Donde
comen dos
(Artículo publicado el domingo, 9 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Como una peli de
relajados pudientes se ve un plano cenital tomado por un dron que sigue al yate
surcando un mar azulado en un ambiente relajado de copas altas con algo
espumoso y chicas molonas que acompañan a los dos vividores que se dirigen en
su nave hacia la costa malagueña, en concreto a Marbella. Es una ironía, una
broma, una forma de arrancar el programa para marcar el tono que más tarde
mantendrá. Los dos ricachones de ocasión y para la ocasión que marca el guión
son el chulapo rapero y actor El Langui
y el maestro de escuela y actor boquerón Pablo
Pineda, una mezcla novedosa, emocionante y emocional, diferente y
complementaria, atrevida y cargada de simbolismo que apuesta por la visibilidad
de la gente con algún tipo de discapacidad pero con mil capacidades más. Los
dos hombres se coaligan para presentar los viernes por la noche en La 1 Donde comen dos, dejando claro que se lo
pasan bomba y que son unos vividores de mucho cuidado. Envidia que me dan.
Llegaban en la anterior entrega al puerto de Marbella y enseguida se sentaban a
la mesa del restaurante allí tiene Dani
García, y en verdad en verdad escribo que me dieron ganas de presentarme
por si, por caridad, había sobrado algún restito de las suculentas viandas que
llegaban a la mesa. Porque hay que explicar, si es que no conoce el programa,
que a estos pájaros les ha tocado la lotería del buen vivir, vamos, lo que a mí
me mola casi más que ninguna otra cosa, comer ricuras de pescado y viajar, sea
donde sea, viajar incluso a Marbella, aunque prefiero un buen espeto de
sardinas sentado a la bartola frente al mar en cualquier chiringuito de El
Palo, más popular que la primera parada y donde los colegas invitaron al
también actor Jesús Bonilla. Ese es
el espíritu de Donde comen dos, buen
rollo, buena comida, magníficos destinos –Roma, donde fueron saludados por el
papa Francisco en la plaza de San
Pedro, Valencia, Madrid, o Extremadura- y haciendo patria, dejando claro que
tener síndrome de Down no impidió a Pablo Pineda –con plaza pública en su
ciudad, Málaga- ser el primer europeo con ese trastorno genético en terminar
una carrera universitaria, además de conseguir la Concha de Plata en el
festival de San Sebastián por su trabajo en Yo,
también –año 2009, de Álvaro Pastor
y Antonio Naharro, con Lola Dueñas-.
Malnacido
Trump
También queda
claro en Donde comen dos que tener
parálisis cerebral no impidió a Juan
Manuel Montilla, El Langui, hacer películas, series, colaborar en programas
de radio y televisión, componer y dar conciertos, y reírse con ganas de su
torpeza y falta de movilidad. Ver a este par de dos apretarse unas sardinas
como el mar manda te devuelve la fe, resucita al desfallecido de la vida, e
incluso eres capaz de ver como graciosa y no como maleducada ni sardesca a Paz Padilla, que trata de imitar con la
vulgaridad que la caracteriza a Isabel
Pantoja, la superviviente que no necesita rayos uva de mentirijilla para
estar más tostada que el propio Alfonso
Arús o que el sinvergüenza empresario Donald
Trump, que sabe cómo agitar el avispero del mundo para que la rica miel de
los chorros de dinero le lleguen a sus putos y malditos bolsillos, ya sea
tocando la tecla china, mejicana, o ahora británica. Malnacido. Ya sabemos que
sí, que donde comen El Langui y Pablo Pineda –qué tío más sensible, qué lágrima
más fácil y bonita tiene el puñetero, qué abrazos tan tiernos le da al pillo
rapero- pueden comer más de dos, lo que no sabemos es si donde come una Campos comen más, dos, tres, o ve tú a
saber. Lo digo porque la señora de la ex papada Carmen Borrego –díscola, la mayor no lleva el Campos en su primer
apellido sino el Borrego, beeeh, beeeh, de su papito- se fue de Sálvame como lo hacen en ese club de
alterne, hoy me voy yo, luego vuelvo y te vas tú, pactamos un sonoro portazo,
montamos un poco el número, y así vamos tirando. Pues bien, la Borrego se fue
pero fue llamada de inmediato –a las eminencias se les persigue por el universo
para que no dejen de iluminar su alrededor- por Viva la vida, lo de Emma
García, que antes fue de la reina madre Campos S.A. Al grano. ¿Saben lo que
dicen que va a ganar la gañana Borrego por el ratito que eche? Sobre 500 euros.
Claro que con eso Terelu no tiene ni para churros. Pero me entero de que esta
saga es como un castigo nacional, otro. Y ya hay otra pimpolla en acción. Se
llama Alejandra Rubio, otra mini
Campos cuya carrera ya se vislumbra porque suena para la próxima edición de Gran Marrano VIP. Así que no, donde come
una Campos no comen dos, ni tres. Hacen falta muchas Campos para que coman las
Campos.
Noche
de Amor
Eh, que falta en
esta página la maldición, otro castigo nacional de primera magnitud, y pide
paso a trompicones, levantando la barbilla de chivo el líder de la mula.
Paréntesis. La señorita Amor Romeira
–ex gran hermana, al fin cambió su sexo para adecuarse a lo que ella sentía-
dice que le gustaría acostarse, o tirarse, o trajinarse, o que la empotre Santi Abascal para “quitarle todas las
tonterías”. A ver si lo de Pecho Henchido es una cuestión de mal follado. Pues
eso, que ahora la han emprendido contra Javier
Maroto, jefazo del PP, “porque es un trepa que se aprovecha de ser gay” para
tener ventajas -¿por enfermo, por condenado por el cielo?-. Hala, Romeira,
chica, date un revolcón con estos tipos a ver si se les abre el ojete del coco.
Y si no, que lo haga Naranjito, aunque el inquieto Alberto Carlos Rivera ya lo ha dicho como él dice las cosas,
ajustándose la manga de la camisa, atusándose el flequillo o enderezándose la
corbata y la chaqueta, donde comen dos, no come VOX… por ahora. ¿Qué cenarán la
primera noche de amor entre PP, Cs y Santi? Servidor, sin pensarlo, prefiere
tocar en la puerta de Pablo y El Langui por si el tercer comensal aún no lo
tienen claro y hacer realidad el dicho, donde comen dos, comen tres.
La guinda
Risto,
ole y ole
Como la espuma.
Hay que decirlo, y decirlo, por ahora, clarito. Todo es mentira está tomando una velocidad que ya quisieran para sí
los cruceros de verdad –siempre que no se lleven por delante al que tienen
delante-. Risto Mejide es el capitán de un equipo de buenos colaboradores que
hace noble la sobremesa de Cuatro. Esta noche emiten su primer trabajo de
investigación, Las cloacas del periodismo.
¿Se hablará de Inda?
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