Lecciones doy
(Artículo publicado el sábado, 20 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
A veces nos
pasa. A veces me pasa. Uno, sobre los otros, sobre lo que deberían de hacer los
otros, sobre lo que no hacen bien los otros, y las otras, siempre tiene una
receta, una mueca, un reproche, un tenías que hacer esto, un tenías que no
hacer lo otro, un cómo se te ocurre preguntar por aquello, un me dejas de
piedra porque me he enterado de… Pero uno no sale en la tele –menos mal- aunque
la ve, y mucho, para luego hablar de ella y de paso llevar a casa algo de dinero
a fin de mes. Cuento esta perorata para ponerles en la pista. ¿Se puede mezclar
Sálvame –Telecinco- con La resistencia –Cero, Movistar-? ¿Se
puede mezclar Kiko Hernández,
estrella del gran circo de las tardes de Mediaset con el presentador David Broncano, humorista hasta la
médula del programa de #0? Visto así, a primera vista, no, son mundos
distintos, cabezas distintas, esferas distintas, programas muy, muy distintos,
o sea, no, nada que ver. El uno es vacuo y solemne. El otro, irónico.
Pues resulta que
la otra tarde, quizá después de la hora que se tiraron estirando el chicle de
la nada, siendo la nada si alguien de las señoras del insufrible
entretenimiento está o no preñada, la presentadora de Sálvame, Carlota Corredera,
y después de escuchar que Kiko decía que Lidia
Lozano tenía mucho dinero pero no se lo gastaba por rácana, les dijo que
David Broncano siempre hacía dos preguntas bandera en La resistencia. Una sobre el dinero que tenían en el banco sus
invitados. Otra, las veces que hacían el amor. Pues me parece una indecencia,
luego dicen de Sálvame… saltó como
una liebre que huye el tal Hernández, escandalizado y pudoroso. Y a usted qué
le importa, le hizo saber a Broncano. Está claro, no se entera de nada. Hay
mundos que no se pueden mezclar.
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