miércoles, 5 de junio de 2019

Maldeojos. La gran Concha


La gran Concha
(Artículo publicado el martes, 4 de mayo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     En blanco y negro. El plano, tembloroso, se va abriendo desde la cruz en la pared hasta el rostro de una monja de clausura que reza, implora, titubea, y siente el cosquilleo aquí, justo aquí, ay, por dios, de la rosa que le entra y le sale, y otra vez, venga entrar y venga salir, y yo, ahogándome, hermana, qué sudores con la dichosa rosa. La monja parece que habla sola en su celda, pero al lado algo se mueve. Es otra sor, que le conmina, le incita, le ordena que siga, coño, contando lo de la rosa que entra y sale, entra y sale. Es una recreación petarda, gamberra, lúbrica, descacharrante, de Teresa de Jesús, la mítica serie que firmó para TVE Josefina Molina en la década del 80 del pasado siglo, una de las obras cumbres de Concha Velasco. La monja de la rosa –orgasmo socialdemócrata- era la actriz Emma Ozores, y la otra sor, Sor Gillete, el alucinógeno Bob Pop.

     Todo esto sucedía ante la propia Concha Velasco, sentada en el plató de Late Motiv, en #0, junto a Andréu Buenafuente y Silvia Abril, caracterizada como otro de los grandes personajes de la vallisoletana que desde chiquitilla lo tenía claro, y así lo decía, mamá, quiero ser artista. Fue un Late Motiv especial, todo un monográfico dedicado a esta gran señora -79 años, y en activo, lúcida y guerrera, trabajadora y maestra-. Por el programa pasaron actores, humoristas, imitadores, los guionistas lo dieron todo, se transformó el plató, la orquesta interpretó músicas de la actriz, y al final lo que el espectador vio fue una lección de alta televisión, de cómo un formato se convierte en una cita con el buen gusto, con el entretenimiento que te atrapa, o sea, para explicarme mejor, con el concepto que uno tiene de lo que es televisión de calidad. Enhorabuena.

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