domingo, 24 de noviembre de 2019

Maldeojos. Con sentido del humor


Con sentido del humor
(Artículo publicado el domingo, 17 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Hace pocos días Toñi Moreno tuvo que entrar en directo -¿tuvo, o quiso?- en Viva la vida, su anterior destino, para desmentir que el bebé que espera se malogró, noticia que se publicó en no sé qué digital que, como otros tantos, vive de cebos y manipulaciones. A María Teresa Campos ya la han matado varias veces, y otras tantas ha revivido para desmentir también, y cabrearse, incluso para poner denuncias, su falsa muerte. Huy, se lo toma muy mal, decía sentado en la sección rosa que ha abierto ahora Espejo público su novio, el humorista Edmundo Arrocet, un señor que ha ganado aplomo y nobleza con los años, una apostura que antes me parecía desgarbada y chorra. Yo le digo, decía el cómico –poca gracia me hace, la verdad, nunca me hizo chiste, ni el piticlín piticlín en el Un, dos, tres del gran Chicho Ibáñez Serrador ante una impertérrita y señorial Mayra Gómez Kemp ni contando gracias junto a Chiquito, del que fue muy amigo-, yo le digo a María Teresa que se tome estas cosas con calma, que no le dé importancia, que no merece la pena, pero qué va, a ella le afectan mucho estas noticias que hablan de su muerte. A Espejo público no fue el novio de la Campos a hablar de su intimidad, que me imagino reservada para las revistas de papel o programas de chismes que pagan la exclusiva, sino para hablar del homenaje en forma de estatua que se está preparando en Málaga al condemor, al pecador de la pradera, al fistro que retorció el español hasta un delirio surrealista y brillante, único, absurdo y descacharrante. O sea, que fue a pedir dinero para alcanzar los 40.000 euros que costará la estatua en bronce del escultor que la está haciendo, Ramón Chaparro. Con esa excusa invitaron a la mesa chismosa –cuenta con Ángel Antonio Herrera y otros periodistas de la prensa rosa, la clásica, no la zafia y macarra que se ejerce en Telecinco- a Arrocet, pero Susanna Griso, avispada, le tiró los tejos a Maritere a través del novio como un médium hace de puente entre el muerto y la familia. Maritere, aquí te esperamos, dijo, invitación imposible si la malagueña siguiera enredada a las redes de Mediaset, que han vuelto no sólo a romperse sino que toda la bilis de ese emporio ha restregado por el suelo la trayectoria de la periodista, que en Telecinco dejó los mejores años de su profesión. Y así le pagan, humillándola a ella y maltratando a sus niñas, a Terelu y a Carmen.

Rabia rabiosa
     Hay digitales que viven de la trola, como decía antes y sabe todo el mundo, y hasta los hay que alcanzan la pantalla de la tele dando cabida a su basura y blanqueando con las entrevistas que hacen a sus directores una información que se ríe del periodismo y de los profesionales que se desviven por adecentarlo. La otra tarde, al comienzo de Todo es mentira -¿de dónde sacará Risto Mejide sus divertidos chalecos que tienen como centro la prensa, los medios, el nombre de las cadenas, chalecos que llevan impresos el logo de Telecinco, Antena3, La Sexta, La 1, y Cuatro?- emitieron “un editorial” circense donde se veía a Eduardo Inda haciendo el canelo, enloquecido, en una performance frente a la cámara en la que, con su sonrisa de medio lado, de ofidio con canas y dentadura de cal a lo María Patiño, Belén Esteban, o Kiko Hernández, blancura de pega, el tipo iba sacando los males de la muerte, fotos con el apocalipsis del posible Gobierno del ingenuo Pablo Sánchez que se ha dejado comer por el diablo bolivariano, comunista con rabo de azufre, el coletas Pablo Iglesias al que el indecente trolero llama “esto, esto va a ser vicepresidente del Gobierno”, mientras sostiene una foto del líder de Podemos. Su perorata es tan grotesca, echa tanta bilis por la comisura de su sonrisita reptililiana, que acabas compadeciéndolo porque en verdad en verdad les digo que a este tipo, si al final hay Gobierno de izquierdas, la va a salir una almorrana en el culo en la legislatura ahora embrionaria. Frente a tanta solemne impostura, el humor. No hay otra manera de tomarse las cosas de este hombre. Hacen lo mismo en Todo es mentira con lo que brama Federico Jiménez el de los Santos en su puesto de radio, y a falta de palabras y cal viva que exprese lo que siente ante el famoso abrazo en el Congreso de Pedro y Pablo, los amantes reconciliados, recurre al rrgggkkkk, al agggghhhh, y al mmmpppsss, rabioso, dicen, y a punto de convertirse en una especie de monstruo de las galletas.

Tamara y Maritere
     Conforme pasan los programas, Todo es mentira se va convirtiendo en una fiesta que tiene como protagonista la política, y sí, al igual que El intermedio, el humor no impide que sea un programa informativo, reivindicación que hacía muy serio, arrugando aún más sus raras cejas, un Risto enfadado con el jefe de prensa de la ministra de Industria Reyes Maroto, que empuja, regaña, y acorrala al reportero David Moreno. Estamos a medio minuto de poner seguridad a nuestros periodistas, advertía más serio que un ajo Mejide. No seguiré por esta línea, que pide paso con pícara y beatífica sonrisa Tamara Falcó, a la que de repente me encuentro en todas partes. La vemos en el Masterchef de las celebridades, donde La 1 aprovecha los besuqueos de monja que se da la niña con el  jurado Jordi Cruz para promocionar el cansino programa al que llegó Tamara enviada a Masterchef por el mismísimo dios para “aprender a cocinar”. ¿Les hace gracia? Pues ahí va otra perla ya que “mi ideal de mujer es la Virgen María”. Tómate esa. Y la veo en la tertulia de variedades A partir de hoy que presenta en la pública Máximo Huerta. Creo que tiene una sección de tendencias, de moda, de algo para justificar su presencia, y en verdad les digo que la señorita es un número. Se le olvida el guión, improvisa, y se ríe de ella misma. No está mal para empezar a mirarla con otros ojos. Aunque todavía no llega al nivel de la mentada Maritere Campos, que vuelve a la tele nada menos que riéndose de su propia muerte asistiendo a su funeral en El cielo puede esperar, en #0 de Movistar. Ole y ole. Con humor, hasta la muerte parece otra cosa.

La chispa
El caballo
La gala de entrega de los Premios Ondas –van 66- fue un alegato a favor del periodismo en unos momentos en que partidos como Vox impiden el trabajo de los profesionales en función de si les gusta o no lo que dicen –que se les retire el dinero público que reciben-. Jordi Évole, premiado, alzando el trofeo por Salvados, resumió la idea. Qué bonito el caballo, dijo –el caballo alado del premio-, sobre todo porque no lo va a montar Abascal

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