lunes, 16 de septiembre de 2019

Maldeojos. Silvio (y los otros)


Silvio (y los otros)
(Atículo publicado el domingo, 15 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No vas a joder el futuro de mis hijos, no vas a destruir las libertades que mi abuelo defendió  en dos guerras mundiales, le escribe el actor británico Hugh Grant a Boris Johnson, el primer ministro británico, el tipo que prefiere estar en una zanja tieso como un ajo que salir de Europa con acuerdos. La feria de este loco forma parte del festival al que nos tiene acostumbrados la pantalla con parecidos fulanos que también son dueños de melenas anaranjadas. O no. ¿Qué le habrá hecho el mundo a los pelo mazorca para que estos lo den todo y sean capaces de organizar una desorganización mundial tan medida y perfecta? Hugh Grant se dirigió al político británico cuando éste suspendió en un arrebato de cojones el Parlamento. Cojones. Locos. Hooligan. Populistas. Canguelo. Poder. E implantados capilares. Y entonces llegamos a Silvio Berlusconi. Y llegamos a Paolo Sorrentino. Y llegamos a Silvio (y los otros), serie que se puede ver, íntegra, de un tirón, en Movistar. Serie que narra la situación de un tipo que atraviesa uno de los peores momentos de su carrera, recién salido del Gobierno y acusado de todo tipo y tamaño de corrupciones –es Silvio Berlusconi, al que da vida un histriónico, y a veces terrible por sus gestos de máscara, Toni Servillo- al que un empresario buscavidas, Sergio Morra, el actor Riccardo Scamarcio, adora como referente de negociante y triunfador, en lo económico y social, y por tanto su meta es conocerlo y hacer negocio con él, con el hombre más poderoso de Italia. Para conseguirlo usa los métodos que tanto adora su adorado, o sea, chanchullos, fiestas con señoritas muy, muy jóvenes, y sutiles reuniones donde fluye el dinero para conseguir el fin. Pero también, como la obra de Sorretino –La gran belleza, El joven papa-, es una reflexión sobre el poder, la decadencia, el ridículo, la belleza, y la futilidad de la vida convertida en motor y razón de ser. Silvio (y los otros) es barroca, feroz, patética, surrealista, trepidante, despiadada, clásica, moderna, depravada. Silvio es como los otros, entre payaso y peligroso, entre imbécil y una bomba, Silvio es como Trump y Salvini, como Jhonson y Bolsonaro.

Un par de tontos
     Pero rebajemos el nivel. Acerquemos el foco a la patria. Silvio el retocado no está solo. ¿Solo yo encuentro parecido de cara, pelo, cejas depiladas, y tirantez del pellejo entre el tintado Ortega Cano y Kim Jong-un? Vean fotos y comparen. La otra noche, en su casa, donde recibió a un forajido del tinto como Bertín, apenas me enteré de lo que decían porque no podía apartar mi mirada de las sienes de Ortega, tan norcoreanas. Algunos, además de retocados y simplones son tontos. ¿Saben que dos reporteros de Cazamariposas, otra estupidez de Mediaset –en Silvio (y los otros) se hace mención a la influencia tan nociva de ver las cadenas del emporio-, un tal Sergio Silva fue enviado a Cercedilla cuando las teles contenían la respiración antes de hallar el cuerpo de Blanca Fernández Ordóñez. ¿Qué pinta en un hecho que luego acabó como acabó un formato dedicado a la basura que genera esa empresa salida de programas como Supervivientes o Gran Hermano? Pues lo que pasó. Que el tarugo grabó un vídeo para su Instagram en el que decía, “el ambiente es tenso, los periodistas están serios, nosotros gritamos y nos partimos el culo, todo el mundo está muy triste con el tema, pero nosotros estamos muy bien, o sea, que nos da un poco igual, ¿somos malas personas o no?”. No, querido, le respondió Ángel MartínSe lo que hicisteis, y ahora Dar cera, pulir #0 en Movistar-, podéis ser malas personas, pero sobre todo “sois tontos”. Son niñatos sin preparación, imbéciles soltados en un lugar sin saber qué hacer, cómo comportarse, qué es lo que se espera de ellos. La culpa no es de ellos. El hecho es otro caso Silvio (y los otros). Hay más. ¿Qué se puede esperar de Gloria Camila, la hija del torero y de Rocío Jurado, presente también en lo de Osborne, como reportera en Volverte a ver, lo de Carlos Sobera? Que cada semana insulte a periodistas preparados mientras especímenes de su calibre ocupan sus puestos no por lo que valen sino por lo que son. Así es el mercado.

Vuelve Roci-Hito
     Entre el mercado, y los otros, ella sola se mató. Viene muy bien esta frase si ahora llega como la gota fría más bestia que la que aún colea, el juicio contra Ana Julia Quezada por el asesinato del niño Gabriel Cruz el año pasado. Pues ya tenemos otro tonto. Este juicio se ha llevado por delante el interés por la muerte de Blanca. Ahora es Ana Julia aquí, Ana Julia allí. Y sin parar. Las cadenas hierven fabricando una basura muy poco elaborada. Un tal José Araque, reportero de Ya es mediodía, soltó en directo la otra mañana, al bajarse del coche policial la acusada, “hemos visto a la negra de blanco”. Hasta los padres del niño, sensatos, comedidos y prudentes, han pedido mesura a los medios, que no hagan espectáculo, que dejen trabajar a la justicia, que no hagan juicios paralelos en los platós.  El mundo al revés. El Silvio Berlusconi de la serie mentada le explicaba a su nieto que los jueces le tenían manía y que iban todos a por él, pero que algún día regresaría para poner orden. Es lo que hizo Antonio David Flores la otra noche entrando a la casa de Guadalix. Es mi regreso a la tele, y por la puerta grande de Gran Hermano, decía bañado en lágrimas, así que aprovecharé el regalo después de estos duros años de calumnias y denuncias falsas para que la gente sepa cómo soy de verdad. Entre patético y conmovedor esta gente cree en serio que la gente necesita saber cómo son. A quien no le ha dado tiempo de mostrarse, ni como es ni como quiere ser, es a Ana García Obregón, que entró por una puerta a Masterchef y salió por la otra con el delantal entre las patas. Como un Silvio con tetas, Anita vive una decadencia amarga, plastificada, desorientada. Pero atención, un animal herido es siempre una amenaza. Así que ojo, Roci-Hito Carrasco, cuidado. Te espera la del pulpo con tu ex en Guadalix, y con el apoyo de tu hija (y los otros) en el plató. Sorrentino, vente a España.

La chispa
Cristina Pedroche

    Se estrenó la noche del jueves en El hormiguero Cristina Pedroche como colaboradora semanal, como lo hace ya Nuria Roca, Pilar Rubio, Dani Rovira, o Antonio Resines, que también se estrena sección. Cristina es una chica simpática, desinhibida, y su cometido es representar escenas de películas muy conocidas. No es lo suyo. Su Misión imposible no tuvo gracia. Los chillidos y aspavientos cansan si no hay nada más.

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