200 años
(Artículo publicado el jueves, 21 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Es lógico,
necesario, y obligatorio, que la radio y televisión pública lleve a su parrilla
la celebración del 200 aniversario de la inauguración del Museo del Prado, y
por eso fue salpicándola con reportajes desde la pinacoteca nacional – el Telediario entró al taller, se hicieron
entradillas con Las Meninas de fondo- o La 2 emitió un magnífico Historia de nuestro cine desde el museo –Elena Sánchez es la presentadora- con
la película de Alberto Porlán Las cajas españolas, emocionante
reconstrucción de la salvación de los tesoros del Prado durante la guerra
civil, sacadas por el gobierno republicano –chusco, zafio y mentiroso, el
franquismo dijo que los rojos habían robado el patrimonio- para protegerlas.
Además, Ramón Gener, con su
frescura, presenta la serie 200, otra
forma de ver las pinturas.
Pero lo que no
es tan frecuente, ni esperable, era que una televisión generalista, privada, se
atreviera, sí, se atreva, a emitir un programa especial en hora de máxima
audiencia dedicado a uno de los museos más importantes del mundo. Lo hizo el
martes La Sexta, y lo hizo con Prado
abierto, un recorrido no tanto por las obras del museo como por el trabajo
que menos se ve, el equipo de vigilantes, copistas, técnicos de reflectografía
infrarroja, o brigada de movimientos de obras de arte. Es emocionante escuchar
el amor con el que habla María Antonia
López, restauradora, al ver “a mi niño” de nuevo colgado en la pared
después de pasar por reparación. O cómo
se hace el traslado de obras cedidas, por ejemplo un retrato de Lorenzo Lotto desde Venecia a Madrid. Prado abierto no obtuvo audiencias de
infarto, y por eso mismo se agradece aún más el gesto.
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