodiando, o descojonándose de las mismas sin complejos, y es cuando surgen ideas chocantes, como la de Todo es mentira, programa que  ha creado su propio partido político con intención de presentarse a las elecciones con un nombre que no deja lugar a la duda, Peor no lo haremos, o sea, el PNLH-, pues eso, que en Got talent también hay primeros planos con las cejas hirvientes de Risto, con su gesto de indiferencia o asco, con la dulce sosería de Edurne, con la cara de sardesca de Paz Padilla, con la de “pasmao” del nuevo, Dani Martínez, que no sé por qué se le relaciona con el humor cuando lo suyo siempre ha sido eso, ser “un tontaco” de libro, un sin gracia, un pesado.

El niño Errejón
     Seguro que lo saben, pero el niño del tambor ya no es el niño del tambor de hojalata de Günter Grass sino Hugo, Hugo Molina, nacido en las ascuas sin piedad de Mediaset y paseado como trofeo por la cadena después de hacer que Santi Millán, otro que pone unas caras muy estudiadas detrás de las cortinas de Got talent en planos como robados, dijera al tamborilear la criatura una pieza con olor a semana santa, “me cago en diez”, es decir, joder con el nene, no me lo puedo creer, vaya talento, o vaya “talent”, siguiendo con la nomenclatura de estos concursos, que arrinconan el español porque en inglés parece que el talento de los “kid” es menos rotundo que si dices “talent”, que es la releche. Total, que nació una estrella, otra para usar y tirar. De hecho, el chiquillo, con papá y mamá de su mano, ya se sentó junto a Emma García –aún no como hormonado de esa peste llamada Mujeres y hombres y viceversa- en Vida la vida, cita en Telecinco que recoge residuos que ella genera. Hablando de críos, y de talentos y habilidades, ha irrumpido en las últimas horas uno que lo está petando más que el Huguito del tambor en Telecinco, o que el otro chiquillo de la semana, Hugo Sánchez, esta vez en Antena 3 con una saeta. Mediaset y Atresmedia, en guerra con la pasión de Cristo. Una pone el tambor, la otra la saeta. Y Bisbal, de nuevo, el ridículo. ¿Qué virgen llevas colgada?, pregunta la Flores. Es mi Jesús Nazareno, dice el niño, ole, dice Rosario. El niño saca una estampa, la besa, mira al cielo, y empieza a hacer pucheros. Ay, corazón, mi vida, qué bonito, dice la que tiene un gato que hace ay, ay, ay. Todos corren a abrazar al chiquillo. Bisbal, inspirado, suelta un “qué bonito que te emociones con Jesús”. Es el momento en que mi cabeza explota. Del niño Íñigo Errejón, que irrumpió como un tornado, si eso, hablamos otro día y vemos a qué concurso va.

La chispa

Está viva
La tercera temporada de Estoy vivo –jueves, La 1- ha vuelto tan viva y adictiva como la primera. Una vuelta de tuerca, un apocalipsis en la trama, se llevó por delante a tres de los personajes más emblemáticos. Pero seguro que no es lo que parece. Javier Gutiérrez y el maravilloso Alejo Sauras como el Enlace entre la tierra y la realidad paralela de La Pasarela se han quedado como caras visibles de una serie emocionante y valiente.  

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