Miguel Ángel Ibar
(Artículo publicado el martes, 24 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Yo también creo
que es el personaje, el mejor trabajo de su vida de actor hasta ahora. Hablo de
Miguel Ángel Silvestre, trasmutado
en un Pablo Ibar en la serie que
cuenta la historia del preso En el
corredor de la muerte, que se puede ver de un tirón, que es lo que pide el
espectador, este espectador, si tiene la tentación de ver qué pasa con un
material conocido y cuyo final también, hasta ahora, se conoce. Vayamos por
partes. En el corredor de la muerte
aborda la impotencia de un reo de raíces vascas condenado a la pena de muerte
en EEUU por un crimen que, según todos los indicios, no pudo cometer. La
condena se basa sobre todo en el supuesto parecido de Pablo con una foto de
vídeo tomada la noche del crimen en casa de los asesinados –un hombre y dos
mujeres-. En el corredor de la muerte
está basado en el libro de Nacho
Carretero.
La miniserie es
de cuatro capítulos, y en ella van quedando claras algunas cosas. Queda claro
que la suerte es fundamental en la vida, que el tesón es fundamental, que la
lucha te puede sacar del corredor de la muerte, que el sistema judicial
norteamericano es una caca porque si no tienes dinero, apaga y vámonos, que una
historia conocida si se trata como es debido puede ser llevada a la pantalla,
que el “cubano” Miguel Ángel Silvestre es un cubano de pura cepa, que el amor lo puede todo, y
que el de la novia y luego esposa Tanya –la inmensa actriz puertorriqueña Marisé Álvarez hace también un trabajo
diez- es un amor por encima del mundo, que Bambú Producciones ha vuelto a
firmar un trabajo impecable, que la ambientación es poderosa –entre Madrid y
Colombia- y que Movistar, la plataforma que lo emite y produce, va almacenando
tesoros.
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