viernes, 8 de noviembre de 2019

Maldeojos. La voz


La voz
(Artículo publicado el jueves, 31 de octubre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Ni La voz kid ni La voz yayoflauta ni La voz marciana, cuando aquí hablo de la voz hablo de la forma de hablar de Cecilia Suárez, que o te encanta o te saca de quicio porque para decir Nabucodonosor se tiraría media vida. Na-bu-co-do-no-sor, dándole a cada sílaba más tiempo y bamboleo demorado que el patético y translúcido Quim Torra condenando la violencia que él, atacado de tremendo delirio, engulle como mero civismo, el muy canalla, o como necesaria para darle visibilidad internacional al asunto de la independencia, piensa la cateta Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC. Les prometo porque lo he investigado que la actriz mejicana no habla igual que habla su personaje Paulina de la Mora en La casa de las flores. Al principio me exasperaba. Pero le di la vuelta y lo entendí todo. Y me enamoró.

     La casa de las flores es una historia creada por Manolo Caro, que por cierto rueda ahora en España Alguien tiene que morir, también para Netflix con un reparto rutilante que encabeza Carmen Maura, Ernesto Alterio, Mariola Fuentes y la protagonista de esta columna, que no hablará con la cadencia mentado. La casa de las flores es un todo que mezcla drama y comedia al asomarse al machismo, al mundo LGTBI, a las drogas, a las apariencias, a la lucha por la vida. La primera temporada –la que he visto- cuenta con Verónica Castro –estrella mejicana de la televisión-, y además de otros actores mejicanos, con Paco León, que hace de mujer trans, personaje que parece un trasunto de su mítica Raquel Revuelta de Homo Zapping. Sé que me ha quedado una pieza muy deslavazada, pero me centro, la forma loca de hablar de Cecilia Suárez es un flipe.



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